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miércoles, 22 de marzo de 2023

Carta del Rebe 11 de Nisan 5727 - Traducida al español

Carta Rebe Pesaj 5783-2023 

Conversaciones Sublimes - 2 de Nisan

La crisis era severa. Eran los días posteriores a la revolución comunista en Rusia. Se nacionalizó toda la propiedad privada. A los judíos observantes de la Torá y Mitzvot les resultaba sumamente difícil encontrar un medio de vida que no implicara Jilul Shabat. Como consecuencia, muchos llegaron a carecer de lo más elemental, el pan de cada día.

Encima de esto vino otro golpe terrible: el Histalkut (fallecimiento) del Rebe Rashab (Rabi Shalom-Dobver) de Lubavitch, mientras intentaba restaurar la vida jasídica en la ciudad de Rostov (próximo al río Don). El 2 de Nisan falleció el Rebe Rashab, teniendo apenas 60 años.

Rab Yaakov Lando (luego Rabino de Bnei Brak) fue uno de los más grandes discípulos y jasidim del Rebe, y estaba Mekushar (conectado) con él con todo su corazón y alma. El Rebe a su vez le demostraba un cariño especial y se hizo muy cercano. Lo alojó en una habitación especial en su casa, y lo nombró el 'Rab del Jotzer ('patio', de la zona)', y le dirigía las preguntas halájicas que surgían en casa.

El Histalkut del Rebe lo quebró. El mundo se le vino abajo. En la víspera de Rosh Hashaná, cuando se dirigió al Tzion (la tumba y sitio de reposo) de su Rebe, escribió en su Pidion Nefesh que leyó allí que su deseo era tener el mérito de ser enterrado dentro de los cincuenta Amot próximos al Tzion.

Unas horas más tarde, al regresar del Ohel, Rabi Yosef Itzjak, su único hijo y sucesor, le dijo a Rab Lando: "Mi padre me ordenó transmitirte el mensaje que no escribas tonterías."

"¿Qué tontería escribí?", preguntó Rab Lando.

“Eso no lo sé. Tú lo sabes. Solo me ordenaron que te dijera que no escribas tonterías”, fue la respuesta del Rebe Rayatz.

Pasaban los días, y el hambre y la escasez aumentaban. Un invierno crudo y frío y Rab Lando ni siquiera tenía zapatos. Se envolvió los pies con unos harapos gastados para protegerse de la escarcha. Pasaron días enteros sin haber probado un bocado.

En Erev Shabat, cuando ya se tornó totalmente inaguantable la situación, Rabí Landa decidió ir de nuevo al Tzion y ofrecer una Tefilá. Esta vez, decidió en su corazón, no seguiría la modalidad usual, de recitar el 'Maane Lashón', leer los capítulos de Tehilim, etc., al entrar al Tzion. "Hablaré con el Rebe y volcaré mi corazón, como lo hice durante su vida", se dijo cuando entró al Ohel y volcó su corazón allí.

Después de salir del Tzion, el Rab se dirigió a comprar pequeñas jalot para 'lejem mishne' para las comidas de Shabat. En la esquina de la calle se encontró con el Sr. Lifshitz, el hijo del rabino anterior de la ciudad de Rostov. “Tal vez te interese comprar pendientes”, se le acercó Lifshitz con una oferta, luego de notar su pobreza. "Podrás ganar un monto considerable de dinero vendiéndolos." Lifshitz agregó que le presentó las joyas a un experto que había confirmado su naturaleza y calidad.

El rabino Landa, por supuesto, no tenía dinero para comprar los aretes, y le sugirió a Lifshitz que actuara como intermediario y le ofreciera el negocio al rabino Rafalovitz. Si él compra los aretes, el rabino Landa tendría derecho a la tarifa de corretaje. Lifshitz estuvo de acuerdo.

"Desafortunadamente, tampoco tengo dinero para comprar los pendientes", le dijo Rafalovitz. "Pero tengo una idea. Enviaré a mi hijo al Rebe, y tal vez pueda pedir prestado la cantidad necesaria."

"Yo también puedo hacer eso", respondió el rabino Landa, e inmediatamente subió al tranvía y fue a la casa del Rebe. Llamó a la puerta y, después de un rato, el Rebe abrió la puerta. Parecía haberse despertado de su siesta.

El rabino Landa se disculpó por la interrupción. "Vine al Rebe a pedir un préstamo para comprar joyas, de las cuales podría ganar una buena suma", le dijo al Rebe. "Mi situación económica está muy difícil, y tal vez así la mejore un poco."

"Qué puedo hacer", le dijo el Rebe, "tampoco tengo el dinero. Pero, por favor, ve con Reb Zalmen Idel, y tal vez él pueda prestarte." Reb Zalman era un empleado que vivía en la casa del Rebe y asistía a la familia. Rab Landa hizo lo que le aconsejó el Rebe, se acercó a Reb Zalman y, efectivamente, le prestó la cantidad que solicitó.

Con el dinero en mano, Rab Lando regresó con el Sr. Lifshitz, le compró los pendientes y luego fue a lo del jasid Shmuel Gurarie, quien se los compró. De esta transacción, el rabino Landa ganó mil rublos, una buena suma, con los que pudo comprar alimentos, zapatos y otras necesidades esenciales.

En agradecimiento al Rebe, Rab Lando volvió para contarle sobre el éxito del negocio. Lo que escuchó del Rebe lo dejó asombrado.

"Cuando llamaste a la puerta, escuché una voz", le dijo el Rebe. “No sé si escuché la voz en un sueño o despierto. Era la voz de mi padre hablándome, me decía: 'Yankel estuvo conmigo hoy. Está muy amargado, y debemos tratar de ayudarlo.'

“En ese momento entraste a mi casa. Me sentía realmente mal por el hecho de que no tenía nada para ayudarte. Fue entonces que se me ocurrió la idea de sugerirte que le pidas un préstamo al Reb Zalman Idel.

"Bueno, ¡Boruj Hashem que ganaste!", el Rebe terminó sus palabras. Era evidente en su rostro que estaba satisfecho de haber podido cumplir el pedido de su padre, el Rebe Rashab.

Por qué las alumnas de Beis Rivka borraron sus cuentas en redes sociales

Hace unas semanas, las chicas de la escuela secundaria Beis Rivkah de Crown Heights asistieron a un Shabaton. Durante una de sus charlas, el orador invitado, Reb Avremi Shapiro de Chabad de Wisconsin, alentó a las niñas a borrar las aplicaciones de redes sociales de sus teléfonos hasta Yud Alef Nisan. Más de 70 jóvenes de 12° grado aceptaron el desafío. Desde entonces, el número ha aumentado a más de cien participantes, incluyendo algunas madres que también se sumaron.

También recientemente, grupos de chicas del seminario de Beis Rivkah se han estado reuniendo para informarse acerca de la perspectiva de la Torá y apoyarse mutuamente en el uso adecuado de la tecnología. Muchas han asumido Hajlatot difíciles que incluyen no usar sus teléfonos mientras caminan por la calle, comprar un reloj en lugar de usar su teléfono para ver la hora, establecer límites de tiempo para ciertas aplicaciones, usar un Sidur o Tehilim en lugar de una aplicación, mantener sus teléfonos apagados durante las primeras horas del día, e incluso ocasionalmente dejando sus teléfonos en casa.

Estos desarrollos son realmente alentadores, por no decir más. Estas chicas están cambiando sus propias vidas para mejor y las nuestras también al mostrarnos que podemos tomar control de nuestros teléfonos.

En la Parshá de esta semana aprendemos que el Kior estaba hecho de espejos de cobre donados por las mujeres. En dos ocasiones, el Rebe explicó la relevancia del Kior en nuestras vidas hoy y la conexión específica con las mujeres judías. (25 de Iyar 5723 y Purim 5720)

La función del Kior era lavar la suciedad antes de entrar al Mishkán. Cada hogar judío es un Mishkán en miniatura y, por lo tanto, también requiere un Kior. La mujer judía es el Kior de su hogar.

Al igual que los contaminantes físicos, los espirituales no siempre son claramente perceptibles. Pero una mujer judía, con su sensibilidad y su apego cercano a Hashem, es capaz de darse cuenta de qué debe permitirse en su hogar y qué influencias inapropiadas deben quitarse.

Hace años, elementos ajenos entraban en una casa a través de la puerta principal, en formas claras y obvias, como ser material de lectura y otros medios. Hoy entran por el ciberespacio que guardamos en el bolsillo y son más sutiles y escurridizos. Los vientos del secularismo soplan mucho más fuertes hoy que nunca.

El hecho de que las chicas jóvenes estén dispuestas a frenar su uso de la tecnología es una clara indicación de que Hashem todavía tiene muchos Kiyor's a Su servicio.

El Kiyor estaba hecho de espejos. Los espejos son singulares en el sentido de que permiten a una persona reflexionar sobre sí misma y, al mismo tiempo, ver detrás de sí misma. Esto representa la autorreflexión en Avodat Hashem. Implica una introspección honesta y una evaluación de dónde estamos. También implica reflexionar sobre nuestro pasado. A veces esto se puede hacer por nuestra cuenta y muchas veces nos beneficiamos con la ayuda de una amiga o Mashpia.

Las chicas que son lo suficientemente genuinas y honestas como para reflexionar sobre su propio uso de la tecnología y pedir apoyo a amigas y Mashpiot están en camino de convertirse en espejos fehacientes y seguros de sus propios hogares beez”H.

Así como Hashem tuvo Najes de los espejos de las mujeres del pasado, seguramente está también teniendo tremendos Najes de la contribución de las mujeres jóvenes de hoy.

