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jueves, 24 de septiembre de 2020

No hacemos lo que 'se nos da la gana'




Decían respecto a Reb Yejezkel ("Jatche") Feiguin que tenía un corazón de hierro, nunca dejó que sus emociones se apoderaran de él, aún cuando la situación esté difícil e insoportable. Aún así, tres veces, así cuentan, no pudo contenerse y quebró en llantos.

La primera vez fue en el momento del Histalkut de su Rebe, el Rebe Rashab (2 de Nisan 5680-1920).

La segunda vez fue aproximadamente medio año después, en los Yamim Noraim del año 1920.
Algún tiempo antes, el Frierdiker Rebe (Rabi Yosef-Itzjak), quien había reemplazado a su padre, le sugirió a R. Yejezkel que tomara el cargo de Mashpia en la Yeshivá de Tomjei Tmimim, que operaba en aquel momento en la ciudad de Rostov, lugar de residencia del Rebe.

Reb Jatche trató de evadir el puesto alegando que no era apto para tomarlo y que no podía asumir semejante responsabilidad, ser la persona a cargo de guiar y educar a los alumnos de la yeshivá.

"Quédate aquí para Tishrei y luego discutiremos el asunto nuevamente", le dijo el Rebe.

Como se mencionó, este era el primer año de liderazgo del Frierdiker Rebe, y muchos jasidim vinieron a Rostov, que abarrotaron el Beit Midrash y siguieron cada movimiento del Rebe. Así es como transcurrieron los días de Rosh Hashaná, Diez días de arrepentimiento y Yom Kipur. Hasta que llegó Minjá del día de Yom Kipur.
Como de costumbre, el Rebe recibió la tercera aliá. Al leer el Maftir Yoná, Reb Yejezkel estaba parado cerca al Rebe. Aquí, de repente, comenzó a sentir que el Rebe le estaba 'hablando'. El Rebe está leyendo y 'describe' cómo Yoná Hanabí recibe una misión desde Arriba - informar a los habitantes de Nínve de su inminente destrucción - y él se niega a aceptar tal responsabilidad. Teme que su profecía haga que los gentiles se arrepientan, lo que generaría un Kitrug (acusación) sobre Am Israel.

El Profeta sube a un barco y navega hacia Tarshish, para que el espíritu de profecía lo abandone una vez que esté fuera de la tierra de Israel y así se libraría de la responsabilidad que se le haría asignado.

Y aquí Di-s envía un viento tormentoso sobre el mar y el barco está a punto de romperse. El capitán se dirige a todos para orar y clamar por salvación, y también lo llama a Yoná: "¿Por qué te has quedado dormido? ¡Levántate e invoca a tu Dios!". Y Yoná sabe que "es por mí esta tormenta". En un momento le pide a los hombres del barco: "Arrójenme al mar", ya que solo así se librarían de la tormenta.

El Rebe continúa recitando la Haftará y Reb Jatche siente sus entrañas revolviéndose dentro suyo. Las palabras lo apuñalan directamente y le cuesta soportarlo. Cuando el Rebe llegó a las palabras "porque de ante Hashem él huye", R. Jatche no pudo resistir y estalló en un llanto que sacudió todo su cuerpo.

No hace falta decir que, después de esto, R. Jatche aceptó servir como Mashpia de la ieshivá.

La tercera vez que R. Jatche lloró fue años después. En 1927, en pleno días de persecución y exilios (cuando fuera arrestado el mismo Rebe), Reb Yejezkel Feiguin fue nombrado secretario personal del Rebe.

Gran parte de la enorme carga de establecer 'Jeider's' y Yeshivot, Mikvaot, Shiurim clandestinos de Torá, etc, cayó sobre sus hombros. Hizo su trabajo con devoción y lealtad, trabajando día y noche para cumplir con las tareas sagradas que le asignó el Rebe.

Reb Jatche trabajó más allá de sus posibilidades, casi sin comer ni dormir, y lo hizo sin demandas ni reclamos. Solo una cosa le molestaba mucho y le costaba aceptarlo: durante todo el día no lograba encontrar ni un solo momento libre para sentarse a estudiar Jasidut, y mucho menos, ni hablar de Davenen Bearijus (una Tefilá y rezo con devoción y en extenso). Sentía que su alma se estaba 'secando', porque sin estudiar Jasidut, ¡cómo puede uno ser un jasid en absoluto!

Entonces, con la amargura de su corazón, un día entró en Yejidut al Rebe y le volcó lo que tenía en su corazón. Le rogó al Rebe que le permitiera dedicar al menos media hora al día al estudio de Jasidut, ya que de lo contrario "su vida no es vida"...

El Rebe escuchó con atención las declaraciones y súplicas de R. Jatche. Ahora Reb Jatche esperaba con gran vigilia escuchar al Rebe. El Rebe lo miró y le dijo: "En tal lugar todavía no hay una Yeshivá; en aquel lugar debe organizarse un Jeider; y en tal lugar uno debemos ocuparnos de que haya una mikve", y así sucesivamente.

Reb Jatche recibió el mensaje y se dio cuenta de que el Rebe estaba rechazando su solicitud. No pudo soportarlo y estalló en lágrimas incontrolables de lo profundo de su corazón.

El Rebe entonces también se sumó a los llantos de R. Jatche. Así, durante largos minutos, tanto el Rebe como el jasid lloraron juntos, entre lágrimas desconsoladas.

Luego, el Rebe se volvió hacia él y le dijo: "Jatche, Si hacemos lo que 'se nos da la gana', ¿qué pasará con todas esas tareas que deben llevarse a cabo? ¿Es acaso esta la Voluntad Suprema?..."

Reb Jatche Feiguin




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