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lunes, 22 de julio de 2024

Una poderosa historia del Frierdiker Rebe

Cuando el Frierdiker Rebe llegó a las costas de Estados Unidos en 1940, una de las tantas actividades que inició fue un grupo semanal de estudio de Torá en Manhattan, al que asistían procesionales y académicos. El Rebe le pidió a su secretario, el rabino Nissan Mindel, que asistiera a (y dirija) estas clases semanales y que luego lo mantenga informado acerca de su progreso. Esta tarea el rabino Mindel la hizo fielmente. En un momento, el Rebe sugirió que le contara al grupo una historia, ya que es a través de una historia que uno puede impactar más fácilmente sobre otra persona a fin de asumir cierto compromiso con la Torá y las Mitzvot, y el Rebe procedió a escribirle la historia de su interrogatorio.  El rabino Mindel tradujo esta historia y la compartió con el grupo de estudio de Manhattan.

Fue en el verano de 1921, en el mes de Tamuz (julio), cuando el Rebe fue invitado a presentarse ante la GPU (en ese entonces denominada 'Checa', comité equivalente a la Gestapo nazi y no menos temido, en absoluto).

El Rebe estaba entonces en Rostov/Don, y la “invitación” procedió de la manera habitual: mientras el Rebe estaba haciendo Davenen (rezando, todavía en el año de dueño por su padre), tres chequistas entraron en la habitación, armados hasta los dientes, con rifles, pistolas, cuchillos caucásicos y un cinturón de municiones. Sin intentar disimular su odio, se acercaron al Rebe y le dijeron que estaba siendo solicitado a que los acompañara inmediatamente a la Checa (Comisión Extraordinaria, lo que sería luego la GPU o KGB).

Dos de ellos eran de la Yevsektzia (sección judía del Partido Comunista) y el tercero era un gentil. Cuando el Rebe les dijo que deseaba concluir sus plegarias, los dos judíos casi se tiran sobre él tratando de arrancarle su Talis y Tefilín, y si no fuera por su compañero gentil lo hubiesen forzado a acompañarlos antes de concluir los rezos. El oficial gentil, sin embargo, los convenció para que dejaran que el rabino concluyera sus plegarias.

(Por cierto, el Rebe reconoció a uno de estos judíos como nativo de Shavel, habiendo acudido una vez a él en busca de ayuda, y el Rebe le había conseguido un puesto en una empresa tabacalera, e incluso le prestó algo de dinero para iniciar su propio negocio, que fue todo esto, por supuesto, antes de la revolución).

Cuando el Rebe concluyó de recitar el último Kadish, se quitó el Talis y los Tefilín y los acompañó hasta la temida Checa. Tenía un guardia armado a cada lado y uno caminando detrás, como si fuera un criminal muy peligroso. En aquella época uno nunca sabía si podría volver con vida de una visita a la Checa.

Lo condujeron a una gran sala donde unos quince hombres estaban sentados en una mesa larga, a cada lado, con dos hombres a la cabecera. El Rebe fue ubicado al final de la mesa, todavía rodeado por la guardia armada.

Uno de los dos hombres sentados en la cabecera de la mesa se dirigó al rabino diciéndole: Somos miembros del comité que investiga la actividad religiosa bajo los auspicios del Partido. Estamos comprometidos actualmente en la investigación de la fe judía. Teníamos algunas preguntas, aclaradas por el rabino Berman y Goldberg, a quienes hemos invitado aquí. Ahora usted ha sido invitado a que nos aclare ciertas dudas, respecto a la Kabala y el Jasidismo.

Él habló en ruso.

El Rebe le respondió en idish: "Ya fui 'invitado' dos veces antes a la Tcheka, y ya he declarado que no me desviaría de mis principios, y aún no se ha creado el hombre o el demonio que pueda hacerme ceder o alterar un ápice de los mismos! 

Antes de que el Rebe alcance a concluir sus pocas palabras, uno de los chekistas presentes, sentados cerca de la cabecera, desenfundó su arma apuntando directamente hacia su frente (además de estar armado con una pistola, cada uno tenía una pistola apoyada sobre la mesa, sin duda a fin de intimidarlos durante el interrogatorio), diciéndole: "Este juguete ha movido muchos principios y ha abierto la boca hasta de un mudo."

"Estás totalmente equivocado", le dijo el Rebe, "este juguete impresiona solo a aquellos que no creen, esos cobardes que solo tienen un mundo y muchos dioses, a quienes cada pasión le es un dios y tienen miedo de perder este único mundo. Pero en cuanto a los judíos que solo tienen un Di-s, pero dos mundos, ¡este juguete no asusta, e incluso no causa ninguna impresión! ”

"No te hemos llamado con el propósito de fastidiarte," dijo el presidente: "Escuchemos tus principios; tal vez podamos armonizar con ellos.”

"Mi principio es que no deseo escuchar ni hablar ningún otro idioma que no sea judío, incluso entre los gentiles, y particularmente entre personas que pertenecen al pueblo judío".

"¿Cómo sabes que somos judíos?" uno de ellos le preguntó.

“Tal vez me equivoque, y no todos los presentes aquí sean judíos. Mi abuelo podía reconocer a un judío de un vistazo incluso en la calle. Una vez, cuando estaba en Kiev caminando por la calle Krestchatik, detuvo a un joven vestido con ropas modernas, con claros deseos de disimular su origen judío, y le preguntó (en Idish) dónde vivía un famoso profesor. El joven se enfureció y le dijo: "¿Cómo sabes que soy judío?" Mi abuelo le respondió: El Bris dejó su vestigio sobre tu nariz..." Ahora bien, no puedo reconocerlo por aquel mismo criterio, pero pienso que no estoy muy equivocado."

La primera pregunta fue: “Observas tu fe en cada detalle; Mantienes la cabeza cubierta, usas Tzitzit, y así sucesivamente. Ahora, todas estas cosas que haces, ¿lo haces por convicción o por tu fe y hábito?

"Por absoluta convicción", dijo el Rebe.

"Si es así, convéncenos también y llévanos al mismo nivel espiritual que el tuyo", le dijeron.

“Estoy dispuesto a complacerte y seguramente me darás la oportunidad de cumplir tu petición; Admitirás, sin embargo, que si a un estudiante de astronomía lo detiene alguien en la calle para pedirle que le explique el sistema solar, de las estrellas y los planetas, seguramente el estudiante de astronomía le dirá: No puedo explicártelo ahora mismo, aquí en la calle, pero si realmente quieres aprender, acércate al planetario y verás con tus propios ojos a través del telescopio los movimientos de las estrellas y los planetas. De manera similar te digo, si realmente quieres aprender y estar convencido de nuestra fe en Di-s y su Torá, ven conmigo a la casa de Di-s, ponte los Tefilín, come Kasher, observa el Shabat, entonces tu mente se aclarará, como así también tu corazón, y podrás ser capaz de comprender y captar un pensamiento ético, y seguramente te llevaré poco a poco a esa convicción en la verdad de nuestra fe y de la Torá.

“Pero primero explíquemelo intelectualmente y luego él nos encargaremos de observar la fe y los valores del judaísmo, pero hasta entonces no podemos aceptar las cuestiones religiosas como una verdad.”

“Seguramente sabes con certeza que la comida no sólo satisface el estómago y otorga fuerzas, sino que incluso engorda, porque se convierte en parte de uno, sangre y carne. En la medicina, el proceso de la digestión se explica claramente, pero supongamos que alguien dijera: Me negaré a comer hasta que me expliquen cómo la comida se convierte en sangre y carne. Es necesario creer, comer y beber primero, luego ir y estudiar medicina si lo deseas. Lo mismo ocurre con la religión.”

Estas palabras dejaron una profunda impresión.

domingo, 21 de julio de 2024

Un amor y afecto aún mayor


Reb Isroel Gordon contó la siguiente anécdota:

Un jasid Jabad y su familia vivían en Rusia, en un pequeño pueblo donde no había departamento de bomberos, agua corriente ni un médico. Cuando su esposa, que estaba embarazada, enfermó gravemente, [poniendo en riesgo su embarazo] el jasid, preocupado por la falta de servicios médicos, la llevó a la ciudad de Vilna, donde el médico le ordenó de inmediato que vaya al hospital y abortara. 
Por supuesto, el josid no quiso hacer nada sin consultarlo antes con el Rebe, así que le escribió pidiendo consejo. El Rebe Rayatz le respondió: "Que la mujer se quede en casa, que no aborte. El bebé estará bien."
Y eso fue exactamente lo que sucedió: su pequeño hijo nació sano. Y este no es solo "uno de esos cuentos"; ¡yo soy ese hijo!

Dado que no había teléfono ni telégrafo en ese pueblo, mi padre no tenía manera de informarle al Rebe acerca de mi nacimiento. Así que, en su lugar, tomó cierta suma de dinero como Pidión y la colocó dentro de un Tania (la obra fundamental de Jasidut Jabad) junto a una solicitud escrita [un Pa'N]: "Que este bebé sano que mi esposa acaba de dar a luz tenga el mérito de volverse un Josid genuino y auténtico."

De esta historia apreciamos el hecho que los Jasidim siempre fueron conscientes del tremendo amor que el Rebe tenía por ellos, y ellos recíprocamente le respondían ese inmenso amor hacia él. 
En sus discursos, el Rebe Rayatz enfatizó que el amor del Rebe por un Josid es en cierto modo más profundo que el amor que los padres tienen por sus hijos.

12 de Tamuz - Liberación y Gueulá del Rebe Anterior

Reb Meir Plotkin relata:

Fui criado en Montreal y educado allí hasta mi Bar Mitzva. Poco después, en 1956, llegué a Nueva York para estudiar en la Yeshiva Torah Vodaas. En aquel entonces, era una de las Yeshivot más grandes del mundo, y ciertamente la Yeshiva más grande en América, con más de dos mil estudiantes, desde el primer grado hasta el nivel más alto del Beit Midrash. Estaba situada en Williamsburg, Brooklyn, lo que déjame decirte implicó un gran cambio, viniendo de Montreal. Me quedé en Torah Vodaas durante dos años y luego me mudé a la Yeshivá de Lubavitch. Pero estando aún en Torah Vodaas escuché la siguiente historia sobre el Frierdiker Rebe [el sexto Rebe de Lubavitch, Rabi Yosef Itzjak Schneersohn]. La ocasión era el aniversario del fallecimiento de un Rosh Yeshiva precedente, Rab Shlomo Hyman, que siempre se observaba con un importante discurso frente a todo el cuerpo estudiantil. El orador ese año en particular fue un rabino del Bronx, Rab Shmuel Koselewitz, quien llevaba a cabo los exámenes para la ordenación rabínica en Torah Vodaas. El lugar estaba repleto; todos los estudiantes estaban presentes. Esto es lo que dijo: 

“El Talmud dice: 'La Torá es preservada solo por aquel quien entrega su vida por ella.' Eso significa que la Torá no puede continuar existiendo a menos que estés listo a morir por ella.” Continuó explicando que la persona tiene que estar dispuesta a dar todo lo que tiene por la Torá, a entregar todo, todo, y no retener nada. 
Luego dijo: “Les voy a contar una historia sobre lo que eso significa, sobre alguien que hizo exactamente eso. La historia que voy a contar sucedió aquí mismo, en este edificio donde nos estamos reuniendo hoy.” 