Este Shabat también es el cumpleaños de la Rebetzin Jaya Mushka, la esposa del Rebe. Qué regalo de cumpleaños tan digno para darle a la Rebetzin.

martes, 21 de marzo de 2023

UN FAVOR PERSONAL


La familia Kahan llegó a Eretz Israel a mediados de los años '30 y se estableció en Ramat Gan. Como la mayoría de sus vecinos en la pequeña comunidad Jabadnik de la ciudad, eran extremadamente pobres y dependían del negocio de entrega de leche de su padre para sus escasos ingresos. "Ni siquiera teníamos sillas para sentarnos", recordó su hijo, Rab Yoel Kahan. "Nos sentábamos en bancos alrededor de la mesa."

Sin embargo, este grupo de ocho familias jasídicas, en su mayoría refugiados de la opresión comunista, compensó con amabilidad vecinal lo que les faltaba en comodidades materiales. Juntos, abrieron una escuela para sus hijos y abogaron para que el gobierno construyera una Mikve en su área.

Un día, el padre, Refoel Kahan, se encontró con Reb Meir Blizinsky, un antiguo compañero de clase de sus días en la Yeshive en Varsovia. Meir vivía en Bnei Brak y trabajaba de pintor de casas. Refoel instó a Meir a unirse a la incipiente comunidad de Ramat Gan, pero Meir estaba preocupado por su sustento.

Refoel le dijo que no se preocupara y que la comunidad ayudaría.

Al día siguiente, como de costumbre, Refoel cabalgó de casa en casa en su burro repartiendo leche. Esta vez, en cada casa, preguntó y les ofrecía si deseaban comprar pan, como un favor personal, de un nuevo repartidor que vendría en el futuro.

Muchos accedieron, y así fue como Meir se mudó con su familia a Ramat Gan con un empleo ya asegurado.

Fuente: Story Bites

domingo, 19 de marzo de 2023

El Leikaj que no comía

Rab Itzjok de Vitevsk (1767-1867) fue un reconocido Posek (Legislador de la Halajá) y sirvió como autoridad rabínica durante 75 años.

Aquellos que observaron a Rab Itzjok de cerca notaron algo inusual. En toda ocasión (donde se haya dado la oportunidad), se abstenía (por algún motivo) de probar Leikaj. Aún más extraño, cada vez que se le preguntaba al respecto, Rab Itzjok evitaba dar una respuesta.

Solo poco antes de su fallecimiento decidió hablar y dar una explicación. Cuando tenía veinte años, justo después de asumir su primer cargo rabínico, había asistido a una boda. Allí en la recepción estaban servidos varias tortas, budines etc sobre la mesa, y Rab Itzjok tomó un pedazo, recitó la Brajá correspondiente y se lo comió. Alguien que estaba cerca le preguntó por qué no había elegido el trozo de Leikaj, más grande y más hermoso para recitar la bendición, de acuerdo con lo que dice la Halajá, que uno debe recitar la bendición sobre el mejor trozo de comida que esté servido.

"La verdad es", dijo Rab Itzjok, "que me había olvidado de esa Halajá, pero como rabino joven, no quise admitir mi error."

En cambio, respondí: "Yo no como Leikaj."

Puede que haya olvidado los detalles de la Halajá, pero nunca quedé en culpa de la transgresión más grave, la de mentir. "Dije que no como, y desde entonces he cumplido con mi palabra", enfatizó el Rab.

Fuente: "Story Bites"

lunes, 13 de marzo de 2023

Sólo Tres Monedas - Rabi Elimelej de Lizhensk (21 de Adar)


Boruj estaba en problemas. Su hija tenía veinticinco años, pasaba el tiempo cada vez se hacía más grande y no tenía dote para ofrecer a un posible candidato de novio. De hecho, él, como todos los judíos de la zona, apenas tenían para vivir.

Y todo era por culpa del cruel Poritz (terrateniente), que no solo cobraba una renta ridículamente alta, sino que también imponía multas e impuestos extravagantes a los judíos para cubrir su lujoso estilo de vida y sus deudas en los juegos.

Para colmo, un día apareció un Shadjan que se le había ocurrido una muy buena proposición para su hija!!

De hecho, era un buen candidato, ¡pero todo lo que el pobre Boruj tenía para ofrecer eran deudas!

Sin otra alternativa, Boruj partió a pie para ver al gran Tzadik Rebe Elimelej de Lizhensk [uno de los principales discípulos del Maguid de Mezritch, el sucesor de Baal Shem Tov] en busca de ayuda.

Dos días después estaba parado allí ante el Tzadik humildemente, volcando su corazón.

El Rebe escuchó la historia y, sonriendo confiadamente, le dijo que no tenía de qué preocuparse. Luego tomó tres monedas de diez kopek del cajón de su escritorio y las puso sobre la mesa frente a Boruj como diciendo: '¡Aquí está lo que estabas esperando'!

Boruj mira las monedas y casi se larga a llorar. No tenía sentido. Treinta kopeks era casi nada. No había posibilidad de que el Rebe haya entendido mal lo que le contó. ¿Pero treinta kopeks? Una boda con un músico cuesta al menos diez mil kopeks (1000 rublos). ¡¿Qué podría hacer con treinta kopeks?!

Pero, recordándose a sí mismo que el Rebe ciertamente sabe lo que estaba haciendo y esperando que el Rebe no notara su consternación, tomó las monedas como si valieran millones, forzó una sonrisa y un agradecimiento, e hizo todo lo posible para verse agradecido mientras salía de la habitación.

Caminando lentamente camino a casa, no pudo evitar sus pensamientos negativos. ¿Qué le dirá a su esposa e hija? ¿Qué les dirá a sus amigos? ¿Al novio? ¿A la familia del novio? ¿Al Shadjen? Aquí se acabaría todo: ¡nadie puede hacer una boda con treinta kopeks!

Al pasar ya los límites de la ciudad, desilusionado y deprimido, escuchó a alguien gritar "¡Alto! ¡Alto!" a la distancia, detrás de él.

Se volvió y vio a uno de los jasidim del Rebe corriendo tras él agitando los brazos.

'¡Ahá!' pensó para sí mismo. "¡El Rebe me había estado probando! Quería ver cómo reaccionaría. ¡Qué tonto fui por dudar! ¡Seguro que ahora ha enviado todo el resto del dinero!" El jasid llegó, todavía resoplando y agitado cuando comenzó a hablar.

"El Rebe me envió a decirte que quiere que le devuelvas una de las monedas. Me dijo que te dio demasiado."

Boruj estaba demasiado aturdido como para soltar una palabra. Sacó mecánicamente una de las tres monedas de su bolsillo y se la entregó. El jasid se la guardó en el bolsillo y luego, con un enérgico 'Gracias, buen viaje', se apresuró a regresar a la ciudad, dejando al perplejo Boruj solo para reanudar su viaje, diez kopeks más pobre.

Ahora estaba aún más confundido. ¡Y le preocupaba que sus pensamientos negativos lo terminaran volviendo loco! Pero entonces un famoso dicho jasídico apareció en su mente: "Piensa bien y estará bien."

Una hora más tarde, tratando de mantener una actitud positiva, divisó en la calle más adelante un grupo de tres jóvenes rufianes acurrucados alrededor de una pequeña hoguera. "Oh Ohu.." pensó para sí mismo. "Esto significa problemas."

Pero esta vez, en lugar de acobardarse como de costumbre, recordó su resolución y, imaginándose el rostro de su Rebe, se puso derecho, sonriendo.

Cuando estos gentiles lo vieron, se pararon y se acercaron. Uno de ellos levantó una bolsa de cuero. "¡Hey, judío! ¿Quieres comprar un buen bolso?"

Estrechó sus manos, tomó el bolso y echó un vistazo. Era verdaderamente una pieza fina, bien cosida con incrustaciones doradas. Lo abrió para echar un vistazo al forro, y he aquí, ¡había un montón de billetes de grandes denominaciones en moneda alemana! El contó. ¡Había veinte! ¡Una fortuna! Los chicuelos campesinos no debían tener idea de lo que eran, pero él los reconoció.

"Obvio, también puedes llevarte los dibujos." Ellos dijeron. "Danos treinta kopeks y es todo tuyo."

Boruj casi se desmaya! ¿Treinta kopeks? Pues eso es exactamente lo que el Rebe le había dado... ¡al principio! Pero ahora, "¡Oh, no! ¡Todo lo que tengo son veinte!" pensó para sí mismo y comenzó a deprimirse y confundirse de nuevo, como siempre. Pero las dos monedas en su bolsillo le recordaron que debía ser positivo. Permaneció en calma, cerró los ojos y rezó por una idea…. ¡Y de repente la tuvo!"

"Escuchen compañeros. ¿Saben qué?" se oyó decir con confianza: "No tengo suficiente para el bolso. Pero les doy veinte kopeks por las fotitos y los dibujos."

Los chicos se miraron, tratando de ocultar su alegría. ¡Qué tonto! ¿Veinte kopeks por papelitos? ¡Ahora podrían vender el bolso dos veces!

Tomaron las monedas, le estrecharon la mano nuevamente y le permitieron tomar los papeles, mientras se aferraban gustosamente al bolso.

Tan pronto como Boruj estuvo fuera de su vista, sacó los billetes y los contó. Veinte billetes, cada uno con un valor equivalente (en Rusia) a cinco mil kopeks. ¡Era rico más allá de lo imaginable! El matrimonio de su hija estaba a salvo! ¡Que milagro!

Pero cuando llegó a casa, su esposa, aunque llena de alegría, le recordó que no podía tomar el dinero hasta que estuviera seguro de que no tenía dueño.

