tag:blogger.com,1999:blog-28171904248346246452024-03-19T01:47:50.850-07:00Jasidi NewsJasidishe Maises, Yortzaits de Tzadikim y Jsidim. Sijot, notas y artículos jasídicos y Kisvei Yad. Videos y Nigunim. Yemei Jabad. Todo en español.M Rhttp://www.blogger.com/profile/00314960694839215632noreply@blogger.comBlogger1421125tag:blogger.com,1999:blog-2817190424834624645.post-21243726730288491882024-03-12T19:47:00.000-07:002024-03-12T19:47:59.833-07:00Maamar Im Ruaj Hamoshel 5684 en Español<!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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Muy temprano por la mañana el Shamesh se ocupaba de encender las lámparas de aceite del Shul. Y cómo lo hacía... Era un yehudi temeroso de Hashem, y un Oived Hashem con sinceridad y simpleza, cuando se disponía a encender las lámparas primero se ceñía su Gartl y rezaba una pequeña y emotiva plegaria que él mismo había compuesto: "Leshem Ijud Kudsho Brij Hu Ushjintei, me dispongo a encender e iluminar el Beit Hakneset."</div><div>Y agregaba: “Yehi Ratzón, que sea considerado como si hubiera puesto todas las Kavanot e Ijudim en este encendido que pensaba el Kohen Gadol cuando encendía las Nerot del Beit Hamikdash."</div><div><br /></div><div>El carnicero también solía madrugar, ir al Shul y leer capítulos de Tehilim. El carnicero era un hombre sencillo y común, y no sobresalía en Torá o Jasidut. Sin embargo, cuando veía al Shamesh en su proceder, se llenó de un sentimiento de Kedushá y de una envidia sana por el gran privilegio que le había tocado al Shamesh.</div><div>Como hombre de acción, se volvió hacia el Shamesh y le ofreció un trato: "Te pagaré un Dorado por cada día que me cedas el derecho a encender las lámparas del Shul."</div><div><br /></div><div>El Shamesh se encogió de hombros. "No me interesa el dinero, la Mitzvá no está a la venta", respondió brevemente. Pero el carnicero no desistió. Al día siguiente regresó al Shamesh y formuló la misma oferta. Y así también los días siguientes.</div><div><br /></div><div>En aquellos días vivía en la ciudad el rabino Yehuda Asad, uno de los más grandes rabinos de Hungría. Cuando el Shamesh vio que el carnicero no lo dejaba, decidió llevar el asunto a la decisión del Rab.</div><div><br /></div><div>Después de considerar el asunto, el rabino dictaminó: "Si, tal como dices, todas tus acciones son sólo Leshem Shamaim, de forma desinteresada y no para recibir una recompensa, entonces Ahabat Israel también es una gran Mitzvá. Mi consejo, por lo tanto, es que cedas el privilegio de encender las lámparas al carnicero." E inmediatamente continuó: "Pero no uses el dinero que recibas del carnicero, sino guardalo en una caja especial. Un día te garantizo que podrás usar el dinero para alguna otra Mitzvá."</div><div><br /></div><div>Aunque la Mitzvá le era muy preciada, aceptó la decisión del rabino al respecto. Desde entonces, todos los días el carnicero se presentaba en el Shul a la hora indicada, le pagaba al Shamesh una moneda de oro y encendía las lámparas.</div><div><br /></div><div>El carnicero no sabía nada de la participación de Rabí Yehuda Asad en el asunto, y que todo se realizaba bajo su instrucción. </div><div><br /></div><div>El Shamesh también cumplió la segunda parte de las indicaciones del Rab. Las monedas que recibió las fue guardando en una caja especial que se seguía llenando todos los días. Nunca sacó de allí una sola moneda.</div><div><br /></div><div>Pasaron unos años. Mientras tanto, la situación financiera del carnicero empeoró, luchaba por su sustento. Su angustia aumentó aún más cuando llegó el momento de casar a su hija. A pesar de todos sus esfuerzos, no pudo reunir los honorarios de la dote que se había comprometido a pagar.</div><div><br /></div><div>Una mañana el Shamesh lo ve al carnicero llorando amargamente. Le pidió una explicación, y el carnicero le contó que la suerte le había dejado de brillar</div><div> "¿Qué haré? ¿Cómo llevaré a mi hija a la Jupá?", se preguntaba con dolor. "¡He prometido una dote y mi corazón está lleno de preocupaciones por la reacción de la familia del novio!"</div><div><br /></div><div>El Shamesh corrió hacia Rabí Yehuda Asad y le contó lo que había oído del carnicero. "Por favor, tráeme la caja de Dorados que fuiste juntando", le dijo el Rab.</div><div><br /></div><div>Un rato más tarde el Shamesh tenía en sus manos la caja llena de monedas. "Vayamos juntos al carnicero", le dijo el Rab. Se puso el abrigo y salieron en dirección a la carnicería.</div><div><br /></div><div>El carnicero se sorprendió al ver al Rab y al Shamesh de repente en la puerta de su local. "¿Cuál es la suma que te comprometiste?", le preguntó el rabino al carnicero. El hombre mencionó el monto que necesitaba y el Rab ordenó al Shamesh: "Abre la caja y vacía su contenido sobre la mesa."</div><div><br /></div><div>Después de hacerlo, se le pidió que cuente las monedas. El Shamesh contó las monedas ante los ojos del Rab y ante los ojos del carnicero: el monto total de las monedas de oro coincidió exactamente con el monto de la dote que el carnicero prometió a sus consuegros.</div><div><br /></div><div>"Ahora ha llegado el momento de que los dorados cumplan su destino", le dijo el rabino al Shamesh. "Después de que fueron utilizadas una vez para la Mitzvá de encender las velas del Shul, ha llegado el momento de que sean usadas para otra gran Mitzvá. Dáselas al carnicero, para que pueda casar con honor a su hija y llevarla a la Jupá con un corazón contento." El Shamesh hizo lo que le ordenó el rabino sin decir una palabra.</div><div><br /></div><div>Rabí Yehuda Asad contaba la historia con admiración a sus alumnos y les decía: "<b>Vean el Tmimut, la inocencia y rectitud del Shamesh, que aceptó renunciar a una Mitzvá que amaba y apreciaba tanto. Y vean cómo una Mitzvá realizada con Kavaná, leshem Shamaim, produjo y llevó a otras Mitzvot, como Ahabat Israel, Tzedaká y Hajnasat Kalá."</b></div><div><br /></div><div><br /></div><div>Fuente: Sijat Hashabua #1938 (Tetzave 5784)</div><div>Traducido por JasidiNews.</div><div><br /></div><div>©JasidiNews </div><div>__________________</div><div><br /></div><div><br /></div><div>📣Para sumarse al grupo de *Jasidishe Maises*: </div><div><br /></div><div>https://chat.whatsapp.com/Gwm3R4tolqRLKB4HtPwigH</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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M Rhttp://www.blogger.com/profile/00314960694839215632noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2817190424834624645.post-20053346388479077562024-02-25T05:15:00.000-08:002024-02-25T05:15:35.279-08:00El niño cantante y sus amigos - Maise del Baal Shem Tov - (Purim Katan)<div><br /></div><div><br /></div><div>Purim en Mezhibuzh, el hogar del Baal Shem Tov, era un Purim único, sin comparación. Miles de personas venían de cerca y de lejos y no fueron sólo las grandes cantidades de comida y bebida lo que atraía a estas enormes multitudes. A lo largo del día, la Torá que fluía de los labios del Baal Shem Tov como agua que brota de un arroyo puro, y sus palabras calentaban los corazones de sus seguidores como el mejor vino.</div><div><br /></div><div>Un tema de los favoritos para desarrollar era, por supuesto, Hamán, el villano de la historia de Purim, y su antepasado Amalek, el eterno enemigo del pueblo judío. Pero el Baal Shem Tov no estaba interesado en simplemente dar una lección de historia.</div><div><br /></div><div>"Amalek todavía sigue vivo hoy", advirtió el Baal Shem Tov a sus jasidim. "<b>Cada vez que experimentas una preocupación o duda sobre cómo Di-s está manejando el mundo, ese es Amalek lanzando un ataque suyo contra tu alma. Debemos borrar a Amalek de nuestros corazones cada vez que - y dondequiera - ataque para que podamos servir a Di-s con completa alegría."</b></div><div><br /></div><div>Con eso, el Baal Shem Tov descendió entre la multitud y comenzó a mirar los rostros ansiosos de sus seguidores. Finalmente se encontró con un niño pequeño, hijo de Reb Meir Margolis de Lemberg. El Baal Shem Tov tomó al niño de la mano y lo llevó hasta la plataforma elevada en el centro de la multitud.</div><div><br /></div><div>"Shoul, canta para los jasidim", le ordenó alegremente el Baal Shem Tov. "Muéstrales cómo servir a Hashem con un corazón puro y con total alegría."</div><div><br /></div><div>El niño, que tenía una voz muy dulce, estaba ansioso por complacer al Tzadik. Como era Purim, comenzó a cantar la canción "Shoshanas Yaakov", que se canta después de la lectura de la Meguilat Ester. Mientras el niño cantaba, uno por uno los jasidim comenzaron a cerrar sus ojos y dejar que sus almas se dejaran llevar por la hermosa melodía. Animados por las palabras y su promesa de salvación, los corazones de los jasidim se llenaron de una gran alegría.</div><div><br /></div><div>Finalmente el niño llegó al final de la canción y la multitud, de mala gana, se veía obligada a regresar a este mundo. Sin embargo, incluso el Baal Shem Tov se mostró reacio a dejar ir a este niño. Cuando Purim terminó, le pidió al padre que lo dejara permanecer en Mezhibuzh para Shabat.</div><div><br /></div><div>Reb Meir se sintió honrado de que el Baal Shem Tov le haya tomado cariño a su hijo. También estaba seguro de que debía haber algún significado más profundo en la petición del Tzadik. Aun así, el niño aún no tenía cinco años y por eso al padre le preocupaba que el niño pudiera asustarse al quedarse solo con extraños.</div><div><br /></div><div>"Por favor, no te preocupes, Tati", tranquilizó el niño a su padre. "Quiero quedarme aquí para Shabat. Prometo que incluso si me siento solo, no lloraré."</div><div><br /></div><div>Ese Shabat transcurrió agradablemente, aunque los jasidim se preguntaban en secreto qué habrá detrás de la petición de su Rebe. El Baal Shem Tov se sentó con el pequeño Shaul y estudió Torá con él, y Shaul cantó una canción en cada una de las comidas. Pero si había algún misterio más profundo, no podían verlo.</div><div><br /></div><div>Después de Shabat, el Baal Shem Tov llamó a dos de sus principales discípulos y el pequeño grupo escoltó personalmente a Shaul de regreso a Lemberg. La carreta viajaba velozmente por las carreteras cubiertas de nieve y los viajeros, como de costumbre, iban a muy buen ritmo.</div><div><br /></div><div>Cuando los caballos tomaron una curva en el camino, los viajeros de repente vieron y oyeron señales de vida más adelante. Se acercaban rápidamente a una pequeña posada, desde donde se oían cantos y risas de borrachos.</div><div><br /></div><div>"Detén el carruaje", gritó el Baal Shem Tov a su conductor.</div><div><br /></div><div>Los dos seguidores del Baal Shem Tov se sorprendieron -y no se sorprendieron- por el comportamiento del Rebe. A simple vista no había nada inusual en la posada y, por lo tanto, no había razón para detenerse. Por otro lado, sabían que nada era lo que parecía cuando viajaban con el Baal Shem Tov.</div><div><br /></div><div>El Baal Shem Tov tomó a Shaúl de la mano y entró en la posada, seguido por los dos jasidim. Los campesinos borrachos, que continuaban con sus cantos bulliciosos, no se percataron de los recién llegados. El Baal Shem Tov examinó cuidadosamente la escena durante unos momentos. Luego aplaudió ruidosamente y gritó: "¡Silencio!"</div><div><br /></div><div>El grupo quedó tan sorprendido por esta inesperada interrupción que instintivamente obedecieron.</div><div><br /></div><div>"¿Quieren escuchar un verdadero canto?" —tronó el Baal Shem Tov. "Escuchen a este chico cantar. Entonces sabrán lo que es cantar de verdad."</div><div><br /></div><div>El Baal Shem Tov llamó a Shaul para que comenzara a cantar "Shoshanas Yaakov". El niño obedeció de inmediato, aunque no estaba seguro de por qué tenía que cantar su hermosa canción frente a todos estos campesinos borrachos. Pero por pequeño que fuera, Shaúl confiaba en el Baal Shem Tov y trató de llevar a cabo la orden del Tzadik de la mejor manera posible.</div><div><br /></div><div>El niño concentró todos sus pensamientos en la letra y la melodía. Cantó más bellamente que nunca antes en su vida e incluso en estos lugares poco probables sus esfuerzos no pasaron desapercibidos. A pesar de su estado de ebriedad, los campesinos quedaron visiblemente conmovidos por el canto del niño y escucharon en respetuoso silencio hasta que llegó a la última nota de su canción.</div><div><br /></div><div>Luego, el Baal Shem Tov hizo un gesto a tres jóvenes muchachos que habían estado jugando en un rincón de la posada a que se acercaran.</div><div><br /></div><div>"¿Cómo te llamas?" preguntó el Baal Shem Tov a uno de ellos.</div><div><br /></div><div>"Iván", respondió el muchacho.</div><div><br /></div><div>"¿Y vos?" preguntó el Baal Shem Tov al segundo.</div><div><br /></div><div>"Stefan", dijo el niño.</div><div><br /></div><div>"Y tú, niño, ¿cómo te llamas?" dijo el Baal Shem Tov al tercero.</div><div><br /></div><div>"Antonio", respondió el muchacho.</div><div><br /></div><div>"Chicos, quiero presentarles a mi amigo", dijo el Baal Shem Tov, mientras acercaba a Shaul. 'Éste es Shaúl. ¿Les gustó su canto?"</div><div><br /></div><div>"Oh, sí", exclamaron alegremente los muchachos campesinos.</div><div><br /></div><div>"¿Les cayó bien Shaul?" continuó el Baal Shem Tov.