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miércoles, 20 de septiembre de 2023

El verdadero motivo del viaje

Durante varios meses, la cuestión de conseguir una Visa cernía en el aire. ¿Podrán los padres del novio, viviendo en Eretz Israel, conseguir el permiso de las autoridades estadounidenses para viajar a la boda de su hijo que se suponía tendría lugar allí?

Esto sucedió cuando Rab Itzjak Twersky, el hijo del Rebe de Rajamastrivka, Rab Yojanan Tversky, se comprometió en enlace con la hija del Rebe de Skver, que vivía en Estados Unidos. El hecho que Rabí Yojanan sea ciudadano nacido en Rusia generó grandes dificultades para obtener la visa, debido a las frías relaciones entre los países en aquel entonces.

La espera por la visa retrasó la fijación de la fecha de la boda. Cuando pasaron varios meses, el padre de la novia decidió que era imposible demorar más y debía fijarse una fecha para la boda. Para alegría de todos, poco antes de la boda, los afortunados padres recibieron las tan esperadas visas y lograron llegar a Estados Unidos.

Antes de la boda, los padres fueron con el novio a visitar al Lubavitcher Rebe para recibir su bendición. Rab Yojanan tenía ya conocido tempranamente al Rebe. El abuelo del Rebe, Reb Meir-Shlomo Yanovsky, sirvió como Rabino en Nikolayev, la ciudad donde nació el Rebe. Durante la Primera Guerra Mundial, el Rebe de Rajmastrivka tuvo que huir de su pueblo hasta Nikolayev, el Rebe de vez en cuando había ido a visitar a su abuelo y así fue como se conocieron.

Los invitados fueron llevados a la oficina del Rebe y la conversación se desarrolló cordialmente. El Rebe bendijo a los padres y al novio. Durante la conversación, el Rebe le dijo al Rebe de Rajmastrivka: "Hay un judío aquí en Nueva York cuyo apellido es Landsman y es profesor en la universidad. En su pasado fue observante de la Torá y las Mitzvot, pero cuando llegó a los Estados Unidos abandonó el camino y los hábitos del judaísmo." El Rebe le reveló entonces a Rab Yojanan que había intentado hacer regresar a este judío a una vida de Torá y Mitzvot, sin éxito.

"¿Está usted dispuesto a actuar respecto a este asunto?" le preguntó el Rebe, a lo que Rab Yojanan respondió afirmativamente. El Rebe agarró el teléfono y marcó el número de la casa del profesor Landsman. "El Rab Twersky de Nikolayev está aquí y desea encontrarse contigo", le dijo el Rebe. "¿Cuándo te parece cómodo el encuentro?" El profesor respondió que el viernes pasado el mediodía sería un momento adecuado. El Rebe le dio la dirección de la casa (donde se hospedaba el Rebe de Rajmastrivka) y organizó el encuentro entre ellos.

Efectivamente, el viernes por la tarde, el profesor Landsman se presentó en la casa donde se hospedaba Rab Yojanan. Inmediatamente después del cálido re-encuentro, ambos comenzaron a hablar acerca de los acontecimientos de la guerra y cómo lograron escapar de ella, siendo ambos sobrevivientes que vivían en la misma ciudad.

"¿Qué te trajo a los Estados Unidos?", le preguntó Landsman. Rab Yojanan le habló acerca de la boda de su hijo que está por realizarse en Nueva York. El profesor sacó una chequera del bolsillo de su traje y emitió un cheque como regalo de bodas. "No aceptaré el cheque antes de que terminemos nuestra conversación", le dijo el Rebe al sorprendido profesor. "¿Qué sucede? ¿Hay algún problema?", se preguntó.

Rabí Yojanán no respondió y comenzó a hablar con el hombre sobre su estado y situación en el cumplimiento de la Torá y las Mitzvot. "¿Qué pasa con el cuidado del Shabat?" le preguntó el Rebe. "Esto es difícil para mí", se justificó el profesor. "En invierno, vuelvo tarde de la universidad, cuando el Shabat ya comenzó, y si no me presento a trabajar , mi sustento se verá afectado."

