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martes, 31 de enero de 2023

Maamar Bati Legani 5743 en español

Maamar Bati Legani 5743

La carta de un conserje huérfano

Había un judío llamado Isroel que vivió los últimos treinta y tantos años de su vida en Israel, en la ciudad de Bnei Brak, desempeñando el mismo trabajo de limpieza en todo momento. Era una persona muy sencilla, trabajadora y genuina, pero nunca aprendió a leer hebreo.

Nacido en los Estados Unidos, Isroel tuvo una infancia difícil. Cuando tenía nueve años su padre falleció. Su madre, pensando que su hijo dificultaría sus posibilidades de volver a casarse, lo puso en un orfanato judío.

El orfanato promocionando su establecimiento le aseguró que eran estrictamente religiosos y le prometieron que su hijo no transgrediría el Shabat. Pero mintieron. Ellos percibieron que ella no iría a controlarlo y pronto el pequeño y pobre Isroel se encontró trabajando los siete días de la semana.

Sintió que algo andaba mal, pero como era joven, realmente no había recibido mucha educación judía y era tranquilo por naturaleza, no causó ningún problema. En cambio, sufría en silencio y rezaba por algún tipo de milagro.

Y eso fue lo que pasó. Un día, cuando tenía once o doce años, vio una foto muy impactante de un anciano judío con barba en un periódico, y debajo había un artículo. El hombre, que se llamaba Rabino  Yosef Itzjak, era el Lubavitcher Rebe. Había estado en una prisión comunista pero ahora vivía en Brooklyn, le encantaba ayudar a la gente y hacía milagros.

Isroel se dijo a sí mismo: 'Él me entenderá', y decidió escribirle una carta. Le tomó algunos días armarse de valor y, debido a que no era tan buen escritor, otros días más para escribirla.

Luego estaban los problemas para conseguir una estampilla y un sobre y poner la carta en un buzón sin que nadie se diera cuenta. Pero su simple determinación prevaleció y finalmente logró con orgullo llegar al correo.

La carta comenzaba con su triste historia y terminaba con una petición de bendición para no tener que trabajar en Shabat, o mejor aún, para salir de ese lugar por completo. Pero después de tres semanas sin respuesta, solo suspiró, se dijo a sí mismo: "Parece que no obtendré respuesta", y se olvidó de todo el incidente.

Entonces, una mañana… ¡ahí estaba! Una carta del Rebe de Lubavitch... ¡para él! ¡Una carta milagrosa!

Primero: ¡Era la primera carta que recibía en su vida! Segundo: Era la primera vez que alguien le prestaba atención. Tercero: ¡este gran y reverenciado Rabino realmente se había fijado en él!

Y dos milagros más: nadie interceptó y tiró la carta que él le había enviado, y otro que lo mismo con respecto a esta carta que recibió.

Llevó el sobre a su habitación, cerró la puerta, se sentó, la abrió y comenzó a leer.

El Rebe escribió que estaba feliz de saber de él; que los judíos siempre deben estar fuertes y orgullosos de ser el pueblo de Di-s y que no debía preocuparse. Luego le deseaba Mazal Tov para su próximo Bar-Mitzva y le aseguró que cuando comenzara a ponerse Tefilín (filacterias), las cosas mejorarían.

Efectivamente, cuando Isroel cumplió trece años, su madre le compró un par de Tefilín. Unas semanas más tarde, el orfanato decidió milagrosamente encontrarle un trabajo 'afuera' y, de nuevo milagrosamente, su nuevo jefe no le exigió que trabajara en Shabat.

Todas las Brajot del Rebe se hicieron realidad y cuando cumplió los quince años había ahorrado lo suficiente para mudarse completamente del orfanato.

Pero no se olvidó del Lubavitcher Rebe, Rabi Yosef Itzjak. A medida que pasaba el tiempo, se apegó más a él y a sus jasidim y, en 1950, cuando el Rebe falleció y fue reemplazado por su dinámico yerno, Rabi Menajem Mendel, Isroel, a pesar de sus discapacidades, se consideraba un Jasid Jabad pleno.