</div><div><br /></div><div>"Sí", respondieron los chicos.</div><div><br /></div><div>"Bien, me alegra que les agrade mi amigo", dijo el Baal Shem Tov. "Pero por favor prométanme una cosa. Prométanme que siempre les agradará mi amigo Shaul y que siempre serán amables con él".</div><div><br /></div><div>Los muchachos campesinos prometieron lo que dijo el Baal Shem Tov. Luego, sin más preámbulos, el Baal Shem Tov le indicó a su grupo que partiera.</div><div><br /></div><div>Los jasidim y Shaúl rápidamente subieron al carruaje. El Baal Shem Tov llamó a su conductor para que condujera directamente a Lemberg y el viaje continuó sin más interrupciones.</div><div><br /></div><div>Pasaron muchos años y el incidente quedó en el olvido.</div><div><br /></div><div>Shaul, que ahora era un destacado erudito y un exitoso hombre de negocios, viajaba nuevamente por un camino cubierto de nieve, pero sus pensamientos estaban muy lejos de cantar canciones. Debido a cuestiones de negocios, se había visto obligado a viajar durante el ayuno de Ester que ocurre el día antes de Purim y ahora tenía prisa por llegar a casa a tiempo para la lectura de Meguilá.</div><div><br /></div><div>Además de sus preocupaciones sobre llegar a casa a tiempo para cumplir la Mitzvá, también había otras preocupaciones. Las sombras se alargaban rápidamente y un peligroso sector de bosque se extendía entre él y su ciudad. Como este bosque era el lugar favorito de los bandidos, Shaul instó a su caballo a galopar aún más rápido. Pero sus esfuerzos por llegar a casa no tuvieron éxito. Cuando estaba aproximadamente a la mitad del bosque, su carruaje se vio obligado a detenerse repentinamente.</div><div><br /></div><div>Un bandido saltó de un árbol y hábilmente agarró las riendas del caballo. Al mismo tiempo, otros dos bandidos corrieron hacia el carruaje y le indicaron a Shaul que bajara. Como Shaul pudo ver que los bandidos estaban armados con cuchillos largos y afilados, no tuvo más remedio que obedecer.</div><div><br /></div><div>Los bandidos no tuvieron problemas para encontrar la bolsa de dinero que estaba en el suelo del carruaje. Y Shaul no tenía dudas de lo que sucedería después... Los bandidos nunca dejan que sus presas escapen con vida. Como sabía que solo le quedaban unos pocos momentos más en esta tierra, Shaul suplicó a los bandidos que al menos le permitieran decir la plegaria del Vidui, la confesión final, para poder devolver su alma a su Creador en paz.</div><div><br /></div><div>"Reza todo lo que quieras", respondió insolentemente el líder de la pandilla, "pero eso no te ayudará".</div><div><br /></div><div>Mientras los bandidos se dividían las monedas de oro, Shaúl, entre lágrimas, hizo sus cuentas finales con su Creador. Cuando terminó se permitió pensar, por última vez, en su familia, que lo estaba esperando. A esta altura, la gente en el pueblo estaría dirigiéndose al Shul para escuchar la lectura de la Meguilá. Seguramente su esposa e hijos lo estarán buscando entre la multitud.</div><div><br /></div><div>El corazón de Shaul se animó al imaginar la alegre escena dentro del Shul. Entonces, por alguna razón, sus pensamientos lo llevaron de regreso a un Purim que había tenido lugar hacía muchos años. Estaba de nuevo en Mezhibuzh, de pie en medio de una multitud con su padre. En su mente podía ver al Baal Shem Tov de pie ante él tan claramente como si fuera ese mismo día. Y a pesar de los años pasados, Shaul podía escuchar al Baal Shem Tov hablar una vez más.</div><div><br /></div><div>"Amalek sigue vivo hoy", le decía el Baal Shem Tov a la multitud. "Cada vez que experimentas una preocupación o duda sobre cómo Dios está manejando el mundo, eso es Amalek lanzando un ataque contra tu alma. Debemos borrar a Amalek de nuestros corazones cada vez que - y dondequiera - ataque para que podamos servir a Dios con total alegría."</div><div><br /></div><div>Las lágrimas brotaron de los ojos de Shaul al recordar ese feliz día.</div><div>"Si no puedo cumplir la mitzvá de leer la Meguilá este Purim", susurró para sí mismo, "al menos puedo aceptar el decreto de Dios con un corazón alegre."</div><div>Y con esas palabras, Shaúl comenzó a cantar. Cantó la canción "Shoshanas Yaakov" tal como la había cantado muchos años atrás: con total concentración y con un sentimiento de suma alegría.</div><div><br /></div><div>Cuando terminó, Shaul notó que los tres bandidos habían dejado de contar las monedas de oro y ahora lo miraban con la boca abierta. Mientras contemplaba a los tres bandidos, de repente se le ocurrió que no era la primera vez que los veía.</div><div><br /></div><div>"Tú eres Iván, ¿no?" Shaul se dirigió al líder. "Y tú, eres Stefan. Así que, por supuesto, debes ser Antonio."</div><div><br /></div><div>Los tres bandidos asintieron con la cabeza y la mirada feroz en sus ojos fue rápidamente reemplazada por una de amistad.</div><div><br /></div><div>"Shaul, por favor perdónanos", dijo Iván entre lágrimas. "No sabíamos que eras tú."</div><div><br /></div><div>Los bandidos le devolvieron el dinero a Shaul e insistieron en acompañar a su amigo hasta el borde del bosque. Mientras estaban llenos de asombro por esta asombrosa "coincidencia", Shaúl les contó a los hombres todo acerca del Baal Shem Tov y los tantos milagros que había realizado. Los bandidos quedaron tan abrumados por lo que escucharon que aceptaron renunciar a su "profesión" y encontrar una manera honesta de ganarse el pan de cada día. Y Shaúl, por su parte, tuvo un Purim como nunca antes había tenido.</div><div><br /></div><div><br /></div><div>Fuente: decoupageforthesoul.com / Yerajmiel Tilles. Traducido por JasidiNews.</div><div><br /></div><div>__________________</div><div><br /></div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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Tampoco se quejó nunca ante el Rebe sobre otro motivo de dolor: veinticinco años después de su matrimonio, él y su esposa aún no habían sido bendecidos con un hijo. Pero Aquel que diseña todas las circunstancias provocó una circunstancia mediante la cual a Reb Gabriel se le concedería una triple bendición: hijos, larga vida y amplio sustento. Y así fue que sucedió.</div><div><br /></div><div>Una vez se necesitó una gran suma para Pidion Shvuim, el rescate de prisioneros, y Rab Shneur Zalman, como era su costumbre, mencionó una suma que se esperaba que contribuyera Gabriel. Cuando le contó esto a su esposa, ella observó que no estaba feliz, como siempre lo estaba en tales circunstancias. En respuesta a su pregunta, él le contó el secreto de que, como resultado de las acciones de su familia, estaban siendo sumidos en la pobreza y él simplemente no tenía la suma que el Rebe había mencionado.</div><div><br /></div><div>"¿No me has dicho muchas veces", dijo su esposa, "que nuestro Rebe dice que uno siempre debe confiar en Di-s y estar constantemente con alegría? Entonces, ¿por qué amargarse? El Todopoderoso seguramente nos ayudará y nos permitirá contribuir con el monto que el Rebe espera de nosotros!"</div><div><br /></div><div>Luego ella se dirigió y vendió sigilosamente todas las joyas y gemas que tenía, y más tarde le llevó el dinero a su marido, diciéndole: "Mira, aquí ya tenemos todo el dinero."</div><div><br /></div><div>Ella le sugirió que partiera de inmediato y llevara su pequeño bulto directamente al Rebe. Reb Gabriel le recordó que el Rebe generalmente enviaba un emisario para recolectar el dinero, y que sería preferible esperar también esta vez. Pero como al poco tiempo sus hermanos le causaron otra gran pérdida, temió que, si necesitaba el dinero, pudiera verse tentado a utilizarlo para otro fin, y decidió, finalmente, partir con el bolsito hacia Liozna.</div><div><br /></div><div>Al llegar allí, colocó la bolsa con el dinero sobre la mesa del Rebe y le explicó que como su situación financiera no era tan cómoda como antes, prefirió no esperar hasta que alguna emergencia le hiciera desviar este dinero a otro fin; por lo tanto había venido ahora él mismo. Entonces el Rebe le dijo que abriera el paquete y contara el dinero. Así lo hizo y se sorprendió al ver que las monedas brillaban de tal manera, como si hubiesen salido directamente de la casa de la moneda.</div><div><br /></div><div>El Rebe apoyó su cabeza sobre sus manos, como lo hacía a menudo cuando entraba en un estado de Dveikut, luego levantó su cabeza y dijo: "La contribución al Mishkan en el desierto incluyó oro, plata y cobre, pero el único metal que brillaba eran los espejos de las mujeres, de cuyo cobre estaban hechos el Kior y su base, que, por cierto, fueron los últimos objetos en fabricarse, pero los primeros en usarse en el servicio del Santuario. Dime, ¿de dónde salió este dinero?”</div><div><br /></div><div>Gabriel le contó al Rebe que había sufrido tribulaciones por parte de su familia durante diez años y continuó contándole cómo su esposa había conseguido el dinero.</div><div><br /></div><div>Una vez más, en estado de Dveikut, el Rebe apoyó la cabeza sobre las manos por unos instantes y luego dijo: "בת דינא - בטל דינא [expresión talmúdica que podría interpretarse literalmente "la hija de la ley, anuló la acusación"] -- "Tus duras pruebas han terminado. Que Hashem te conceda a ti y a tu esposa hijos e hijas, y larga vida para ver descendencia de tu descendencia; que Hashem te conceda una y otra vez prosperidad dondequiera que vayas, y favor y gracia ("חן") a los ojos de todos. Vende tu negocio y comienza a comerciar diamantes."</div><div><br /></div><div>Con el corazón rebozando de felicidad, Gabriel se apresuró a regresar a casa para llevarle la buena noticia a su esposa y le preguntó por qué brillaban así las monedas.</div><div><br /></div><div>"Las froté y pulí durante mucho tiempo con arena", dijo, "hasta que brillaron y brillaron como las estrellas."</div><div><br /></div><div>Gabriel cerró su tienda y empezó a comerciar con gemas. Dios hizo prosperar su camino, de modo que encontró favor y gracia ante los ojos de sus nobles y escuderos locales, quienes pronto se convirtieron en sus clientes habituales. Su clientela se fue ampliando día a día. Además, al cabo de un año su esposa dio a luz a un hijo.</div><div><br /></div><div>En tres años se hizo muy rico, prosperando en todo lo que se dedicaba y encontrando gracia ante quienes se encuentren con él, al punto tal que lo apodaron "Gabriel el Simpático" [גבריאל נושא חן]. Después de cuarenta años, delegó su negocio a sus hijos y pasó su retiro estudiando Torá, Tefilá y realizando actos de caridad. De hecho, en su filantropía la creciente comunidad de jasidim de Vitebsk encontró una fuente de constante bendición.</div><div><br /></div><div><br /></div><div>Fuente: "A Treasury of Chassidic Tales" (Artscroll), Uri Kaploun.</div><div>Traducido por ©JasidiNews </div><div>__________________</div><div><br /></div><div><br /></div><div>📣Para sumarse al grupo de *Jasidishe Maises*: </div><div><br /></div><div>https://chat.whatsapp.com/Gwm3R4tolqRLKB4HtPwigH</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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M Rhttp://www.blogger.com/profile/00314960694839215632noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2817190424834624645.post-52819336326524586132024-02-06T09:40:00.000-08:002024-02-06T09:45:18.411-08:00Qué hizo cambiar de opinión al Megale Amukot - Impactante Historia de lo que es el Davenen y hablarle a Hashem<div>La persona debe acostumbrarse a pedir por sus necesidades (Tefilá) también en sus propias palabras. Estas tefilot se pueden decir casi en cualquier momento del día y son tefilot preciosas para Hashem. Uno de los beneficios de estas tefilot es que crean un vínculo entre la persona y Hashem, como lo demuestra la siguiente historia:</div><div><br /></div><div>El <b>Megale Amukois</b> זצ"ל, Rav de Cracovia, le dijo a su comunidad que estaba a punto de abandonarla, pero no les dijo el motivo por el que tomó esa decisión. La comunidad le suplicó que se quedara, pero no parecía que lo convencerían.</div><div><br /></div><div>Cuando llegó el día de su partida, le dijo a la comunidad que había cambiado de opinión. Se queda con ellos.</div><div><br /></div><div>Los habitantes de Cracovia estaban muy contentos. También tenían curiosidad. “¿Por qué planeabas irte y qué te hizo cambiar de opinión?” Ellos le preguntaron. El Megaleh Amukos respondió: “No quiero contarles la razón por la que originalmente planeé irme, pero sí les diré por qué decidí quedarme.</div><div><br /></div><div>En nuestra ciudad hay un vendedor ambulante pobre que se gana su parnasá vendiendo hogazas de pan y beiguels, su esposa los hornea y él se sienta en una esquina de la calle a vender los Beiguels a los transeúntes. Hace unos meses, una persona rica lo reconoció: “Eres un talmid jajam; Te recuerdo de hace muchos años. No deberías trabajar así."</div><div> “Esto es lo que hago para ganarme la vida”, respondió. “No, no, no. De ahora en adelante, permanecerás en el beis medresh y estudiarás Torá. Te enviaré un subsidio (sueldo). semanal, incluso más de lo que ganas ahora…’ “El vendedor ambulante estuvo de acuerdo, y este acuerdo se prolongó durante un par de meses. Recientemente, el hombre rico volvió a ver al pobre en la calle vendiendo pan.</div><div><br /></div><div>"¿Qué pasó? ¿No tenemos un acuerdo?