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jueves, 15 de marzo de 2018

Mamtak LeShabat Vaikrá 5778


Se cuenta sobre un sastre simple y humilde que apenas se ganaba la vida de reparaciones simples y costuras, un día un hombre rico conoció a este sastre y le cayó bien; mandó a que le haga un importante traje y luego de un corto tiempo logró realizar el sastre el pedido solicitado de forma sobresaliente. El hombre rico quedó muy impresionado del talento del sastre, y le contó a sus amigos, así, el sastre se convirtió en un nombre de renombre en su campo.

Uno de los ministros del gobierno que escuchó de este sastre lo llamó a su finca, y le mostró un rollo de tela y paño de valor incalculable, importado del extranjero y le dijo: "He adquirido esta tela por un precio muy alto, espero que confecciones con ella un traje muy especial." El sastre quedó muy halagado y le dijo con confianza, "Soy un especialista en mi materia, no tiene de qué preocuparse!"  El sastre volvió a su casa y no dejaba de imaginarse los elogios que recibiría por la hermosa prenda, cosió el traje, se esforzó por hacerlo perfecto y finalmente fue a la finca del ministro con el hermoso traje en sus manos.

El ministro se midió el traje y su rostro se puso rojo de rabia. "Que traje horrible!" exclamó. Los guardias que oyeron esto agarraron al sastre y lo arrojaron fuera del palacio, sin olvidar arrojarle el terrible traje que había cosido para su amo. El sastre regresó a su hogar completamente destruido; al llegar su esposa le dijo, "el único consejo que te puedo dar es que hables con tu rabino". Aceptó la sugerencia de su esposa y fue a lo de su rabino. El sastre le contó al rabino toda la historia y sus sentimientos antes y después, el rabino le sugirió un consejo simple. "Ve a tu casa, descose toda la prenda por completo, y vuelve a coserla de inmediato; lleva la prenda renovada al ministro y pídele que se la vuelva a medir". El sastre intentó preguntarle una explicación, pero el rabino le dijo: "No lo pienses dos veces, no tienes nada que perder de todos modos".

El sastre regresó a su casa, deshizo el traje y lo cosió de nuevo, y con el nuevo producto regresó a la finca. Para su sorpresa, el ministro aceptó volver a medirse el traje y, para su asombro, el entusiasmo del ministro fue enorme. Sus hombres también felicitaron al sastre, mientras que él no entendía lo que había sucedido allí: era exactamente la misma prenda.

El sastre no pudo ceder de no emprender viaje a su rabino para preguntarle qué había detrás de su consejo aparentemente extraño. "No fue difícil de entender tu historia", dijo el rabino con una sonrisa, "La primera vez que cosiste el traje del Ministro fue con tu orgullo y bajo los pensamientos de honor y dinero. Pero el orgullo no cae bien a los ojos de la gente, y por lo tanto el traje tampoco halló gracia a los ojos del ministro. Estaba convencido de que si lo cosías de nuevo, la misma prenda, esta vez con humildad y modestia, hallaría gracia a todo quien lo viese y así fue.

Nuestra parashá comienza con las palabras "Vaikrá el Moshe". La letra Alef  de la palabra Vaikrá aparece en la Torá como una letra pequeña y Jazal nos dicen que nos enseña la humildad de Moshe, que a pesar de todas sus virtudes era muy humilde.

En el libro del Tanaj Dibrei Hayamim la letra Alef del nombre de Adám también aparece diferente, salvo que allí aparece grande, y alude a las virtudes de Adam que fue una creación directa de Di-s, pero también esto que la persona que conoce sus méritos y se enorgullece de ellos; es por eso que también Adam tropezó con el pecado del árbol del conocimiento, ya que el orgullo lleva al pecado.

Normalmente letras de la Torá presentan un tamaño medio, ni muy grandes ni muy pequeñas, para enseñarnos, que por un lado la persona debe conocer sus virtudes y, por otro lado no tomar el crédito para él y llegar a enorgullecerse de su éxito, como nos enseña esto Moshe que fue el profeta más grande, por un lado, y el hombre más humilde de la tierra por el otro.

Cuando la persona se da cuenta de que toda cualidad que Hashem le da es para que la aproveche y para cumplir su objetivo, tiene las herramientas para comportarse humildemente, a pesar de conocer su lugar, cuando actúa con humildad como lo hizo Moshe Rabeinu merece el afecto de Hashem como lo relata el comienzo de la Parashá "Vaikrá el Moshe", comos se explica, llamándolo afectuosamente.

Yehi Ratzón, que podamos conocer nuestro lugar y cumplir nuestro destino en el mundo con modestia y alegría y en mérito as a esto tendremos la Gueulá completa pronto realmente.

Shabat Shalom
Rab Nejemia Vilhelm
Beit Jabad Bangkok, Tailandia
Traducido por JasidiNews


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