Entonces, unos días después, regresó a Lizhensk, primero para averiguar si alguien allí sabía a quién pertenecía el bolso y, si no, para darle al Rebe una gran donación e invitarlo a la boda de su hija. Pero antes de llegar a la casa del Rebe sintió que alguien lo miraba. Volteó a mirar y era uno de esos chicos gentiles que le habían vendido los 'dibujos y papelitos', pero ahora estaba vendado y golpeado. Reb Boruch lo saludó y el joven comenzó a contarle.

"Hola de nuevo, judío. Eres el que encontramos con el bolso, ¿vierto? Bueno, no imaginarás lo que pasó. Tan pronto como te fuiste, comenzamos a discutir sobre cómo dividirnos las monedas y el bolso: ya sabes, quién se queda con qué. Bueno, de alguna manera el bolso cayó al fuego y una punta se quemó. Así que lo dejamos allí para que terminara de quemarse. ¿Quién compraría un bolso chamuscado?

"Luego, unos cinco minutos más tarde, un enorme vagón de carroza viene corriendo desde la ciudad, se detiene donde estamos, y sale ese diablo, el Poritz. Estaba gritando de su bolso perdido.

“Bueno, cuando vio los restos ahí en el fuego se puso a insultar y maldecir, y a gritarnos como un loco. ¡Todo por un estúpido bolso! Empezó a golpearnos con su bastón y ordenó a sus sirvientes que hicieran lo mismo. ¡Un demente! ¿Por un bolso asqueroso? ¡Y se supone que es un hombre rico!

"Luego saltó a su carruaje y condujo de regreso por donde vino. Tienes suerte que no compraste el bolso y que él no siguió derecho en tu dirección. Si te hubiera visto, probablemente te hubiera matado, literalmente. Él odia a los judíos. ¡Y si a nosotros casi nos mata!

De repente, Boruj entendió. Si hubiera tenido la tercera moneda de diez kopek para comprar el bolso, el Poritz habría continuado por ese camino, lo habría encontrado con el bolso y tal vez incluso lo habría matado. Ahora, estaba claro que el Poritz perdió toda esperanza de recuperar el dinero, renunciando así a su titularidad. ¡El dinero era suyo!

Los veinte kopeks que el Rebe le dio a Boruj fueron el dinero exacto y suficiente para hacerlo rico y mantenerlo a salvo... y lo que cambiaría para siempre su identidad de Shlemazl.

domingo, 12 de marzo de 2023

El verdadero Director


En Memoria del Rab Hajasid Rab Yerajmiel Alperovitch A"H. MiZiknei Anash Yerushalaim. Falleció Shabat 18 de Adar 5783.
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A Reb Yerajmiel Alperovitch le ofrecieron dos trabajos. Estaba vacilando cuál de ellos aceptar.
 
Esto sucedió en 1953. Reb Alperovitch, era en aquel entonces un joven hombre cuyo amor por el Jinuj y la educación corría por sus venas. Cuatro años antes, tuvo el privilegio de recibir una Brajá del Rebe Anterior, Rabi Yosef Itzjok, que formara alumnos buenos y exitosos en el estudio y con Irat Shamaim. La bendición quedó evidenciada en poco tiempo, y en los puestos de enseñanza ocasionales que encontró fue ganando una reputación como un Mejanej muy especial y solicitado.
 
Para comienzos del próximo año escolar, se acercaron al rabino Alperovitch del centro de Jinuj Atzmaí ('Educación independiente') con una oferta para un puesto en su institución en el centro de Bnei Brak. La segunda oferta provino de Reb Aharon-Mordejai Silbershtrom, quien en aquel entonces dirigía la escuela de Jabad en Kfar Saba, y lo quería a Reb Alperovitch como Moré en su equipo de trabajo.
 
Rab Alperovitch llevó las propuestas a la puerta del Rebe de Lubavitch, y el Rebe respondió de manera sutil que 'dondequiera que se encuentre, que formara allí un ambiente y atmósfera jasídico.'
 
Rab Alperovitch entendió que el Rebe lo estaba dirigiendo a trabajar en un lugar (institución) no perteneciente explícitamente al Jasidut y, por lo tanto, accedió y tomó la propuesta de trabajo como maestro en el centro de Jinuj Atzmaí.
 
El año escolar comenzó y continuó con gran éxito. La dirección estaba satisfecha, los padres también, y por supuesto los niños apreciaban a su dedicado maestro. El director de Jinuj Atzmaí de aquella época, el rabino Grosbard de Iersuhalaim, solía apodar cariñosamente a la clase del Rab Alperovitch como el "Jeider Jabad". Y tenía toda la razón: en las paredes del aula colgaban fotos de los Rebes de Jabad, y en general, se respiraba en esa Kitá una atmósfera Jabadnik emblemática, tal como lo instruyó el Rebe.
 
Durante décadas, Rab Alperovitch se dedicó a su Avodat Hakodesh y recibió pleno apoyo de todas las direcciones. Este idilio perduró hasta el año 1989. En ese año, un grupo de padres que no simpatizaban con Jasidut Jabad lograron tomar el control del consejo de padres de la escuela. Estaba claro que no estaría lejos el día en que actuarían por la destitución del Rab Alperovitch.
 
Efectivamente, unos días antes del comienzo del próximo año escolar, esos padres vinieron y le dijeron al rabino Alperovitch que se había decidido que lo despidieran. La realidad era que el director de la escuela reconocía el valor del Rab Alperovitch y no compartía los comentarios y dictámenes de esos padres. ¡Pero los padres no permitieron que nada se interpusiera en su camino y lograron reemplazar al director!
 
El nuevo director, elegido por esos mismos padres, le entregó una carta de despido a Rab Alperovitch. Trató de justificarla con el argumento que se había tomado la decisión de renovar el equipo con fuerzas más jóvenes.
 
Ese día, Rab Alperovitch estaba sacudido por una tormenta de emociones. Se sentó a escribirle una carta al Rebe acerca de todas las fechorías de estos padres charlatanes y adjuntó una copia de la carta de despido que acababa de recibir. Unos días después, llamaron al Rab Alperovitch de la Secretaría del Rebe y le dijeron que el Rebe respondió que permanecería en su trabajo y le deseaba Hatzlaja Rabá (mucho éxito).
 
Una semana más tarde, Rab Alperovitch se encontró con un Jasid del círculo de Vishnitz. "¡Mi hijo va a estudiar contigo el próximo año!", declaró con entusiasmo.
 
"Emmm... no creo. Hay un pequeño problema", sonrió Rab Alperovitch, "En este momento tengo una carta de despido." Rab Alperovitch le contó los sucesos de los últimos meses y el hombre quedó estremecido por completo.
 
"Mañana mismo estaré en las oficinas principales de Jinuj Atzmaí", ese padre dijo con determinación. "Me encargaré de que permanezcas en tu puesto."
 
Rab Alperovitch se mostró algo escéptico acerca del éxito del hombre. No obstante, dos días después, el inspector y Supervisor de la escuela donde trabaja, Rab Noiman, se le acercó y le dijo: "Sepa que nadie tiene derecho a despedirlo. ¡Usted se queda con nosotros!"
 
Y así fue. Rab Alperovitch continuó en su cargo como de costumbre.
 
Un año más tarde, los mismos padres problemáticos lograron cambiar toda la dirección de la escuela, todo con el objetivo de que despidieran al Rab Alperovitch y a otros maestros, cuyo único 'pecado' era el pertenecer a la comunidad de Jasidim. En ese momento, Rab Alperovitch estaba en la casa de su hijo en Nueva York, y uno de esos padres se atrevió a llamarlo para darle un baldazo de agua fría: ¡Hemos contratado a un nuevo director, no tienes para qué volver!" 
 
Esta vez también, Rab Alperovitch se apresuró a avisarle al Rebe. El Rebe escuchó, se rió y dijo sólo dos palabras: "Behosafá Lehatzlojo."
 
No hace falta decir que esta vez tampoco tuvieron éxito. No sabían que el nuevo director que contrataron tenía un hermano Jabadnik que había desarrollado un inmenso aprecio por Jasidut y ciertamente no pensaría en despedir a un maestro exitoso sólo porque es Jasid.
 
Rab Alperovitch continuó su trabajo en la misma escuela durante varios años más, y tuvo el mérito de apreciar repetidamente cómo el Rebe, sentado en su oficina en Nueva York extiende su Brajá y energía llegando también a las escuelas de 'Jinuj Atzmaí' en Eretz Israel.

No todo comprendemos - Pero todo está manejado de Arriba y tiene un motivo

🕯️Esta historia está dedicada a la memoria del soldado de Tzivot Hashem Sholem Doiver HaKohen (ben Rab Shneor Zalmen) Mizraji A"H

Escuché esta impresionante historia del conocido Mejanej Reb Avraham Mordejai Segal, quien la escuchó de Reb Jaim Tovi z'l (falleció el 26 de Nisan 5780). Esto contó Reb Jaim:

En Francia, a una hora en auto de París, hay un pequeño pueblo donde viven Yehudim generosos. Una vez tuve la oportunidad de pasar Shabat en aquel pueblo. Shabat por la mañana me estaba hospedando en lo del rabino de la localidad, y noto algo extraño en su casa. Detrás de la cortina hay un cuadrado cerrado y sellado con ladrillos incrustados en la pared. "¿Qué son estos ladrillos?" Le pregunté a mi anfitrión. El Rab se alteró y emocionó por la pregunta.