</div><div>“El pobre respondió: 'Decidí retirarme del trato. Me ganaré la vida vendiendo pan, como antes.'</div><div><br /></div><div>"El hombre rico dijo: 'Pero un trato es un trato y, como todo acuerdo, no puedes echarte atrás sin una decisión de un Beis Din.'"</div><div><br /></div><div>El Megaleh Amukois dijo: “Ayer vinieron a mi Beis Din. El rico quiere seguir manteniendo a su amigo, pero el pobre vendedor ambulante no quiere aceptar el dinero. Un caso de lo más inusual.</div><div><br /></div><div>Le pregunté al vendedor ambulante por qué quiere incumplir el acuerdo y me dijo lo siguiente: 'Siendo vendedor, mi esposa y yo hacemos Davenen continuamente. Rezamos para que la masa se infle bien, que el pan salga rico, que yo pueda conseguir fácilmente leña seca (ya que la leña húmeda echa humo y arruina el pan) y obviamente rezamos y le pedimos al Oibershter que la gente quiera comprar el pan. Todo nuestro día gira en torno a nuestras Tefilot. Pero desde que recibimos el salario y subsidio semanal casi dejamos de hacer Davenen, ya que no teníamos ninguna preocupación. Por lo tanto, decidimos que debería volver a ser vendedor ambulante nuevamente, para que podamos recuperar nuestra conexión constante con Hashem…”</div><div><br /></div><div>El Megale Amukois finalizó: “Fue entonces cuando decidí que quería quedarme aquí en Cracovia. Quiero estar cerca de gente como él."</div><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><div>Fuente: Reb 'Meilaj' Biderman</div><div>Traducido por JasidiNews©</div><div>__________________</div><div><br /></div><div><br /></div><div>📣Para sumarse al grupo de <b>Jasidishe Maises</b>: </div><div><br /></div><div>https://chat.whatsapp.com/Gwm3R4tolqRLKB4HtPwigH</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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El rabino de Jabad fue designado como Sandak para el bebé "mayor", y como está escrito en la Halajá que ser sandek es un honor y un mérito tan grande, un padre no debe otorgar este Zejut dos veces a la misma persona, por lo que el rabino les sugirió a los felices padres que inviten y honren al señor Liani para ser el Sandek del 'más chico'.</div><div><br /></div><div>Una vez finalizadas ambas ceremonias, una tras otra, todos los invitados se sentaron alrededor de la mesa preparada para participar en la comida de celebración. Después de que todos se hayan servido algo, el padre de los mellizos se puso de pie y comenzó a hablar emocionado… en un ruso rápido y fluido. Como era el único presente que no hablaba ruso, el señor Liani decidió que podría irse sin que se vea tal actitud descortés. Discretamente le entregó al rabino un cheque para cubrir los gastos de toda la Seudá (la comida) en agradecimiento por el mérito especial de ser Sandek, y se dirigió silenciosamente hacia la salida.</div><div><br /></div><div>Sin embargo, antes de que pudiera irse, la madre de los mellizos corrió para interceptarlo. Ella le agradeció y le pidió en un buen inglés que por favor si se podía quedar un minuto más; ella quería contarle una historia.</div><div>Él accedió y ella comenzó.</div><div><br /></div><div>"Mi marido y yo nos casamos cuando todavía vivíamos en Rusia. Poco después emigramos a los EE.UU. Decidimos que no tendríamos hijos hasta que hubiéramos ahorrado suficiente dinero. Después de que ambos trabajamos duro durante diez años, obtuvimos unos buenos ingresos estables. y compramos una linda casa aquí en Queens, nos pusimos de acuerdo en que era hora de formar una familia, pero no quedaba embarazada; fuimos a varios médicos, pero ninguno pudo ayudarnos.</div><div><br /></div><div>Como crecimos en la Unión Soviética bajo el comunismo, no tuvimos ningún contacto con judaísmo. Hace aproximadamente un año, mi esposo desarrolló un interés y comenzó a asistir esporádicamente a eventos y servicios de Shabat en este Beit Jabad para judíos de habla rusa, que queda cerca de donde vivimos. Cuando él comenzó a participar regularmente me enojé. Como rusos y como gente moderna y educada, esto no era parte de nuestra cultura, y no quería tener nada que ver con eso. Me quejé de esto con mi esposo. Muchas veces, pero no se detuvo. En todo caso, aumentó y se hizo más frecuente. Finalmente, una noche le di un ultimátum: 'Tienes que elegir entre la sinagoga y yo. Si vuelves a ir esta noche, ¡no vuelvas!'</div><div><br /></div><div>Él se quedó en casa.</div><div><br /></div><div>Esa noche tuve un sueño. Una señora anciana me hablaba. 'Sé que estás sufriendo porque deseas tanto tener hijos. Si dejas que tu marido siga yendo a la sinagoga, te prometo que tendrás un niño. Y… si vas con él, ¡te prometo dos!'</div><div><br /></div><div>"Me quedé sorprendida. Le dije en mi sueño: '¿Cómo te haré saber lo que haya decidido?'</div><div><br /></div><div>"Ella sonrió y respondió: 'Déjame mostrarte', y de repente estábamos conduciendo por las calles de Queens. El auto se detuvo en una casa que lindaba con el cementerio de Springfield.</div><div>Ella me dijo que cuando entre a la casa, 'Inmediatamente a la izquierda verás una pantalla de video reproduciéndose. Sal por la puerta al otro lado de la habitación, baja unas escaleras y cruza otra puerta, y estarás en una gran sala con muchas máquinas de agua caliente para café y té en el lado izquierdo. Sal por la puerta del extremo izquierdo hacia el cementerio y camina por el sendero hasta llegar a una pequeña edificación. Ahí es donde está mi esposo, el Lubavitcher Rebe. Yo estoy afuera, justo frente a la entrada."</div><div><br /></div><div>"Me desperté. Recordaba claramente todo lo que había en el sueño y que parecía tan real. A pesar de mi perspectiva "moderna", me encontré creyendo en aquel sueño. Al día siguiente le dije a mi marido que el próximo Shabat podía empezar a ir al Shil nuevamente. Él estaba sorprendido, y también feliz, por supuesto. Entonces le dije que iría con él, y sus ojos se veían como a punto de estallar de su rostro. </div><div><br /></div><div>"Luego llamé al rabino del centro Jabad para rusos. Él estaba bien al tanto de los problemas que mi esposo tenía conmigo debido a su creciente nivel de observancia, pero nunca nos habíamos conocido, por lo que estaba encantado de escucharme. Le dije que quería ir a el cementerio donde está el Lubavitcher Rebe. No podía contener su emoción. 'Cuando quieras ir, de día o de noche, estaré encantado de llevarte.' Imagina su sorpresa cuando le dije: "No es necesario que me lleve; ya conozco el lugar. Sólo necesito aclarar algunas indicaciones para llegar."</div><div><br /></div><div>Fui allí y todo era exactamente como se describía en mi sueño. Frente a la entrada del 'Ohel' del Rebe, como lo llaman, vi la lápida que indicaba el lugar de descanso de su esposa. Fue entonces cuando me di cuenta de que era la difunta Rebetzin Jaya Mushka quien se me había aparecido en mi sueño.</div><div><br /></div><div><div>"Me acerqué lo más que pude y susurré: 'Quiero dos. Acepto ir a la sinagoga con mi marido.'</div><div><br /></div><div>El Shabat siguiente acompañé a mi marido y no estuvo tan mal. Había otras mujeres rusas de mi edad (treinta años en adelante) con antecedentes similares a los míos y me dio gusto conocerlas. Regresé la segunda semana y la tercera semana y me encontré esperando con ansias la próxima vez, el próximo evento, etc.</div><div><br /></div><div>Un mes después de empezar a ir me enteré de que estaba embarazada. ¡De mellizos! Y esta historia que acabo de contarle es la que mi marido está contándole ahora a todo el público, en ruso."</div><div><br /></div><div>~~~~~~~~~~~</div><div><br /></div><div>Fuente: contado a Yerajmiel Tilles por R. Gil Hirsch, quien lo escuchó en una conversación del propio Sr. Liani.</div><div>Amijai Liani es el propietario del Café K, una cadena de cuatro restaurantes, dos en Brooklyn y dos más nuevos en Manhattan. Vive en Brooklyn.</div></div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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Sospechaban que sus generosas buenas acciones indicaban solo una piedad superficial, mientras que en casa no era tan jasid y piadoso [observante] como se mostraba en público. Las malas lenguas decían que se había influenciado por el llamado Movimiento Iluminista y sus innovaciones, y que esto ya había debilitado su Irat Shamaim.</div><div><br /></div><div>Está bien, nadie es perfecto. Y el hombre rico tenía muchas cualidades para destacar. Mientras se encuentren fallas entre él y su Creador, era bastante fácil hacer la vista gorda. Pero ahora, se había cruzado una línea imperdobable: había matriculado a su hijo en la escuela secundaria del Movimiento, algo que ningún joven de ninguna familia religiosa todavía se había atrevido a hacer, ni hablar de un hogar jasídico y tan asociado con el Rebe, nada menos.</div><div><br /></div><div>"¿Qué tipo de ejemplo es este para nuestros hijos?" se quejó una delegación de jasidim al Rebe. "¿Puede una persona enviar a su hijo a una escuela antirreligiosa y aún tener un lugar honrado próximo al Rebe?"</div><div><br /></div><div>El Tzadik quedó sacudido por el informe. Convocó a su rico jasid a una reunión. Al principio le habló amigablemente, intentando que se percate de su error. El hombre rico, que casi siempre era sumiso a las opiniones del Rebe, esta vez se mantuvo firme. "Mi hijo quiere una educación amplia, para poder abrirse camino en el mundo."</div><div><br /></div><div>Cuando el Tzadik vio que no estaba llegando a ninguna parte, cambió su enfoque. "Una educación judía pura y auténtica dentro de un contexto de Irat Shamaim es parte integral de Jasidus", exclamó. "Hasta que no saques a tu hijo de esa escuela, no quiero verte entre mis Jasidim."</div><div><br /></div><div>Elimelej salió consternado. ¿Cómo podría vivir sin estar cerca de su Rebe? Durante varios días permaneció en un estado de confusión. Casi parecía que las duras palabras del Rebe habían llegado lentamente a su corazón. Al final, sin embargo, decidió que él tenía razón; No hay nada de malo si su hijo quiere adquirir una educación más amplia. El problema era solo que el Rebe era demasiado extremista.</div><div><br /></div><div>De ese análisis llegó una solución obvia. "Solo tendré que encontrarme un Rebe diferente", se dijo a sí mismo.</div><div><br /></div><div>Esto resultó ser bastante fácil, pronto se encontró en la puerta de Reb Isroel de Vizhnitz... No era otro que el hermano del Tzadik de Ontinia, el Rebe que acababa de abandonar. Conocido por el gran amor que tenía por cada judío, el Rebe de Vizhnitz era amable y abierto a todos. Le dio a Reb Elimelej una gran sonrisa, lo invitó a sentarse cerca de él en el Tish aquel Shabat, e intercambiaba palabras amistosas con él cada vez que se encontraban.</div><div><br /></div><div>Elimelej estaba extasiado con su 'hallazgo'. Se sentía tan bien con su nuevo Rebe. No solo eso, se sintió reforzado de sentir haber tenido razón todo el tiempo, y que las críticas de su antiguo Rebe no estaban justificadas.</div><div><br /></div><div>Un día, poco después, el Vizhnitzer lo invitó a Elimelej a acompañarlo en su paseo/caminata por la noche al parque. ¡Qué honor! Y un placer también, el aire era tan agradable, y la suave brisa sacudiendo las hojas y las ramas delgadas de los árboles a lo largo del sendero.</div><div><br /></div><div>El Rebe se volvió hacia su acompañante. "Estos árboles evocan en mí dulces recuerdos distantes de la infancia. Recuerdo cómo una vez, en los días previos a Pesaj, la esposa del Melamed nos sacó afuera para que pudiera limpiar la casa. Tuvimos que instalarnos en el patio para estudiar.</div><div><br /></div><div>Éramos niños pequeños, y aunque el Melamed hacía todo lo posible para que estudiemos, estábamos demasiado distraídos, las golondrinas cantando, un vagón tirado por caballos, nubes arriba sobre nuestras cabezas: ¿quién podía concentrarse para estudiar?</div><div><br /></div><div>Cuando nuestro maestro vio que no tenía esperanza, decidió tratar de darnos una lección de la naturaleza. Señaló el jardín de al lado." ¿Ven ese árbol allí?", preguntó llamando nuestra atención." Eso es un nogal. Y al lado hay un peral. Y detrás hay un manzano. Continuó identificando todos los diferentes árboles.</div><div><br /></div><div>'¿Cómo lo sabes?' Le preguntamos, perplejos. El invierno acababa de terminar, los árboles estaban secos, pelados de frutas y hojas. El maestro comenzó a enumerar diferentes señales, la relativa suavidad o bache del tronco, la cantidad y el grosor de las ramas, la altura de los árboles, y así sucesivamente. Sin embargo, nosotros, los niños pequeños que éramos, no pudimos absorber su explicación erudita."</div><div><br /></div><div>El Tzadik apretó el brazo del hombre rico y continuó su historia. "Entonces, ¿cómo pudimos nosotros distinguir qué árbol era qué? Simple. Nos dimos cuenta y lo comprobamos después de unos meses cuando los árboles comenzaron a dar fruto. ¿Cuál era el peral? Aquel que tenía ahora peras sobre él. ¿El que estaba lleno de ciruelas? Obviamente, un ciruelo. Cada árbol fue fácilmente identificado por su fruta.</div><div><br /></div><div>"De esto aprendí una importante lección", dijo el Rebe concluyendo. "Cuando no sepas con certeza la naturaleza y condición de una persona, mira sus descendientes, sus frutos. De ellos puedes saber quién es realmente la persona."