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jueves, 17 de mayo de 2018

Mamtak LeShabat Bamidbar 5778



Había una vez un dueño de una fábrica de zapatos que quería expandir su negocio. Envió a uno de sus gerentes a África para explorar nuevos mercados de exportación.

El gerente llegó al continente después de semanas de navegación, bajó del barco y vio que todos los habitantes caminaban descalzos y ni sabían qué son zapatos. Regresó inmediatamente y le dijo al dueño de la fábrica: "Llegué allí, vi que nadie sabía qué son los zapatos, no hay chance de que logremos vender ni siquiera un par".

El dueño de la fábrica no se dio por vencido y envió a otro gerente, el segundo gerente llegó al otro extremo del continente, bajó del barco, vio a todo el mundo descalzo y enseguida le escribió un telegrama al dueño: "Nadie aquí tiene zapatos. Hay aquí un tremendo potencial para vender millones de pares."

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En Parashat HaShavua comienza el Libro de Bamidbar, que habla de los viajes del pueblo de Israel en el desierto. Nuestra Parashá nos cuenta acerca de la división de los Leviim para llevar el Mishkán y sus objetos, y cómo erigían el Mishkán en cada lugar donde Bnei Israel acampaban. Cuando vemos esto, surge una pregunta: ¿cómo se puede construir una vivienda (Mishkán) en el desierto, que implica este un lugar desolado donde no hay rastro de judaísmo? ¿Y cuál es la necesidad de un Mishkan en ese lugar?
Sin embargo, aquí la Torá nos transmite un mensaje muy importante. Muchas veces nos encontramos en la vida con situaciones 'desérticas', ya sea a nivel personal o a lugares donde terminamos llegando (en general), ya sea un desierto físico o un desierto espiritual, y podría uno pensar que en un desierto es imposible erigir un Mishkán, ('cuando me voy de paseo, de vacaciones, no puedo cuidarme tal como lo hago en mi casa', o ' mientras no esté yo espiritualmente perfecto y apropiado, no puedo influir sobre otros', etc.) La Torá viene y nos enseña que donde sea que un judío construya un Mishkán y haga morar la Shejiná de Hakadosh Baruj Hu, debe comprender que su vida gira en torno al Mishkán. Por lo tanto, aún cuando llegue a cierto lugar por un período corto de tiempo y ese lugar parezca un desierto físico o espiritual, hará todo lo que sea necesario para erigir aún en ese lugar y en ese poco tiempo un lugar de morada para Hashem y difundirá la luz de la Shejiná a todos los lugares.

Yehi Ratzón, que tengamos el mérito de lograr erigir un Mishkan en cada lugar, y en este Zejut, mereceremos que Hakadosh Baruj Hu nos construya el Beit Hamikdash Hashlishi (Tercer Templo) muy pronto.

Shabat Shalom!
Jag Sameaj!
Rab Nejemia Vilhelm
Beit Jabad Bangkok, Tailandia
Traducido por JasidiNews


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