Al principio no podía hablar, y solo después de hacer una breve pausa comenzó a contarme. "Viví en Israel durante varios años", dijo, "y vine aquí con el objetivo de acercar iehudim a Abinu Shebashamaim. Este hermoso y floreciente pueblo estaba desolado en ese entonces, no había nada aquí, ni Beit Kneset, ni educación. instituciones, un verdadero desierto espiritual. Poco a poco, con la ayuda de Hashem fundamos un Bet Kneset, se abrieron instituciones educativas y comenzó a verse un judaísmo floreciente.

Junto a todo ese desarrollo, algo que se notaba era la falta de una Mikve. Esto dificultaba mucho la vida de los residentes, quienes cada vez que necesitaban una Mikve tenían que viajar un tramo de una hora de ida y una hora de vuelta, hasta París. Cuando vi esta situación, decidí construir una Mikve. ¿Dónde? En el patio de nuestra casa, ¿y quién la pagaría? Nosotros. Los ladrillos que ves aquí bloquean la ventana que da al patio, donde está construida una Mikve. la cual me dediqué en su construcción tres años y medio. Quería que todo fuera perfecto y contara con los más altos estándares de Kashrut. En todas las etapas de la construcción, traje Rabanim para que verificaran que todo se hiciera correctamente, y finalmente pudimos ver el trabajo terminado. La Mikve comenzó a funcionar, y la gente del asentamiento comenzó a cuidar mucho más el asunto de Kedusha y Tahará. 

Dado que la Mikve está ubicada en el patio de nuestra casa, nos asegurábamos  siempre que la puerta permanezca cerrada y que los niños no puedan entrar, por el peligro que entrañaba. La seguridad era óptima y Baruj Hashem nadie salió lastimado, salvo una única excepción... y sobre eso es lo que te quiero contar. 

Hasta la construcción de la Mikve fuimos bendecidos con nueve hijos B"H. Esperábamos con muchas ansias tener una hija, y Hashem nos envió un décimo hijo, a quien llamamos Shlomo. Desde que nació, sentí un gran cariño hacia él, más allá del amor habitual de un padre, mi esposa y yo estábamos muy apegados a él.

Un Shabat por la tarde, la mamá está buscando a su Shloimele, y no lo encuentra. Ella lo llama y él no contesta. Ella revisa por todas partes en la casa y luego sale al patio y descubre aterrorizada la puerta de la Mikve abierta. Shloimele se había bajado para meterse en la Mikve y así devolvió su alma al Cielo...

“¿Entiendes lo que nos pasó? El nene más preciado que tuvimos, a quien nos unía un lazo indescriptible, y el dolor de la pérdida era intolerable. No dejaba de llorar por él, por un hijo querido que iluminó mi vida con una luz especial. Pero al dolor se le sumaba además un enorme desconcierto que me atormentaba y me dolía hasta lo más profundo de mi alma. ¿Por qué así? ¿Por qué Shloimele tuvo que irse del mundo de esta manera?

Es conocido el incidente que narra la Guemará (Yevamot 121b) sobre Nejunia que solía cavar pozos de agua para beneficiar a la multitud que viajaban en los Jaguim a Yerushalaim, y su propia hija cayó dentro de uno de estos pozos. Fueron y le informaron a Rabi Janina ben Dosa, y él dijo que estaba seguro de que ella viviría, diciendo: "Algo (tan noble) a lo que el Tzadik se dedicó, su propia descendencia termine afectada por ello?" Y he aquí, yo construí una Mikve en beneficio de la Kehilá, con devoción y entrega, invertí mi cuerpo y mi alma en la causa, di todo, renuncié a la comodidad y al dinero con un único propósito: aumentar la Kedushá y la Tahará de Am Israel, concederle Najes al Creador del mundo. ¿Cómo es posible que esto termine así? ¿Que mi hijo se ahogara en esta Mikve?! '¿Esta es la Torá y esta su recompensa?' Después de la tragedia, me encontré con muchos Rabanim y Jajamim, en Francia y en Israel. Todos se solidarizaban con mi dolor, y me colmaron de palabras de consuelo, pero no quedaba consolado. 

Una noche, mientras dormía, un hombre con un rostro resplandeciente y una barba blanca se me apareció en sueños, y me dice - '¡Papá, cálmate! Le pregunté: '¿Quién sos?' Después de todo, por tu apariencia, podrías ser mi abuelo'; el anciano me dice: 'Soy yo, tu Shloime, y te diré quién soy realmente.' 

Soy uno de los Baalei Hatosafot, y fui asesinado en Francia por Kidush Hashem. Subí al Shamaim y entraba donde sea que deseara, ya que los que mueren entregando su vida por Kidush Hashem llegan a todas partes, además de las virtudes que pude adquirir en el Olam Haze. Así 'paseé' por los Mundos Superiores y gozaba del resplandor de la Shejiná. Hasta que llegué a cierto lugar, donde no me querían dejar entrar. Me dijeron que a pesar que devolví mi alma muriendo por Kidush Hashem, a este Heijal (Cámara) ingresan sólo aquellos que hayan pasado por la Mikve Tahará antes del entierro. Yo, porque me mataron por Kidush Hashem, me enterraron con mis ropas, aún envueltas en sangre, sin haber sido sumergido en una Mikve. Me dijeron que la única solución (para poder entrar allí) sería regresar al mundo y sumergirse en una Mikve Tahará. 

Fue entonces que deliberaron a qué Mikvé iría a bajar. ¿Quién tendrá el Zejut de que uno de Baalei Hatosafot viva en su casa? Fueron y buscaron, y así surgió tu nombre: Querido padre, tú, que diste tu vida para construir la Mikve. Contigo naceré y viviré mi corta vida. Ahora, después de ya haberme sumergido en la Mikve, puedo andar por todos los mundos sin ningún impedimento.' 

"Sabelo, querido padre", agregó Shlomo: "Me fue sumamente difícil lograr bajar ahora para consolarte, pero bajé por tres cosas. Primero - en agradecimiento (הַכָּרַת הַטּוֹב) por haberme criado, y en el Shamaim Hakarat Hatob es muy importante; segundo - para que entiendan cuán grande es el de ameritar a una comunidad, a un público (זִכּוּי הָרַבִּים). Tercero, la gente anda por el mundo con tantas preguntas y cuestionamientos, yo quise venir a fortalecer a Klal Israel (חִזּוּק), que sepan que todo tiene un por qué, un Jeshbón, y que todo lo que Hashem hace es para bien. A veces, la mayor angustia es el mayor privilegio, lo mejor que puede pasar.

Es posible que cuando te despiertes te digas "Un sueño, los sueños hablan vanidades", así que te doy dos señales de que este sueño es real: primero, te recuerdo que cuando tenía ocho meses llegué a una situación de riesgo de vida debido a un colapso que sufrí. Los médicos no podían manejar la situación, y de repente un día me desperté sano y salvo sin los esfuerzos de ningún médico. La segunda señal: Sean cuidadosos con la Mitzvá de Jalá y pronto serán bendecidos con una hija.

"Me desperté del sueño y la veo a mi esposa, toda completamente conmovida, ella acababa de soñar con Shlomo, y le había dicho que si cuida la Mitzvá de Jalá, tendría una hija."

El Rab contó su historia y termina con sus ojos humedecidos. Luego señala con su dedo a su hija de cuatro años y dice: "Mira, esta es la hija que nos nació B"H después de los nueve hijos."

lunes, 27 de febrero de 2023

La persistencia y testarudez de un novio

"¡Dale diez mil, veinte mil dólares!", hizo la oferta el hombre de Nueva York. "Estoy dispuesto a darle la cantidad que quiera, con tal de que te deje cantar en mi boda"



"¡Qué error cometí!", murmuró para sí el cantante jasídico Reb Shlomo Simja, quien vive actualmente en Florida, cuando revisaba su agenda para ver si estaba disponible para cantar en la distinguida boda que se iba a realizar en Nueva York.

Esto sucedió en el 2015. Shlomo Simja vivía entonces en Toronto, Canadá. Todos los años solía ofrecerse como donación para hacer presentaciones y cantar en bodas de los más necesitados, que se dirigían a él mediante una organización de Jesed que había en la ciudad. En el invierno de ese año, un novio de una familia de bajos ingresos lo llamó y le pidió si podía cantar en su boda, que estaba planeada llevarse a cabo en unos meses.

El cantante revisó su agenda, vio que la fecha estaba libre y respondió afirmativamente. "La agenda que uso es un calendario gregoriano, y generalmente anoto ahí las fechas hebreas", explica Shlomo Simja a Sijat Hashabua. "Por alguna razón no marqué el día de Lag Bamer en la agenda ese año, así que accedí a la solicitud del novio, sin saber que en realidad era Lag Baomer."

Pasaron los días y recibió una solicitud de un judío muy adinerado para viajar a Nueva York, para la boda de uno de sus hijos, que se celebraría en... Lag Baomer. Solo entonces Shlomo Simja se dio cuenta del error que había cometido.

"Es cierto que me ofrezco con gusto para hacer presentaciones para los carentes de medios, pero no en las fechas más solicitadas, como Lag Baomer. Si hubiera sabido que era Lag BaOmer, obviamente no habría aceptado cantar en esta boda ad honorem."

Llamó al novio, le explicó el error que había ocurrido y le pidió que acepte entender y cancelar su presentación en su boda. Sin embargo, el novio no accedió a ceder.

Reb Shlomo Simja llamó al pudiente hombre de Nueva York y le contó la complicación que había surgido. "No hay problema", le dijo ese señor, "pagaré el costo total de otro cantante, que vaya a alegrar a este novio en su boda."

La propuesta se la pasó al novio, pero él seguía con lo suyo: "Solo te quiero a vos en mi casamiento", dijo.

Reb Shlomo Simja le transmitió al hombre de Nueva York la respuesta, a lo que respondió: "Díle al novio que estoy dispuesto a darle tres mil dólares adicionales además del costo total de otro cantante, a cambio de su consentimiento y dejarte venir."