“Sucedió en los años de la guerra, ‘42, ‘43, o tal vez ‘44. En aquel momento, Torah Vodaas estaba en crisis. Le debía mucho dinero al banco, y el banco solicitó el préstamo. La Yeshiva no podía pagarlo. El banco acudió a los tribunales y obtuvo un veredicto de que, si el préstamo no se pagaba en su totalidad, podían ejecutar la hipoteca y quitarle todos los edificios a Torah Vodaas. 
El oficial financiero de la Yeshiva, responsable de recaudar el dinero, cayó en una depresión. Se lo tomó muy mal. Sintió que debido a él, Torah Vodaas iba a cerrarse. Intentó todo lo posible para remediar la situación. Hizo llamamientos en los periódicos, pero muy poco dinero entró y la fecha límite se acercaba. 
Y luego, un día, recibió una llamada telefónica de la oficina del Rebe de Lubavitch de entonces, Rabi Yosef Itzjak Schneersohn, preguntándole cuánto dinero había logrado recaudar.
Ahora bien, él sabía que Lubavitch tenía sus propias dificultades, por lo que no esperaba ninguna ayuda del Rebe. Pensó: ‘El Rebe no puede manejar la suya, ¿cómo me va a ayudar?’ Pero unos días después, un jasid de Jabad entra por la puerta con un sobre en la mano y dice: ‘Esto es del Rebe’. 

El hombre se queda atónito. Sin palabras. Y el jasid le dice: ‘El Rebe me pidió que antes de entregarle este sobre, le mencionara algunos hechos: cuando estuvo en Rusia, tuvo que luchar contra el país más fuerte del mundo para que la Torá no se extinguiera. El tirano más grande del mundo fue Joseph Stalin, y el Rebe ni le prestó atención. Quiensea que necesitara ayuda para fortalecer la Torá, los ayudó. No preguntó si era de Jabad o no. Lo que sea que necesitaran, una Mikve, un Shojet, un maestro, trató de proporcionarlo. Hizo lo que sea para que la luz de la Torá no se extinguiera. Sus emisarios fueron arrestados, fusilados y asesinados, y él luego tenía que mantener a sus huérfanos y viudas. Y aún así, enviaba a otra persona para reemplazar a la que pereció. Todo el tiempo, su objetivo era que la luz de la Torá no se extinguiera.

Ahora, la Providencia Divina lo ha traído a los Estados Unidos, donde hay libertad de culto, y le duele saber que una gran Yeshivá con miles de estudiantes se cerraría. No porque un Stalin en Rusia quiera deshacerse del judaísmo, sino porque a los judíos en Estados Unidos no les importa. Esto el Rebe no puede soportarlo. Está dispuesto a poner en riesgo su propio movimiento, ya que también tiene deudas que pagar, pero le está dando un cheque por la suma total que necesita, para que la Torá no se extinga. Por favor, devuélvalo lo antes posible, porque todo lo que el Rebe ha ahorrado y juntado hasta ahora está en riesgo y déficit.”

Mientras Rab Koselewitz contaba la historia, todos estaban sentados allí con la boca abierta, toda la sala. Y luego exclamó: 
“¡La Torá es preservada solo por quien da la vida por ella! ¡Y eso fue lo que hizo el Lubavitcher Rebe! 
Cuando el Rebe llegó a Estados Unidos, y yo estaba allí cuando se bajó del barco, estaba semi-paralizado por las torturas que sufrió en la Rusia Estalinista. Luego perdió su Yeshivá en Polonia ante los nazis. Y desde que llegó aquí ha tenido que lidiar con muchas dificultades y oposiciones.

“¡Encuéntrenme a alguien así! Encuéntrenme a alguien que esté dispuesto a poner todo lo que tiene sin una ganancia personal. El cheque que envió a Torah Vodaas puso a todo su propio movimiento en grave deuda y riesgo.”

“Gracias a Di-s, Torá Vodaas pudo lograr de que se le pagara rápidamente. El Rebe recuperó su dinero. Pero cuando lo dio, no podía estar seguro de que eso sucedería. Eso es un verdadero sacrificio personal.” 

Esta fue la historia que relató Rab Shmuel Koselewitz, y se convirtió en una de las razones por las que finalmente fui a la Yeshiva de Lubavitch. Vi ese mismo espíritu genuino de auto-sacrificio en los seguidores del Rebe, y me inspiraron. Quería ser parte de un movimiento que tenga semejante nivel de dedicación por la Torá y por sus compañeros judíos. 


Extraído de "Jasidishe Maises" Vol. 1.
©JasidiNews 

Qué relevancia tiene el intento de asesinato al Presidente de los EEUU para nosotros


En los últimos días se ha hablado mucho acerca del intento de asesinato del expresidente Trump, y lo que dijo el Rebe en su momento acerca del intento de asesinato del presidente Reagan. La idea de este artículo es resumir los puntos principales que hizo el Rebe y la relevancia que se extiende a todas las áreas de la educación.

El 30 de marzo de 1981, el presidente Ronald Reagan salía del Hotel Hilton en Washington cuando fue baleado (y lo dejó con un pulmón perforado). El tirador, John Hinckley de 26 años, provenía de una familia pudiente y durante sus años escolares jugó fútbol, basket, y había sido elegido presidente de la clase dos veces. 

Dos semanas después, el 15 de abril, el presidente le envió un telegrama al Rebe deseándole un feliz cumpleaños y reconociendo el Día Nacional de la Educación. El Rebe respondió deseándole una pronta recuperación y hablando con él acerca de su comprensión [mutua] de la importancia de la educación en [lo que respecta a] la formación de ciudadanos íntegros.

En el farbrenguen de Yud Alef Nisan, que fue transmitido por televisión nacional para que todos lo escucharan, el Rebe abordó el asunto. Después de desearle una recuperación al presidente, el Rebe habló sobre la necesidad urgente de enseñarles a los estudiantes valores y moral a lo largo de su educación, y recordarles a los alumnos que hay un Dios que observa todas nuestras acciones.

El Rebe condenó fuertemente la tendencia educativa actual en la que los educadores sienten que no es su trabajo brindarle a sus estudiantes códigos de ética y moral; más bien, [argumentan que] solo necesitan compartirles  conocimiento y permitirles la libertad de elegir su propio camino. 

El Rebe también condenó la creencia popular en ese momento de que el crimen se originaba en vecindarios pobres donde escasean las oportunidades para sus habitantes, quienes luego, sin otras opciones, recurren a comportamientos destructivos y peligrosos.

Citando el ejemplo del reciente intento de asesinato por parte de un joven heredero de una familia empresarial americana sumamente rica y respetada, el Rebe refutó la noción anterior y la culpó de la falta de enseñanza de ética en nuestras escuelas. 

El Rebe continuó explicando que los niños necesitan ser guiados e instruidos en qué es lo que está mal y qué es lo que está bien. Necesitan saber que robar y matar son actos reprobables, y necesitan saber que hay un Ser Supremo que lo ve todo y sabe todo lo que sucede aquí abajo. Cuando los niños aprendan acerca de la presencia de Dios y que Él puede ver cualquier acción malvada que hagan, ganan la fuerza moral interior para elegir lo correcto y no causar daño.

*

Hoy también hay una retórica popular de que el delito, la delincuencia y el mal comportamiento en general son simplemente el resultado de la pobreza, la miseria y la falta de oportunidades. Mientras que todavía no conocemos los detalles exactos de Thomas Matthew Crooks, podemos estar seguros de que algunos culparán a sus circunstancias por su proceder. Pero en las palabras del Rebe, no son las circunstancias de la vida las que prescriben el destino de una persona. Con valores firmes y la creencia en Dios, podemos tomar las decisiones correctas.

La fortuna que perdió en un instante y la actitud que tomó - El pobre hombre que encontró una joya y el capitán del barco

Una persona pobre se ganaba su Parnasá (sustento) cavando y vendiendo arcilla. Una vez, mientras cavaba en la tierra, se encontró una piedra preciosa que valía una fortuna. Fue a un joyero para que la tasara. El joyero le dijo: "No hay nadie en este país que pueda pagar su valor. Deberías viajar a Londres, a la capital..."
Pero era pobre y no tenía dinero para semejante viaje. Vendió todo lo que tenía y fue de casa en casa recogiendo limosnas, hasta que consiguió suficiente dinero para viajar al puerto.

Quiso subirse a un barco que se dirigiera a Londres, pero no tenía dinero, así que fue donde el capitán y le mostró su diamante.
El capitán inmediatamente le dio la bienvenida al barco con gran honor. "Es usted
seguramente una persona muy pudiente." Le dio una cabina privada en primera clase con todas las comodidades, como se les da a los más ricos.
Su camarote tenía una escotilla con vista panorámica al mar y todo el tiempo pensaba y se complacía con su diamante. Lo apreciaba especialmente mientras comía, ya que comer con alegría hace mejor la digestión.

Una vez, estaba comiendo con el diamante apoyado sobre la mesa y se quedó dormido.
Entró el grumete, agarró el mantel con las migas y las arrojó al mar. No se dio cuenta de que el diamante estaba sobre la mesa... Cuando este hombre se despertó, comprendió lo que había sucedido y se sintió terriblemente angustiado. Casi enloquece por la agonía. Pero no podía darse el lujo de estar triste, ya que el capitán del barco era una persona implacable e iracunda, y seguramente lo mataría si no pagaba su boleto. Así que siguió mostrándose feliz y de ánimo, fingiendo que no había pasado nada.

El capitán solía venir a charlar con él un rato todos los días, y ese día vino como de costumbre. El hombre fingió estar feliz. No se notó en su comportamiento que algo haya cambiado.