* * *

Pero el nuevo Rebe de Jabad fue más exigente (o demandante). Explicó a menudo y con lujo de detalles profundos conceptos cabalísticos y existenciales, como ser cómo Di-s crea toda la existencia constantemente, la singularidad y peculiaridad eterna del pueblo judío y cómo la Torá es el anteproyecto y modelo de todo. Pero siempre se las arregló para plasmar estas ideas de una manera sencilla e inspiradora.

Por ejemplo, cómo podemos aprender a servir a Di-s a través de los aparatos eléctricos.
Estamos rodeados de electrodomésticos: luces, hornos, teléfonos, computadoras, etc. que son activados por un poder completamente invisible; electricidad. Estos aparatos proporcionan cosas poderosas y positivas como luz, calor, movimiento y comunicación para beneficiar al hombre. Pero sólo si pulsamos el botón correcto para encenderlos.

De manera similar, en cada judío (y cada ser humano) hay un poder invisible llamado alma. Este poder, como la electricidad, es invisible, pero tiene la capacidad de iluminar, brindar calor y traer bendición y significado al mundo.

Solo tenemos que pulsar el botón adecuado; encontrar una manera de motivar a cada judío. Y cuando lo hacemos, encontramos que un poco de luz y bien disipa mucha oscuridad y maldad. Podemos detener el dolor, el sufrimiento, la guerra y la ignorancia en el mundo.

Isroel tomó esta idea en serio, al igual que todos los demás jasidim. Pronto, jóvenes y parejas de recién casados comenzaron a viajar por todo el mundo para difundir las ideas del Jasidut, pero Isroel no sabía qué hacer para participar en esta misión.

Era muy tímido, hablaba con un poco de tartamudeo, no tenía ningún talento para escribir o enseñar o cualquier otra cosa. No podía dar Tzedaka porque no tenía dinero. Trató de estudiar Torá, pero realmente no podía concentrarse por mucho tiempo. Todo lo que podía hacer era ser honesto, amable y rezar.

Así que rezó por otro milagro. ¡Y de nuevo funcionó! Le surgieron una lluvia de ideas.

El Rebe Anterior había escrito tres pequeños folletos traducidos al inglés. Cada uno contenía cuarenta y tantos páginas de explicaciones simples sobre ideas jasídicas sobre Di-s, el pueblo judío, la Torá y otras cosas interesantes.

Isroel compró tres folletos, los encuadernó con un trozo de cartón, escribió en la portada: "Jasidut Jabad-Lubavitch", lo metió en el bolsillo de su abrigo y fue a la Biblioteca Pública de Brooklyn. Después de caminar hacia la sección de 'Judaísmo', tomó un libro del estante, fingió estar leyéndolo y luego, cuando estuvo seguro de que nadie estaba mirando, volvió a colocar el libro en el estante con su creación jasídica a su lado,  y luego se retiró del recinto. (Algo así como secretamente había enviado aquella carta al Rebe).

¡Salió tranquilamente de la biblioteca, mirando hacia adelante, sintiéndose como si acabara de completar un trabajo de espionaje de misión imposible! Había plantado una semilla del judaísmo en el mundo y rezaba para que diera frutos.

* * *

Una noche, años después, Isroel viajaba en el subte a su casa desde el trabajo en un vagón casi vacío. Solo otra persona estaba sentada allí, leyendo su periódico. Isroel miró en su dirección justo cuando el otro compañero también levantó la vista de su periódico y se produjo una conversación.

Isroel le dijo que vivía en Crown Heights y era un Lubavitcher. El otro compañero, también judío, respondió que vivía en Monsey y aunque no era Jasid, Lubavitch lo hizo volverse observante.