Sin embargo, el novio rechazó la oferta.

"Dale diez mil dólares. ¡Dale hasta veinte mil dólares!", hizo la oferta el hombre de Nueva York. "Estoy dispuesto a darle la cantidad que quiera, siempre y cuando te deje venir y cantar en mi boda."

El cantante estaba seguro ahora que una oferta tan generosa sería aceptada con mucho gusto. Esta es una familia pobre, y aquí tenían una oportunidad de oro para financiar todos los gastos de la boda y aún así quedarse con un buen superávit. Pero la respuesta siguió siendo negativa. El novio no accedió a ceder a su cantante bajo ningún precio del mundo.

Esto le causó un enorme al propio cantante. ¿Por qué se niega? se preguntó. Conocía a la familia del novio, gente muy humilde y amable, muy lejos de ser obstinados y quisquillosos. ¿Por qué el novio insiste tanto en que cante en su boda? ¿Y por qué rechaza una cantidad de dinero tan respetable, que le daría una base financiera para su nueva vida?

Decidió investigar el asunto. "¿Por qué insistes tanto?", le preguntó al novio. "¿Y porque no encuentras otro cantante?!"

Se hizo un silencio del otro lado de la línea. Después de un instante, el novio le dice: "Mi padre tuvo un accidente muy grave hace unos años, y desde entonces precisa de asistencia constante. El sustento de la familia también se quebró desde entonces. El que se hizo cargo de todos los asuntos médicos, de asistir constantemente a mi padre y la carga de mantener a la familia, es mi madre zol guezunt zain.

“Mi madre literalmente entrega su vida día y noche por mi padre y por todos los miembros de la familia”, continuó el novio ya con la voz quebrada. "Ella nunca pidió nada para ella. Toda su vida estuvo dedicada solo a los demás."

“Cuando me puse de novio y conversaba con mi madre acerca de la boda, mi madre comentó: 'Qué hermoso sería si Shlomo Simja cantaría y alegraría la boda..."

"Entendí por sus palabras que ama tu canto y lo disfruta. Fue la primera vez en mi vida que la escuché insinuar un pequeño deseo para ella.

"Por eso fue que te busqué, recurrí a ti y te pedí que cantaras en mi boda. Esta es mi oportunidad de cumplir el deseo de mi madre. Frente a las generosas ofertas económicas, pongo ante mis ojos toda la vida de mi mamá, llena de entrega y sacrificio. No venderé este Zejut de Kibud Em por ninguna plata del mundo. Por eso me es tan importante que participes en mi Simjá, para que yo pueda alegrar a mi madre."

Las palabras del novio dejaron sin palabras a Shlomo Simja. Lágrimas de emoción brotaban por sus ojos. "Voy a estar en tu boda.  Haré todo lo posible por alegrar a tu madre", le dijo al novio.

Ese Lag Baomer, Shlomo Simja llegó a la boda con emoción: "Después de escuchar la historia del novio", dice, "canté en aquella boda con todo mi corazón y mi alma. Fue una Idishe Simje realmente revitalizante, sabiendo que aquí se estaba construyendo un nuevo hogar sobre los cimientos más fieles y hermosos. Y quién sabe si los Malajim de Arriba no se unieron también al canto, acompañando desde el Shamaim al hijo que honra a sus padres con un amor infinito."


Fuente: Sijat Hashabua Itró 5783, #1884

martes, 21 de febrero de 2023

El sobre con dinero en efectivo


El joven estudiante italiano, Yaakov, no sabía mucho idish. Rab Jaim Meir Bukiet (1919-1998), decano de la United Lubavitcher Yeshivah en Brooklyn, Nueva York, no hablaba mucho inglés. No obstante, se las arreglaron para comunicarse entre sí.

Cada vez que el estudiante tenía una pregunta, se levantaba de su lugar en la gran sala de estudio y se dirigía al escritorio donde el decano pasaba horas todos los días. Habiendo formulado su pregunta, escuchaba mientras Rab Bukiet le respondía en su mezcla de idish e inglés... "Tenía una mente muy aguda", recuerda Yaakov. "Siempre sacaba un giro nuevo e interesante que encontraba para explicar lo que estábamos estudiando."

Sin embargo, su relación nunca fue más allá de estas breves conversaciones en el Zal (la sala de estudio). Yaakov se graduó y se fue a estudiar a otra parte.

En la primavera de 1991, Yaakov se comprometió con una chica de Argentina. Fue un momento alegre, pero también estresante. Yaakov comenzó a preocuparse por cómo solventaría los gastos, y sus necesidades básicas. De hecho, se acercaba el día de la boda y todavía tenía pendiente hacer un depósito para su apartamento y comprar muebles básicos.

Un día, el rabino Bukiet llegó a la sala de estudio para rezar Minjá y notó que el novio se veía particularmente desanimando. Yaakov se guardaba sus problemas para sí mismo, pero aparentemente no le fue difícil al anciano rabino adivinar qué lo perturbaba.

El decano se acercó a Yaakov, como si hubiera venido solo para este propósito, le entregó un sobre del banco lleno de dinero en efectivo y dijo: "Esto es una ayuda para la boda próxima." Rememorando su sorpresa y gratitud, Yaakov cuenta que lo que más recuerda es la "expresión de generosidad" en el rostro del Rab.

En ese momento, y durante varios años más tarde, supuso que el dinero procedía de uno de los fondos de la Yeshiva. Concretamente, había sido un regalo personal: el sueldo del rabino Bukiet. Años involucrado en organizaciones benéficas para apoyar las necesidades básicas de los estudiantes le habían dado al rabino un agudo sentido (y olfato para percibir) cuando alguien estaba en apuros.

No era la primera vez que el rabino Bukiet llegaba a casa sin su sueldo. Cuando su esposa le preguntaba, él decía: "No necesito preocuparme por el dinero. Es blotte [barro, en idish]". Ester, que era meticulosa con la limpieza, le respondía: "Ese tipo de barro puedes traer a casa cuando sea." A otros les decía: "Mi rico esposo estuvo repartiendo cheques esta semana..."

Yaakov, hoy en día padre de varios hijos, dice que si hubiera sabido de dónde era el dinero, no lo habría aceptado. Obviamente, Rab Bukiet estaria contento de que él no lo haya sabido.


Fuente: "Story Bites", de Dovid Zaklikowski

jueves, 16 de febrero de 2023

La sonrisa de oreja a oreja

La Dra. Jan Jacobson Sokolovsky es una abogada que actualmente vive en Jerusalem. Fue entrevistada para My Encounter de JEM en su casa en octubre del 2018.



En 1966, di a luz a Danny, el menor de mis tres hijos. A medida que crecía, a diferencia de sus hermanos, no se largaba a hablar. Cuando le pregunté al pediatra: "¿Por qué Danny no habla todavía?" Me dijeron que podría tener un problema de audición. Luego de algunas pruebas, el pediatra confirmó que, efectivamente, Danny tenía un problema auditivo severo.

A los dieciocho meses de edad, le colocaron un audífono. En aquellos días, eso significaba usar un arnés que transportaba un equipo que funcionaba con baterías y que estaba conectado por cables a los botones en sus oídos. No era un artefacto muy agradable, por así decirlo. Danny era un niño muy activo y era una batalla constante evitar que se sacara este armatoste y lo tirara al suelo. Eventualmente, sin embargo, entendió que este voluminoso aparato lo ayudaba a comunicarse con sus amigos.

Para que quede claro, de ninguna manera éramos ajenos a los problemas que enfrentan los niños con discapacidad auditiva. Nuestro hijo mayor, Barry, había comenzado a perder la audición cuando tenía cuatro años y continuó deteriorándose hasta los siete. Pero Barry ya había aprendido a hablar bastante bien antes de perder la audición. Danny tendría que aprender a hablar después de haber perdido la audición, un desafío abrumador para un pequeño niño.

En el verano de 1967, nos mudamos a Skokie, Illinois, para que Barry, nuestro hijo mayor, pudiera comenzar el primer grado en el Jewish School (una escuela judía) allí, y Danny pudiera inscribirse en un programa de educación especial en la Northwestern University que tenía una gran centro para niños pequeños con problemas auditivos.

En aquel entonces, había una enorme discrepancia entre los educadores acerca de si los niños con discapacidad auditiva debían aprender a comunicarse con el lenguaje de señas o si se les debía enseñar a hablar. La Northwestern University estaba del lado de tratar de enseñarles a hablar, por lo que este es el tipo de terapia que recibió Danny hasta los tres años, cuando se inscribió en un programa de guardería de educación especial en nuestro distrito escolar local.

Poco después de mudarnos a Skokie, conocimos al rabino Shlomo Zalman Hejt , el Sheliaj del Rebe en Chicago. Aunque no era el rabino de nuestra sinagoga, mi esposo, el Dr. Myron Jacobson y yo eventualmente desarrollamos una relación muy cercana con él.

Cuando era casi el momento que Danny ingresara a primer grado, le contamos al rabino Hejt que planeábamos mantenerlo en el sistema de la escuela pública, que tenía un excelente programa para personas con discapacidad auditiva. Creíamos que Danny no podría tener éxito en un Jewish School (escuela judía) donde también tendría que aprender hebreo; temíamos que un programa bilingüe sería demasiado para él.

El rabino Hejt no estaba seguro de que estuviéramos tomando la decisión correcta. “Este es un problema demasiado serio para que lo decidan por vuestra cuenta”, nos dijo. “Tienen que preguntarle al Rebe.”