"¿Y qué pasa con el Kashrut?", siguió preguntando Rab Yojanán. Landsman respondió que si hubiera un almacén cerca de su casa que vendiera productos kosher, se le haría más fácil, pero para conseguir productos kosher tiene que ir muy lejos, y el esfuerzo le resulta difícil. Y así, en cada asunto judío que Rab Yojanan planteaba, el profesor tenía una excusa preparada de por qué no lo cumplía.


De repente, el Rebe estalló en llantos, lágrimas de emoción: "En Rusia dimos nuestras vidas por cuidar la Torá y las Mitzvot", exclamó todo sacudido. "¡Podrían habernos disparado! ¡Enviarnos a la helada Siberia por muchos años! Y, sin embargo, entregamos nuestras almas por preservar la Torá y las Mitzvot, a pesar de todas las dificultades."

"Y cuando finalmente llegamos a un país donde hay libertad de expresión y religión, y todos pueden cumplir Mitzvot sin dificultad, precisamente ahora buscan excusas por qué no cumplir las Mitzvot?!"

El profesor estaba muy conmocionado con estas palabras. Lágrimas comenzarono a brotar de sus ojos. "Rab,", sollozó, "le prometo que volveré a cumplir las Mitzvot."

En aquellos próximos minutos, el Rebe lo guió sobre cómo podría manejarse para observan las mitzvot en la práctica y le ofreció soluciones para enfrentar los desafíos que implicaba la observancia del Shabat y el Kosher.

Cuando terminaron la conversación, el Prof. Landsman sacó el cheque nuevamente y quiso entregárselo al Rebe: "Sólo cuando escuche del Lubavitcher Rebe que has vuelto a cumplir Torá y Mitzvot, aceptaré tu regalo." respondió el Rebe.

Tres semanas después, sonó el teléfono en el hogar donde se hospedaba Rab Yojanan, que todavía se encontraba en Estados Unidos. La voz del Rebe de Lubavitch se escuchaba del otro lado de la línea.

"Seguro piensa usted que ha venido a los Estados Unidos para casar a su hijo", le dijo el Rebe. "Debe saber que usted ha llegado hasta aquí para traer a este judío de regreso a sus fuentes y raíces. ¡Landsman ya cumple Torá y Mitzvot!"


Fuente: Sijat Hashabua #1916, Haazinu 5784 (Según la historia del rabino Najman-Yosef Tversky, nieto del Rebe de Rahmastrivka)

Carta del Rebe para Rosh Hashaná 5743 - Rosh Hashaná que cae en Shabat

Carta Rebe Rosh Hashana 5784 - 

Lo atraparon al Berdichever - Rosh Hashaná 5784


El Shul estaba colmado de una palpable sinceridad y emoción cuando el Tzadik Rab Levi Itzjak de Berditchev encabezaba la Tefilá del primer día de Rosh Hashaná. Cuando comenzaron el Piyut “LeE-l orej din” (Al Todopoderoso que dispone el juicio), la congregación lloraba, preparándose para el juicio. La voz del Rebe se volvió cada vez más ahogada por las lágrimas, y cuando llegó a las palabras: לְקוֹנֶה עֲבָדָיו בְּדִין - “Para Aquel que adquiere a Sus sirvientes en el juicio”, se quedó inmóvil, con el rostro pálido, en silencio, como si estuviera en otro mundo.

Momentos más tarde, el color volvió a su rostro y el Rebe exclamó con alegría: “Al que adquiere a Sus siervos en el juicio… al que tiene compasión de Su pueblo… al que vela por aquellos que lo aman… al que apoya a sus sinceros en el Día del Juicio!”

