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miércoles, 27 de marzo de 2019

21 de Adar: R Elimelej Milizensk - Maise: Un par de Tefilin muy especial



Reb Zushe y su hermano Reb Elimelej viajaban a menudo juntos, y Reb Zushe solía ir vestido como un simple judío, mientras que Reb Elimelej iba vestido como un Tzadik. Uno de sus principales objetivos era despertar a los yehudim a que hagan Teshuvá. Sin embargo, tenían sumo cuidado de no avergonzar a otro judío e informarle que a través de su ruaj hakodesh percibían que él había pecado y debían arrepentirse.

Más bien, Reb Zushe le hacía creer que él mismo se había dado cuenta de haber cometido ese pecado en particular, y se lamentaba de lo terrible que es para un judío haberlo hecho. Unos minutos más tarde, iba al tzadik, Reb Elimelej, y con lágrimas en los ojos, le rogaba que lo ayudara a hacer teshuvá.

Hablaba lo suficientemente fuerte como para que la persona a la que estaban interesados de influir esto lo inspirara y despertara en él sentimientos de arrepentimiento y teshuvá, diciéndose a sí mismo: "Yo también tengo esa falta o defecto". Luego escuchaba con gran interés lo que el Tzadik le decía a esta persona.

Al escuchar las palabras de aliento de Reb Elimelej, de que Hashem está listo y dispuesto a perdonar a alguien que se arrepiente sinceramente, hacía reflexionar a la persona, tal vez yo también debería arrepentirme. Sin embargo, dudaba en decir algo, temiendo que el camino del arrepentimiento fuera demasiado difícil para él.

Pero cuando escuchó cómo el Tzadik que también hablaba lo suficientemente fuerte como para que él lo escuchara, le mostraba a este "pecador" cómo arrepentirse y corregir sus malas acciones, pensaba, 'eso no es tan difícil; yo también puedo y debo arrepentirme.' Luego venía al tzadik y confesaba sus pecados.


La siguiente es una de esas historias maravillosas:


En una posada, Reb Zushe comenzó a lamentarse y le dijo a Reb Elimelej: 'Oy vey, mis Tefilín están Posul. Siempre pensé que mi padre, de bendita memoria, me había comprado un hermoso par de tefilín, que duraría toda la vida, así que nunca los revisé. Hoy conocí a un sofer (escriba) que se ofreció a chequearlos por mí, así que se los di a él.'

Pero cuando el sofer abrió las cajas frente a mí, me horroricé, las cajas estaban completamente vacías y no había nada dentro. Eso significa que no me puse tefilín en toda la vida y todos estos años, cuando dije una bendición sobre ellos, mencioné el santo nombre de Hashem en vano. Rebe, ayúdeme! ¿Cómo puedo corregir esto? Imagínate a un yehudi que tiene más de cincuenta años y nunca se puso tefilín. ¡Me siento muy mal, terrible! ¿Cuántas brajot levatalá (bendiciones dichas en vano), he pronunciado? ¡Oy Rebe, sálveme! Y con eso Reb Zushe estalló en un profundo llanto.

Reb Elimelej le habló con dulzura y él comenzó a calmarse. Luego le dijo: yo también soy Sofer, y te escribiré un par de tefilín esta noche, para que puedas ponértelos mañana por la mañana.

Reb Zushe le agradeció al tzaddik y se fue.

Al escuchar esta conversación, el posadero se apresuró hacia Reb Elimelej y le dijo: Rebe, nunca supe que uno tiene que revisar su Tefilín. Así que ya hace unos cincuenta años que mis tefilín no fueron revisados. ¿Puede por favor revisar los míos?

Sí, por supuesto respondió Reb Elimelej. Será un honor para mí revisar el Tefilín de un Yehudi. Por favor tráemelos ahora.

El posadero le agradeció y se fue apresuradamente a traer sus tefilín. Unos momentos después, los entregó y observó con asombro cómo Reb Elimelej los abría.