Su historia era la siguiente. No era de una familia observante, y hasta hace unos cinco años no sabía casi nada sobre el judaísmo. Pero luego, un día estaba en la biblioteca de Brooklyn buscando un libro sobre judaísmo cuando notó un extraño folleto en el librero que parecía fuera de lugar. Lo sacó, vio que tenía una tapa de cartón improvisada con un título toscamente escrito a mano sobre Jasidut, lo abrió por curiosidad y, aunque en realidad no entendía mucho de lo que decía, ¡no pudo dejarlo!

Era algo sobre el judaísmo jasídico y tenía un ángulo completamente diferente sobre Di-s, el pueblo judío y la Torá. Por primera vez vio que el judaísmo era algo muy profundo y vivo. Eso realmente lo interesó y finalmente lo convirtió en un judío observante.

¡Así que nuestro Isroel el conserje realmente vio los frutos de su trabajo!

Adaptado por Yerajmiel Tilles de un artículo del rabino Tuvia Bolton en su sitio web OhrTmimim.org, quien también escribió que con Isroel tenía "una profunda conexión fraternal".

lunes, 23 de enero de 2023

Bondad Admisible

Nacido en Lodz, Polonia, Wolf Gringlass (1917-2010) creció en un hogar impregnado de amor por el estudio de Torá. Lamentablemente, sus padres, seguidores de la dinastía jasídica de Alexander, eran tan pobres que Wolf tuvo que renunciar a una educación en una escuela judía para poder ganarse la vida.

Wolf anhelaba continuar sus estudios de Torá y constantemente buscaba la oportunidad para dedicarse al estudio. Así conoció a Reb Zalman Schneersohn, quien organizaba clases y Farbrenguens (encuentros jasídicos) en su casa en Lodz. Wolf quedó cautivado por el enfoque de Jabad respecto a Avodat Hashem en general, y en particular por las tantas horas que Rab Schneerson dedicaba a su Tefilá todos los días. Su nuevo mentor lo motivó a anotarse (y presentar una solicitud de admisión) en la Yeshivá en Otvozck.

Wolf dudaba que la Yeshivá lo aceptara, porque ya era un muchacho trabajador, pero un conocido le dijo que no se preocupara. Simplemente debía presentar la solicitud y tendría la oportunidad de demostrar sus habilidades.

Llegó a la pequeña ciudad una noche sin haber organizado un lugar donde quedarse. Mientras estaba en el Zal (la sala de estudios), uno de los Bojrim (jóvenes alumnos) se le acercó y le preguntó si tenía una cama para pasar la noche. Al escuchar que no tenía, el estudiante lo llevó a una habitación y le indicó una cama donde podría descansar.

Volf, exhausto por el viaje, inmediatamente cayó en un profundo sueño. Se despertó en medio de la noche para encontrar a ese mismo Bojer sentado en la habitación y recitando el Kriat Shemá antes de dormir. Aquel joven lo recitaba con tal concentración que esa breve plegaria le duró horas.

A la mañana siguiente, Volf se enteró que ese joven se llamaba Yosef Wineberg. La cama era la suya y la había cedido para brindarle comodidad a un extraño.


Fuente: Story Bites

domingo, 22 de enero de 2023

Snapshots - Anécdotas cortas con el Rebe - Estudio de Torá #17

Bitul Torá

Cuando la Rebetzin Jana finalmente dejó la Rusia comunista, el Rebe viajó a París para encontrarse con su madre, después de no haberla visto durante casi veinte años. En París, el Rebe se reunió con el Vaad Hatzalá para que la asistan en su inmigración a los EE. UU. 

Reb S. Lerner, el secretario del Vaad Hatzalá relató: “Un día, el Rebe entró en mi oficina y me pidió que lo ayudara a ordenar los documentos correspondientes. El Rebe me preguntó cuánto de su tiempo asumo que le robará, porque quiere planificar su horario en consecuencia.

El Rebe luego dijo: ‘¡Quiero asegurarme de que no me causará demasiado Bitul Torá!’ 