</div><div><br /></div><div>Elimelej captó el mensaje. Su verdadera identidad se revelaría a través de sus hijos.</div><div><br /></div><div>Esa misma semana el adinerado Elimelej sacó a su hijo de la escuela no religiosa.</div><div><br /></div><div><br /></div><div>Fuente: Sijat Hashabua #547</div><div>Traducido por JasidiNews©</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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Luego, tenía un recesi para el almuerzo durante una hora y otra hora dedicada a escribir. Desde las 4:00 hasta las 8:00 tenía nuevamente estudio, luego la cena y algo de tiempo libre para pasar en su habitación, antes de irse a dormir. </div><div><br /></div><div>Shabat, por supuesto, era diferente. La mayor parte de la mañana se pasaba en el Davenen en el Shul. Además, tenía un regalo especial: la visita a su Bobe, la madre de su padre, la Rebetzin Rivka. Allí se encontraba con los miembros más veteranos de la comunidad, jasidim de barbas blancas que venían a presentar sus respetos a "la Éltere Rebetzn". Se quedaban un rato y contaban historias acerca de la vida de célebres jasidim o incluso del Rebe Maharash, el abuelo del Rebe anterior (el esposo de la Rebetzin Rivka). </div><div><br /></div><div>Cuando todos iban a casa a comer la comida de Shabat, el niño regresaba al Shul. Allí, hacía tiempo que todos los Mispalelim habían terminado su Tefilá y se habían ido a casa, todos excepto su padre, el Rebe Rashab. Estaba sentado allí cerca del Arón. Él seguía haciendo Davenen. Una vez, el niño se acercó silenciosamente a su padre para escuchar su Tefilá. Su padre rezaba muy lentamente, como si contara las palabras. A veces hacía una pausa y sólo luego continuaba lentamente. </div><div><br /></div><div>El hijo del Rebe se preguntaba por qué su padre tardaba tanto en leer la Tefilá, que incluso él, un niño de cinco años, conocía tan bien y podía leer con tanta fluidez. Pero su corazón latía con fuerza mientras escuchaba la conmovedora melodía que su padre tarareaba de vez en cuando, y la entonación de las palabras. </div><div><br /></div><div>Le preguntó a su tío, Rab Zalman Aaron, hermano de su padre. "¿Por qué Tati reza tan despacio?!" </div><div><br /></div><div>Su tío sonrió y respondió con un brillo en los ojos: "A tu papá le resulta difícil leer las palabras del Sidur tan rápido. Tiene que decir cada palabra por separado y no puede ir tan rápido. Por eso le lleva tanto tiempo." </div><div><br /></div><div>El chico se dio vuelta sin decir una palabra. Pero por dentro sentía un dolor y una vergüenza por el hecho que su padre no pueda rezar con mayor fluidez. </div><div><br /></div><div>El siguiente Shabat, se acercó silenciosamente a su padre y lo escuchó atentamente. Su padre estaba diciendo el Shemá. "Shema Isroel..." Dijo su padre lentamente, luego hizo una pausa. El hijo se sobresaltó al oír a su padre sollozar. Su padre dijo un par de palabras más y sollozó de nuevo, y cuando dijo "Hashem Ejod - Di-s es Uno", las palabras parecieron estallar en su corazón, con un torrente de lágrimas. </div><div><br /></div><div>El hijo no pudo escuchar más. Su corazón estaba lleno de lástima por su padre. Regresó a su casa y, con ojos lagrimosos le pidió a su madre: "Mame, Tati está llorando en el Shul! ¿Por qué reza tan lentamente y por qué llora? Ven y compruébalo por ti misma. No puedo verlo así." </div><div><br /></div><div>"No hay de qué preocuparse", consoló la madre a su pequeño hijo. "Ve de tu Bobe y cuéntaselo. Ella es una mujer muy sabia, tal vez pueda darte una explicación." </div><div><br /></div><div>El niño no perdió tiempo y fue con su abuela, seguro de que la anciana y sabia Rebetzin encontraría un remedio para ayudar a su padre a aprender a leer del Sidur más rápidamente, tal vez incluso tan rápido como todos los demás. </div><div><br /></div><div>Cuando fue a ver a su abuela, el niño le contó las dificultades de su pobre padre para decir el Davenen. "Mi mamá dijo que podrías hacer algo al respecto", concluyó esperanzado. </div><div><br /></div><div>La abuela lo miró seriamente y le dijo: "Tu padre es un gran josid y un hombre justo. Antes de leer cada palabra del Sidur, piensa detenidamente en esa palabra. Qué significa y a quién se la está diciendo. Y cuando piensa acerca de las santas palabras de las Tefilot, su corazón se llena de amor hacia Hashem, así como un hijo ama a su querido padre que está cerca y al mismo tiempo lejos. Así tu padre anhela estar más cerca a Él y las lágrimas simplemente brotan. No puedo explicarte más ahora, pero cuando seas mayor lo entenderás mejor y sabrás cómo se siente." </div><div><br /></div><div>Con la explicación de su abuela, el niño sintió como si le hayan quitado un peso tremendo de su corazón. Entonces, no es que su padre no pudiera leer el Davenen rápidamente. Es debido a que su padre era una persona tan especial, su Davenen era de manera diferente. Sí, se dio cuenta de que su padre era diferente, en su forma de hablar, de actuar, de estudiar, de rezar. Ese mismo día, relata el Rebe Rayatz, resolvió que, como hijo único de tan gran persona, él también debía actuar de manera diferente, para dar mérito a ser su hijo.</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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M Rhttp://www.blogger.com/profile/00314960694839215632noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2817190424834624645.post-42543802033801398912024-01-25T07:38:00.000-08:002024-01-25T07:38:31.308-08:00El encuentro con el anciano en el aeropuerto y la historia de la Broje del Rebe sobre sus manos<div>Un anciano con una gran kipá negra apareció una vez en el mostrador de Jabad del aeropuerto Ben Gurion de Israel. Cuando le ofrecieron un café, aceptó el ofrecimiento, pero sólo si estaba lleno hasta el tope. </div><div><br /></div><div>Los jasidim perplejos que estaban detrás del mostrador hicieron lo que les pidió; llenaron la taza, mientras él les indicaba que agreguen más y más hasta el punto que el más mínimo temblor haría que se derramara. Luego, ante su asombro, el hombre anciano levantó el vaso sin derramar una sola gota y se lo fue tomando. </div><div><br /></div><div>Cuando terminó, sonrió con orgullo y dijo: "¡Hice eso para mostrarles lo grandioso que es su Rebe!" </div><div><br /></div><div>"No soy un jasid Jabad", explicó. "Soy el Rabino Baker, hace muchos años fui rabino de una gran sinagoga de Nueva York. Teníamos una Mikve para mujeres y todo. Pero luego, como tantas otras sinagogas de EE.UU., las personas mayores fueron falleciendo o se mudaron y el barrio se llenó de gentiles. La comisión directiva empezó a insinuar que les gustaría vender el terreno (el Shul y todo) y obtener una buena ganancia, pero yo me opuse firmemente. </div><div><br /></div><div>En primer lugar, está prohibido vender una sinagoga y, además de eso, los hombres seguían viniendo al Shul y las mujeres seguían usando la Mikve. Además, cabía destacar un dato interesante. La señora que estaba a cargo de la Mikve me dijo que el Rebe de Lubavitch, el rabino Shneerson, la llamaba muy a menudo para preguntarla cómo se sentía y alentarla en su importante trabajo. </div><div><br /></div><div>Esto continuó así durante varios meses. Luego, una noche, mientras yo estaba dando una clase de Talmud en la sinagoga, ella irrumpió en la sala y gritó casi histéricamente que alguien había puesto un candado enorme en la puerta de la Mikve. </div><div><br /></div><div>Deduje que habrán sido los directores y la comisión tratando de disuadir a las mujeres de venir, pero no sabía qué hacer. No soy la persona más fuerte y efusiva y me considero un rabino respetable... ciertamente no soy alguien que salga a llevar a cabo una pelea. </div><div><br /></div><div>Bueno, no sé cómo lo hice, pero corrí hacia mi auto, de alguna manera encontré una sierra para metal (hasta el día de hoy no sé cómo llegó allí), corrí hacia la cerradura y comencé a serrar el candado, frente a todos. Mucha gente incluso se detuvo a mirar, pero a mí no me importó, aproximadamente media hora después la puerta estaba abierta y las mujeres pudieron entrar. </div><div><br /></div><div>Al día siguiente, la señora de la Mikve me dijo que el Rebe la llamó la noche anterior después del incidente, y cuando ella le contó lo que había hecho, él dijo: 'Benditas sean las manos que cortaron esa cerradura'.</div><div><br /></div><div>"Eso es lo que quería mostrarles", concluyó el anciano rabino. "Hoy tengo 91 años, pero ven que mis manos están firmes como las de un muchacho joven. Claramente se debe a la Broje del Rebe."</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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En aquellos días se desempeñaba como rabino en la ciudad de Slutsk y solía impartir clases (Shiurim) en la reconocida ieshivá de Volozhin. </div><div><br /></div><div>El motivo de su viaje era un decreto de las autoridades gubernamentales, que querían obligar a implementar en las Yeshivot estudios seculares. Los directivos de la Yeshivá organizaban una reunión de urgencia con los Roshei Yeshivá, incluyendo al Rab Yosef-Ber. </div><div><br /></div><div>El Gaón sin considerar la molestia que implicaría el viaje partió inmediatamente. Le colocaron almohadas y mantas en la carreta para aliviar un poco las agotadoras sacudidas del camino. Viajaron durante cuatro días hasta llegar a Ivanich, un pequeño y remoto pueblo, y allí estacionaron la carreta cerca de la casa del granjero. </div><div><br /></div><div>Cuando el cochero le transmitió al Gaón las palabras del gentil, éste pidió que lo llamara. Rab Iosef-Dov pidió escuchar de él qué le hizo dejar de respetar a los rabinos. </div><div><br /></div><div>El gentil respondió: "La semana pasada fui testigo de la testarudez y dureza del corazón de los judíos hacia sus propios hermanos, y desde entonces no guardo ningún respeto por los judíos y sus rabinos." </div><div><br /></div><div>"Por favor, cuénteme qué pasó", preguntó el Gaón, y el gentil comenzó su relato:</div><div>"Soy leñador. Como parte de mi trabajo, conozco a Itzjok, un judío que vive solo en la punta del bosque y se dedica a arreglar techos. Cuando el frío del bosque penetraba hasta mis huesos, yo entraba a su casa y él me servía un vaso de mashke que me restauraba el espíritu y calentaba un poco mi cuerpo helado.Yo aprecio mucho a este hombre sencillo y bueno. </div><div><br /></div><div>"La semana pasada, cuando fui a visitarlo, me quedé muy mal. Una grave enfermedad lo confinó y lo dejó en cama y no había nadie en casa que lo asista y le brinde ayuda. </div><div><br /></div><div>"Salí de la casa y galopé en mi caballo hasta el pueblo más cercano. Pedí que me indicaran la casa del rabino del pueblo. Le hablé del judío que yacía solo y enfermo en su casa. El rabino respondió: '¿Y qué puedo hacer yo?' Pensé que no me estaba entendiendo. Volví a explicarle que hay un judío que está muy grave, y que sin tratamiento morirá pronto. El rabino me dijo que no tiene a nadie a quien enviar y que no tiene forma de ayudar en algo. </div><div><br /></div><div>"Salí de su casa decepcionado y triste. Si así es como los judíos tratan a sus hermanos, ¡¿por qué debería mostrarles respeto?!" </div><div><br /></div><div>Rab Yosef-Ber preguntó inmediatamente: "¿Dónde vive ese judío?" Le pidió al granjero que lo acompañara hasta la casa.</div><div>Pero entonces se despertó el acompañante del Gaón, a quien no le gustó el cambio en el plan de viaje. </div><div><br /></div><div>"Rab, estamos en camino a Volozhin, a una asamblea que concierne a todo Am Israel, y ahora usted se va ocupar de un solo judío en una pequeña aldea?!" </div><div><br /></div><div>"Te explicaré", le respondió el Rab "La utilidad y consecuencia de la asamblea es cuestionable. No se sabe si lo lograremos o no. Pero aquí tenemos ante nosotros un caso definitivo y evidente de Pikuaj Nefesh. El gentil nos lo cuenta inocentemente y debemos creer en su testimonio: Cualquiera que salva un alma de Israel es como si salvara un mundo entero." </div><div><br /></div><div>"¿Cuál es únicamente el tema?", continuó Rab Yosef-Ber, "con esto perderemos el Kabod y honor de sentarme a la cabecera de la asamblea. Nu, cedo ese Kabod, siempre que pueda salvar una Neshamá de Israel." </div><div><br /></div><div>Cuando llegaron a la casa del judío, lo encontraron en una condición muy grave. Rab Yosef-Ber inmediatamente se dispuso a atenderlo. Le proporcionó comida caliente, envió a su carretero a buscar un médico y medicinas e invirtió todas sus fuerzas en tratar de salvarlo de la muerte. </div><div><br /></div><div>El hombre era sumamente pobre y humilde y ni siquiera tenía una almohada para ponerse debajo de la cabeza. Rab Yosef-Ber trajo de su carruaje las almohadas y mantas y las dispuso sobre la cama del enfermo. También le regaló su abrigo de piel. </div><div><br /></div><div>Durante tres días permaneció a su lado y le dio de comer. Sólo cuando recuperó sus fuerzas aceptó salir de la casa y continuar su viaje. Cuando el asistente sugirió a Rab Yosef-Ber que él le dejaría su abrigo al judío en lugar del abrigo del rabino, se negó y dijo: "¿Por qué sufrirías vos por mis mitzvot..." </div><div><br /></div><div>Sin abrigo sin almohadas ni mantas, Rab Yosef-Ber salió de la casa del judío y se dirigió a Volozhin. "Si la Hashgaja Pratit ha llevado a esto, esto es lo que quieren del Shamaim", afirmó. En la práctica, logró llegar a tiempo a la reunión e incluso la presidió. </div><div><br /></div><div>Pasó como medio año. En las calles de Slutsk apareció un judío desconocido, con un gran saco en la mano, buscando la casa del rabino. </div><div><br /></div><div>"¡Usted me salvó la vida!", exclamó emocionado frente al rabino Yosef-Ber. Entre lágrimas agradeció la atención y entrega y vino a devolverle al rabino las almohadas, las mantas y el abrigo de piel que el rabino le había dejado. Sin embargo, Rab Yosef-Ber se negó a aceptarlos. "Te los entregué como regalo", dijo. </div><div><br /></div><div>"Si es así, yo también se lo daré al rabino como regalo", dijo el judío. El Gaón respondió: "Eres un judío de bajos recursos y no puedo aceptar un regalo tan caro de tu parte." Todas las súplicas fueron en vano y el judío regresó a su casa con todas las cosas que Rabí Yosef-Ber le había dejado.