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domingo, 6 de agosto de 2023

La Kábala en contraste con la Oficina de Reclutamiento - 20 de Av

Reb Oizer Wienikursky cuenta el momento traumático en el que estuvo a punto de ser reclutado por el ejército ruso. Para un judío religioso ingresar al ejército comunista ruso brutalmente antisemita implicaba una experiencia peligrosa y agonizante.

El joven jasid acudió a Rav Levi Itzchak Schneerson, Rabino principal de Yekatrinoslav, para pedirle su bendición para asegurar un aplazamiento. Pero al rabino no le bastó simplemente con darle una Broje. En cambio, le dio a Oizer instrucciones sumamente detalladas; especificó la fecha y la hora exactas en las que debía presentarse en la oficina de reclutamiento, qué ruta tomar para llegar allí, los capítulos particulares de Tehilim que debería decir de antemano y exactamente cuántas monedas debía dar para Tzedaká.

También le indicó que cuando se parara en la entrada del edificio, debía detenerse, concentrarse y tener en mente el nombre sagrado de cuatro letras de Di-s. El Rab entonces lo bendijo y le prometió que nada malo le sucedería. Concluyó solicitando que el joven volviera después con un informe detallado de todo lo ocurrido.

Wienikursky siguió cuidadosamente todas las instrucciones del rabino. Cuando llegó a la oficina de reclutamiento, lo enviaron a una gran sala con varios escritorios. En cada una de estas mesas estaba sentado un médico con una especialidad particular, quien tenía la responsabilidad de examinar a cada candidato que pasara ante él, pero sólo en su área de especialización. Cada recluta, a su vez, debía acudir ante cada uno de los médicos, a fin de determinar su estado de su salud y descartar cualquier posibilidad de engaño.

“Pasé por la fila de mesas y fui examinado por cada médico”, relata Oizer, “cada uno anotó su opinión, por turno. Finalmente, llegué al escritorio del funcionario que notificaba a los reclutas la decisión de la Oficina.

El hombre me miró con lástima y exclamó: "¡Pobre hombre! ¿Qué pasó con usted?! ¡Cada médico le encontró algo malo y el diagnóstico de cada uno lo describe con una enfermedad diferente!"

Se fue a salvo con una exención completa y absoluta del ejército.

Fuente: "Em Beisrael" y Kfar Jabad Magazine - Yerajmiel Tilles

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