“Me sorprendió. Había tratado con muchos Rabonim líderes en el pasado, pero en esos años tumultuosos, en una Europa devastada por la guerra, ¿quién tenía la tranquilidad de preocuparse por su estudio? 

“Doce años después, estuve en un Farbrenguen del Rebe, y el Rebe me llamó a su lugar. Me había reconocido entre la multitud y deseaba expresar su sentido Hakarat Hatov por el trabajo que había hecho por su madre.”

lunes, 16 de enero de 2023

Una respuesta preparada de antemano - 24 de Tevet - Alter Rebe

Reb Meir Yaffe, hijo de Rafael, residente de Vilna, era un acaudalado y respetado miembro de la comunidad de Vilna, y se dedicaba a vender licor. En 1790, fue elegido miembro del Vaad Hakohol (consejo público de la ciudad) y todos lo apodaban Meir Refoel's (por el nombre de su padre).

"Me harían muy feliz si pudieran ser mis invitados para las comidas de Shabat”, dijo Rab Meir a dos judíos que ingresaron al Shul en Vilna cuando comenzó Shabat.

Los dos invitados respondieron que contaban con medios y alimento, y que podían arreglarse en la posada donde se hospedaban, pero Reb Meir insistió y dijo que sería un honor; todo invitado erudito pasaba por su casa. Estos dos no pudieron resistir su persistencia y fueron con él.

Durante la Seudá, Reb Meir notó una nube de preocupación sobre sus invitados. De vez en cuando, inadvertidamente largaban cierto suspiro. Cuando esto se repitió una y otra vez durante la Seudá de día, Reb Meir les preguntó a qué se debía la preocupación.

Al principio no querían revelar lo que tenían en el corazón, pero finalmente terminaron contándole que estaban haciendo un trabajo en sociedad, contratados por el gobierno. Acababan de terminar cierto trabajo y habían sido acusados ​​de haber hecho usufructo y malversación de fondos en su trabajo, y les esperaba un severo juicio en la ciudad capital de Petersburgo.

Le contaron además que se habían consultado con abogados de renombre y ellos estaban seguros que les esperaba un duro castigo. Ahora están en camino a Petersburgo, con la esperanza de que puedan encontrar a alguien que procure ayudarlos y mitigar la sentencia.

Reb Meir reflexionó un momento y dijo: "Escuchen mi consejo. Aunque no soy un jasid, hace un tiempo estuve involucrado en una milagrosa anécdota en la que Rabi Shneor-Zalman, el Maguid de Liozna (Baal HaTania), me envió a una mujer Aguná, y no entendía el por qué, hasta que se me ocurrió verificar los nombres de los presos judíos que se encontraban en prisión, y allí encontré a su esposo, él le dio el divorcio a su esposa y la liberó de su estado de Aguná. Les sugiero que vayan a Liozna, y tal vez sean salvados por el Tzadik. Pero tengo una petición: cuando regresen, por favor pasen por mi casa y cuéntenme cómo terminó."

Los dos escucharon su consejo, se dirigieron a Liozna y entraron a la casa del Rebe. Después de contarles el problema que les había sucedido, el Rebe se volvió hacia ellos y les dijo: "Veo que ambos son Talmidei Jajomim. ¿Saben ustedes la interpretación y el significado del dicho de nuestros Sabios: מַלְכוּתָא דְּאַרְעָא כְּעֵין מַלְכוּתָא דְּרָקִיעַ
'Maljuta Deara keein Maljuta Derakia (= el reino terrenal se asemeja al Reino Celestial)?"

Los dos se miraron confundidos. ¡¿Ahora el Rebe quiere probarlos en estudio, o quiere demostrar su conocimiento?! ¡¿Qué tiene que ver eso con sus problemas?!