</div><div><br /></div><div><br /></div><div>Fuente: Sijat Hashabua Shemot 5784, #1391</div><div><br /></div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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Después del fallecimiento de su abuelo, el 24 de Tevet de 5573, comenzó a frecuentar el Tzion de su abuelo, donde se quedaba a veces durante semanas y meses.</div><div><br /></div><div>El shamesh encargado del Tzion y del pequeño Beit Midrash establecido allí cerca, le asignaba una habitación en su casa, y Reb Najum solía quedarse allí varios meses al año. Al final de su vida se trasladó y se asentó por completo en Haditch.</div><div><br /></div><div>Durante el día se sentaba en el pequeño Beit Midrash y se dedicaba a Torá y Tefilá. Los jasidim de la zona acudían a él para deleitarse de su conocimiento y de su Jasidut. Él les decía a todos: "Soy un invitado del Zeide."</div><div><br /></div><div>Al principio, todos creyeron que su fuerte devoción por el Tzion de su abuelo tenía que ver con un incidente que le sucedió durante la fuga durante la Guerra Napoleónica, mientras el Rebe viajaba al frente de una caravana de decenas de carretas, con su familia y jasidim, en lo profundo de Rusia y Ucrania.</div><div><br /></div><div>El desafortunado incidente ocurrió un viernes 6 de Elul de 1812, la víspera del segundo Shabat del viaje. La presión aumentó por apresurarse y llegar a la siguiente parada a tiempo para Shabat. Rab Najum estaba sentado en el primer vagón, y cada vez que la caravana llegaba a un cruce de caminos, reb Najum detenía la caravana, se acercaba a su abuelo, que estaba sentado en la tercera carreta, y le preguntaba adónde dirigirse.</div><div><br /></div><div>A veces el Alter Rebe lo guiaba sin levantarse de su asiento, a veces se bajaba del carruaje, caminaba hasta la intersección, se apoyaba en su bastón y meditaba, después de unos momentos le ordenaba girar a la derecha o a la izquierda.</div><div><br /></div><div>Ese viernes el tiempo era muy escaso. Cuando el carruaje llegó a un cruce de caminos, Reb Najum se acercó al carruaje de su abuelo para preguntarle adónde ir. El Rebe ordenó lo que ordenó, pero debido a la presión, Reb Najum se confundió e interpretó la directiva de manera opuesta.</div><div><br /></div><div>Después de viajar unos pocos kilómetros, el Rebe expresó su sorpresa de que aún no hubiesen llegado a cierta aldea donde pretendía parar. Sólo entonces quedó claro el error de Reb Najum y se presentó ante su abuelo, pálido y lloroso.</div><div><br /></div><div>La respuesta del Rebe fue tajante: "Qué bueno es cuando el nieto sigue los pasos de su abuelo, y qué triste cuando el abuelo es guiado tras su nieto", dijo el Alter Rebe. Inmediatamente después ordenó continuar el viaje.</div><div><br /></div><div>El error en el trayecto tuvo su precio, generó un gran retraso y varias complicaciones a lo largo de todo el recorrido del viaje. El Shabat lo pasaron en un lugar diferente al previsto, al igual que Rosh Hashaná. Algunos dicen que el fallecimiento del Rebe, unos meses más tarde, en la remota aldea de Piena, que condujo a su entierro en Haditch, también fue un resultado indirecto de aquel error en la ruta de viaje.</div><div><br /></div><div>Los jasidim estaban convencidos de que la visita regular del nieto al Tzion de su abuelo tenía como objetivo "corregir" el pecado de ese error fatal.</div><div><br /></div><div>Un día, algunos jasidim se atrevieron a hacerle la pregunta directamente a Reb Najum sobre el asunto. Su sorprendente respuesta les dejó claro que no tenía nada que ver con ese desafortunado error.</div><div><br /></div><div>La víspera de su boda, contó Reb Najum, fue a ver a su abuelo, el Alter Rebe, para recibir una Broje suya. Como cualquier novio de una familia respetable, le cosieron una nueva prenda para la boda, incluyendo un tapado de seda. El Rebe entonces le preguntó si accedería en añadirle un parche a aquel bello y elegante tapado...</div><div><br /></div><div>Parece que el Rebe quería elevarlo a un nivel espiritual superior, donde la apariencia externa no tiene importancia. Pero el joven novio, que entonces tenía trece años, rechazó la idea. "¡No usaré una prenda remendada en mi boda!", dijo.</div><div><br /></div><div>"¡Fijaré un tiempo fijo contigo para estudiar juntos!", intentó convencer el abuelo al nieto. Eso tampoco lo convenció.</div><div><br /></div><div>"Si accedes a mi petición, después de ciento veinte años estarás אתי במחיצתי- conmigo [adónde yo esté en el Mundo Venidero]", le prometió el Rebe.</div><div><br /></div><div>Esta vez Reb Najum no pudo negarse, pero por dentro, no estaba satisfecho con la idea. "De acuerdo", finalmente accedió. "¿Pero me basta con coser el parche por Kabalat Ol o tengo que desearlo de verdad para poder ameritar la promesa?"</div><div><br /></div><div>El Rebe respondió: "¡Debes desearlo con todo tu corazón y con toda tu verdad!". Ante la respuesta, el nieto quedó en silencio y el 'trato' no llegó a concertarse.</div><div><br /></div><div>Años pasaron. Reb Najum, que entretanto había crecido y madurado, miraba para atrás, lleno de profunda tristeza. En primer lugar, por el hecho de haberse rehusado a cumplir la voluntad de su abuelo. Y segundo, por dejar pasar y perder una promesa tan grande y descomunal, la de poder estar con su abuelo en el otro mundo.</div><div><br /></div><div>Debido a esto, Reb Najum decidió que al menos aquí, en este mundo, aprovecharía cada momento para estar al lado de su abuelo.</div><div><br /></div><div><br /></div><div><br /></div><div>Fuente: Sijat Hashabua 1939, Vayeji 5784.</div><div><br /></div><div>©JasidiNews</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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M Rhttp://www.blogger.com/profile/00314960694839215632noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2817190424834624645.post-33639994627637878262024-01-25T07:25:00.001-08:002024-01-25T07:25:47.883-08:00De un Farbrenguen con Reb Mendel Futerfas - Parte #2<div>De un Farbrenguen con Reb Mendel Futerfas</div><div>Extractos - Parte #2</div><div><br /></div><div>[...] "¡Itche! ¿Te acordás de aquellos tiempos en Samarkand? ¿Te acordás del farbrenguen de Simjas Beis HaShoeivo que celebramos en la Suke del Shul, temblando de miedo? ¡Oh, eso fue un buen farbrenguen!” </div><div><br /></div><div>"Pero nuestra Avoide es acá y ahora. Itche, estamos hablando acerca de mantener el foco y no dejarse atrapar por trivialidades. Dejame compartirte algo.</div><div><br /></div><div>Recuerdo una noche, acostado en mi litera en el cuartel, viendo una araña tejiendo lenta y expertamente su telaraña en la pared. Cuando terminó, se arrastró hacia un lado para esperar a su presa. </div><div><br /></div><div>Efectivamente, una mosca que pasaba quedó atrapada en su trampa. Aun así, la araña no se acercó. La mosca empezó a zumbar frenéticamente; tiraba de la red y luchaba con sus hilos. Durante todo este tiempo, la araña permaneció observando, tal como lo hice yo desde mi litera. </div><div><br /></div><div>En un momento, la mosca se tomó un descanso de su batalla. En ese momento, la araña se abalanzó sobre su presa y la devoró.</div><div><br /></div><div>Acostado allí, me di cuenta de que esta es la táctica del Nefesh Habahamis. Mientras luches, él se mantendrá alejado. Pero tan pronto como muestras debilidad, tan pronto como pierdes el foco, ahí es cuando salta."</div><div><br /></div><div><br /></div><div>Fuente: Anash Magazine</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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Su nieto, un destacado joven alumno que estudiaba en la yeshivá Tomjei Tmimim de Kfar Jabad, rechazó unirse a los 'evacuados' y optó por quedarse estudiando en Eretz Israel.</div><div><br /></div><div>En esos días, el Rebe de Lubavitch salió con un mensaje esperanzador y tranquilizador: "La tierra más segura en el mundo es la Tierra de Israel", dijo, repitiéndolo una y otra vez. Su instrucción a sus seguidores y oyentes era clara: no abandonar la tierra, habría salvaciones y maravillas.</div><div><br /></div><div>La Sra. Weinberger, preocupada por el destino de su querido nieto, se apresuró a llamar a un sobrino suyo, de las autoridades principales (jefatura de gobierno) en California en aquel entonces y quien sería luego el secretario de Defensa de los EEUU, Caspar Weinberger, y le pidió ayuda. "Querido Caspar", pidió la anciana tía, "por favor, ve a hablar con el Rebe de Lubavitch y explícale del grave peligro en Israel, y pídele que permita a sus Jasidim en Israel a que abandonen el lugar."</div><div><br /></div><div>Caspar no se demoró y envió a su asistente personal al Rebe de Lubavitch. Este le informó al Rebe sobre la posición de la Inteligencia estadounidense que indicaba una amenaza real para la supervivencia de Israel. El Rebe, calmado como siempre, escuchó la preocupante evaluación estadounidense y al final respondió con determinación: "¿Ustedes tienen servicio de inteligencia? Nosotros también tenemos nuestro servicio de inteligencia. Nuestro servicio de inteligencia dice: 'He aquí, no descansará ni dormirá el Guardián de Israel'."</div><div><br /></div><div>El secretario de Weinberger intentó una vez más insistir y llegar al corazón del Rebe respecto al único hijo de la familia que quedó solo en Israel, como remanente de una familia diezmada en el Holocausto: "Rebe, es hijo único." Pero el Rebe dio un golpe ligero en la mesa y dijo: "Para Hakadosh Baruj Hu, cada Yehudi es un hijo único", y salió de la habitación.</div><div><br /></div><div>*</div><div><br /></div><div>Nuestros Sabios establecieron que "no hay Mazal para Israel." Los judíos no están constituidos según tal o cual destino, y la conducta del Creador con ellos es contraria a las reglas naturales. Rashi explicó que "no hay mazal para Israel" significa que a través de la Tefilá y el mérito, su destino cambia para bien.</div><div><br /></div><div>Los yehudim tienen un arma única que ningún otro pueblo posee. Tefilá y Zjuyot. La Tefilá es algo claro, todos sabemos que una Tefilá puede alterar la realidad. Pero, ¿cuál es ese Zejut que Am Israel tiene sobre todas las demás naciones, que hace que su destino cambie para bien?</div><div><br /></div><div>Los Jajamim dijeron que los judíos tienen algo único y peculiar que no tienen otros: un comportamiento por encima de la naturaleza. Nos enseñaron que Hakadosh Baruj Hu se conduce con Sus criaturas Midá Kenegued Midá, medida por medida, y cuanto más actúa y trabaja el hombre, así actúan con él.</div><div><br /></div><div>Y cuando una persona actúa de manera que no es natural, también actúan con él de manera que no es natural. Cuando una persona se santifica un poco, lo santifican mucho. Es decir, cuando se sacrifica un poco y hace más lo de que dice la ley, entonces también actúan con él más allá de la norma legal y estructurada.</div><div><br /></div><div>Este es el secreto de los días de Jánuca. Los Jashmonaím podrían haber reflexionado: "Somos pocos, ¿cómo podemos, como un puñado de judíos, enfrentarnos al ejército de Antíoco y sus poderosas armas? ¿Cómo podemos vencerlo de manera natural?"</div><div><br /></div><div>Pero Matitiahu y sus hijos sabían que, efectivamente, no tenían ninguna posibilidad de manera natural, pero de forma sobrenatural seguramente ellos vencerían. Ellos proclamaron a viva voz "Mi Kamoja Baelim Hashem!", y salieron a la guerra y vencieron al poderoso ejército griego.</div><div><br /></div><div>"Así fue también con su llegada al Templo, donde todos sus utensilios se habían impurificado. Podían justificarse con cientos de razones, que no se encienda la Menorá, y que un estado de impureza estaba permitido en público, y que no había aceite puro disponible. Pero su determinación, voluntad y dedicación pusieron al descubierto aquella jarra de aceite puro que estaba sellada por el Sumo Sacerdote. Actuaron todo el tiempo contra la naturaleza, y de arriba mostraron esa misma expresión, medida por medida.</div><div><br /></div><div>Este es el mensaje también para nosotros hoy: los judíos somos un pueblo único que no actúa solo según el libro y las estadísticas de guerras. Somos un pueblo que se dedica y se conduce más allá de la letra de la ley, y merece entonces, por ley, con la ayuda de Hashem, que también triunfen en esta guerra, como lo hicieron en esos días en nuestro tiempo.