Sin embargo, un momento después su expresión se convirtió en horror; mientras Reb Elimelej le mostraba que la primera caja estaba completamente vacía y luego la segunda también estaba vacía.

Recordando la conversación que acaba de escuchar, dijo; "¿Rebe, significa esto que nunca me puse Tefillin en toda mi vida? Luego estalló en un doloroso llanto.

Reb Elimelej le explicó la gravedad de la transgresión, pero agregó en un tono reconfortante: "dado que no fue intencional y que eres sincero en tu arrepentimiento, las puertas del arrepentimiento están abiertas para ti".

Luego dijo: “Te escribiré un nuevo par de tefilín. Tendré en mente corregir y compensar todos los días y años que has perdido sin querer. Además, como parte de tu arrepentimiento, debes hacer lo siguiente.” Luego le indicó lo que tenía que hacer.

El posadero estaba muy agradecido y aliviado. Prometió hacer todo lo que el Tzadik le ordenara hacer.

Reb Elimelej sacó un poco de pergamino, tinta y una pluma y escribió un par de tefilín esa misma noche. Para felicidad y dicha del posadero, estaban listos a la mañana siguiente, y después de ver a Reb Elimelej insertándolos y cosiendo las cajas, se los colocó alegremente.

Misión cumplida, Reb Zushe y Reb Elimelej continuaron sus viajes para ayudar a otro judío.

Poco después el posadero falleció. Dado que la familia era pobre y no podían pagar todos los gastos a la jevra kadisha (sociedad de entierro), la costumbre de esa ciudad era que la jevra kadisha tomaban los tefilín de la persona y trataban de venderlos.

Sin saber que estos tefilín fueron escritos por el tzadik, Reb Elimelej lo colocaron junto con todos los otros pares que habían acumulado.

Pasaron algunos años y el tzadik Reb Levi Itzjok de Berditchov llegó a esa ciudad. Por la mañana se dio cuenta de que su alumno y asistente que estaba encargado de traer su Talis y Tefillin olvidó de hacerlo. Esto lo angustió mucho. ¿Qué iba a ponerse esa mañana?

Mientras que todos sus estudiantes estaban más que dispuestos a tener el honor de que el Tzadik usara sus Tefilín, Reb Levi Itzjok no quiso pedir prestado el par de nadie. Deseaba usar un par que fuera suyo.

Uno de los estudiantes mencionó el hecho de que en varias comunidades la Jevra Kadisha tienen tefilín de gente fallecida para la venta, como pago por sus servicios. Él sugirió que pregunten en la Jevra Kadisha si tienen un par a la venta.

Cuando la Jevra Kadisha  respondió afirmativamente, y les informó que tenían algunas pares; Reb Levi Itzjok dijo que le gustaría ir personalmente y elegir él el par que desea.

Cuando llegó Reb Levi Itzjok, el gabai de la Jevra Kadisha le mostró unos cuantos pares de tefilín y le informó que están disponibles por el mismo precio.

Para sorpresa y asombro de todos, Reb Levi Itzchok comenzó a mover respetuosamente algunas pares a un costado y luego tomó uno con una tremenda felicidad. "¡Elijo este!", exclamó.

El Gabai se dio cuenta de que debía haber algo especial y significativo en ese par de tefilín en particular y deseaba entender qué era. Asi que le dijo; "Honorable Rabino, nuestra costumbre es venderlos todos a un mismo precio, de forma justa. Sin embargo, obviamente este par debe ser muy especial y, por lo tanto, se podría haber vendido a un precio más alto. Todo lo que tengo que decir es que el mismo Tzadik de Berditchov lo eligió y la gente con gusto nos pagaría un precio muy alto. Sin embargo, se lo daré si me explica por qué es que eligió este específicamente.

Reb Levi Itzjok pasó a relatar la historia mencionada anteriormente, exclamando: "¿ahora entienden!"


En honor al Yortzait del Tzadik R' Elimelej Milizensk, 21 de Adar.

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