¿Qué pasó? Después del rezo, el Rebe explicó:

"Vi al Satan en el Shamaim, cargando bolsas de pecados. Muchas bolsas. Las cosa pintaban mal. De repente, su ojo atento divisó a un judío pecando en Rosh Hashaná, así que dejó sus bolsas y fue a recoger este pecado gigante y suculento. Mientras el Satan estaba ocupado, aproveché la oportunidad para revisar sus paquetes. “¿Cómo se puede responsabilizar a Yidn por estos pecados? Después de todo, ¡consideren su pobreza y sufrimiento! Consideremos también la absoluta ignorancia de Torá. Todas estas circunstancias del galut han llevado a que los yehudim se vuelvan insensibles al pecado. ¿Se los puede culpar? Los pecados se derritieron en mis manos y cuando el Satan regresó, sus sacos estaban vacíos.

"¡Ladrón!" tronó. "¡Devuélvelos de inmediato!" Y, conociendo las leyes del robo, añadió: “¡Y tienes que pagar el doble de lo que robaste!” Le expliqué que ya no tenía pecados para devolver, y mucho menos duplicarlos. "En ese caso, tengo derecho a venderte como esclavo."

Me ofreció al primer Malaj (ángel) que encontró. "¿Qué? ¿Por qué querría asumir la responsabilidad de poseer a un judío en Golus?" se burló el ángel. "Tendré que ocuparme de él en circunstancias tan difíciles." Así dijo cada ángel, hasta agotar sus opciones y ofrecerme al mismo Todopoderoso, quien accedió. “Sí, yo creé a este judío y lo quiero como mi sirviente. Me comprometeré a cuidarlo y protegerlo.”

“Y así”, concluyó Berditchever, “ahora que Hashem ha aceptado, todos podemos ser Sus siervos. ¡Todos nuestros pecados serán disueltos y nuestras necesidades satisfechas!”

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¿Pero quién quiere ser un sirviente/esclavo?

Por irónico que parezca, ser un siervo de Hashem es en realidad la forma más liberadora de vivir.

Una de las razones por la cual se toca el Shofar en Rosh Hashaná es recordarnos Matan Torá, donde la Torá escribe que hubo un "sonido de Shofar muy poderoso". Rosh Hashaná es un momento para aceptar sobre nosotros mismos “Naase Venishmá” tal como lo hicieron nuestros antepasados.

La Torá nos brinda una perspectiva muy clara respecto a cada área de la vida. En lugar de estar limitados por la lógica humana, nos elevamos para ver el mundo desde el punto de vista de la Torá. Al seguir la Torá, toda nuestra vida se realza. Nos mantenemos por encima de las modas pasajeras y evitamos un sinfín de errores y confusiones porque seguimos el mejor plan posible. Esta es la verdadera libertad.

La Torá fue entregada en Shabat, y esto no es casualidad. Shabat también eleva y realza al yehudi; nos saca de lo mundano y nos eleva a nosotros y a todo lo que nos rodea a un mundo y atmósfera de Shabat Kodesh. Cuán afortunados somos de tener un regalo que literalmente nos desconecta y separa del mundo en el que vivimos durante la semana. Las “restricciones” del Shabat nos liberan.

Ser un עֶבֶד es bastante bueno. Pero hay más.

En Rosh Hashaná coronamos a Hashem como Rey y nos sometemos a ser Sus súbditos. Nuestros Sabios dicen: "El עֶבֶד de un rey, es un rey." Todo el mismo ser de un siervo representa a su amo, de modo que, cuanto mayor sea su amo, mayor es él.

Aceptar y asumir ser sirvientes de Hashem no sólo nos libera, como lo haría incluso si tuviéramos un gran e importante amo y patrón, sino que nos otorga el estatus único de realeza. De hecho, cuanto mayor sea nuestra sumisión a Hashem, más nos convertimos en un vehículo para Su realeza. Cuanto menos independientes seamos, más permitimos que Hashem brille a través de nosotros. Y cuando el Rey se expresa y refleja a través nuestro, es mucho más fácil superar desafíos y obstáculos.

Este año Rosh Hashaná cae en Shabat. Claramente, este año Hashem nos está dando una medida adicional de inspiración y fuerza para dejar de lado todas las pretensiones y permitirnos convertirnos en Sus súbditos y elevarnos.