Nunca habíamos conocido al Rebe, pero el rabino Hejt organizó una audiencia, que tuvo lugar a fines de la primavera de 1972.

Le explicamos nuestros planes e intenciones respecto a Danny: queríamos mantenerlo en un programa de educación especial en la escuela pública y contratar a un tutor privado para que pudiera aprender hebreo a su propio ritmo, y le preguntamos al Rebe qué pensaba del plan.

“No creo que la escuela pública sea buena para Danny”, respondió. “No puedes saber lo que le pasará allí. Un niño judío debe ser educado en un ambiente judío.”

“¿Qué sugiere el Rebe?” Yo le pregunté.

Y aquí es donde el Rebe nos sorprendió al hacer una sugerencia completamente original.

"Dime", me dijo. “¿Quién es la maestra de Danny en la escuela pública? ¿Es judía?

Confirmamos que su maestra era una mujer judía, que era una maestra maravillosa.

"¿Qué tal", propuso el Rebe, "si en lugar de enviarlo a la escuela pública con un tutor en hebreo, lo envías a la escuela judía donde van sus hermanos, y le pides a esta maestra que le enseñe en inglés?"

Nos pintó un cuadro vívido: “Consideren cómo se sentirá Danny el primer día de clases cuando vea a sus hermanos subirse al autobús escolar de camino a la escuela judía, mientras él se dirige a un lugar completamente diferente. ¿Cómo lo hará sentir eso?"

Entendimos el punto y estuvimos de acuerdo. Pensamos que era brillante; de ​​hecho, estábamos literalmente abrumados por la ingenuidad de su consejo.

El Rebe entendió que si Danny iba a la escuela pública, podría recibir una buena educación, pero constantemente recordaría lo diferente que era de sus hermanos. Y además, nos explicó el Rebe, no estaría en la atmósfera de una escuela judía.

El Rebe entendió a Danny mejor que nadie, por lo que sugirió invertir nuestro plan: en lugar de una escuela pública con un tutor de hebreo, hagamos una escuela hebrea con un tutor de inglés.

Habíamos subestimado las capacidades de Danny, pero el Rebe no tenía dudas sobre su potencial. Era como si el Rebe se pusiera en la cabeza de Danny y supiera que un programa bilingüe no sería abrumador para un niño tan inteligente.

La idea nos encantó y estábamos ansiosos por probarla. Cuando nos estábamos yendo, el Rebe agregó: “Si, en el futuro, surge la posibilidad de una operación, Danny debería someterse a ella”, y nos bendijo para que tuviera éxito.

Aparentemente, el Rebe sabía que había una operación disponible para la condición de Danny, pero en ese momento y durante varios años después, era muy riesgoso. Esta cirugía involucraba un implante coclear, lo que significaba perforar un agujero en la cabeza y luego en la oreja. No siempre funcionaba y, cuando no funcionaba, empeoraba aún más las cosas, por lo que no era algo para tomarse a la ligera. Pero cuando era exitosa, le daba a la persona con discapacidad auditiva severa la oportunidad de escuchar de verdad. Así que mantuvimos esta posibilidad en nuestras mentes, a la distancia, sabiendo que, cuando fuera el momento adecuado, tendríamos la bendición del Rebe para seguir adelante.

Cuando regresamos a casa, fuimos a hablar con la maestra, quien accedió inmediatamente al plan del Rebe, a pesar de que nunca antes había dado clases particulares (ni lo ha hecho desde entonces). Y lo enviamos a la escuela judía como sugirió el Rebe.

Tengo una foto de Danny subiendo al autobús junto con sus hermanos el primer día de clases. Tiene su lonchera y me mira con una sonrisa de oreja a oreja. Creo que es la mejor foto de Danny que he tomado.

Nunca se nos hubiera ocurrido esta idea por nuestra cuenta. Y por supuesto la maestra nunca hubiera pensado algo así. Nadie lo hubiera hecho. Pero allí estaba, frente a nuestros ojos.

La maestra resultó ser un regalo del cielo. Venía a nuestra casa varias veces a la semana después de la escuela y le enseñaba inglés y las diversas materias a Danny .

Danny tuvo éxito en sus estudios y efectivamente se benefició de la atmósfera judía de la escuela, tal como lo había predicho el Rebe. Luego se graduó de la Yeshiva University y luego viajó a Israel.
Finalmente, se nos informó que la operación, que inicialmente era altamente experimental, se había vuelto estándar y conllevaba mucho menos riesgo.

Entonces, en el 2005, Danny recibió un implante coclear, que fue un gran éxito. Mientras conducíamos a casa desde el Hospital Hadassah después de la operación, Danny comentó que podía escuchar la música de la radio del automóvil y me preguntó si el tictac que escuchaba era un tambor. Era sólo la señal de giro. Ni siquiera sabía que existiera tal sonido.

A menudo me ponía a llorar al ver a Danny descubrir un mundo de sonido totalmente nuevo. Más adelante me dijo que la primera semana después de la operación fue una de las más felices de su vida. Escuchó la puerta abriéndose cuando alguien entró; ya no tenía por qué sorprenderse de ver a la gente aparecerse de repente frente a él. Oyó caer monedas. Los pájaros cantaban por primera vez y los perros ladraban.

“Nunca podría haber escuchado nada de esto sin la operación”, me dijo. “Pero siempre supe que algún día podría escuchar. Tenía la Brajá del Rebe esperando en mi bolsillo.”

martes, 14 de febrero de 2023

La carta del Rebe llegó 54 años más tarde...en el momento justo!


Por Anash.org

Justo a tiempo, después de 54 años.

Tres semanas después del fallecimiento de Rab Shimon Elituv, mientras su familia aún estando en el período de los Shloishim, les llegó una carta que el Rebe le había enviado, con un mensaje más relevante que nunca.

La carta del Rebe, escrita en Hei Av, 5728 (1968), estaba dirigida a Rab Elituv, entonces un joven Mejanej y Shojet. El Rebe primero notifica recibo de su carta y Pan, escribiendo que el Pan sería leído en el Tzion del Frierdiker Rebe. Luego, la carta continúa con un texto “estándar”, el mijtav klali-prati para ese mes, que se envió a muchas personas con ligeras variaciones.

Basándose en el nombre del mes, Menajem Av, el Rebe escribe su ferviente esperanza de que Hashem, nuestro padre misericordioso, אב הרחמן ואב הרחמים, consuele al pueblo judío con un doble consuelo.

Si bien la carta había sido enviada en ese momento a la dirección del Rabino Elituv en Yerushalaim, nunca llegó. En aquel entonces, Rab Elituv ya había emigrado a Rumania, donde pasaría los próximos dos años desempeñándose como Shojet. La carta tenía el sello "devolver al remitente" y fue llevada de regreso a 770 en Nueva York.

Pasaron más de cinco décadas, y este último 3 de Shvat 5783, Rab Elituv falleció, luego de haber servido durante décadas como Rab y educador en Argentina y Eretz Israel, y luego miembro del Consejo del Gran Rabinato de Israel.

Tres semanas después, el martes 23 de Shevat, su hijo, el rabino Yosi Elituv, editor de la revista ‘Mishpajá’, recibe una llamada telefónica.

“Hace poco tiempo, una persona cercana al Rebe me llamó con algunas noticias: se había topado con una carta del Rebe dirigida a mi padre, que nunca había llegado”, escribe el joven Elituv.

La carta era la misma carta de 5728, que habla del consuelo que proviene de Hashem, un mensaje que no podría ser más oportuno, cuando la familia necesitaba ese consuelo tan imperiosamente.

"Parece que finalmente ha llegado el momento que esa carta llegue a su destino", le dijo la voz del otro lado de la línea. “Te envío la carta con mis manos temblando. O, más exactamente, el Rebe le está enviando a tu familia en este preciso momento una carta de consuelo.”







lunes, 13 de febrero de 2023

¿Tenés algo que ver con el famoso Rebe de Brooklyn? - Historia con la Rebetzn Jaia Mushka - 35 años de su Histalkut


La Rabanit Jaya Mushka solía visitar la biblioteca en Manhattan a menudo. Hace varios años llegó en cierta oportunidad a la biblioteca y le dio su tarjeta a la bibliotecaria. Ella, que vio el nombre "Schneerson" en la tarjeta, le preguntó: "¿Eres pariente del famoso Rabbi de Brooklyn?" La Rebetzn respondió afirmativamente. - "¿Cómo es el parentesco?" - "Él es mi marido", respondió la Rebetzn.

Cuando la bibliotecaria escuchó esto, comenzó a quejarse y rezongar, diciéndole que tenía quejas contra el Rebe. Le contó que no tenía hijos y que "con mucho esfuerzo fui al Rebe hace unos dos años y le pedí una bendición para tener un hijo. El Rebe me bendijo y me dijo que debía asumir cumplir alguna Mitzvá", dado que la bendición es como la lluvia, y necesita un recipiente en el cual entre la bendición. Le dije al Rebe que asumiría y me comprometería a encender las velas de Shabat. Han pasado dos años desde entonces y todavía no tengo un hijo...Nada."

La Rebetzn la calmó y le dijo: "Yo tampoco tengo hijos."

Cuando la bibliotecaria escuchó esto, se quebró en llanto y le dijo: "Perdóname, pero soy una sobreviviente de la Shoá, estuve en campos de concentración y de mi familia no quedó nadie, sólo yo, por eso me es tan importante tener hijos, se trata de la continuidad de mi familia."

La Rebetzn le preguntó atentamente y con precisión: "¿Qué fue exactamente lo que te dijo mi marido?" La bibliotecaria respondió: "Me dijo que encienda las velas de Shabat."

- "¿Y lo haces?"

"Sí", respondió afirmativamente la bibliotecaria.