El capitán le dijo: "Sé que eres sabio y honesto. Te comento: quiero comprar una gran cantidad de trigo para vender en Londres. Puedo ganar mucho dinero con esta transacción, pero me temo que la gente dirá que estoy robando dinero del tesoro Real. Por eso quiero que esta compra específica esté a tu nombre. Te pagaré bien por esto." Al hombre le gustó la idea y accedió.

Tan pronto como llegaron a Londres y compraron el trigo, el capitán murió.
El trigo se lo quedó esta persona y obtuvo ganancias varias veces superiores al valor del diamante perdido.

Rabí Najman de Breslov concluyó de este Mashal: "El diamante en realidad nunca fue
suyo. La prueba de ello es que lo perdió. El trigo era suyo, y la prueba es que sus beneficios y ganancias quedaron para él. Y la razón por la que obtuvo lo que sí le correspondía es sólo porque se mantuvo con ánimo y feliz."

domingo, 7 de julio de 2024

Un saludo desde el Gueinom

Guershon Jacobson comenzó a publicar en Nueva York un semanario en Idish llamado "Alguemeiner Journal", que se hizo bastante famoso y se vendía muy bien. La mayoría de sus escritores y columnistas eran temerosos de Di-s, pero también publicó artículos de Natan Yelin-Mur, quien en su juventud editó el periódico Haa'Tzel, luchó en 'Leji' y fue miembro de la Kneset.

Yelin-Mur escribía artículos de calidad, pero expresaba fuertemente su enfoque ateo. [Jacobson les dijo a los tantos lectores que se quejaron ante él que "cuando tenía 5 años, los comunistas vinieron en medio del Kidush en Shabat y se llevaron a mi padre, quien nunca regresó. Y desde entonces creo que a cada persona se le debe dar voz, incluso cuando él no piensa como yo."]

El segundo día de Rosh Hashaná, Yelin-Mur apareció repentinamente en la casa de Jacobson. El anfitrión le sugirió:
"En mi barrio se encuentra el Lubavitcher Rebe. Está a punto de llevar a cabo un Farbrenguen con sus Jasidim. Al final distribuirá Kos Shel Brajá. Estás invitado a venir conmigo."

Yelin-Mur respondió: "Si el Rebe no me conoce, ¿qué sentido tiene que vaya? Y si me conoce, peor entonces... Desde luego que me expulsará y los jasidim se lanzarán encima mío..."

Jacobson le explicó que el Rebe es una persona amable que no hace daño a nadie y lo convenció de sumarse. Vinieron al Farbrenguen. Al final, hicieron la fila para recibir un Kos Shel Braja, y Jacobson presentó a Yelin-Mur frente al Rebe, quien sonrió y le dijo:

"¡Es un honor para mí encontrarme con usted! Usted sabe que cuando Di-s le otorga a un judío un talento determinado, debe aprovecharlo y hacer uso del mismo lo mejor que pueda."
 Yelin-Mur estaba asombrado:

"¿Usted lee mis artículos?"

"Así es", respondió el Rebe.

"¡Así que usted está de acuerdo con mis palabras!"

"Yo no dije eso."

"¡¿Como se explica entonces?!"

"Si sólo leería las cosas con las que estoy de acuerdo", dijo el Rebe, "leería muy poco..."

"Si no está de acuerdo con mis palabras", continuó Yelin-Mur, "¿por qué me bendice?!"

"Un día llegarás a la verdad", concluyó el Rebe, "pero mientras tanto, seguí escribiendo."

Jacobson lamentó en ese instante que el Rebe no hablara con Yelin-Mur sobre Torá y Mitzvot. Cuando se iban, de repente llamaron de regreso a Yelin-Mur. El Rebe le preguntó:

"¿Cómo estás en lo que respecta a asuntos de Torá y Mitzvot?"

Yelin-Mor respondió con su ingenio:

"Lo estamos evaluando..."

"No eres un joven que le competa la indecisión. Debes hacer algo al respecto."

Yelin-Mur respondió:

"Soy como el judío de la historia del Rab Levi Itzjak de Berditchov..."

Quiso explicarle al Rebe a qué se refería, pero el Rebe lo interrumpió:
"¡No es lo mismo! Ahí se trata respecto de otra persona, pero aquí te refieres a ti mismo..."

La conversación terminó con estas palabras. 
Cuando se fueron, Jacobson le preguntó:

"¿A qué historia del Rab Levi Itzjak te referías? ¿Y qué te respondió el Rebe?"

Yelin-Mur le explicó que se refería a la historia en la que el Rab Levi Itzjak llegó al Beit Hakneset en Yom Kipur, y se encontró con un judío fumando en la puerta y le dijo:

"¡Debes haber olvidado que hoy es Yom Kipur!"

"¡No lo olvidé!", respondió el hombre, riéndose.

"Entonces debes haber olvidado que está prohibido fumar en Yom Kipur..."

"¡Lo sé!"

Rabí Levi Itzjak alzó sus manos al cielo y dijo: "Ribono Shel Olam, observa qué hijos tienes. Incluso cuando fuman en Yom Kipur, ¡dicen la verdad!".

Yelin-Mur continuó explicando:

"Iba a decirle al Rebe que al menos no miento. El Rebe de alguna manera supo que me refería a esa historia y quiso decirme: Cuando una persona ve a alguien cometiendo una transgresión, debe juzgarlo favorablemente. Pero una persona no debe juzgarse de antemano así mismo favorablemente cuando se dispone a cometer una transgresión..."

Jacobson quedó admirado por el Ruaj Hakodesh del Rebe, pero no percibió que se hubiera aprovechado la oportunidad de 'romper la cáscara'.

Pasó el tiempo. Cierto día Jacobson recibe un llamado telefónico de Yelin-Mur, que le dijo:

"Estoy en un hospital en grave estado, mis días están contados, por favor venga a visitarme."

Cuando Jacobson llegó y lo visitó Yelin-Mor le entregó un sobre cerrado y le dijo:

"Sólo ábrelo cuando me muera."

Después de un corto período, Yelin-Mur falleció.

Jacobson abrió el sobre y vio un artículo (una columna periodística) con el siguiente título:
Saludos desde el Infierno.

Y allí decía:
"Están leyendo esto después de mi muerte. Como saben, no creí en 'la otra vida', pero si existe tal cosa, estoy en camino hacia allí. Quiero describirte por lo que estoy pasando ahora."

Luego comenzó a describir en su rico y elocuente lenguaje siete secciones del infierno y cómo se encuentra en la sección más baja... Describió la terrible oscuridad que reina allí, y agrega: "De repente veo una luz muy intensa, y me pregunto: ¿Qué relación tiene conmigo? Aquella luz fue acercándose y penetró más hasta entrar en mi corazón, me alzaba y me sacaba de las profundidades. Mis amigos en el infierno me preguntan: '¿De dónde viene esta luz?', y yo les respondo: 'Esta luz pertenece al Rebe de Lubavitch', y les conté acerca de nuestro encuentro."

"Tal vez el Rebe no cree que haya logrado cambiarme, pero algo cambió en mí. No me veía como un judío comprometido absolutamente a nada, pero el Rebe me trató de una manera diferente y me preguntó cómo estaba en términos de Torá y Mitzvot, como si visitara regularmente el Beit Hakneset. Él me vio como parte de Am Israel y nunca dejó de creer que había una parte en mí que todavía está conectada con Dios."


[Este hombre entendió y percibió que el Rebe cree en él, a pesar de sus ideologías y su estilo de vida. El Rebe tenía una certeza dentro suyo, genuina y realista, que él guarda pertenencia con Yahadut. El Rebe logró revelar el Kesher intrínseco de cada Yehudi, sea quien sea, con Hashem, con Su Torá y con las Mitzvot.]


©JasidiNews 

martes, 2 de julio de 2024

Qué será de Lubavitch - 30 años de Guimel Tamuz



Es normal y natural que cuando el calendario nos marca que nos estamos acercando a [cumplirse] los 30 años desde Guimel Tamuz 5754, uno comience a hacerse la pregunta obvia: “¿Qué será?” 

Por el rabino Gershon Avtzon – Cincinnati, Ohio

Es normal y natural que cuando el calendario nos dice que se acercan los 30 años de Guimel Tamuz 5754 – no importa cómo uno vea y sienta esta fecha – que el corazón comience a formularse la pregunta obvia: “¿Qué será?”

Me gustaría compartir dos historias (de muchas), donde el Rebe abordó esta cuestión y que nos mostrarán el enfoque correcto respecto a cómo abordar esta pregunta en nuestras propias vidas.

La primera historia:

En 5710-1950, Jasidut Jabad enfrentaba un dilema existencial. El Frierdiker Rebe había sido nistalek en Yud Shvat y el Rebe se negaba a asumir el mando. Los jasidim suplicaron, rogaron y le escribieron sinceras cartas al Rebe en las que le suplicaban que tuviera misericordia de ellos y aceptara el Nesius, pero en vano.

Un jasid en particular, Reb Avraham Pariz, que tenía una cercanía excepcional y única al Rebe, le escribió una carta muy apasionada en la que expresa dos puntos: 1) Varias razones y pruebas por las cuales el Rebe debería aceptar el Nesius; y 2) Que si el Rebe continúa negándose al pedido de los jasidim, entonces “¿qué pasará con Lubavitch”?

Respecto al primer punto, el Rebe respondió (Igrot Kodesh Volumen 3 página 308 #615): “Y [en cuanto a] lo que escribes acerca de mí: ¿De qué sirve tu escritura? No poseo [tales cualidades y condiciones]. Por mi parte, no necesito alusiones ni explicaciones. Me basta con contemplar brevemente mi nivel y situación para conocer mi estado. Entonces, ¿qué puede cambiar otra persona con pruebas y [explicaciones, argumentos] intelectuales?”

Respecto al segundo punto, el Rebe continuó: “¿Qué sucederá? ¿Qué sé yo? Lo que el Rebe está pensando es su responsabilidad; seguramente él se encargará de ello. ¿Cómo? No lo sé. Hay otras cosas que tampoco sé.”

La segunda historia

Era el año 1974. Israel apenas comenzaba a recuperarse de la devastadora guerra de Yom Kipur en la que cerca de 3.000 israelíes murieron y más de 9.000 resultaron heridos. El entonces Gran Rabino del norte de Tel Aviv, el rabino Israel Meir Lau, había viajado a Nueva York para visitar al Rebe y pedirle consejo.