El Rebe pareció ignorar la expresión de sus rostros y explicó: "Cuando Di-s se reveló a Moshé Rabeinu y lo envió a Egipto, Moshé preguntó qué respondería a la gente si preguntaban por el nombre de Di-s. Dios respondió que su nombre es un secreto. Su gloria llena el mundo entero, pero su nombre no se puede pronunciar. Así mismo, cuando una persona le reza a Dios y pide por sus necesidades, primero ofrece tres bendiciones, que son la alabanza a Hashem.

"Lo mismo ocurre con un rey de carne y hueso", continuó el Rebe. “Primero se lo alaba, diciendo 'el rey poderoso', etc., y aunque tiene un nombre personal, todos lo llaman 'Su Majestad', y sólo luego se le hacen peticiones.

"Vayan en paz", concluyó el Rebe, "y confíen en Dios que les ayudará."

Los socios salieron algo decepcionados de su habitación. Aunque aprendieron una linda interpretación de un dicho de nuestros Sabios, pero ¿Y el juicio que están por afrontar? Ya se estaban arrepintiendo del tiempo perdido en el viaje a Liozna.

Cuando llegaron a Petersburgo, se les aconsejó que se pusieran en contacto personalmente con el Ministro del Interior y trataran de despertar su piedad. Comenzaron a buscar una manera de encontrarse con el ministro. Averiguaron que el ministro suele tomar una caminata todos los días en cierto parque. Entraron al parque y esperaron al ministro.

No pasó mucho tiempo y los dos vieron frente a ellos a un hombre honrado, elegantemente vestido, caminando por el parque. Se acercaron a él y le contaron su historia. El hombre se apresuró a corregirles su error. Él no era el Ministro de Interior sino el Ministro de Educación (no tenía nada que ver)...

El hombre prosiguió su marcha, y los socios permanecieron en su sitio. Mientras, el guardaespaldas del ministro se acercó a ellos y les dijo que el ministro quería hablarles nuevamente.

"Veo que son ustedes judíos cultos", dijo el ministro a los dos socios. “Si pueden responder a la pregunta que les haré, llevaré personalmente su caso ante el Ministro de Interior y le recomendaré que los perdone. Hace unos días, Su Majestad el Zar me pidió que le explicara el significado de una declaración que tiene fuente en el Talmud. El dicho dice: 'Maljuta Deara Keein Maljuta Derakia'. ¿Quizás puedan explicarme esta afirmación?"

Los ojos de los dos se iluminaron. La explicación estaba fresca en sus mentes. Inmediatamente le dijeron al ministro toda la explicación que habían escuchado de Rabi Shneor-Zalman.

El ministro quedó asombrado por sus palabras. "No tienen de qué preocuparse", les dijo. "Les prometo personalmente que no les sucederá nada malo". Efectivamente, poco tiempo después el Ministro de Interior ordenó la cancelación e indulto total del juicio y los dos socios se fueron felices y emocionados a casa.

Tal como prometieron, pasaron por Vilna y le contaron a Reb Meir Refoel todo lo sucedido. En consecuencia, Reb Meir decidió acudir y conocer personalmente a Rabi Shneur-Zalman, para convertirse en uno de sus más grandes seguidores y luego dirigió la comunidad de Jasidim en Vilna.

Fuente: Shmuot Vesipurim. Sijat Hashabua #1880 (Tevet 5783)

miércoles, 11 de enero de 2023

Snapshots - Anécdotas cortas con el Rebe - Estudio de Torá #16

El Jol Hamoed del Rebe


Reb Yosef Itzjok Groner, Sheliaj de Charlotte, Carolina del Norte, relata: 
“Cuando éramos niños, mi hermano gemelo Mendy y yo solíamos jugar en el pasillo próximo a la habitación del Rebe. Los bojrim y Anash reverenciaban este corredor y lo llamaban Gan Eden Hatajton, pero nosotros, como hijos del Mazkir, era allí donde pasábamos las tardes. Por consiguiente, a veces veíamos cosas que otros no veían. 
“Una imagen quedó grabada en mi mente hasta el día de hoy.