"¿Cómo lo haces?", siguió preguntando la Rebetzn. “Todos los viernes enciendo dos velas cuando mi esposo llega del trabajo, a las siete u ocho de la noche.”

Entonces la Rebetzn le explicó que el propósito de las velas de Shabat es honrar el Shabat y no profanarlo, y por lo tanto uno debe tener cuidado de encender las velas antes de la puesta del sol. "¡Ocúpate y comprométete a encender las velas como corresponde!", afirmó la Rebetzn. La bibliotecaria se encargó de encender las velas a tiempo, y diez meses después nacía su hijo...después de esto siguió manteniendo un Kesher (un contacto) continuo con la Rebetzn, e incluso la visitaba en su casa.

Fuente: Vehajai Iten El Libó

martes, 31 de enero de 2023

Maamar Bati Legani 5743 en español

Maamar Bati Legani 5743

La carta de un conserje huérfano

Había un judío llamado Isroel que vivió los últimos treinta y tantos años de su vida en Israel, en la ciudad de Bnei Brak, desempeñando el mismo trabajo de limpieza en todo momento. Era una persona muy sencilla, trabajadora y genuina, pero nunca aprendió a leer hebreo.

Nacido en los Estados Unidos, Isroel tuvo una infancia difícil. Cuando tenía nueve años su padre falleció. Su madre, pensando que su hijo dificultaría sus posibilidades de volver a casarse, lo puso en un orfanato judío.

El orfanato promocionando su establecimiento le aseguró que eran estrictamente religiosos y le prometieron que su hijo no transgrediría el Shabat. Pero mintieron. Ellos percibieron que ella no iría a controlarlo y pronto el pequeño y pobre Isroel se encontró trabajando los siete días de la semana.

Sintió que algo andaba mal, pero como era joven, realmente no había recibido mucha educación judía y era tranquilo por naturaleza, no causó ningún problema. En cambio, sufría en silencio y rezaba por algún tipo de milagro.

Y eso fue lo que pasó. Un día, cuando tenía once o doce años, vio una foto muy impactante de un anciano judío con barba en un periódico, y debajo había un artículo. El hombre, que se llamaba Rabino  Yosef Itzjak, era el Lubavitcher Rebe. Había estado en una prisión comunista pero ahora vivía en Brooklyn, le encantaba ayudar a la gente y hacía milagros.

Isroel se dijo a sí mismo: 'Él me entenderá', y decidió escribirle una carta. Le tomó algunos días armarse de valor y, debido a que no era tan buen escritor, otros días más para escribirla.

Luego estaban los problemas para conseguir una estampilla y un sobre y poner la carta en un buzón sin que nadie se diera cuenta. Pero su simple determinación prevaleció y finalmente logró con orgullo llegar al correo.

La carta comenzaba con su triste historia y terminaba con una petición de bendición para no tener que trabajar en Shabat, o mejor aún, para salir de ese lugar por completo. Pero después de tres semanas sin respuesta, solo suspiró, se dijo a sí mismo: "Parece que no obtendré respuesta", y se olvidó de todo el incidente.

Entonces, una mañana… ¡ahí estaba! Una carta del Rebe de Lubavitch... ¡para él! ¡Una carta milagrosa!

Primero: ¡Era la primera carta que recibía en su vida! Segundo: Era la primera vez que alguien le prestaba atención. Tercero: ¡este gran y reverenciado Rabino realmente se había fijado en él!

Y dos milagros más: nadie interceptó y tiró la carta que él le había enviado, y otro que lo mismo con respecto a esta carta que recibió.

Llevó el sobre a su habitación, cerró la puerta, se sentó, la abrió y comenzó a leer.

El Rebe escribió que estaba feliz de saber de él; que los judíos siempre deben estar fuertes y orgullosos de ser el pueblo de Di-s y que no debía preocuparse. Luego le deseaba Mazal Tov para su próximo Bar-Mitzva y le aseguró que cuando comenzara a ponerse Tefilín (filacterias), las cosas mejorarían.

Efectivamente, cuando Isroel cumplió trece años, su madre le compró un par de Tefilín. Unas semanas más tarde, el orfanato decidió milagrosamente encontrarle un trabajo 'afuera' y, de nuevo milagrosamente, su nuevo jefe no le exigió que trabajara en Shabat.

Todas las Brajot del Rebe se hicieron realidad y cuando cumplió los quince años había ahorrado lo suficiente para mudarse completamente del orfanato.

Pero no se olvidó del Lubavitcher Rebe, Rabi Yosef Itzjak. A medida que pasaba el tiempo, se apegó más a él y a sus jasidim y, en 1950, cuando el Rebe falleció y fue reemplazado por su dinámico yerno, Rabi Menajem Mendel, Isroel, a pesar de sus discapacidades, se consideraba un Jasid Jabad pleno.

* * *

Pero el nuevo Rebe de Jabad fue más exigente (o demandante). Explicó a menudo y con lujo de detalles profundos conceptos cabalísticos y existenciales, como ser cómo Di-s crea toda la existencia constantemente, la singularidad y peculiaridad eterna del pueblo judío y cómo la Torá es el anteproyecto y modelo de todo. Pero siempre se las arregló para plasmar estas ideas de una manera sencilla e inspiradora.

Por ejemplo, cómo podemos aprender a servir a Di-s a través de los aparatos eléctricos.
Estamos rodeados de electrodomésticos: luces, hornos, teléfonos, computadoras, etc. que son activados por un poder completamente invisible; electricidad. Estos aparatos proporcionan cosas poderosas y positivas como luz, calor, movimiento y comunicación para beneficiar al hombre. Pero sólo si pulsamos el botón correcto para encenderlos.

De manera similar, en cada judío (y cada ser humano) hay un poder invisible llamado alma. Este poder, como la electricidad, es invisible, pero tiene la capacidad de iluminar, brindar calor y traer bendición y significado al mundo.

Solo tenemos que pulsar el botón adecuado; encontrar una manera de motivar a cada judío. Y cuando lo hacemos, encontramos que un poco de luz y bien disipa mucha oscuridad y maldad. Podemos detener el dolor, el sufrimiento, la guerra y la ignorancia en el mundo.

Isroel tomó esta idea en serio, al igual que todos los demás jasidim. Pronto, jóvenes y parejas de recién casados comenzaron a viajar por todo el mundo para difundir las ideas del Jasidut, pero Isroel no sabía qué hacer para participar en esta misión.

Era muy tímido, hablaba con un poco de tartamudeo, no tenía ningún talento para escribir o enseñar o cualquier otra cosa. No podía dar Tzedaka porque no tenía dinero. Trató de estudiar Torá, pero realmente no podía concentrarse por mucho tiempo. Todo lo que podía hacer era ser honesto, amable y rezar.

Así que rezó por otro milagro. ¡Y de nuevo funcionó! Le surgieron una lluvia de ideas.

El Rebe Anterior había escrito tres pequeños folletos traducidos al inglés. Cada uno contenía cuarenta y tantos páginas de explicaciones simples sobre ideas jasídicas sobre Di-s, el pueblo judío, la Torá y otras cosas interesantes.

Isroel compró tres folletos, los encuadernó con un trozo de cartón, escribió en la portada: "Jasidut Jabad-Lubavitch", lo metió en el bolsillo de su abrigo y fue a la Biblioteca Pública de Brooklyn. Después de caminar hacia la sección de 'Judaísmo', tomó un libro del estante, fingió estar leyéndolo y luego, cuando estuvo seguro de que nadie estaba mirando, volvió a colocar el libro en el estante con su creación jasídica a su lado,  y luego se retiró del recinto. (Algo así como secretamente había enviado aquella carta al Rebe).

¡Salió tranquilamente de la biblioteca, mirando hacia adelante, sintiéndose como si acabara de completar un trabajo de espionaje de misión imposible! Había plantado una semilla del judaísmo en el mundo y rezaba para que diera frutos.

* * *

Una noche, años después, Isroel viajaba en el subte a su casa desde el trabajo en un vagón casi vacío. Solo otra persona estaba sentada allí, leyendo su periódico. Isroel miró en su dirección justo cuando el otro compañero también levantó la vista de su periódico y se produjo una conversación.

Isroel le dijo que vivía en Crown Heights y era un Lubavitcher. El otro compañero, también judío, respondió que vivía en Monsey y aunque no era Jasid, Lubavitch lo hizo volverse observante.

Su historia era la siguiente. No era de una familia observante, y hasta hace unos cinco años no sabía casi nada sobre el judaísmo. Pero luego, un día estaba en la biblioteca de Brooklyn buscando un libro sobre judaísmo cuando notó un extraño folleto en el librero que parecía fuera de lugar. Lo sacó, vio que tenía una tapa de cartón improvisada con un título toscamente escrito a mano sobre Jasidut, lo abrió por curiosidad y, aunque en realidad no entendía mucho de lo que decía, ¡no pudo dejarlo!

Era algo sobre el judaísmo jasídico y tenía un ángulo completamente diferente sobre Di-s, el pueblo judío y la Torá. Por primera vez vio que el judaísmo era algo muy profundo y vivo. Eso realmente lo interesó y finalmente lo convirtió en un judío observante.

¡Así que nuestro Isroel el conserje realmente vio los frutos de su trabajo!

Adaptado por Yerajmiel Tilles de un artículo del rabino Tuvia Bolton en su sitio web OhrTmimim.org, quien también escribió que con Isroel tenía "una profunda conexión fraternal".

lunes, 23 de enero de 2023

Bondad Admisible

Nacido en Lodz, Polonia, Wolf Gringlass (1917-2010) creció en un hogar impregnado de amor por el estudio de Torá. Lamentablemente, sus padres, seguidores de la dinastía jasídica de Alexander, eran tan pobres que Wolf tuvo que renunciar a una educación en una escuela judía para poder ganarse la vida.

