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lunes, 24 de abril de 2017

Jasidishe Maise: El Rebe pone un fin al Bullying


La United Lubavitcher Yeshiva, cuando estaba en Bedford y Dean y luego cuando se trasladó a Ocean Parkway, siempre aceptó chicos que no eran de familias de Lubavitch. Algunos de los estudiantes continuaron en el sistema, otros no. Lo siguiente sucedió en el año escolar de 1974-5.

Había una familia que vivía en Crown Heights y mandaba a su hijo a a la Lubavitcher Yeshiva  en Ocean Parkway. Por alguna razón fue elegido (como objetivo de bromas,etc) por sus compañeros de clase, así como por otros chicos. Después de un tiempo, le contó a su madre que ya estaba harto del Bullying (acoso escolar) y que ya no estaba interesado en seguir yendo a esa escuela.

Como cualquier padre lo haría, ella inmediatamente llamó a la Yeshiva, habló con el maestro, el director y con quien haga falta contactarse y les rogó que hagan terminar el sufrimiento de su hijo. Aunque a los otros chicos les fue hablado, fueron amonestados y algunos penalizados, el niño le dijo a su madre, que continuaba.

La madre escribió una carta al Rebe informándole de la situación, y el Rebe le indicó a su secretario en jefe, el rabino Mordejai I. Hodakov, que llame a la escuela en su nombre e instruyera a la administración a abordar la cuestión de una vez por todas.

Se puede entender que después de recibir esta llamada telefónica se llevó a cabo una reunión y se implementaron protocolos para asegurarse de que el niño y otros niños no sean blanco de otros. En pocas palabras se dejó bien claro que habrá una política de cero tolerancia cuando se trata de intimidación (Bullying).

Sin embargo, algunos de los chicos eran buenos en lo que hacían y continuaron haciéndolo encubiertamente. Obviamente nadie se atrevía a burlarse de él, pero los asientos en el autobús estaban reservados para sus amigos, o nadie se sentaba en el asiento del autobús con él o sería elegido en un equipo, pero la pelota no se le pasaban él y cosas similares, para hacerlo sentir extremadamente incómodo.

El muchacho sintió este muro de silencio que lo molestaba, así que le informó a su madre, que mientras los comentarios ofensivos y tal vez pinchantes habían cesado por completo, el sentimiento de dolor continúa.

Ella debidamente escribió al Rebe, informándole de la situación y la realidad, como su hijo lo ve.
Ese día, hubo otra llamada telefónica del rabino Hodakov. "El Rebe quiere saber si la situación se puede resolver de inmediato y completamente, o si tiene que parar lo que está haciendo y venir a la Yeshiva para ocuparse personalmente".

Al oír estas palabras la administración respondió que se encargará de ello inmediatamente. El director fue a la clase y entregó el mensaje que acababa de recibir, y les preguntó a los muchachos, ¿qué se supone que debo responderle al Rebe, ya que el Rebe está esperando su respuesta (?!) Uno puede entender que el problema fue resuelto.

Sin embargo, unas semanas más tarde, el Rebe recibió otra carta de la madre de este muchacho. Ella agradeció al Rebe por darle a su hijo paz y felicidad ya que más de unos cuantos chicos se aseguran de hablarle, estudiar y jugar con él, mientras están en la escuela y fuera también. Sin embargo, ahora tiene otra preocupación; El Bar Mitzva de su hijo cae el Shabat, el día 9 de Kislev y el Rebe siempre hace un farbrenguen en ese día, ya que es el cumpleaños y el Yohrzait del Miteler Rebe (el segundo Rebe de Jabad-Lubavitch, Rab DovBer, y de hecho un año el Rebe recitó tres maamorim en este día), así que está preocupada que todos los compañeros de la clase de su hijo, así como los vecinos y amigos que ella invitó van a pasar por alto el Bar Mitzva para poder estar presentes y escuchar el Farbrenguen del Rebe.
Obviamente ninguno de ellos está faltando al Bar Mitzva con la intención de herir a su hijo, pero de todas maneras, él se va a sentir mal si casi nadie aparece.

Así que en ese Shabes Tet Kislev, para sorpresa de todos, no hubo Farbrenguen. Sólo más tarde se supo que el motivo fue para que los invitados y los compañeros de clase participen en el Bar Mitzva del niño y él se sienta feliz.

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