Como servidores de Hashem, tenemos derecho también a esperar que Hashem satisfaga todas nuestras necesidades. Los siervos de Hashem merecen estar sanos, tener tranquilidad, disfrutar de Najes de sus hijos y contar con una Parnasá en abundancia.

Deséndole a todos los lectores de los Jasidishe Maises un Ketibá Vajatima Tová Leshana Tová Umetuká!


Fuente: de un artículo de Reb Mordejai Lipsker

©JasidiNews 
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lunes, 28 de agosto de 2023

La respuesta que recibió el Josid del Berditchever

Un Jasid de Rab Levi Itzjak de Berditchev poseía una habilidad única que entre los comerciantes de madera se buscaba con entusiasmo. Podía calcular y tasar el valor de los árboles y terrenos forestales a partir de un ligero examen superficial. Su talento era muy valorado, ya que un comerciante de madera a menudo tenía que decidir muy rápidamente si comprar o no un bosque.

Una vez, un rico comerciante de madera intentó contratar a este jasid y le ofreció un muy buen salario. "¿Dónde está ubicada tu empresa?" le preguntó.

"En una ciudad cerca de los distritos boscosos de Siberia".

"Ese pueblo está muy alejado de la comunidad judía. ¿Cómo educaré a mis hijos?"

"Eso no es problema. Puedes contratar un maestro para ellos a cargo mío."

"Como sabrás, soy un jasid y necesito una Mikve para sumergirme todas las mañanas."

"Construiré una Mikve en el lugar."

"¿Y qué hay con el Minián?"

"Tengo ocho judíos trabajando para mí allí.  Contigo y el maestro de tus hijos serían diez."

"Me gustaría consultarlo con mi Rebe antes de tomar cualquier tipo de compromiso. Te daré una respuesta en unos días."

El jasid llegó a Berditchev y solicitó una audiencia con el Rebe. El asistente le dijo que el Rebe estaba ocupado, tratando justo una pregunta halájica acerca de un pollo. Cuando terminara, podría tener lugar la audiencia.

El jasid esperó afuera. Enseguida escuchó al Rebe hablar.

"Ay, pollito, pollito, qué pena. Lo tenías todo tan bien servido en el gallinero de tu dueño. Te alimentaban con comida abundante, sabrosas semillas de mijo y migas. Sin embargo, ansiaste más, así que vagaste y deambulaste allí afuera en busca de comida perdida, mordisqueando todo lo que encontrases. ¿Qué resultó de todo eso? Te tragaste esta aguja y te perforó el estómago. Ahora me veo obligado a declararte: Treif! Treif! Treif!"

Al escucharlo al Rebe, el Jasid se dio cuenta inmediatamente que sus palabras contenían también una lección para él mismo.

"Ya no necesito tomar del tiempo del Rebe", le dijo al asistente. "Ya tengo mi respuesta."

 

[Adaptado por Yerachmiel Tilles de "Cuentos en la mesa de Shabat" (págs. 58-59), Rab Yehuda Jitrik, Reshimat Devorim.]

jueves, 24 de agosto de 2023

Historias de Shlijut en Madrid - Reb Itzjak Goldstein A"H - #1

Rab Itzjak Goldstein, Sheliaj del Rebe a la ciudad de Madrid por más de 40 años, y quien recibió varias instrucciones específicas y personales del Rebe en su Shlijut, falleció este 29 de Av 5783, a los 72 años. והקיצו ורננו שוכני עפר.




Una historia de su Shlijut, relatada por él para Beis Moshiaj


"Un domingo por la mañana, vino a verme un joven universitario (lo llamaremos David) con quien estudio un Shiur (una vez por semana) de Tania, durante varios meses.

Antes de empezar el Shiur de esta mañana, me comentó que debido a su trabajo se vio obligado a mudarse de Madrid a Valencia; allí consiguió un trabajo fijo, todos los días. Y tiene suerte de estar libre del trabajo en Shabat.