Durante el curso de su conversación, el Rebe le preguntó al rabino Lau cuál era el estado de ánimo “en las calles de Israel”, después de haber enfrentado una guerra tan desafiante. El rabino Lau le dijo al Rebe que los judíos se preguntan unos a otros: "¿Vos vet zain?" ¿Qué será? [qué va a pasar]"

El Rebe inmediatamente agarró el brazo del rabino Lau y le dijo enfáticamente: “Idn fregn nit ¿voz vet zain? Zei freguen, ¿Voz gueit men ton? "Los judíos no preguntan: '¿Qué será?', preguntan: '¿Qué vamos a hacer?'

Estas dos historias nos muestran las respuestas duales que el Rebe espera que tengamos – e interioricemos – a la gran pregunta de “¿qué será?”. Por un lado, debemos estar seguros de que el Rebe – como Moshé Rabeinu de la generación y fiel pastor de la generación – ciertamente no abandonó a su leal rebaño. El Rebe tiene una visión y una misión y ciertamente tendrá éxito en la misión.

Es obvio que ha sido decidido y acordado por el Rebe – como todo lo que le sucede a un Rebe es con su acuerdo – que en aras del éxito de la misión especial de nuestra generación (¡la misión de traer la Gueulá!) necesitaríamos pasar por este período de ocultamiento y confusión. No debería sorprendernos que no entendamos los caminos del Rebe y deberíamos poder decirnos honestamente a nosotros mismos: “Lo que el Rebe está pensando es su responsabilidad; seguramente él se encargará de ello. ¿Cómo? No sé. Hay otras cosas que tampoco sé”.

Al mismo tiempo, no debemos contentarnos con la situación actual – y sentarnos y decir que el Rebe se hará cargo de la situación – debemos desafiarnos a nosotros mismos a hacer algo respecto del terrible ocultamiento y la oscuridad.

La comprensión de que la misión y la visión del Rebe se harán realidad, incluso si no entendemos el proceso, debería inspirarnos a querer ser socios en la misión. Esto se logra exigiéndonos a nosotros mismos hacer más en nuestro compromiso con el Idishkait y nuestro compromiso de compartir la luz de la Torá y el Jasidut con todos aquellos que nos rodean. Debemos salir al mundo con el mensaje y la profecía del Rebe sobre la inminente venida del Mashíaj.

Cuando, inevitablemente, nos encontramos con judíos que parecen deprimidos (bajoneados) y abatidos por los acontecimientos actuales del mundo, debemos compartir con ellos el mensaje del Rebe: “Los judíos no preguntan: '¿Qué será?', preguntamos: '¿Qué vamos a hacer al respecto?"

¡Vamos!¡En marcha!

¡Que tengamos el privilegio de ver y encontrarnos con el Rebe aquí en este mundo, en un cuerpo físico, en este plano terrenal, y él nos redimirá!”

domingo, 30 de junio de 2024

¿AÑORAR EL PASADO O CELEBRAR EL PRESENTE? - Reflexión para Guimel Tamuz 5784



Al acercarse [los 30 años de] Guimel Tamuz, surge el debate: añorar el pasado o celebrar el presente; a menudo una división que se da entre la generación mayor y la más joven. ¿Quién tiene razón? 

Por el rabino Itzjok Naparstek – Fort Lauderdale, FL. Anash.org 


El hecho que nos aproximamos a Guimel Tamuz, el Yom Hilula del Rebe, nuestro Nasí, nos inspira y conmueve, especialmente al cumplirse 30 años.  

Cada año, este día significativo y auspicioso ofrece oportunidades únicas. Algunos años, el Yom Hilula puede haber evocado una sensación de anhelo, lo que llevó a uno a dedicar más tiempo a estudiar uno de los Maamarim del Rebe, mientras que en otra ocasión, el énfasis puede haber estado en la acción, como participar en los mivtzoim u organizar un evento para Guimel Tamuz. A veces, ponemos atención especial en llevar a cabo las costumbres establecidas por el Rebe para este día. De manera similar, mientras esperamos en la fila para visitar el Tzion, en algunos años afloran diversos recuerdos y reflexiones, mientras que en otros, la reproducción de los videos capta nuestra atención, haciendo de cada visita una experiencia distinta. Una constante de cada año es prestar atención a las palabras del Rebe en relación con el Yom Hilula del Rebe Rayatz, en paralelo al año presente.  

Reflexionando sobre las palabras del Rebe durante el 30° Hilula del Rebe Rayatz, en cuyo momento (Yud Shvat y Shabat Parashat Itró 5740) el Rebe enfatizó la importancia de treinta años, una frase en particular llamó mi atención, sugiriendo un mensaje no solo para mí individualmente sino también para nosotros colectivamente cuando llegamos a los 30 años de Guimel Tamuz.  

El Rebe explicó que en cada Yortzait, el Rebe asciende a un nivel espiritual superior (“Aliyat HaNeshamá”), y “todo el laborioso esfuerzo en el cual su alma ha trabajado y dedicado durante su vida” se revela en lo alto e irradia hacia abajo de manera manifiesta “efectuando salvaciones en medio de la tierra”. La palabra hebrea para “año”, “Shaná”, שָׁנָה, significa cambio y repetición, ya que anualmente tiene lugar un ciclo completo de cambios. Así, cada año se repite el ciclo anterior pero en etapas elevadas. A los treinta años, comienza un período nuevo y maravillosamente superior, que eleva aún más, y de forma desproporcional, a la Neshamá y su impacto en este mundo.  

El Rebe hizo referencia al Pasuk en Yejezkel (1:1): "וַיְהִי בִּשְׁלֹשִׁים שָׁנָה" - “Y aconteció a los treinta años (del hallazgo del Sefer Torá en el reinado de Yoshiahu)” y la explicación del Tzemaj Tzedek al respecto (refiriéndose a las visiones divinas de la Carroza de Yejezkel):

     "Treinta engloba “diez Luces internalizadas, diez Recipientes y diez Luces circundantes”, lo que ilustra profundos logros espirituales y que irradian hacia este mundo, afectando a su vez nuestros pensamientos, palabras y acciones."  

A continuación, el Rebe desarrolló esta idea con palabras que nos son pertinentes, especialmente hoy en día (más que nunca). 

El Talmud dice: “Así como entonces (durante la vida de Moshé Rabeinu) él estaba de pie y sirviendo, así también ahora (incluso miles de años después de su fallecimiento) está firme y sirviendo”. A pesar de que han pasado treinta años, y basándose en la enseñanza de nuestros Sabios de que “a los treinta uno alcanza la fuerza”, podría llevarnos a suponer que ahora podemos valernos por nosotros mismos. Sin embargo, no es éste el caso; dado que “un pastor de Israel nunca abandona a su rebaño”.
Nuestra conexión con el Rebe es tan fuerte como lo fue en el primer momento, el primer día después del Histalkus. Simplemente debemos aferrarnos a su “picaporte”, y especialmente a su puerta abierta: ir al Tziun, escribir Pidionot, pedirle que invoque misericordia en nuestro nombre y procurar Brajot (incluyendo una bendición que nos conceda los receptáculos adecuados con los cuales recibir las bendiciones).  

El Rebe concluyó con un llamado a la acción: 

En consecuencia, las alturas espirituales experimentadas por el Nasí en su Yortzait número 30° se reflejan en el servicio continuo de “su descendencia, que están vivos”, sus seguidores y discípulos. Los discípulos del Rebe, y los discípulos de estos (a su vez), incluyendo los futuros discípulos, deben intensificar con mayor vigor su dedicación a “todo el laborioso esfuerzo en el cual su alma ha trabajado y dedicado durante su vida”.

¿Cómo podría esta aplicación que traduce el Rebe de la referencia del Tzemaj Tzedek a las diez luces internalizadas, diez recipientes y diez luces circundantes” manifestarse en nuestros próximos logros de difundir el Idishkait y los manantiales de Jasidut? ¿Cómo puede esta información mejorar y enriquecer nuestra conexión con el Rebe, dado que “él vive” y está más presente “incluso en este mundo”? 

Nuestro compromiso con las actividades del Rebe es doble. En primer lugar, debemos estudiar y difundir la Torá y las directivas del Rebe, preservando sus obras y su servicio divino a lo largo de su vida, compartiendo recuerdos, historias y llevando a cabo Farbrenguens, etc. Esto incluye defender el marco del Rebe para con los jasidim y salvaguardar sus instituciones. Esto puede corresponder a las “diez luces internalizadas” (de arriba hacia abajo). En segundo lugar, debemos traducir y comunicar las enseñanzas del Rebe a audiencias más amplias, innovando e implementando sus directivas. Esto implica lanzar nuevos proyectos y expandir instituciones de acuerdo con el espíritu, las enseñanzas y la guía del Rebe. Esto puede corresponder a los “diez recipientes” (de abajo hacia arriba). 

Estos componentes se alinean con la explicación del Rebe (Likutei Sijot vol. 15, p. 433-434) de las dos formas de servicio divino representadas por Menashe y Efraim, los dos hijos de Yosef nacidos en Mitzraim antes de la llegada de Yaakov. Yosef llamó a su primogénito Menashe "porque Di-s me ha hecho olvidar -'Nashani'- todas mis dificultades y el hogar de mi padre". Esto enfatiza su determinación de recordar y mantener una conexión con “la casa de mi padre” y no verse afectado por la atmósfera extranjera del exilio egipcio. Su segundo hijo, Efraim, recibió su nombre "porque Di-s me ha hecho fructífero -'Pri' (fruto)- en la tierra de mi sufrimiento". Esto expresa gratitud por el crecimiento espiritual, volviéndose “fructífero” en las difíciles circunstancias del exilio, iluminando la oscuridad presente con la luz de la Kedushá. 

Ambos tipos de servicio son indispensables. El estilo Menashe prioriza la lealtad al trabajo del Rebe (“luces internalizadas”), sin embargo, puede correr el riesgo de pasar por alto un alcance efectivo a audiencias más jóvenes o más amplias. Por el contrario, el estilo Efraim enfatiza la innovación y la comunicación (“recipientes”), pero debe mantener una conexión firme con “la casa de mi padre”, asegurando precisión, interpretación correcta y preservación de la identidad Lubavitch. En última instancia, el papel de Efraim (ser fructífero) tiene un significado y relevancia mayor (“él será mayor”), y encarna el propósito final de hacer de este mundo una morada para Di-s. Esto resalta Yaakov al colocar su mano derecha sobre la cabeza de Efraim para la bendición. No obstante, Menashe nació primero, porque reconocer e internalizar “el hogar de mi padre” son requisitos previos esenciales a fin de lograr un impacto significativo en la sociedad y volverse “fructífero”. 