</div><div><br /></div><div>*</div><div><br /></div><div>Al culminar la guerra, que trajo una victoria contundente a Israel, con la ayuda del Cielo, que desafió todas las leyes de la naturaleza, cuando Am Israel estaba rodeada por setenta lobos, con todo eso, en seis días derrotó a sus enemigos, mostrando una inmensa superioridad sobre los grandes y hábiles ejércitos árabes, el Rebe convocó a Kasper Weinberger a un Yejidut.</div><div><br /></div><div>Weinberger, quien tenía un corazón cálido como se mencionó, llegó de inmediato al Rebe, quien al apenas abrir la puerta le preguntó con una sonrisa: 'Nu, ¿qué opinas de nuestro Servicio de Inteligencia?'"</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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Por último, todos sabían que los 18 rublos que el Rebe "cobraba" por el honor de hospedarlo se destinaban a Tzedaká. Así, el anfitrión daría caridad a través de la sagrada mano del Rebe. </div><div><br /></div><div>Itche el avaro fue con todos los demás jasidim a darle la bienvenida al Rebe cuando llegó a la ciudad. El padre de Itche había sido un destacado hombre de negocios. Al igual que su padre, Itche también era un jasid. A diferencia de su padre, el enfoque principal de Itche en la vida era su negocio, su lujosa casa y todos sus exquisitos muebles. También a diferencia de su padre, a Itche le costaba mucho separarse incluso de un cobre para una causa benéfica.</div><div><br /></div><div>Así que, uno puede imaginarse cómo se sintió Itche cuando el Rebe llegó, lo miró directamente y sugirió: "Itche, ¿te gustaría hospedarme para el té?"Por supuesto, Itche dijo: "Será un honor, Rebe."</div><div> </div><div>Interiormente, sin embargo, Itche entró en pánico. ¡Té con el Rebe y todos sus jasidim! ¡Destruirían su casa! Luego se le ocurrió una idea; se pararía en la puerta de su casa y solo permitiría la entrada al Rebe. ¡Un plan maravilloso!</div><div><br /></div><div> Itche se sintió aliviado. Le costaría 18 rublos, pero al menos sus costosas alfombras y antigüedades permanecerían intactas. Itche estaba seguro de que su idea funcionaría hasta que el Rebedijo: "Itche, ¿podrías trasladarme desde mi alojamiento hasta tu casa?" Ahora, la mente de Itche trabajó febrilmente. Si recogía al Rebe en su carruaje y conducían rápidamente a la casa de Itche, llegarían mucho antes que los jasidim que iban a pie y aún tendría tiempo de cerrar la puerta principal para que nadie más pudiera entrar. Ahhh, Itche suspiró aliviado una vez más.</div><div><br /></div><div>Finalmente, llegó la primera noche de Janucá. Itche encendió la menorá de Januca con su familia. Se sentó junto a las luces por un rato. Echó un último vistazo a su hermosa casa y luego fue a recoger al Rebe. Cuando Itche llegó, el Rebe estaba encendiendo la menorá y recitó las bendiciones, a las que todos los jasidim respondieron "Amén". Luego comenzaron a cantar nigunim, melodías del alma sin palabras, mientras el Rabino meditaba sobre la luz de la pequeña llama. Un aire de tranquilidad impregnaba la habitación, excepto en el rincón de Itche.</div><div><br /></div><div> Finalmente, el Rebe le indicó a Itche que se irían ahora. Itche instó a su cochero a conducir lo más rápido posible, seguro de que con la ayuda de Dios podría poner una buena distancia entre su carruaje y los jasidim. Pero, a medio camino del viaje, el Rebw ordenó que se detuviera el carruaje. Se volvió hacia Itche y dijo: "No me di cuenta de que tu casa estaba tan lejos. Un viaje tan largo no estaba incluido en mi precio original. Si quieres que vaya más lejos, debes pagarme otros 18 rublos de oro." Con los jasidim casi alcanzándolos, Itche no tuvo más remedio que estar de acuerdo. ¡Dieciocho rublos de oro seguían siendo menos de lo que costaría reemplazar sus preciadas alfombras y muebles! </div><div><br /></div><div>En pocos momentos, llegaron a la casa de Itche. El Rabino miró fijamente los 15 escalones que conducían a la puerta principal de Itche. "No tenía idea de que tenías tantos escalones, querido Itche. Eso no estaba incluido en mi precio original. Si quieres que entre en tu casa, debes pagarme 18 rublos de oro por cada escalón." </div><div>Itche casi se desmaya. Antes de que tuviera la oportunidad de responder, los jasidim, que los habían alcanzado, acompañaron al Rebe escaleras arriba y al interior. La escena que se desarrolló ante los ojos de Itche fue justo lo que había imaginado. No pudo concentrarse en ni una sola palabra sagrada que el Rebe transmitía acerca de Januca. La velada finalmente llegó a su fin y Itche respiró aliviado.</div><div><br /></div><div> Cuando el Rebe estaba a punto de irse, Itche recordó de repente pedirle al Rebe que bendijera a su familia. Seguramente eso compensaría todo. Rápidamente, Itche reunió a sus hijos y nietos y pidió: "Rebe, por favor, bendiga a mi familia.""¿Bendecir a tu familia?" El Rebe miró a Itche con sorpresa. "No tengo ninguna brajá para ellos", dijo y se apartó tristemente. Itche sintió como si la tierra se hubiera abierto bajo sus pies.</div><div><br /></div><div> "¡Rebe!", exclamó Itche, con una voz llena de desesperación. El Rebe miró fijamente a Itche por un largo tiempo. "Para que pueda bendecir a tu familia, tendrás que cederme toda tu fortuna", dijo el Rabino seriamente.</div><div><br /></div><div>¿Cómo podría cederle todo al Rebe? ¡Se quedaría sin un centavo! Itche sentía que se estaba ahogando. Unos segundos que parecieron eternos pasaron. Pero luego, miró a los ojos del Rebe y vio compasión en ellos.</div><div><br /></div><div>Con su última gota de fuerza, dijo: "Si eso es lo que debo hacer, entonces lo haré." Y luego se desmayó.</div><div><br /></div><div>Como en una neblina, Itche escuchó al Rebe decir: "Mazel tov, Itche, ¡mazel tov!" El Rebe comenzó a bendecir a Itche y a toda su familia. "¡Que tú y tu familia solo conozcan alegría, salud y prosperidad de ahora en adelante!" Durante un buen rato, bendiciones fluían de los labios del Rebe, cada una mayor que la anterior.</div><div><br /></div><div>"Sabelo, Itche, que acabas de librar una gran batalla con tu Yetzer Hará. ¡Hasta hace unos momentos, no poseías tu riqueza, tu mala inclinación la poseía! Cuando aceptaste darme todas tus posesiones, pude arrebatar tu riqueza de tu יצר הרע. Ahora te la devuelvo como Januca Guelt. Úsala bien, querido Itche. De ahora en adelante, úsala bien."</div><div><br /></div><div>Itche le agradeció al Rebe y comenzó a sacar cientos de billetes de rublos de oro de su billetera. Pero el Rebbe declinó. "Solo acepto 18 rublos de oro por el té."</div><div><br /></div><div>Desde ese momento, Itche fue un hombre totalmente cambiado y su hogar fue completamente diferente. Itche compartió generosamente su "Januca Guelt" durante todo el año.</div><div><br /></div><div><br /></div><div>Fuente: lchaimweekly.org (#799)</div><div>©JasidiNews</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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El invitado, por supuesto, asintió con la cabeza y él comenzó a hablar: </div><div><br /></div><div>"Mi padre era un respetado hombre de negocios aquí en Bagdad, pero siempre estaba ocupado y me dejaba en manos de mi abuelo. </div><div><br /></div><div>Cada mañana, mi abuelo me despertaba, se aseguraba de que me lavara las manos, dijera las Birkot Hashajar y no olvidara mi almuerzo. Luego, justo antes de salir de casa para la escuela, me daba un beso en la frente, levantaba las manos al cielo y decía: </div><div>"ואני אנה אני בא!"</div><div>'VA'ANI ANA ANI BA' (literalmente, '¿Y yo, a dónde iré?' (Bereshit 37:30)) </div><div><br /></div><div>Más tarde aprendí en la escuela que eso fue lo que Reuven exclamó cuando descubrió que Yosef no estaba en el pozo y que le sería imposible salvarlo. Pero no tenía idea de lo que tenía que ver conmigo. </div><div><br /></div><div>Entonces, cuando tenía unos catorce años, ocurrió una tragedia: mi abuelo falleció. </div><div><br /></div><div>No había nadie que se ocupe de mí por las mañanas, así que empecé a ir con mi padre al trabajo. Mi padre intentaba asegurarse de que rezara y estudiara un poco, pero siempre estaba muy ocupado, y el negocio que hacía me fascinaba, así que no prestaba mucha atención a mis estudios. </div><div><br /></div><div>Luego, dos años después, ocurrió otra tragedia: mi padre murió repentinamente y ahora, además de estar solo, había otro problema; ¿qué hacer con el negocio? Me dieron la opción de venderlo y ahorrar el dinero, o probar suerte administrándolo por un tiempo. Decidí, en contra del consejo de los abogados, probar lo segundo. </div><div><br /></div><div>Bueno, me adapté como pez en el agua. No pasó mucho tiempo antes de que estuviera haciendo grandes negocios con los mejores. Pero empecé a sentirme fuera de lugar con una Kipá y Tzitzit, y el no comer con los demás, y el Shabat me impedía hacer grandes contactos. </div><div><br /></div><div>Así que empecé a dejar de ser tan observante y descubrí que cuantas más mitzvot dejaba, más éxito tenía. </div><div><br /></div><div>Pasaron varios años y subí más y más alto hasta que un día, caminando a casa después de cerrar un negocio realmente grande, noté a un muchachito joven judío, tal vez de trece años, sentado en la vereda llorando. </div><div><br /></div><div>Sabes cómo es cuando te sientes feliz, no soportas ver a alguien miserable, ¿verdad? Así que me acerqué a él y le pregunté qué le pasaba. 'Oh, gracias, señor', dijo 'pero esto es algo de los judíos, no creo que lo entendería'. </div><div><br /></div><div>Cuando dijo esas palabras, sentí como si alguien me apuñalara en el corazón. 'Te cuento que yo también soy judío', le dije, 'incluso estudié Guemará en la escuela de Torá'. </div><div><br /></div><div>'Oh, lo siento', respondió, 'no quise ofenderlo. Me siento tan mal. Verá, en casa no tenemos dinero'. Me miró y se enjugó los ojos con la manga de la camisa, 'mi padre murió hace tiempo y mi madre tiene que trabajar y también alimentarnos a mí y a mis seis hermanos y hermanas, así que las cosas no están bien. </div><div><br /></div><div>Bueno, esta mañana mi madre dijo que es Jánuca esta noche y que tenemos que buscar en la casa dinero para comprar aceite para encender la Menorá y que tal vez Dios nos haga un milagro de Jánuca y encontremos algo. </div><div><br /></div><div>Buscamos y buscamos y estábamos a punto de rendirnos cuando mi hermanita encontró una moneda detrás de uno de los cajones. ¡Todos estábamos tan felices! Entonces mi madre me dijo que corriera al almacén y comprara el aceite antes de que cerrara. Corrí y justo cuando iba a cerrar llegué y compré el aceite. </div><div><br /></div><div>Iba caminando a casa, sosteniendo la botella y soñando. Me imaginé lo bien que iba a ser encender las velas, cómo todos sonreirían. Recordé cómo la cálida luz amarilla brillaría en los rostros de todos y los haría ver tan puros y felices. Quizás incluso cantemos y bailemos como lo hicimos el año pasado. Tal vez Hashem realmente enviará al Mashiaj esta vez, como dice mi madre, y ella volverá entinces a sonreír. Iba caminando más y más rápido, estaba tan emocionado. ¡Es Jánuca! ¡Es Jánuca! </div><div><br /></div><div>Y luego... tropecé. </div><div><br /></div><div>Me caí en la calle y la botella voló de mis manos. ¡La vi horrorizado mientras se arqueaba en el aire y caía sobre una piedra y se quebaba! ¡Se rompió! Todo el aceite se derramó...'¡VA'ANI ANA ANI BA?!' </div><div><br /></div><div>El chico comenzó a llorar nuevamente, pero cuando escuché esas palabras, de repente recordé a mi abuelo y entendí lo que él debió haber pretendido cada vez que decía esas palabras. De alguna manera sabía o intuía que esto sucedería. </div><div><br /></div><div>'¡Esa botella rota soy yo!' pensé para mí mismo en estado de shock. 'El aceite derramado es mi Neshamá (alma judía); he perdido mi alma judía!' </div><div><br /></div><div>Como si estuviera en un trance, saqué un fajo de dinero de mi bolsillo, se lo di al chico y le dije que volviera a la tienda, golpeara en la ventana y simplemente dijera que Avram Pinjas te envió. "¡Ve! ¡Compra lo que quieras y que tengan un feliz Janucá! ¡Andá!" </div><div><br /></div><div>Cuando el chico se fue, levanté la botella de la calle y la llevé a casa, aún en estado de shock. Envié a mis sirvientes lejos durante ocho días y luego, cuando estuve solo, simplemente me quedé allí, mirando esa botella rota y llorando. </div><div><br /></div><div>Entonces, me golpeó el pensamiento: "Un judío no puede perder su alma judía. Tal vez la haya ignoraeo o la haya adormecido pero estoy seguro de que todavía está ahí". </div><div><br /></div><div>Así que saqué la Menorá de mi abuelo del armario, la limpié, encontré un poco de aceite y una mecha, y encendí la primera vela. </div><div><br /></div><div>La luz realmente penetró dentro de mí. ¡Sentí que volvía a estar vivo! Decidí en ese momento que debía hacer otra cosa judía... que volvería a ponerme los Tefilín a partir de mañana por la mañana. </div><div><br /></div><div>La siguiente noche encendí dos velas y decidí a partir de ahora solo comer alimentos Kasher. La siguiente noche, decidí comenzar a estudiar algo de Torá. La noche siguiente, tomé la decisión de cuidar el Shabat. Hasta que en la última noche, con ocho velas ardiendo, sentí que me había convertido en un hombre nuevo. Un hombre renovado. Las luces de Janucá me habían salvado. </div><div><br /></div><div>"Así que", concluyó su memorable historia, "esa es la razón por la que conservo aquella botella rota: para recordarme dónde estaba y cómo ese milagro del aceite 'salvó mi vida'".