Y por eso, David me sigue diciendo, a partir de ahora el único día que podemos estudiar Jasidut en el Beit Jabad serían los domingos, porque trabaja toda la semana en Valencia, y los viernes después de terminar el trabajo, tiene que trasladarse hasta la comunidad judía más cercana, en Madrid (una distancia de unos 350 km) para celebrar Shabat en un ambiente judío. (Porque hay muy pocos judíos en Valencia, muy poca gente viene a rezar y sólo para la noche, el Kabalat Shabat; él no siente la santidad y clima de Shabat en Valencia.)

Pero, me cuenta David, lamentablemente hay veces que su trabajo termina los viernes a última hora de la tarde, y no está en su control a qué hora terminan de trabajar... como resultado no le queda otra opción, y a veces los viernes, viaja por la tarde llegando a Madrid lamentablemente cuando ya ha comenzado Shabat...

Pero, me continúa contando David, apenas llega se cambia, se pone ropa de Shabat, reza la Tefilá y hace el Kidush, y allí siente la Kedushá del Shabat. Y lo principal es que a la mañana siguiente, durante el día de Shabat, va a la sinagoga a hacer Tefilá y escuchar la lectura de la Torá, etc., y luego hace Kidush, etc.

David me pregunta, ¿es correcto lo que hago, lo de a veces salir el viernes por la tarde, llegando a Madrid cuando ya es de noche?

Le dije: 'Shamor veZajor -  Recuerda y observa, (estas dos palabras) en una misma declaración fueron pronunciadas en los diez Mandamientos' , es decir, recordar la Kedushá del Shabat va en conjunto con evitar su profanación, y es imposible dividirlos, no puede uno empujar al otro. Incluso a costa de observarlo mejor el resto del día, no se puede profanar el Shabat ni por un instante.

David escuchó estas palabras y se quedó callado. Le dije que era preferible que se quedara en Valencia durante todo el Shabat solo, sin Minian y sin 'amigos y clima', con tal de no profanarlo ni por un momento. Además le sugerí que hablara con su jefe en la oficina, para que ideara cómo organizar su trabajo los viernes, de modo que cuente con tiempo para llegar temprano a Madrid, antes del comienzo del Shabat.

Pero David afirmó que eso no depende de él y no puede manejarlo, y por lo tanto, la próxima semana va a pensarlo y tomaría una decisión de cómo se comportaría. Me preguntó también si no lo hace menos grave el hecho de que él mismo no maneja ni toca nada, simplemente está sentado en un asiento en el auto y un no-judío es el conductor...

Le dije que no hay una permisión para esto y que si realmente busca una solución, Hashem seguramente lo ayudará.

Después de eso comenzamos nuestra clase de Tania como de costumbre (y la luz y chispa jasídica hacen su efecto automáticamente). Al final del Shiur le dije: "Bueno, David, ¿cuándo nos volvemos a ver para estudiar Tania? ¿El próximo domingo entonces?" David me dijo: Rabino, he decidido en esta última hora no profanar el Shabat y me quedo en Valencia este próximo sábado, así que el domingo no me alcanzaría el tiempo (para viajar y volver luego al trabajo). ¡No sé cuándo nos volveremos a encontrar, pero el Shabat para mí es Kadosh!

jueves, 17 de agosto de 2023

El Año de la Construcción

Fue a principios del año 1992, [justo un día antes de que el Rebe de Lubavitch sufriera un derrame cerebral debilitante]. Miles de personas hacían fila para recibir la Brajá del Rebe y un dólar (para fomentar la Tzedaká).

Rab Yosef-Itzjak Pevzner también estaba en esa fila con un grupo de unas veinte personas, allegados y patrocinadores de su Beit Jabad esperando para hacerle entrega al Rebe de las llaves del enorme campus (que costó millones de dólares) que acababan de terminar de construir en París, Francia.

Tres años antes, en 1989, el Rebe declaró públicamente que ese año era Shnat HaBinyan - 'el Año de la Construcción'. Inmediatamente, cientos de instituciones de Jabad en todo el mundo comenzaron a construirse. Pero muy pocos, si es que hubo alguno, fueron de una escala tan grande como la del rabino Pevzner.