Cada uno de nosotros está destinado a tomar parte en ambos estilos de servicio. Sin embargo, en una escala más general, se puede decir que la generación más veterana, que recuerdan al Rebe, etc., encarnan el estilo Menashe, mientras que la generación más joven, los que nacieron después de Guimel Tamuz 5754 (1994), reflejan más el estilo de Efraim. Garantizar que Anash “sus descendientes, estén vivos” requiere que la generación más veterana, y aquellos que resaltan el estilo Menashe, apoyen y orienten genuinamente a la generación más joven, animándolas a sobresalir como jasidim y shlujim, y capacitándolas para asumir roles de liderazgo. Al mismo tiempo, la generación más joven y aquellos más adeptos al estilo de Efraim deben desarrollar respeto y procurar guía de la generación mayor para continuar el trabajo del Rebe de manera efectiva. Esta sincronización podría corresponder con las “diez luces circundantes”, ya que estas energías envolventes trascienden tanto las diez luces (estilo Menashe) como los diez recipientes (estilo Efraim), uniéndolos en plena armonía. 

Al concluir un ciclo de treinta años, durante el cual todos participamos en el cumplimiento de los llamados a la acción e instrucciones del Rebe, experimentando desafíos y lecciones, embarquémonos en esta nueva era. Inspirándonos en el Hilula número 30 de nuestro Rebe y Nasí, este es un momento oportuno para que nuestra comunidad (Jasidim, Tmimim, Shlujim y líderes de instituciones) maximice ambos estilos y, lo más importante, de manera unificada. Entonces “andaremos por el camino recto que él nos ha mostrado; andaremos en sus sendas para siempre”. 

Que este compromiso [ya el hecho de asumirlo en sí] sea suficiente y produzca la Aliá definitiva: la llegada del Mashíaj, incluso antes de Guimel Tamuz, cuando “aquellos que yacen en la tierra se levantarán y cantarán”, y el Rebe nos sacará del exilio con la verdadera y completa Geulá.

Nuevo Maamar en Español - Traducido en homenaje a los 30 años de Guimel Tamuz - Beiom Ashtei Asar 5731

Maamar Beiom Ashtei Asar Iom 5731 



Este discurso fue pronunciado por el Rebe el 11 de Nisan 5731, en el día de su 69vo cumpleaños, cuando ingresó a su año 70 , shnat Hashivim. 

El Maamar abarca varios conceptos fundamentales de la fe judía y la cosmovisión correcta del judío. Está centrado en el desarrollo del concepto de “yo tomo al rey” y dejo todo lo demás, y lo conecta con la exclamación del Alter Rebe en su momento de éxtasis: “No deseo nada. No deseo Tu Gan Eiden , no deseo Tu Olam Haba, sólamente Te deseo a Tí solo”. 

Nos muestra las implicancias de esta declaración en el servicio de cada uno.  

El Mensaje que tomó Reb Mendel Futerfas de los soldados en el frente

Reb Mendel Futerfas tenía un amigo que había estado en el ejército durante la Guerra de los Seis Días, y Reb Mendel le preguntó acerca de sus sentimientos en aquel entonces.

Este le comentó lo que experimentó: "Cuando estaba a unos 30 km. del enemigo comencé a sentir un miedo; cuando nos fuimos acercando, estando a unos 20 km mi corazón comenzó a palpitar muy fuerte. Y cuando nos encontramos a 5 km, sentía que nos íbamos a morir...
Reb Mendel le preguntó: "Nu,  y cuando estabas en el frente de batalla, frente al enemigo, ¿qué sentiste?"
Ahí es que le respondió: "En ese momento no sentí miedo en absoluto, no había ni tiempo para pensar en miedos etc. Sabía que tenía que luchar, y no pensar en más nada que en la lucha en sí."

Reb Mendel tomó las palabras de aquella anécdota y las explicó en lo que respecta a la Avodat Hashem: 
"Uno siempre debe encontrarse en el frente, librando guerra concretamente contra el Yetzer Hará, esto es, que todo el tiempo se encuentre ocupado, (que no haya tiempo para ponerse a pensar y sentir, etc), y ¿a qué se refería con encontrarse constantemente ocupado? 
Que esté repasando capítulos de Tania de memoria, Mishnayot de memoria, Guemará de memoria, algún Hemshej de maamarim de Jasidut de memoria, entonces no tendrá tiempo siquiera para pensamientos o sensaciones vanas y ajenas.


(Contado por Reb Oizer Alperovitch, Teshura Elituv Sivan 5784)

El Rebe pensando en cada Yehudi y motivándolo - Ejemplo a seguir

La Torá nos enseña que ningún desafío es demasiado grande como para no poder superarlo, siempre y cuando uno sienta jizuk y la energía para hacerlo. El Yetzer Hará es astuto y sabe exactamente cómo tirarnos abajo, cómo crear dificultades en nuestras vidas que parecen insuperables. Nos deprime; nos dice que no tenemos nada por qué vivir; nos dice que no somos capaces de lograr grandes cosas en el mundo.

Esta es una de las mayores tácticas del שטן. Se llama "יאוש" - Desmotivación/desánimo. Nos hace creer que no podemos, ¡entonces creemos que ni necesitamos intentarlo!
Por eso necesitamos Ajdut. En Har Sinaí, el pueblo judío estaba unido como “un hombre con un solo corazón”. Así se preocupaban el uno por el otro. Compartían la alegría del otro y sentían el dolor del otro, como si fuera propio. Eran como una sola persona, y es por eso que pudieron estar unidos con un solo corazón, un deseo profundo y apasionado de recibir la Torá y vivir acorde a ella.
Al animar y motivar a los demás, podemos cumplir " אִישׁ אֶת רֵעֵהוּ יַעְזֹרוּ" - "y a su hermano le dirá: Sé fuerte".


En uno de sus viajes a los Estados Unidos hace varios años, Rab Itzjok Dovid Grossman 'שי, Gran Rabino de Migdal Haemek, recibió una llamada de Reb Binyamin Klein, secretario del Lubavitcher Rebe. Le dijo que el Rebe tenía una petición especial para hacerle al rabino Grossman; que viaje al Centro Penitenciario y Correccional de Sing Sing, donde había un recluso judío (no-observante) que necesitaba Jizuk (ánimo).
Este complejo de máxima seguridad ubicado en Ossining, Nueva York, es conocido por ser una de las cárceles más difíciles del país y cualquier persona encarcelada allí generalmente era alguien que había cometido delitos graves con sentencias duraderas.

Rab Grossman accedió a la petición del Rebe e hizo un viaje especial a Ossining. Quedó en reunirse con el recluso y le dijo que el Rebe de Lubavitch lo había enviado específicamente para hablar con él. Cuando el prisionero escuchó esto, de repente comenzó a llorar y necesitó algo de tiempo para recuperarse.

“¡¿Cómo lo supo el Rebe!?” siguió diciendo una y otra vez. Finalmente, pudo recomponerse y le explicó al Rabino Grossman que en las últimas semanas había entrado en una profunda depresión; él había sido un médico destacado (antes de su sentencia en prisión) y estaba acostumbrado a cierto nivel de trato y honor.
Ahora, sin embargo, era un prisionero en esta despiadada instalación sin nada por lo que aspirar, nada por lo que vivir. Su depresión fue empeorando día a día, hasta que tras un brutal incidente decidió acabar con su vida. No fue fácil estando encerrado pero planeó cuidadosamente su acto suicida. Pero sus planes se alteraron repentinamente cuando Rab Grossman apareció con las palabras motivadoras del Lubavitcher Rebe, además de las suyas propias, que lo sacaron de la depresión y desesperanza.
El hombre ahora se dio cuenta de que tenía por lo qué vivir y que tenía que sacar a relucir su máximo potencial. Después de esa visita, Rab Grossman siguió en contacto con este hombre. Su amistad le dio el ímpetu de seguir adelante. Se mantuvieron en contacto hasta el fallecimiento del prisionero muchos años más tarde.

sábado, 15 de junio de 2024

Jitas!

Durante los Farbrenguens de Shavuot el Rebe siempre mencionaba que Shavuot es el día en que Hashem nos entregó la Torá, también es el Yortzait de David Hamelej, el compositor de los Tehillim, y también el Yortzait del Baal Shem Tov, quien comenzó a revelar Jasidut en el mundo. Esto resalta la conexión del Jumash, el Tehilim y el Tania con Shavuot. [El Rebe señalaba también la importancia de estudiar Jitas, no solo recitar sus palabras.]


En 5616 (תרט”ז-1856), la Haskalá (Movimiento Iluminista) logró convencer al gobierno ruso de publicar sus propios libros de texto relacionados con estudios judaicos y exigir que todos los sistemas educativos judíos los utilizaran. En esencia, estaban tratando de obligar a los "jeider's" religiosos a utilizar el plan de estudios que ellos prepararon, que omitía muchas Mitzvot vitales y el concepto de Emuná, etc.

En ese momento, el Rebe Tzemaj Tzedek le preguntó a su hijo, el [Rebe] Maharash, si dominaba las palabras del Tania. Después de recibir una respuesta afirmativa, le preguntó si era versado en las palabras del Tania tan bien como conocía las palabras de la Torá, en las que sobresalía. El [Rebe] Maharash nuevamente respondió afirmativamente.

Al año siguiente, 5617 (תרי”ז -1857), el Rebe Tzemaj Tzedek envió a su hijo el [Rebe] Maharash a Petersburgo, la capital, para discutir ciertos asuntos comunales con las autoridades. Antes de partir, el Rebe el Tzemaj Tzeddek le dijo: 

“En 5603 (תר”ג-1843) el gobierno me convocó a un congreso de líderes judíos. [Esperaban implementar algunas de sus restricciones respecto al estudio y la observancia de la Torá, especialmente respecto al estudio de Jasidut. Sin embargo, el firme desafío del Tzemaj Tzedek a las autoridades, hasta el punto de haber sido encarcelado 22 veces [arrestos domiciliarios] durante esos pocos meses, prevaleció y ellos dieron marcha atrás en sus intenciones.] Antes de asistir a aquel encuentro, primero fui a hacer Tefilá en el lugar de reposo de mi madre [Rebetzn Devorah Leah, en Liadi]. Ella me relató que dado el Mesirut Nefesh que había hecho por el bien de los jasidim y de Jasidut, tuvo el mérito de  ascender a la cámara celestial del Baal Shem Tov donde le pidió que intercediera por mí.

Ella también le preguntó y le pidió que le informara de algún remedio espiritual con el cual, con la ayuda de Di-s, podría salir victorioso contra aquellos que se oponen a las enseñanzas de  Jasidut [y al judaísmo auténtico].