“Era un Jol Hamoed, y el Rebe acababa de volver de la Tefilá, todavía con su Talit puesto. El Rebe se apresuró a ingresar a su habitación, sacó un Sefer grande, una Guemará o un Shulján Aruj, y se puso a estudiar. 

“La imagen del Rebe, todavía en su Talit, su rostro resplandeciente, balanceándose sobre el Sefer es algo que nunca me abandonará.”


martes, 10 de enero de 2023

Snapshots - Anécdotas cortas con el Rebe - Estudio de Torá #15

Amor por Torá



Reb Biniomin Klein contó: 
    “En mi rol de Mazkir (secretario), pude ver el amor del Rebe por los Sforim. Cada vez que le traíamos un nuevo Séfer, el Rebe detenía todo lo que estaba haciendo y leía el Sefer de punta a punta. 

“De hecho, esto a menudo nos ponía en aprietos (en un dilema). Teníamos cartas relativas a cuestiones de salud, Shidujim en espera de aprobación, etc., y un nuevo Sefer que había llegado. Si entregábamos el Séfer, sabíamos que esto lo retrasaría al Rebe, pero nuestro trabajo era entregar lo que llegara. Y así, veíamos repetirse la escena; el Rebe tomaba el Séfer y no lo soltaría hasta haber terminado de pasar por todas sus páginas.”
 
“Recuerdo claramente una vez que me llamaron a la pieza del Rebe a las 3:05 p. m., y en mi camino, un Rov de renombre me entregó un nuevo Sefer. Como era de esperar, el Rebe lo tomó de inmediato y comenzó a leerlo. 

“Diez minutos después, el Rebe salió para Minjá. Mientras el Rebe pasaba, el Rov le pidió al Rebe hacerle algún comentario acerca del Séfer (cuando pueda, escribirle algo, etc). El Rebe se da vuelta y le responde: "¿Por qué no mencionas el Shulján Aruj del Alter Rebe ni una vez en todo el Séfer?" "Este Rab quedó shockeado. Era un Sefer grueso y voluminoso. ¿Cómo revisó el Rebe toda la obra en diez minutos?!

Por qué la ley del 'Derecho al aborto' nunca llegó a la Kneset

En 1977 hubo un movimiento en la Kneset israelí donde intentaron aprobar un proyecto de ley que legalizaría el aborto. Encabezando la campaña estaba el Ministro de Justicia [bajo el mandato del primer ministro Menajem Beguin de 1977 a 1980], Shmuel Tamir.

Cuando los rabinos y la mayoría de los judíos observantes de la Torá en Israel y en todo el mundo escucharon que Israel estaba intentando legalizar el asesinato de fetos en el útero, hubo una gran consternación y preocupación. Las principales autoridades y líderes rabínicos en Israel decidieron enviar una delegación de rabinos de prestigio para hablar con Shmuel Tamir, para tratar de disuadirlo de seguir adelante con esta terrible idea.

Incluidos en esta delegación estaba Rab Mijael Stern, una autoridad rabínica altamente respetada de Ezrat Torah [un distrito en Yerushalaim], y Rab Rafael Levin, el hijo de uno de los rabinos más queridos del siglo XX en Israel, el Rabino Arieh Levin.

El razonamiento detrás de la selección de este rabino en particular, Rab Rafael Levin se debía a que muchos de los miembros de Etzel [Irgun] y Leji tenían un gran respeto por Rab Arieh Levin[2]. La esperanza era que Shmuel Tamir, un destacado luchador por la independencia israelí del Irgun, al menos escucharía a Reb Rafael Levin, el hijo de Reb Arieh.

Dos días antes de la reunión, Rab Rafael tomó el teléfono y llamó a cada uno de los rabinos de la delegación y les rogó y suplicó que sacudan los Portones del Shamaim con Tefilá; deben suplicar y orar ante el Trono Celestial para que de alguna manera tengan éxito en su increíblemente importante misión de disuadir al ministro de esta terrible idea destructiva.