Wolf anhelaba continuar sus estudios de Torá y constantemente buscaba la oportunidad para dedicarse al estudio. Así conoció a Reb Zalman Schneersohn, quien organizaba clases y Farbrenguens (encuentros jasídicos) en su casa en Lodz. Wolf quedó cautivado por el enfoque de Jabad respecto a Avodat Hashem en general, y en particular por las tantas horas que Rab Schneerson dedicaba a su Tefilá todos los días. Su nuevo mentor lo motivó a anotarse (y presentar una solicitud de admisión) en la Yeshivá en Otvozck.

Wolf dudaba que la Yeshivá lo aceptara, porque ya era un muchacho trabajador, pero un conocido le dijo que no se preocupara. Simplemente debía presentar la solicitud y tendría la oportunidad de demostrar sus habilidades.

Llegó a la pequeña ciudad una noche sin haber organizado un lugar donde quedarse. Mientras estaba en el Zal (la sala de estudios), uno de los Bojrim (jóvenes alumnos) se le acercó y le preguntó si tenía una cama para pasar la noche. Al escuchar que no tenía, el estudiante lo llevó a una habitación y le indicó una cama donde podría descansar.

Volf, exhausto por el viaje, inmediatamente cayó en un profundo sueño. Se despertó en medio de la noche para encontrar a ese mismo Bojer sentado en la habitación y recitando el Kriat Shemá antes de dormir. Aquel joven lo recitaba con tal concentración que esa breve plegaria le duró horas.

A la mañana siguiente, Volf se enteró que ese joven se llamaba Yosef Wineberg. La cama era la suya y la había cedido para brindarle comodidad a un extraño.


Fuente: Story Bites

domingo, 22 de enero de 2023

Snapshots - Anécdotas cortas con el Rebe - Estudio de Torá #17

Bitul Torá

Cuando la Rebetzin Jana finalmente dejó la Rusia comunista, el Rebe viajó a París para encontrarse con su madre, después de no haberla visto durante casi veinte años. En París, el Rebe se reunió con el Vaad Hatzalá para que la asistan en su inmigración a los EE. UU. 

Reb S. Lerner, el secretario del Vaad Hatzalá relató: “Un día, el Rebe entró en mi oficina y me pidió que lo ayudara a ordenar los documentos correspondientes. El Rebe me preguntó cuánto de su tiempo asumo que le robará, porque quiere planificar su horario en consecuencia.

El Rebe luego dijo: ‘¡Quiero asegurarme de que no me causará demasiado Bitul Torá!’ 

“Me sorprendió. Había tratado con muchos Rabonim líderes en el pasado, pero en esos años tumultuosos, en una Europa devastada por la guerra, ¿quién tenía la tranquilidad de preocuparse por su estudio? 

“Doce años después, estuve en un Farbrenguen del Rebe, y el Rebe me llamó a su lugar. Me había reconocido entre la multitud y deseaba expresar su sentido Hakarat Hatov por el trabajo que había hecho por su madre.”

lunes, 16 de enero de 2023

Una respuesta preparada de antemano - 24 de Tevet - Alter Rebe

Reb Meir Yaffe, hijo de Rafael, residente de Vilna, era un acaudalado y respetado miembro de la comunidad de Vilna, y se dedicaba a vender licor. En 1790, fue elegido miembro del Vaad Hakohol (consejo público de la ciudad) y todos lo apodaban Meir Refoel's (por el nombre de su padre).

"Me harían muy feliz si pudieran ser mis invitados para las comidas de Shabat”, dijo Rab Meir a dos judíos que ingresaron al Shul en Vilna cuando comenzó Shabat.

Los dos invitados respondieron que contaban con medios y alimento, y que podían arreglarse en la posada donde se hospedaban, pero Reb Meir insistió y dijo que sería un honor; todo invitado erudito pasaba por su casa. Estos dos no pudieron resistir su persistencia y fueron con él.

Durante la Seudá, Reb Meir notó una nube de preocupación sobre sus invitados. De vez en cuando, inadvertidamente largaban cierto suspiro. Cuando esto se repitió una y otra vez durante la Seudá de día, Reb Meir les preguntó a qué se debía la preocupación.

Al principio no querían revelar lo que tenían en el corazón, pero finalmente terminaron contándole que estaban haciendo un trabajo en sociedad, contratados por el gobierno. Acababan de terminar cierto trabajo y habían sido acusados ​​de haber hecho usufructo y malversación de fondos en su trabajo, y les esperaba un severo juicio en la ciudad capital de Petersburgo.

Le contaron además que se habían consultado con abogados de renombre y ellos estaban seguros que les esperaba un duro castigo. Ahora están en camino a Petersburgo, con la esperanza de que puedan encontrar a alguien que procure ayudarlos y mitigar la sentencia.

Reb Meir reflexionó un momento y dijo: "Escuchen mi consejo. Aunque no soy un jasid, hace un tiempo estuve involucrado en una milagrosa anécdota en la que Rabi Shneor-Zalman, el Maguid de Liozna (Baal HaTania), me envió a una mujer Aguná, y no entendía el por qué, hasta que se me ocurrió verificar los nombres de los presos judíos que se encontraban en prisión, y allí encontré a su esposo, él le dio el divorcio a su esposa y la liberó de su estado de Aguná. Les sugiero que vayan a Liozna, y tal vez sean salvados por el Tzadik. Pero tengo una petición: cuando regresen, por favor pasen por mi casa y cuéntenme cómo terminó."

Los dos escucharon su consejo, se dirigieron a Liozna y entraron a la casa del Rebe. Después de contarles el problema que les había sucedido, el Rebe se volvió hacia ellos y les dijo: "Veo que ambos son Talmidei Jajomim. ¿Saben ustedes la interpretación y el significado del dicho de nuestros Sabios: מַלְכוּתָא דְּאַרְעָא כְּעֵין מַלְכוּתָא דְּרָקִיעַ
'Maljuta Deara keein Maljuta Derakia (= el reino terrenal se asemeja al Reino Celestial)?"

Los dos se miraron confundidos. ¡¿Ahora el Rebe quiere probarlos en estudio, o quiere demostrar su conocimiento?! ¡¿Qué tiene que ver eso con sus problemas?!

El Rebe pareció ignorar la expresión de sus rostros y explicó: "Cuando Di-s se reveló a Moshé Rabeinu y lo envió a Egipto, Moshé preguntó qué respondería a la gente si preguntaban por el nombre de Di-s. Dios respondió que su nombre es un secreto. Su gloria llena el mundo entero, pero su nombre no se puede pronunciar. Así mismo, cuando una persona le reza a Dios y pide por sus necesidades, primero ofrece tres bendiciones, que son la alabanza a Hashem.

"Lo mismo ocurre con un rey de carne y hueso", continuó el Rebe. “Primero se lo alaba, diciendo 'el rey poderoso', etc., y aunque tiene un nombre personal, todos lo llaman 'Su Majestad', y sólo luego se le hacen peticiones.

"Vayan en paz", concluyó el Rebe, "y confíen en Dios que les ayudará."

Los socios salieron algo decepcionados de su habitación. Aunque aprendieron una linda interpretación de un dicho de nuestros Sabios, pero ¿Y el juicio que están por afrontar? Ya se estaban arrepintiendo del tiempo perdido en el viaje a Liozna.

Cuando llegaron a Petersburgo, se les aconsejó que se pusieran en contacto personalmente con el Ministro del Interior y trataran de despertar su piedad. Comenzaron a buscar una manera de encontrarse con el ministro. Averiguaron que el ministro suele tomar una caminata todos los días en cierto parque. Entraron al parque y esperaron al ministro.

No pasó mucho tiempo y los dos vieron frente a ellos a un hombre honrado, elegantemente vestido, caminando por el parque. Se acercaron a él y le contaron su historia. El hombre se apresuró a corregirles su error. Él no era el Ministro de Interior sino el Ministro de Educación (no tenía nada que ver)...

El hombre prosiguió su marcha, y los socios permanecieron en su sitio. Mientras, el guardaespaldas del ministro se acercó a ellos y les dijo que el ministro quería hablarles nuevamente.

"Veo que son ustedes judíos cultos", dijo el ministro a los dos socios. “Si pueden responder a la pregunta que les haré, llevaré personalmente su caso ante el Ministro de Interior y le recomendaré que los perdone. Hace unos días, Su Majestad el Zar me pidió que le explicara el significado de una declaración que tiene fuente en el Talmud. El dicho dice: 'Maljuta Deara Keein Maljuta Derakia'. ¿Quizás puedan explicarme esta afirmación?"

Los ojos de los dos se iluminaron. La explicación estaba fresca en sus mentes. Inmediatamente le dijeron al ministro toda la explicación que habían escuchado de Rabi Shneor-Zalman.

El ministro quedó asombrado por sus palabras. "No tienen de qué preocuparse", les dijo. "Les prometo personalmente que no les sucederá nada malo". Efectivamente, poco tiempo después el Ministro de Interior ordenó la cancelación e indulto total del juicio y los dos socios se fueron felices y emocionados a casa.

Tal como prometieron, pasaron por Vilna y le contaron a Reb Meir Refoel todo lo sucedido. En consecuencia, Reb Meir decidió acudir y conocer personalmente a Rabi Shneur-Zalman, para convertirse en uno de sus más grandes seguidores y luego dirigió la comunidad de Jasidim en Vilna.

Fuente: Shmuot Vesipurim. Sijat Hashabua #1880 (Tevet 5783)