Ella me informó que el Baal Shem Tov le respondió: 'Tu hijo domina de memoria las palabras del Jumash ,  Tehilim y Tania. Está escrito:
וַיְהִי חִתַּת אֱלֹקים,“Y el temor de Di-s estuvo sobre…”. חת”ת (JiTaS ) es un acrónimo de Jumash, Tehilim y Tania. Quien domina las letras [de estos tres] puede superar todos los obstáculos'”. [Y de hecho en el transcurso de aquel extenso encuentro, el Tzemaj Tzedek frustró con éxito sus planes.]

El Tzemaj Tzedek continuó: “Por lo tanto, siempre que estés en un edificio gubernamental o te reúnas con un funcionario, recita una Parashá de la Torá y un capítulo de Tehilim y de Tania."

Años más tarde, cuando el Rebe Maharash le contó esto a su hijo, el [Rebe] Rashab, le dijo: “Esto me significó una receta maravillosa para mí también, porque con las primeras tres Parshiot de la Torá y los tres capítulos de  Tehilim y Tania, los planes del Movimiento de la Haskalá se desmoronaron hasta el punto de que su líder tuvo que huir del país avergonzado y asustado del gobierno ruso, ya que el gobierno sufrió una enorme pérdida monetaria en la impresión de los libros del Movimiento que nunca fueron utilizados.

Años más tarde, cuando el Rebe Rashab repitió este incidente a su hijo el Frierdiker Rebe, concluyó: “[Si alguien sabe y repite] un capítulo de Tania de memoria, no sólo conquistará y frustará a la oposición, sino que le traerá a él abundancia de bendiciones y éxito, tanto en asuntos espirituales como materiales."


Entonces, ahora que acabamos de concluir el Yom Tov de Shavuot, es momento clave para fortalecernos en nuestro compromiso diario con el estudio de Jitas.


Fuente: Rab Sholom DovBer Avtzon. Traducido por ©JasidiNews 

sábado, 8 de junio de 2024

Tikun Leil Shavuot


Reb Yehoshua era un hombre piadoso, recto y temeroso de Hashem. Junto con su esposa Sara formaron su hogar sobre las bases de la Torá y el Jesed, pero pasaron muchos años y todavía no podían abrazar a un hijo. Pasaron los años y la pareja iban poniéndose mayores y casi perdiendo las esperanzas.

Un año, en la noche de Shavuot, la esposa de Reb Yehoshua se acercó a uno de los Tzadikim de la generación y con lágrimas en sus ojos explicó su amarga situación, tantos años de esterilidad y su soledad en ausencia de hijos. Muchas veces ya se había dirigido a lo del Tzadik a pedirle que rece por ella, pero esta vez se mantuvo firme y con el corazón roto exclamó: "¡Rebe! ¡No me moveré de aquí hasta que me bendiga con un hijo!" El Rebe se quedó en silencio, cerró los ojos y finalmente dijo: "Esta es una hora oportuna y te otorgo una bendición, tal como se bendijo a Sara Imenu, de aquí en un año tendrás un hijo, y que el hijo crezca acorde a tu deseo y voluntad." La mujer salió de lo del Tzadik con el corazón contento y creyó de todo corazón que su salvación llegaría. Tanta la alegría, que no prestó atención a las palabras del Tzadik y su desconcertante adición, de que su hijo crezca según su voluntad.

Pasó exactamente un año, llegó Jag Hashavuot y Sara, la esposa de Reb Yehoshua tuvo un hijo. La ciudad quedó muy conmovida por las buenas noticias y todos compartieron la alegría de los flamantes padres. El niño que entró en el pacto de Abraham Abinu, recibió el nombre del rey David, cuyo día de nacimiento y fallecimiento cae en Jag Hashavuot. El bebé David fue circuncidado sobre las rodillas del Rebe y, a pedido de su madre, bendijo al niño diciéndole que el Zejut del rey David lo proteja para crecer en la Torá y en Irat Shamaim para satisfacción de sus padres.

Ya en los primeros años del nacimiento de David, advirtieron que fue dotado de talentos únicos y maravillosos. Sus padres lo amaban con todo el alma, el haberlo tenido en su vejez después de largos años de ansiedad y espera, y lo colmaron con una abundancia de amor desmedida. No escatimaron en absoluto en comprarle los juegos y juguetes que desee, ropa bonita y libros para su satisfacción. Los amigos de Reb Yehoshua lo reprendían por la indulgencia que le da a su hijo, comentando que lo estaba acostumbrando a malas cualidades y terminar criándolo de manera torcida, pero el amor de Reb Yehoshua por su hijo cegó sus ojos y nubló su mente.

Más que el resto de todos los Jaguim, a David le encantaba Jag Hashavuot, que también era su cumpleaños. La casa decorada con hermosas flores, las deliciosas comidas lácteas que preparaba su madre, la atmósfera especial del Yom Tov, todo esto dejó una profunda impresión en su corazón y quedó vinculado con este día en una conexión especial y constante.

Cuando David creció, sus padres lo enviaron a una famosa Yeshivá que estaba lejos de su ciudad, para que estudie Torá de la mano de los más grandes de la generación. Los padres estaban seguros de que su hijo era diligente en su estudio de Torá y Avodat Hashem, pero la gran ciudad llamó la atención del inocente joven y se arrastró tras las vanidades de este mundo. Un buen día, David desapareció de la Yeshivá y el Rosh Yeshivá lo buscó constantemente; finalmente lograron dar con el paradero del muchacho, que estaba irreconocible, casi sin rastros del perfil de un joven Yehudi. Con el corazón roto, el Rosh Yeshivá fue a la casa de los padres y les contó lo sucedido con su amado hijo, que había abandonado la 'fuente de agua viviente' y fue a cavar pozos rotos que no contenían agua... La amarga noticia cayó como un rayo sobre los padres destrozados, la madre enfermó de pena y al poco tiempo falleció. Al final de los días de duelo, el anciano y destrozado Reb Yehoshua se levantó y se dirigió a la gran ciudad, con la esperanza de poder hacer retornar a su hijo a casa y a sus orígenes, pero sus esfuerzos fueron en vano. Su hijo, querido y compasivo, lo miró con desdén y altivez y se burló de la tradición de sus antepasados, al tiempo que reafirmaba su nuevo camino.

Cuando Rabí Yehoshua vio que sus palabras caían en oídos sordos, le pidió a su hijo una única petición: "Te ruego, elige para ti cualquier Mitzvá o costumbre, la que desees, y obsérvala con toda vigilancia, y tal vez esta Mitzvá te ayude, y te haga volver, como en los buenos tiempos." Las lágrimas del padre mientras decía estas palabras llegaron al corazón de su hijo y éste accedió a su último pedido. No pasó mucho tiempo, y los judíos del pequeño pueblo acompañaron a Reb Yehoshua en su último viaje, y junto a la tumba abierta no había ningún hijo que recitara el Kadish Yatom.

Los talentos de David con el tiempo mostraron su fruto y se convirtió pronto en un hombre muy adinerado. Se construyó una magnífica casa, donde pasaba tiempo con sus amigos en fiestas y jolgorios, hasta olvidar por completo su pasado judío. Una sola Mitzvá lo conectaba con el pasado, que eligió a pedido de su padre, y era la costumbre de comer lácteos en la festividad de Shavuot. El sabor de los productos lácteos de su madre todavía persistía en su lengua y todos los años se preparaba las delicias y diversos alimentos lácteos para comer en la Seudá del Jag.

David tenía un mayordomo gentil, que era su hombre de confianza. Servía a su amo con decencia y lealtad pero su patrón nunca accedió a mostrarle su gran fortuna, que escondía en su habitación. Una vez, el amo olvidó cerrar la puerta de su habitación y el sirviente entró y descubrió allí un enorme tesoro de monedas de oro y diamantes preciosos. Desde aquel día, el asistente no podía calmarse y toda su ambición era quedarse con ese tesoro. Durante largas horas se sentó e ideó cómo sacarse de encima a su amo hasta que finalmente tomó la decisión: envenenar a su amo y enterrarlo, y luego quedarse con todas sus posesiones.

Sobre una fuente humeante, disponía el mayordomo la carne asada que había preparado para su amo, como era su costumbre, y secretamente derramó en el plato un veneno mortal y peligroso, que había comprado en secreto. David se sentó en la mesa, clavó el tenedor en la carne y de repente se detuvo de un sobresalto, como si lo hubiese mordido una serpiente. "¿Cómo lo olvidé"? exclamó: "¡Hoy es Shavuot y suelo comer lácteos este día!" El rostro del sirviente cambió de color y su amo lo percibió. "¡Iré a prepararle unos lácteos entonces!", se apresuró a decir el mayordomo, pero David lo detuvo y le dijo: "No, en este día suelo prepararme mi propia comida". El criado, que ya estaba dirigiéndose a la cocina, se detuvo. El pánico era visible en sus ojos y estaba convencido de que había descubierto su plan. David lo miró asombrado, nunca había visto a su mayordomo actuar de manera tan extraña.

"Sabes qué," se volvió hacia el mayordomo y le dijo: "Una lástima aquella buena carne, cómetela tú mismo." El rostro del sirviente ahora empalideció varias veces e intentó escapar de la habitación, pero David lo sujetó con fuerza y ​​lo encerró en una de las habitaciones de la casa. Luego tomó la carne y la arrojó frente al perro que corría por el patio. Este último se abalanzó sobre la carne con gusto, pero al instante cayó hacia atrás y de su boca brotó un terrible gemido, tras lo cual se quedó inmóvil. "Muerto." David susurró shockeado. De repente todo le vino a la mente. Recordó su pequeña habitación en la aldea, vio ante sus ojos la figura de su padre, suplicando y rogándole, dándole su último mensaje a un hijo rebelde: "Observa hijo mío, aunque sea solo una Mitzve, tal vez te salve y te haga volver al buen camino."

En la noche del Shavuot siguiente, David estaba sentado en el Beit Midrash la noche del Jag, recitando apasionadamente los versículos del Tikon, como queriendo compensar lo que le faltó en todos esos años en los que estuvo lejos del camino. Cuando terminó de decir el Tikun, ya había salido el alba. Cerró el libro, miró la portada y susurró:
זכיתי לתיקון ליל שבועות.
 "Tuve el meríto de hacer un Tikun Leil Shavuot."



Fuente: "Shabat Tish", Vol. 1.
©JasidiNews 

miércoles, 5 de junio de 2024

Rab Moshe Kotlarsky, A"H.