Dos días después, la delegación se encontraba sentada en el despacho de Shmuel Tamir. En un momento dado al iniciar la conversación, Rab Rafael se presentó. "Soy el hijo de Rab Arieh Levin."

Los ojos de Shmuel Tamir se iluminaron de alegría. Frente a todos en la delegación, exclamó: "Ah, nuestro querido rabino". Luego, volviendo su mirada hacia Rab Rafael, dijo: "¿Qué tienen para decir? Los escucho, por favor. Adelante".

Rab Rafael habló y dijo: "Me gustaría compartir con usted una corta historia. Cuando yo era mucho más joven, una pareja secular tocó a nuestra puerta un día. Querían hablar con el gran hombre, mi padre, HaRav Arie Levin: Mi padre los invitó a entrar y los hizo sentar, tras lo cual comenzó una gran discusión entre el marido y la mujer.

Resulta que la esposa estaba esperando un hijo y el esposo, que estaba en la facultad de medicina, no quería traerlo al mundo. Sentía que le impediría sus estudios y, de todos modos, en general no quería un hijo en este momento.

“La esposa con ese mismo ánimo y firmeza deseaba tener ese niño y no podían llegar a un acuerdo. Decidieron acudir y consultar a mi padre; todos respetaban y le tenían estima al rabino Arieh Levin, incluso los seculares.

"Mi padre escuchó a ambos lados. Se sentó con ellos durante más de una hora, tratando de persuadir al esposo de que debían traer al niño al mundo. Enfatizó que el niño solo traería najes [satisfacción y placer], y haría un gran impacto positivo en la familia.

"Al final de la hora, el padre quedó finalmente convencido; accedió a dejar vivir al feto, que traerían al niño al mundo y lo criarían con amor."

Al concluir la historia, Rab Rafael se inclinó sobre el escritorio hacia Shmuel Tamir, lo miró fijamente a los ojos y le dijo en voz baja: "No mucho después de este desacuerdo, la pareja tuvo un bebé. Lo llamaron Shmuel. Creció para ser la persona importante cuyo nombre es Shmuel Tamir[3]. ¡Ese fuiste tú!

Shmuel Tamir estaba completamente conmocionado. “Nunca escuché esa historia”, declaró e insistió.

Rab Rafael le respondió enseguida. "¡Llama a tu madre, llámala ahora mismo!

En ese preciso instante, Shmuel Tamir toma el teléfono y llamó a su madre. Al principio, silencio. Luego, la madre tartamudeó y luego murmuró: "Tienes que entender, los tiempos eran diferentes entonces... etc. etc.".

El Sr. Tamir colgó el teléfono, miró a los rabinos (toda la delegación allí parados, silenciosos) y dijo con firmeza: "No tienen nada de qué preocuparse. Este proyecto de ley nunca llegará a la Knesset mientras yo sea el Ministro de Justicia."

Asombrosamente, yeshuat HaShem keheref ain.

Al salir, Rab Mijael Stern tenía una pregunta para hacerle a Rab Rafael. "No entiendo algo. Conocías esta historia hace dos días, ¿cierto?"

Rab Rafael sonrió. "Sí, así es."

"Entonces, ¿por qué nos llamaste a cada uno de nosotros para insistir en que hagamos davenen? Ya estaba más que claro que con esta historia era 'pan comido', caso ganado.

La poderosa respuesta de Rab Rafael asombró a toda la delegación y dejó una impresión duradera.

" 'Pan comido' ahin 'pan comido' aher; historia así, historia asá. Sin tefilá no somos nada. Farkert (al contrario), la razón por la que la historia tuvo impacto es sólo por nuestra Tefilá!"

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Fuente: Adaptado por Yerajmiel Tilles de una transcripción por correo electrónico del rabino Shlomo Landau, "Por qué 'Pro-Choice' nunca llegó al pleno de la Knesset".