</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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M Rhttp://www.blogger.com/profile/00314960694839215632noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2817190424834624645.post-72676841055678431082024-01-25T07:19:00.000-08:002024-01-25T07:19:51.186-08:00Moishe M. y Moishe A.<div>Una vez, un jasid viajó con un problema grave a lo de Rab Dovber, el segundo Rebe de Jabad Lubavitch conocido como el Míteler Rebe. Estaba alquilando una posada al poritz (terrateniente) local y estaba a punto de ser desalojado ya que no podía pagar sus deudas. El poritz no estaba dispuesto a esperar más y el judío corría peligro no sólo de perder su medio de vida, sino también su hogar.</div><div><br /></div><div>El jasid entró en la habitación del Rebe para una audiencia privada y le contó la situación. Le pidió al Rebe que le escribiera una carta a un rico hombre de negocios llamado Moshe A. Este hombre era amigo personal del poritz y, por lo tanto, sería un buen intermediario potencial.</div><div><br /></div><div>El Rebe accedió y escribió la carta. El jasid se fue, carta en mano, seguro de que su situación cambiaría pronto. Sin embargo, cuando miró la carta, quedó sorprendido: estaba dirigida a la persona equivocada. En lugar de estar dirigida al rico y distinguido Moshe A., la carta estaba dirigida a Moshe M., que era tan pobre como él mismo...</div><div><br /></div><div>El Rebe debe haber cometido un error, pensó el jasid, porque ¿qué podría hacer Moshe M. por él?</div><div><br /></div><div>El jasid se dio la vuelta y regresó directamente a la residencia del Rebe y le dijo al asistente: "Debo volver a entrar, a hablar con el Rebe. Él me dio la carta, pero cometió un error y necesito que la arreglen."</div><div><br /></div><div>"Lo siento", respondió el Gabai. "No puedes volver a ver al Rebe tan pronto. Hay muchos otros esperando ser recibidos."</div><div><br /></div><div>"Pero no lo entiendes", protestó el jasid. "Este es un asunto de suma importancia y no puede esperar ni un día. No le quitaré mucho tiempo. El Rebe sólo tiene que cambiar algunas palabras. Verás, ¡está dirigida a la persona equivocada!"</div><div><br /></div><div>La conversación fue escuchada por el hijo del Rebe, Reb Najum, quien se acercó y comentó: "Un Rebe no comete errores." El jasid se dio vuelta y se fue, meditando en las palabras que acababa de escuchar: "Un Rebe no comete errores." Se tomó esto en serio y decidió ir al día siguiente a ver a Moishe M. y presentarle la carta del Rebe.</div><div><br /></div><div>Cuando llegó a la humilde cabaña de Moshe M., le contó sobre su audiencia con el Rebe y le mostró la carta. Moshe M. quedó confundido por la petición de que intercediera. "Me encantaría poder ayudarte, pero ¿qué puedo hacer exactamente? No tengo nada que ver con el poritz."</div><div><br /></div><div>Pero el jasid, que estaba convencido de que el Rebe debía haber tenido algo en mente, fue persistente. Finalmente, Moshe M. accedió, aunque, por supuesto, no se podía decir que supiera lo que estaba aceptando.</div><div><br /></div><div>En mitad de la noche se oyen golpes en la puerta. Moshe M. se despertó y se dirigió hacia la puerta. "¿Quién está ahí?" preguntó.</div><div><br /></div><div>"¡Abra, por favor! Soy yo, el Conde", fue la respuesta.</div><div><br /></div><div>Moshe M. abrió la puerta y, para su sorpresa, allí estaba el poritz, el mismo hombre al que planeaba visitar al día siguiente, empapado y temblando de frío.</div><div><br /></div><div>"Por favor, pase, señor mío", dijo; y al cabo de una hora le proporcionó al poritz ropa seca, comida, vodka y té.</div><div><br /></div><div>El poritz explicó que esa tarde se encontraba en lo profundo del bosque cuando lo sorprendió una tormenta inesperada. Esta casa había sido la primera que encontró cuando abandonó el bosque, y así fue como terminó sienoo huésped en lo de Moishe M.</div><div><br /></div><div>Inmediatamente Moishe M. vio la Divina Providencia en la situación inusual, y cuando todos se fueron a dormir, estaba muy ansioso de presenciar cómo se desarrollarían los acontecimientos.</div><div><br /></div><div>A la mañana siguiente el poritz se levantó tan sano y recuperado como antes y se dispuso a regresar a su casa. Dirigiéndose a su anfitrión, le dijo: "Estoy muy agradecido por todo lo que has hecho por mí y me gustaría recompensar tu amabilidad. ¿Qué puedo hacer por ti?"</div><div><br /></div><div>Moshe M. respondió: "Por favor, señor, sólo haber tenido el honor de ayudarlo es todo el pago que necesito."</div><div><br /></div><div>El poritz no aceptó un no como respuesta y reiteró su petición de pagarle al judío. Cuando le hizo la oferta por tercera vez, Moshe habló:</div><div><br /></div><div>"Señor, tengo un hermano que alquila una de las posadas en la propiedad de Su Señoría. Debido a las dificultades financieras de los últimos años, no ha podido pagar el alquiler y perderá el contrato de arrendamiento de la posada. ¿le podría pedir a Su Señoría que reconsidere su caso?"</div><div><br /></div><div>El poritz se mostró inmediatamente receptivo a la petición. "Amigo mío, eres un buen tipo, estoy seguro de que tu hermano lo es también como tú. No sólo renovaré su contrato de arrendamiento, sino que también le perdonaré la deuda del alquiler pasado.</div><div><br /></div><div>"Y sabes, es una gran suerte que me estés hablando de eso justo hoy. Estaba planeando darle el contrato de arrendamiento de esa propiedad al pariente de un buen amigo mío. Mi amigo Moshe A. me habló recientemente acerca de un pariente suyo. Necesitaba un puesto y mañana planeaba ocuparme del asunto."</div><div><br /></div><div>Momentos más tarde, allí mismo, esos dos jasidim conversaban acerca de la maravillosa Hashgajá Pratit que tuvo lugar, tal como lo previó el Míteler Rebe. Si la carta hubiese sido dirigida al Moshé "correcto" y no al "equivocado", la situación habría tenido un final muy diferente e infeliz para el jasid. Vieron que, efectivamente, "un Rebe no comete errores."</div><div><br /></div><div>~~~~~~</div><div>Fuente: Ampliado y complementado por Yerajmiel Tilles de LeChaim Weekly #1597.</div><div><br /></div><div>[Cabe aclarar que existe en diversas otras fuentes esta historia relatada con el Tzemaj Tzedek.]</div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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M Rhttp://www.blogger.com/profile/00314960694839215632noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2817190424834624645.post-27698556795185775712023-11-20T17:55:00.000-08:002023-11-20T17:55:11.164-08:00Una extraña condición - Miteler Rebe - 9 y 10 de Kislev<div>El Poritz (señor feudal) y su hijo estaban teniendo una acalorada discusión. El hijo, hijo único, le había pedido permiso a su padre para irse a cazar con sus amigos a los densos bosques que rodean la ciudad de Liozha, en la Rusia Blanca. El anciano padre, preocupado por la seguridad de su hijo, se negaba a concedérselo. La oposición del padre a lo que consideraba una aventura peligrosa parecía inamovible.</div><div><br /></div><div>Sin embargo, en el momento álgido de la discusión, el Poritz de repente dejó de hablar. Durante unos minutos permaneció en silencio, como perdido en sus pensamientos. "Te dejaré ir con una condición", decidió finalmente. Y, de hecho, era una condición muy extraña.</div><div><br /></div><div>"En la ciudad de Liadi vive un Rabino famoso. Él es el líder espiritual de todos los judíos en esta área, y cada palabra que pronuncia se considera sagrada. Ve de este rabino y pídele su bendición. Si me prometes hacer esto, te dejaré ir a cazar." El hijo estaba bastante sorprendido, pero dio su palabra. Al día siguiente partió a la expedición.</div><div><br /></div><div>En esos pocos instantes de silencio, la memoria del Poritz lo había transportado en el tiempo a la época en que se desempeñó como interrogador en la prisión principal de Petersburgo. Aunque había interrogado a cientos, si no miles, de prisioneros a lo largo de su carrera, su experiencia con el rabino acusado de rebelarse contra el gobierno fue algo que nunca podría olvidar. Su porte regio, su majestuosa barba larga y sus ojos profundamente expresivos quedaron grabados permanentemente en el corazón del noble.</div><div><br /></div><div>Podía recordar las respuestas de aquel rabino a las preguntas de los interrogadores como si las hubiera escuchado ayer. La sabiduría y la verdad que contenían y expresaban se hacían evidentes en cada palabra, y el Poritz había quedado sumamente impresionado por la personalidad del Rabino. De hecho, la posterior liberación de la cárcel y la absolución de todos los cargos en su contra se debieron en gran parte a la intervención del poritz.</div><div><br /></div><div>El rabino, por supuesto, era Rabi Shneur Zalman de Liadi, el Alter Rebe y fundador del movimiento Jasídico Jabad, cuyos oponentes lo habían calumniado y acusado ante las autoridades. Pero a pesar de las acusaciones, el joven interrogador estaba convencido de que el rabino era un hombre Divino. Ahora, décadas más tarde, el Poritz sentía que si su único hijo pudiera ver al santo rabino con sus propios ojos, de alguna manera eso lo haría sentir más tranquilo.</div><div><br /></div><div> Como se dieron las cosas, los temores del Poritz resultaron estar bien fundados. Unas semanas después de iniciada la expedición, una tormenta cegadora tomó por sorpresa al grupo de caza. El hijo, que se había alejado del resto de sus amigos, estaba solo en medio del bosque. Buscando refugio bajo un árbol, no tuvo más remedio que esperar a que pasara la tormenta. Pero el tiempo no mejoró y sólo empeoró. Pasaron varios días hasta que la tormenta amainó.</div><div><br /></div><div>Empapado hasta los huesos, hambriento y enfermo, el hijo del poritz desesperaba por abandonar el bosque. Fue verdaderamente milagroso cuando finalmente encontró un sendero entre el follaje y logró arrastrarse hasta una posada en las afueras de Liozna.</div><div><br /></div><div>Al día siguiente, ardiendo de fiebre, recordó de repente la promesa que le había hecho a su padre y decidió cumplirla. Con sus últimas fuerzas se levantó de la cama y partió hacia la ciudad para encontrar al famoso rabino.</div><div><br /></div><div>Una vez en la ciudad, pronto se enteró de que el rabino Shneur Zalman había fallecido recientemente. El hijo del Poritz sintió un remordimiento de conciencia hasta que los judíos le informaron que el sucesor del rabino, su hijo, el rabino Dovber (posteriormente conocido en Jabad como el "Míteler Rebe ['intermedio']"), también era una persona santa. Pero el Miteler Rebe ya no vivía en Liozna y ahora residía en Lubavitch.</div><div><br /></div><div>No había ninguna explicación racional para la urgencia que sentía de ver al hijo del famoso rabino que su padre había elogiado tanto. Pese a todo, alquiló un carruaje y partió hacia Lubavitch, a pesar de su debilidad por la reciente experiencia.</div><div><br /></div><div>Esa noche, cuando el hijo del poritz llegó a Lubavitch, se sintió decepcionado al saber que el Rebe se estaba dirigiendo a sus jasidim y no recibiría visitas. Pero el joven noble no retrocedió. Sin desanimarse, insistió en que le dijeran el lugar exacto donde el Rebe estaba hablando.</div><div><br /></div><div>La sala de estudio estaba abarrotada hasta el tope, de modo que nadie notó al extraño cuando entró. Al frente de la sala, el Miteler Rebe estaba sentado en una mesa pronunciando un discurso jasídico. El hijo de Poritz quedó estupefacto ante la escena. Había una multitud tan grande de gente, y no obstante todos estaban en absoluto silencio y concentrados en el Rebe. Se encontró así mismo petrificado en el lugar.</div><div><br /></div><div>Aproximadamente una hora más tarde se percató de cuan extraño era que haya estado todo el tiempo de pie allí, dado su calamitoso estado de salud. Cuando salió de la sala de estudio pudo sentir que recuperaba sus fuerzas, lo que sin duda era mérito del sagrado Rabí. También se mostró muy agradecido por haber podido cumplir la promesa que le hizo a su padre.</div><div><br /></div><div><br /></div><div>[Esta historia fue contada muchas décadas más tarde por el hijo de Poritz, para entonces un noble en su propio derecho, a un jasid de Jabad.]</div><div><br /></div><div>Fuente: <i style="color: #2d1856; font-family: Georgia, "Times New Roman", Times, serif; font-size: 15.2px;">www.lchaimweekly.org</i><span style="color: #2d1856; font-family: Georgia, "Times New Roman", Times, serif; font-size: 15.2px;"> (#648)</span></div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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El Rebe dejó en claro que la mayoría de los participantes tenían buenas intenciones y debían ser elogiados por sus intenciones, pero que los principales organizadores habían sido advertidos de los desastrosos resultados que se producirían debido al momento oportuno en el que se encontraban, pero debido a su propio orgullo se negaron a reprogramarlo.