El Rab Moshe Yehuda Kotlarsky Z"L, vicepresidente de Merkos LeInyonei Chinuch, brazo educativo del movimiento Jabad Lubavitch que supervisa más de 5.000 centros e instituciones educativas de Jabad en todo el mundo, falleció este martes, 27 de Iyar de 5784 a la edad de 74 años.
.והקיצו ורננו שוכני עפר והוא בתוכם

Es conocido por presidir y ser el rostro y la voz del congreso Internacional de Shlujim que se lleva a cabo anualmente en Nueva York.

Una persona totalmente dedicada y entregada al Shlijut del Rebe. Bregó por el bienestar de las familias de los Shlujim alrededor del mundo, logrando que cada uno lo sienta muy cerca suyo.








El famoso "Roll-Call" del Kinus Hashlujim:







Palabras de Rab Kotlarsky en su visita a Argentina, Tributo al Rebe, Guimel Tamuz 5775 (2015), con doblaje al español:








domingo, 2 de junio de 2024

Mashal de Reb Shmuel Groinem: el cazador y la estatua del rey

Mashal que contó Reb Shmuel Groinem, Mashpia de Tomjei Tmimim en Lubavitch:

Había un cazador que quería cazar un pájaro exótico, un papagayo muy hermoso. El loro lo esquivava, huía y salía volando todo el tiempo, su vida consistía en estar constantemente en alerta ante el peligro del cazado. Un día se le ocurrió a ese pájaro una solución. Decidió posicionarse sobre la enorme estatua del rey que se encontraba en la plaza central de la ciudad. De esa manera, nadie iría a dispararle y cazarlo, ya que implicaría este un acto de rebeldía contra el rey (si disparara a la estatua hecha a imagen del rey). Esto es lo que salvó al desafortunado ave de los peligros y amenazas.

Y explicaba Reb Shmuel Groinem: Nosotros somos aquel pobre pajarito, y el cazador es el alma animal. La estatua e imagen del rey es el Jasidut. Cuanto más nos acerquemos y nos unamos a Jasidut, más difícil le resultará al alma animal atraparnos y cazarnos.

martes, 21 de mayo de 2024

2 de Iyar - Maise con el Rebe Maharash -



En Petersburg a puerta cerrada, los más altos funcionarios del país estaban trazando decretos malvados contra los judíos de Rusia. No había tiempo que perder, por lo que Rabi Menajem Mendel de Lubavitch (conocido como Tzemaj Tzedek), envió a su hijo Shmuel a Petersburg con indicaciones de asegurarse de que el decreto no pasara (no llegara a aprobarse).

Reb Shmuel era el hijo menor del Rebe, sin embargo fue Shmuel el elegido para esta importante misión. Pero no viajó solo. Su hermano mayor, Reb Yehuda Leib, lo acompañó a la capital.

Antes de que se embarcaran en su viaje, Reb Shmuel le hizo una solicitud a su hermano: "Debo insistir en una condición si vamos viajar juntos. Debo pedirte que te abstengas de impartir Brojes a lo largo del viaje. Nuestro padre es el Rebe, y solo él debe ser quien dé bendiciones."

Reb Yehuda Leib estaba acostumbrado a otorgar bendiciones; la gente siempre se reunía a su alrededor a donde quiera que fuera, pidiendo su ayuda en serios asuntos de salud, sustento o cualquiera de los innumerables problemas que los atormentaban en aquellos duros tiempos. Se sintió incómodo frente a la condición que le pedía su hermano, pero bajo las circunstancias, no tenía más remedio que aceptar. Mantener su palabra, sin embargo, no fue tan simple. Las personas estaban acostumbradas a recibir las Brajot de Yehuda Leib, y cada vez que la gente se enteraba de su llegada, acudían en masa para encontrarse con él.

Cada persona venía con una necesidad diferente e igualmente apremiante de una misericordia divina, y cada trágica historia perforaba el corazón amable y compasivo de Yehuda Leib como una flecha.
En cierto pueblo se encontró con una mujer particularmente persistente. Dirigiendose firme a Yehuda Leib, le rogó que la bendiga, llorando de manera implacable.

La mujer desconsolada no tenía hijos, y estaba decidida a no moverse hasta que Yehuda Leib la bendijera con un hijo. Yehuda Leib fue conmovido por sus lágrimas, pero le había prometido algo a su hermano, y por lo tanto se negó firmemente a dar una bendición. Él solo respondió: "Vé de mi padre. Seguramente te bendecirá".

La mujer rechazó semejante respuesta, y su llanto se podía escuchar en todo el pueblo. Finalmente, en absoluta desesperación, exclamó: "¡Vé de mi hermano, tal vez te bendiga!"

El semblante de la mujer cambió de inmediato y pronto apareció ante Reb Shmuel. Toda la escena se repitió, completa con gritos, gritos y amargas lágrimas. Incluso una roca se hubiese disuelto ante un dolor tan palpable, y Reb Shmuel ciertamente no era insensible a su agonía, pero él siguió su propia instrucción, insistiendo: "Vaya a lo de mi padre, seguramente la bendecirá."

La mujer continuó su exigencia llorando hasta que, incapaz de responder más nada, Reb Shmuel recurrió a su hermano y le dijo: "¡Llama al cochero, así podemos irnos!"

El conductor saltó a su asiento e instó a los caballos hacia adelante, pero las ruedas no se movían. La mujer ingeniosa había colocado un palo entre los radios de la rueda y la carreta estaba inmovilizada. Ahora Reb Shmuel alcanzó el límite de su paciencia.

Descendió de la carreta y le exclamó a la mujer: "¡Vaya a comer un bagel!" - un equivalente de "¡Andá a pasear!" en el idioma común de hoy. En un instante, la mujer molesta se fue y los dos hermanos continuaron en paz su viaje hacia Petersburg.

Pasó un año y el incidente con la angustiada mujer fue olvidado. Mientras tanto, el Tzemaj Tzedek había fallecido, y Rabi Shmuel, el más joven de sus siete hijos, se convirtió en su sucesor en Lubavitch. (Su hermano, Reb Yehuda Leib, se convirtió en el Rebe en Kopust). Un día apareció un hombre en Lubavitch ante el nuevo Rebe con dos hermosos pasteles.

"El año pasado le diste a mi esposa una Broje para que tenga un hijo y B"H acaba de dar a luz. Ella me ha pedido que le traiga estos pasteles al Rebe para agradecerle por su Brajá."

"¿Me recordarías aquel encuentro con tu esposa? No puedo recordar que tal incidente haya ocurrido el año pasado."

"Bueno, mi esposa estaba en el pueblo de B. y te rogó que la bendigas con un hijo. Le dijiste: '¡Vaya a comer un beiguel!' Y Rebe, mi esposa corrió a hacer exactamente lo que le dijiste."

"Estoy muy feliz de escuchar tus buenas noticias. Dime, sin embargo, ¿por qué me traes dos pasteles? Seguramente uno era suficiente."

"Ah, Perdón. No conté toda la historia. Verá, usted le dijo a mi esposa que comiera un beiguel, pero ella, de tan ansiosa por la sagrada bendición que se haga realidad, en lugar de uno, se comió dos beiguels, sólo para asegurarse...¡Y funcionó, acaba de tener mellizos!" explicó el alegre y flamante padre.

Rab Shmuel quedó profundamente conmovido por las palabras del hombre. "Que sepas que había un decreto Divino según el cual tú y tu esposa nunca tendrían hijos. Por lo tanto, no podía prometerle un hijo. Fue simplemente por exasperación que le dije que se 'vaya a comer un beiguel'. Pero debido a su pura y genuina fe en la Brajá de un Tzadik, el decreto fue anulado y usted y su esposa han sido bendecidos con hijos."



Fuente: "L'chaim Weekly" (#529)

Cuando a alguien le importa



Cada año, en su camino desde Petersburgo a la Feria Regional Anual en Nizhni-Novogorod, cierto jasid adinerado hacía primero una parada en Lubavitch para ver a su Rebe, el Tzemaj Tzedek, y luego en el pequeño pueblo de Dobromisl para visitar a un anciano erudito y jasid que había sido su Melamed en su infancia. Le dejaba una suma de dinero para ayudarlo con su sustento y luego continuaba su camino.

Un año, el josid se retrasó, y emprendió el viaje cuando la feria ya había comenzado. Sin embargo, se detuvo en Lubavitch para recibir una Broje, pero pensaba esta vez saltear su visita a Dobromishl. Y le preguntó al Tzemaj Tzedek su opinión al respecto.

"Dado que esta ha sido tu costumbre durante muchos años", dijo el Rebe, "no es aconsejable divergir de la misma."

Prestando atención a este consejo, el josid viajó a Dobromishl y visitó a su antiguo maestro, quien lo saludó con una cálida bienvenida. Sin embargo, al tener tanta prisa, planeaba irse inmediatamente después de rezar Minje, pero incluso antes de terminar su Tefilá, todo el cielo se oscureció y una tormenta feroz se desató. El anciano maestro lo invitó y le ofreció quedarse a pasar la noche en su casa, pero el jasid insistía en mantener su agenda original. Sin embargo, cuando fue acosado por un fuerte dolor de cabeza, no tuvo más remedio que aceptar la sugerencia de su anfitrión de quedarse.

A la mañana siguiente, el josid se despertó muy enfermo, sufriendo lo que parecía ser una fiebre peligrosamente alta. Un médico fue solicitado con urgencia al pueblo desde la ciudad cercana de Orsha. Cuando fue diagnosticado con Tifus, un telegrama fue enviado inmediatamente a su familia y al Tzemaj Tzedek, para que rezara por este Josid.

Después de ocho semanas dramáticas, finalmente estuvo lo suficientemente bien como para viajar a Lubavitch. No pudo suprimir una sensación de queja y reclamo hacia el Rebe que le había aconsejado que visitara a su maestro de la infancia, ya que había sido en camino a Dobromisl que contrajo el resfrío y la gripe, lo que sin duda llevó a la fiebre tifoidea. De hecho, tan pronto como entró en el estudio del Tzemaj Tzedek, se echó a llorar: "Rebe, ¿por qué me enviaste a Dobromishl?!"