Rab Pevzner decidió construir un campus de edificios en adición a los edificios de la escuela y la Pnimiá que ya tenía. Pidió la Brajá del Rebe, la recibió y, semanas después, contaba con decenas de donantes adinerados interesados en su sueño. Ahora también podría admitir muchos más alumnos.

El proyecto era inmenso. Casi más de lo que esperaba el rabino Pevzner. Hubo muchas crisis y dificultades y tuvo que consultarse con el Rebe (quien se hizo partícipe con grandes donaciones y brindó también varias respuestas) innumerables veces.

Y después de tres años de trabajo día y noche casi sin descanso, se terminó. ¡Un milagro!

Ahora la fila avanzaba y finalmente llegó su turno. ¡Estaban parados frente al Rebe! Todos radiantes de alegría cuando Rav Pevzner se adelantó y le entregó al Rebe el manojo de llaves de todos los edificios y anunció con orgullo:

"Rebe, gracias a Di-s, el campus está terminado. Nos tomó tres años muy difíciles. Si no hubiera sido por las bendiciones y los consejos del Rebe, no podríamos haberlo logrado. Pero ahora, con la ayuda de Di-s, está terminado, y aquí están las llaves."

El Rebe tomó las llaves y, con una cara sonriente, dijo: "Comience inmediatamente a construir un nuevo edificio."

¡Todos estaban shockeados! Después de tres años de trabajo constante, pensaron que ya habían hecho más que suficiente. Pero el Rebe nunca se equivocó.

Les dio a cada uno de ellos un dólar (además de los cien dólares que había enviado antes a todos los grandes donantes), los bendijo a todos con éxito y un buen viaje de regreso, y regresaron a Francia.

Pero estaban completamente confundidos. Si no hubieran estado familiarizados con la grandeza del Rebe y su conocimiento aparentemente infinito tanto de Torá como de los asuntos seculares, no habrían tomado en serio lo que dijo.

¿Para qué necesitaban otro edificio? El plan era trasladar a los estudiantes a los nuevos edificios y los viejos edificios vacíos podrían usarse si fuera necesario, cuando haya muchos más alumnos, lo cual era muy poco probable. ¡Los nuevos edificios eran más que suficientes!

Pero aún más improbables eran las posibilidades de conseguir más terrenos de la ciudad; de hecho, era prácticamente imposible. El terreno que adquirieron ya era un milagro.

Pero Rab Pevzner, como fiel 'Sheliaj' del Rebe, ya no pensaba en términos normales; estaba acostumbrado a los milagros.

Fue a la municipalidad e inmediatamente pudo obtener una audiencia con el Ministro de Vivienda. Tan pronto como entró en su oficina, fue directo al grano; necesitaba otro terreno para construir otro edificio aún más grande.

Esperaba una respuesta como: "¡Más terrenos! ¿Pero para qué, rabino, si ni siquiera ha comenzado a usar lo que tiene? O, '¿No le gustaría tal vez que le entregue todo París'?".

Pero en cambio, el ministro se puso de pie y solicitó cordialmente que el rabino Pevzner lo llevara a dar un recorrido por el nuevo campus que acababa de terminar de construir.

Se hicieron los preparativos necesarios, y poco después el rabino pudo dedicar un buen tiempo mostrándole y explicándole los diversos sectores del edificio. Finalmente, mientras caminaban, se armó de valor y le preguntó al ministro si era un hombre religioso.

El ministro asintió, tras lo cual el rabino Pevzner comenzó a hablarle acerca del Lubavitcher Rebe, terminando con las palabras: "El Rebe quiere que construyamos un nuevo edificio. Es decir, otro edificio adicional. Y el Rebe nunca se ha equivocado."

El ministro se detuvo de repente. Lo mira de frente al rabino Pevzner, muy serio y le dice: "He oído hablar de tu Rebe y tenía entendido que es un hombre muy sabio. ¡Pero ahora sé que también es un profeta!"