</div><div><br /></div><div>A lo largo de los años, el Rebe trabajó diligente y diplomáticamente en secreto y "detrás de escena" y logró sacar a muchas familias judías de la ex Unión Soviética. El Rebe había sido informado que había 150 familias que acababan de obtener visas y permiso para salir de Rusia durante el próximo Jol Hamoed Pesaj. Sin embargo, dado que la manifestación prevista tendría lugar el domingo antes de Pesaj, el gobierno ruso advirtió que si la manifestación se llevaría a cabo, cancelarán las visas de estas 150 familias. Esto no significaba menos que una amenaza de muerte para aquellas familias. (Cuando un ruso solicitaba y se le concedía una visa para salir del país, perdía inmediatamente su empleo y el derecho a trabajar. Eran considerados traidores a la nación y, por lo tanto, se les negaba el derecho a trabajar). El Rebe le dijo al rabino Kahana que él sabe que no lo escuchará si le pide que cancele la manifestación, por lo que solicita que simplemente posponga la marcha hasta después de Pesaj para que estas 150 familias puedan salir. El rabino Kahana realmente lo disgustó al Rebe cuando respondió que era mejor que estas familias perdieran sus visas a fin de que eventualmente “todos los judíos” puedan salir. El Rebe le preguntó: ¿quién te dio el derecho de causarle semejante calamidad a estas 150 familias? Si estuviera en Rusia y decidiera romper su propia visa a fin de formular una declaración, por más tonto que sea, al menos muestra un ideal. Pero para él estando en un país libre, sin ninguna amenaza para su propia vida, poner en riesgo la vida de 150 familias era puramente criminal. </div><div><br /></div><div>Lamentablemente, el rabino Kahana no lo escuchó. Aquí podemos ver y apreciar cómo actúa un verdadero líder judío. No le importa si alguien más recibirá crédito no ganado, o si la población en general tendrá una creencia equivocada sobre lo que realmente sucedió, el principal interés del Rebe era el control de daños.</div><div><br /></div><div> ¿Cómo sé esto? Porque yo era uno de los tres bojrim que tuvo el zejut de hacerse cargo del 'control de daños.' El domingo por la mañana, el día de la manifestación, Reb Dovid Raskin ע"ה (entonces director de la Organización Juvenil Lubavitch) nos llamó a tres de nosotros a un lado. Mendel Lipsker (ahora Sheliaj de Jabad en Sudáfrica), yo y un tercer bojer. Nos dijo que el Rebe quiere que vayamos a la marcha en la Estatua de la Libertad, “no como representantes oficiales de Lubavitch”, sino que simplemente coloquemos Tefilín a tantas personas como sea posible, a fin de convertir esta desastrosa manifestación en algo positivo. Como el Rebe había declarado en la Sijá mencionada anteriormente, la mayoría de los asistentes eran jóvenes participantes idealistas que lo hacían de manera totalmente altruista, y la participación fue masiva. Tres ferries repletos llevaron a todos a la isla Ellis. Los tres logramos subir al primer ferry. En ese primer ferry estaba el orador principal y el atractivo principal de la marcha, el famoso actor, cantante y activista Theodore Bikel ע"ה. Estaba rodeado de todo tipo de jóvenes universitarios. Me volví hacia mis dos colegas y les dije que si conseguíamos que Theodore Bikel se pusiera los Tefilín, nuestro trabajo con todos los demás sería mucho más fácil.</div><div><br /></div><div>Ahora, tienen que entender que estamos en el año 1968, la Campaña de Tefilín acababa de comenzar menos de un año antes (Lag BaOmer 1967) y todavía suponía un desafío enorme acercarse a extraños y pedirles que se pusieran Tefilín. Los otros dos pensaron que estaba loco. ¿Realmente pensas que una persona tan importante como Theodore Bikel se pondría Tefilín, especialmente en semejante exhibición pública? (A decir verdad, realmente no sabía “lo importante y famoso que era Theodore Bikel”, solo sabía que era un actor). Así que decidí hacerlo yo mismo. Mientras avanzaba para llegar hasta él, Mendel Lipsker decidió seguirme para ver qué pasaba. (Estaba en una posición tal que, si algo salía mal, no quedaría avergonzado). El tercer bojer ni siquiera apareció. Mientras caminaba hacia Bikel, le dije: "Vos sos Theodore Bikel." Él me responde: (viendo también a Mendel Lipsker) “Y ustedes son Lubavitcher Jasidim.” Me sentí devastado, se suponía que no debíamos estar allí oficialmente como Lubavitcher Jasidim y aquí estábamos siendo expuestos, sentí que lo había arruinado. Le pregunté: "Que eres Theodore Bikel es obvio, pero ¿cómo sabes que somos Lubavitcher Jasidim?" A esto él respondió riendo: “que son jasidim es obvio por su vestimenta, que son Lubavitcher Jasidim es obvio por el hecho de que tendrías algo que ver, (cierta comunicación) con un goi como yo.”</div><div><div>Como ya había cierto diálogo entre nosotros, le pregunté si accedería a ponerse Tefilín. Su respuesta fue tan hermosa e interesante que la he usado muchas veces a lo largo de mis años al dedicarme a las campañas de Mitzvot. Él me dijo: "No me malinterpretes, no tengo nada en contra de hacer algo judío, y no hay duda de que los Tefilín son algo judío... pero ¿no sería hipócrita por mi parte. que no cuido el Shabat y no como Kasher, ponerse Tefilín? En este punto Mendel Lipsker da un paso adelante y explica que el Rebe ha propuesto la “teoría de la Mitzvá parcial”, que cada Mitzvá es indepediente y tiene su propio efecto. También mencioné que, además, existe una regla: Mitzvá Goreret Mitzvá, y cuando cumplía una Mitzvá, te lleva a cumplir otra. Aceptó ponerse Tefilín. Aunque lo ayudé a ponérselos, él hizo la brajá y dijo el Shemá por su cuenta. Estaba a punto de comenzar a quitarle los Tefilín pero él me detuvo y dijo: “ya que estamos y tengo los Tefilín puestos, déjame decir un Shmoine Esrei” y se giró hacia un lado y dijo la Amidá. Le sonreí y le dije: "Ves, ya está funcionando!"</div><div><br /></div><div> La gente le tomó fotografías con los Tefilín puestos y él posaba felizmente para ellos. Cuando salimos de 770 aquella mañana para ir a esta marcha, bajábamos las escaleras hacia el subte. En ese mismo tiempo, un bojer subía las escaleras. Llevaba una caja de botones, (tipo 'pins'/chapitas) grandes que eran los primeros de su tipo, recién salidos de la imprenta. YO ME PUSE TEFILÍN HOY, ¿Y VOS? Sabiendo que justamente a eso íbamos, le pedí que me dé algunos de esos botones. Con mucho gusto me dio una docena. Mientras le quito los Tefilín a Theodore Bikel, saqué de mi bolsillo uno de los botones y se lo enganché en su saco. Le gustó e hizo algunas fotografías más con eso puesto. Yo esperaba que lo tenga puesto durante su discurso.</div><div><br /></div><div>Cuando llegamos a Ellis Island, erigimos un puesto de Tefilín detrás de la multitud y comenzamos a colocárselos a los presentes. Cuando Theodoro Bikel empezó a hablar, me disculpé de mis colegas y les dije que quería ver si todavía llevaba el broche. Había tanta multitud que me llevó prácticamente todo su discurso acercarme lo suficiente para verlo. Llevaba con orgullo el pin. Pero cuando estaba terminando su discurso, literalmente me dejó atónito cuando dijo: "...Y ahora, si realmente quieren hacer un acto noble por la judería rusa, hay 2 lubavitcher jasidim en la parte de atrás (solo nos había visto a mí y a Lipsker). ¡¡¡Vayan y pónganse Tefilín con ellos!!!” Corrí de regreso a nuestro puesto de Tefilín y les conté lo sucedido y que se prepararan para una multitud. Efectivamente, no pudimos parar hasta la puesta del sol y le pusimos Tefilín a más de 1.000 personas. Qué excelente informe pudimos darle al Rebe cuando regresamos a 770.</div><div><br /></div><div>Años más tarde se hizo evidente que Theodore Bikel era un gran admirador y simpatizante de Lubavitch y muchos Shlujim lo invitaron a hablar en varios eventos, pero no fue sino hasta fines de los años 70 que supe que fue esa reunión en el ferry fue lo que le hizo admirar a Lubavitch.</div></div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcL-1v3KEnDuGy2E55H4RQEk4Yi9RQ3hL5lg9j9LmuzLfuYCJu1UdLmXQz8qCNvYGegqlsKhfn7hkaXz0C3cYi_-zG3xUatAN6yb6zg4MCEcAJ6mXFvXMtFqLxPkD8F2XB5DB8pOkZnf3rLYwoURR3xmILHJLnLG2CHBGsnbk9d0MtbQGnue3YGAOFbFuz/s800/nf_4816_61503.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="621" data-original-width="800" height="284" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcL-1v3KEnDuGy2E55H4RQEk4Yi9RQ3hL5lg9j9LmuzLfuYCJu1UdLmXQz8qCNvYGegqlsKhfn7hkaXz0C3cYi_-zG3xUatAN6yb6zg4MCEcAJ6mXFvXMtFqLxPkD8F2XB5DB8pOkZnf3rLYwoURR3xmILHJLnLG2CHBGsnbk9d0MtbQGnue3YGAOFbFuz/w367-h284/nf_4816_61503.jpg" width="367" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='400' height='333' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dw72Q7WVgllHB73wvcyrQS_oyv_Y8baZzbx4xWZceB4nA5piYpc-1YxzR6PykkAi4E7VGGB9BK7FqJBe1bKjA' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><div><br /></div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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No necesito entrar en detalles acerca del dolor que pasamos todos, con poco tiempo para procesar y llorar por nosotros mismos, mientras mantenemos urgentemente a nuestra comunidad y Kehilá, para no caer en la desesperación o perder la esperanza, con nuestros gritos de "Am Israel Jai" en todas las formas y melodías.</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;"><br /></span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Baruj Hashem, vimos de primera y segunda mano el Ajdut, la unión, el orgullo y las ansias de continuar. Unirnos, luchar y vencer!!</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Y luego da miedo: ¿se repetirán los mismos errores? ¿Querrán vencerlos de una vez por todas?</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">No me desanima el antisemitismo: lo hemos visto todo antes, en el pasado. </span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Mi esperanza no se perdió a causa del pogrom de Simjat Torá; nuestro pueblo vivirá para siempre.</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Me preocupan dos cosas: ¿volverá (J"V) el conformismo que llevó a esta situación (y cómo pudieron estar tan conformes e indulgentes en la frontera de un enemigo) y, sobre todo, el gobierno volverá a fallar (en el objetivo) y se conformará con una pequeña victoria? </span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Hemos visto los llamados e indicaciones del Rebe que JEM editó de forma fenomenal a lo largo de las últimas semanas. Hemos visto lo que ha sucedido en los últimos años... ¡¿Finalmente entenderán esto?! ¿¡Finalmente aceptarán la visión clara y simple del Rebe?! ¿Cuántas veces tendremos que pasar por esto...???</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Entonces fue que me di cuenta, me cayó la ficha, ¡y fuerte! ¡Quizás somos nosotros lo que estamos errando en el blanco!</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Recuerdo cómo Rab Ezra Shojat hizo Farbrenguen con nosotros y nos habló acerca de lo enojados y frustrados que estábamos con el gobierno israelí por no escuchar al Rebe y luego comentó: "Ellos no son jasidim... y sin embargo esperamos que escuchen al Rebe... y qué tenemos nosotros para responder..."</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;"><br /></span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Mis queridos hermanos: no debemos perder el foco, no podemos conformarnos con una pequeña victoria, ¡no podemos ser conformistas!</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Han pasado 30 años desde que vimos a nuestro Rebe, ¡¿cómo podemos ser indulgentes y conformistas con la frontera enemiga?! El Rebe nos dijo claramente: ¡prepárense para el Mashiaj y [simplemente] pídanlo sinceramente! ¡Enséñenle al mundo cómo pedirlo! Exclamen Ad Mosai de verdad!</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;"><br /></span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">¡Ahora es el momento! No podemos quedarnos satisfechos con otra pequeña victoria. No podemos simplemente gritar: "Devuélvanlos a casa"; no podemos simplemente gritar "Am Israel Jai". Tenemos que ganar hasta el final. "¡¡Ad Mosai!!" ¿Quién los educará sino nosotros?</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">¡Somos nosotros, los Shlujim quienes tenemos que enseñarle a nuestra comunidad qué pedir! El Rebe nos dio este mandato e instrucción en la última Sijá dirigida a los Shlijum: ¡Anúncienle al mundo que está llegando, y debemos hacerlo realidad y debemos suplicar por ello!</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;"><br /></span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">Entonces, dejemos de pedir juntos otra pequeña victoria, terminemos el trabajo de una vez, ¡dejemos de tener miedo de ganar!</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;">¡Queremos Mashiaj ya!</span></div><div><span style="font-family: Merriweather;"><br /></span></div><div><span style="font-family: Merriweather;"><b>Menajem Lipsker</b></span></div><div><span style="font-family: Merriweather;"><b>Melbourne, Australia</b></span></div><!--Global site tag (gtag.js) - Google Analytics-->
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