El Tzemaj Tzedek respondió citando un Talmud (Sucá 53a): 
"אָמַר רַבִּי יוֹחָנָן: רַגְלוֹהִי דְּבַר אִינִישׁ אִנּוּן עָרְבִין בֵּהּ, לַאֲתַר דְּמִתְבְּעֵי תַּמָּן מוֹבִילִין יָתֵהּ"

[רש"י: לאתר דמתבעי - למקום שנגזר עליו למות בו משם הוא מתבקש ליטול נשמתו. 
תמן מובילין יתיה - לשם רגליו מוליכות אותו]
"Los pies de una persona son los responsables por ella, al lugar al que es convocado [de Arriba], allí lo llevan", es decir, adonde Di-s ha determinado que su vida termine. La palabra para 'convocado'--דְּמִתְבְּעֵי- también se puede entender como significando 'rezar' en el arameo. ¡Le debes tu vida a las devotas y sinceras Tefilot de tu maestro de la infancia!"



Fuente: "Lemaan Ishmeu" #176 y " A Treasury of Chasidic Tales" págs. 71-73.

Incomparables

Contaba Reb Mendel Futerfas:


El Rebe Tzemaj Tzedek solía ayudar a cada uno de sus hijos y nietos con una suma fija, considerable de dinero, de modo que no necesiten preocuparse por su Parnasá y puedan dedicarse tranquilos a la Torá y Avodat Hashem.

Uno de sus nietos, Rab Shlomo Zalman, que luego se convirtió en el Admur de Kapust, era un verdadero genio, con una mente brillante y un sincero y genuino Oved Hashem. Por otro lado, el Tzemaj Tzedek tenía otro nieto, que todos lo llamaban cariñosamente Shneor'ke, que no contaba de grandes aptitudes, y sin embargo tenía un corazón muy especial y sensible, lleno de amor por otro Yehudi y compenetrado por las conductas y sendas de un Josid.

Una vez, se le acercó el Maharil al Tzemaj Tzedek con un argumento y reclamo: "¿por qué le otorgas el mismo monto, la misma suma, tanto a Reb Shlomo Zalmen como a Shneor'ke? Rab Shlomo Zalmen dedica horas y horas al estudio y Avodat Hashem, cada minuto le es preciado y lo aprovecha al máximo. Por otro lado, Shneor'ke puede ir al mercado y ganarse algunos pesos por cuenta propia. Son incomparables, entonces ¿cómo igualarlos a la hora de otorgarles el importe de dinero?"

El Tzemaj Tzedek le respondió: "Cierto. No se los puede comparar. Rab Shlomo Zalmen es un Gaón, persistente y asiduo en su grandioso estudio, ¿qué tiene de maravilloso que estudie de esa manera? Si, en definitiva, fue dotado de una mente brillante, simplemente está aprovechando (haciendo uso de) sus capacidades. Pero Shneor'ke, cuando se le acerca un Yehudi que está en aprietos en su Parnasá y no llega a cubrir los gastos para Shabes, y mismo Shneorke no tiene para ayudarlo, corre a su casa, agarra las alhajas y joyas de su esposa, las entrega como garantía y solicita un préstamo, todo en aras de que otro Yehudi tenga para hacer Shabat.

Más aún [y Reb Mendel cuando contaba el Maise solía acentuar esta virtud aún más], cuando los Jsidim están sentados haciendo Farbrenguen, ya muy tarde por la noche, y se acaba el Mashke, es Shneor'ke quien corre y pasa por 'todo el botz de Jalolvi'ke' (una de las calles de Lubavitch que solía estar siempre embarrada) y logra conseguir y traer Mashke para el Farbrenguen. Nu, acaso ¿se los puede comparar...?"
¡Cierto, son incomparables!

Un susurro en el momento justo - Pesaj Sheini

Todos en la ciudad estaban vestidos con sus mejores ropas festivas en honor a la gran ocasión. Invitados de estirpe y honor llegaban de todas partes de la región. No todos los días, ni siquiera todos los años, se producía un acontecimiento tan trascendental: el mismísimo Baal Shem Tov había llegado, acompañando a uno de sus nietos cuya boda se celebraría ese día.

Comenzó la procesión nupcial. El Baal Shem Tov caminaba lentamente a la cabeza, el novio a su lado y la gente del pueblo ataviada con sus mejores galas siguiéndolo.

A medida que la procesión se acercaba al lugar de la jupá se toparon en la calle principal con un judío solitario en una carreta, un extraño que nadie reconoció. Nadie tampoco le prestó mucha atención. Entonces, para sorpresa de todos, el Baal Shem Tov detuvo repentinamente la procesión y se desvió para acercarse a la carreta. Le susurró algo al oído y sólo entonces, luego de un breve intercambio, regresó rápidamente a su lugar y le extendió su brazo al novio.

El hombre en la carreta parecía y se veía como un yehudí sencillo, pero los jasidim presentes estaban convencidos de que debía ser uno de los Tzadikim ocultos. Después de todo, ¿no había retrasado el santo Rebe la boda únicamente para intercambiar algunas palabras con él?

Pero ahora estaba la boda. La alegría y el clima esa noche fueron extraordinarios. Todos se dejaron llevar por la celebración, como si se hubieran cortado sus lazos con este mundo bajo y burdo.

Al día siguiente, los jasidim recordaban el extraño suceso de la noche anterior y sintieron curiosidad por saber la identidad del tzadik desconocido con quien el Baal Shem Tov se había molestado en interactuar en un momento tan preciado. Luego de indagar un poco, descubrieron en qué posada se hospedaba y se apresuraron allí con la esperanza de que accediera a hablar con ellos. Quizás incluso revelaría lo que el Baal Shem Tov había susurrado.

"Shalom Aleijem, Rebe", se dirigieron a él con sumo respeto.

"¿Rebe?" Reaccionó el hombre, pareciendo bastante sorprendido. "No soy ni un Rebe ni hijo de un Rebe."

"No hay necesidad de que te ocultes de nosotros, Rebe", insistieron los jasidim. "Sabemos la verdad. Si nuestro maestro retrasó la Jupá para confiarte secretos al oído, es obvio que eres un hombre santo."

"No soy ni un Tzadik ni un hombre santo", insistió el extraño. Parecía estresado mientras intentaba calmar el entusiasmo de los jasidim. "Su maestro habló conmigo algo estrictamente personal. Lo único que les puedo decir es una sola cosa: ¡Dichosos! Ustedes tienen un gran maestro. ¡Un gran Tzadik!"

Pero los jasidim no se rendirían tan fácilmente. "Cuéntanos, entonces, qué te dijo", clamaban.

Ahora se sentía notablemente incómodo. Tras muchas vacilaciones, finalmente se dio cuenta de que no podría librarse de ellos y accedió a contar su historia.

"Vivo en un pequeño pueblo. Mi mejor amigo desde la infancia vive en la casa enfrente a la mía. Es un vendedor ambulante de profesión; viaja periódicamente a todos los pueblos y asentamientos de nuestra zona, vendiendo artículos y mercancías diversas. Siempre que emprende su viaje por un largo tiempo, a su regreso los amigos y vecinos nos juntamos en su casa para darle la bienvenida.

Una vez, después de un viaje especialmente largo, me crucé para visitarlo. Yo fui el primero, como siempre, y la casa estaba vacía. Sus hijos jugaban en el patio y su esposa estaba ocupada en la cocina. Me dijeron que que no estaba en casa, que había salido y que volvería enseguida. Sintiendo el deseo de fumar mi pipa mientras esperaba, abrí el armario donde sabía que guardaba su tabaco. Lo primero que llamó mi atención fue su billetera, a la vista, estaba llena de dinero, todas las ganancias de su último viaje que usaría para pagar sus deudas, mantener a su familia y reinvertir en nuevas mercancías.

Me sorprendió que dejara su billetera tan expuesta y accesible. No estaba bien. Decidí darle una lección a mi amigo. Metí la billetera en mi bolsillo.

¡Cómo se sorprenderá cuando vea que falta! Sonreí para mis adentros. Eso le dará una lección, aprenderá a no ser tan descuidado. Por supuesto y desde luego, mi intención era devolvérsela de inmediato. Pero primero quería ver la expresión de su rostro.

Sin embargo, las cosas salieron muy diferentes de lo que esperaba. Cuando mi amigo regresó a casa y, para su sorpresa, descubrió que todo el dinero que había ganado con tanto esfuerzo se thabía esfumado, estalló en amargos gritos de desesperación. Su esposa cayó desmayada. Y toda la familia dando vuelta la casa en una búsqueda frenética, pero, por supuesto, en vano. Todos los amigos y vecinos que estaban llegando se hacían eco de la emoción y la tristeza que estaban pasando. Todo eso en unos instantes. De repente el evento en su casa parecía una casa de luto. Después de todo, mi broma no había resultado tan divertida. En lo absoluto. En tal atmósfera y con tanta gente alrededor, no tuve el coraje de confesar que yo era el responsable de todo este disturbio y crisis. Compuse mi cara como si no supiera nada y murmuré algunas palabras de condolencia a mi amigo, pensé que pronto le devolvería la billetera en una ocasión más adecuada, en un momento más tranquilo y cuando nadie me viera.

Pero un día siguió al otro, y la oportunidad que buscaba nunca se presentó. Mi amigo estaba luchando por llegar a un acuerdo con sus acreedores, quienes siempre parecían estar persiguiéndolo, y yo sabía que no podía devolverle el dinero en semejante circunstancias sin que todos me etiqueten como ladrón.

Pasaron así varios meses. Todavía tenía el dinero. Me encontré considerando seriamente las seductoras sugerencias de mi Yetzer Hará de invertir el dinero en alguna empresa rentable. Luego, cuando devolviera el dinero, podría agregar un extra apropiado que ahorraría especialmente para él. Pero, ¿cómo podría hacer eso en mi ciudad, donde todos me conocen y conocen mi situación? Si de repente emprendiera un negocio con tanto capital inicial inmediatamente despertaría sospechas.

Me di cuenta de que tenía que mudarme temporalmente a un lugar lejano. Alquilé una carreta y partí, con la cabeza llena de todo tipo de planes, llegando aquí justo en el momento de la boda."

Después de unos momentos de pausa, el hombre reanudó su historia: "Cuando tu Rebe me vio anoche, se me acercó y me susurró al oído: "No es demasiado tarde para rectificar tu error. Vuelve a casa y devuelve inmediatamente el dinero. Te prometo que tu amigo te creerá y no pensará que pretendías robártelo. Si es necesario, incluso iré yo mismo y testificaré acerca de tus verdaderos motivos. Pero ten cuidado: si te demoras más, puede que sea demasiado tarde."

"Con sus palabras, sentí como si un enorme peso se quitara de mi corazón. Pasé la noche aquí y ahora me dispongo a volver directamente a casa y hacer exactamente lo que él me dijo."

Fuente: Yerajmiel Tilles