El rabino Pevzner se sorprendió. ¿Quizás el ministro estaba siendo sarcástico? Pero entonces el hombre continuó.

"Rabino, no debes decirle a nadie lo que voy a contarte ahora. El intendente va a tomar todos tus edificios viejos. Ustedes se quedarán solo con estos nuevos. Él solo está esperando hasta después de las elecciones porque no quiero hacerse enemigos, pero ya se ha decidido. Los edificios de tu vieja escuela serán demolidos, y el terreno te lo quitarán para onvertirlo en un nuevo centro comercial. Y entonces te será imposible conseguir otro terreno o admitir más alumnos.

"No hay forma de que su Rebe haya podido enterarse de esto. ¡Es pura profecía! Rabino, como te dije, soy un hombre religioso y reconozco un milagro cuando lo veo. Vení mañana a mi oficina y te daré el terreno que estés necesitando, y entonces debes construir tanto como sea posible y tan pronto como sea posible. Antes de las elecciones."

Al final, el milagro llegó de otra manera.

El intendente perdió las elecciones y parecía que no hizo falta ningún milagro. ¡Hasta que, solo unos días después, se produjo un incendio que destruyó por completo los antiguos edificios!

¡Pero con el nuevo edificio adicional que el rabino Pevzner construyó a pedido del Rebe, pudo admitir más alumnos, y en poco tiempo también se llenó de nuevos alumnos que parecían haber aparecido de la nada!

¡El Rebe previó todo esto más de dos años antes de que sucediera!

Fuente: "HaGeula" (#253 - 2004).

domingo, 6 de agosto de 2023

La Kábala en contraste con la Oficina de Reclutamiento - 20 de Av

Reb Oizer Wienikursky cuenta el momento traumático en el que estuvo a punto de ser reclutado por el ejército ruso. Para un judío religioso ingresar al ejército comunista ruso brutalmente antisemita implicaba una experiencia peligrosa y agonizante.

El joven jasid acudió a Rav Levi Itzchak Schneerson, Rabino principal de Yekatrinoslav, para pedirle su bendición para asegurar un aplazamiento. Pero al rabino no le bastó simplemente con darle una Broje. En cambio, le dio a Oizer instrucciones sumamente detalladas; especificó la fecha y la hora exactas en las que debía presentarse en la oficina de reclutamiento, qué ruta tomar para llegar allí, los capítulos particulares de Tehilim que debería decir de antemano y exactamente cuántas monedas debía dar para Tzedaká.

También le indicó que cuando se parara en la entrada del edificio, debía detenerse, concentrarse y tener en mente el nombre sagrado de cuatro letras de Di-s. El Rab entonces lo bendijo y le prometió que nada malo le sucedería. Concluyó solicitando que el joven volviera después con un informe detallado de todo lo ocurrido.

Wienikursky siguió cuidadosamente todas las instrucciones del rabino. Cuando llegó a la oficina de reclutamiento, lo enviaron a una gran sala con varios escritorios. En cada una de estas mesas estaba sentado un médico con una especialidad particular, quien tenía la responsabilidad de examinar a cada candidato que pasara ante él, pero sólo en su área de especialización. Cada recluta, a su vez, debía acudir ante cada uno de los médicos, a fin de determinar su estado de su salud y descartar cualquier posibilidad de engaño.

“Pasé por la fila de mesas y fui examinado por cada médico”, relata Oizer, “cada uno anotó su opinión, por turno. Finalmente, llegué al escritorio del funcionario que notificaba a los reclutas la decisión de la Oficina.

El hombre me miró con lástima y exclamó: "¡Pobre hombre! ¿Qué pasó con usted?! ¡Cada médico le encontró algo malo y el diagnóstico de cada uno lo describe con una enfermedad diferente!"

Se fue a salvo con una exención completa y absoluta del ejército.

Fuente: "Em Beisrael" y Kfar Jabad Magazine - Yerajmiel Tilles