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lunes, 16 de enero de 2023

Una respuesta preparada de antemano - 24 de Tevet - Alter Rebe

Reb Meir Yaffe, hijo de Rafael, residente de Vilna, era un acaudalado y respetado miembro de la comunidad de Vilna, y se dedicaba a vender licor. En 1790, fue elegido miembro del Vaad Hakohol (consejo público de la ciudad) y todos lo apodaban Meir Refoel's (por el nombre de su padre).

"Me harían muy feliz si pudieran ser mis invitados para las comidas de Shabat”, dijo Rab Meir a dos judíos que ingresaron al Shul en Vilna cuando comenzó Shabat.

Los dos invitados respondieron que contaban con medios y alimento, y que podían arreglarse en la posada donde se hospedaban, pero Reb Meir insistió y dijo que sería un honor; todo invitado erudito pasaba por su casa. Estos dos no pudieron resistir su persistencia y fueron con él.

Durante la Seudá, Reb Meir notó una nube de preocupación sobre sus invitados. De vez en cuando, inadvertidamente largaban cierto suspiro. Cuando esto se repitió una y otra vez durante la Seudá de día, Reb Meir les preguntó a qué se debía la preocupación.

Al principio no querían revelar lo que tenían en el corazón, pero finalmente terminaron contándole que estaban haciendo un trabajo en sociedad, contratados por el gobierno. Acababan de terminar cierto trabajo y habían sido acusados ​​de haber hecho usufructo y malversación de fondos en su trabajo, y les esperaba un severo juicio en la ciudad capital de Petersburgo.

Le contaron además que se habían consultado con abogados de renombre y ellos estaban seguros que les esperaba un duro castigo. Ahora están en camino a Petersburgo, con la esperanza de que puedan encontrar a alguien que procure ayudarlos y mitigar la sentencia.

Reb Meir reflexionó un momento y dijo: "Escuchen mi consejo. Aunque no soy un jasid, hace un tiempo estuve involucrado en una milagrosa anécdota en la que Rabi Shneor-Zalman, el Maguid de Liozna (Baal HaTania), me envió a una mujer Aguná, y no entendía el por qué, hasta que se me ocurrió verificar los nombres de los presos judíos que se encontraban en prisión, y allí encontré a su esposo, él le dio el divorcio a su esposa y la liberó de su estado de Aguná. Les sugiero que vayan a Liozna, y tal vez sean salvados por el Tzadik. Pero tengo una petición: cuando regresen, por favor pasen por mi casa y cuéntenme cómo terminó."

Los dos escucharon su consejo, se dirigieron a Liozna y entraron a la casa del Rebe. Después de contarles el problema que les había sucedido, el Rebe se volvió hacia ellos y les dijo: "Veo que ambos son Talmidei Jajomim. ¿Saben ustedes la interpretación y el significado del dicho de nuestros Sabios: מַלְכוּתָא דְּאַרְעָא כְּעֵין מַלְכוּתָא דְּרָקִיעַ
'Maljuta Deara keein Maljuta Derakia (= el reino terrenal se asemeja al Reino Celestial)?"

Los dos se miraron confundidos. ¡¿Ahora el Rebe quiere probarlos en estudio, o quiere demostrar su conocimiento?! ¡¿Qué tiene que ver eso con sus problemas?!

El Rebe pareció ignorar la expresión de sus rostros y explicó: "Cuando Di-s se reveló a Moshé Rabeinu y lo envió a Egipto, Moshé preguntó qué respondería a la gente si preguntaban por el nombre de Di-s. Dios respondió que su nombre es un secreto. Su gloria llena el mundo entero, pero su nombre no se puede pronunciar. Así mismo, cuando una persona le reza a Dios y pide por sus necesidades, primero ofrece tres bendiciones, que son la alabanza a Hashem.

"Lo mismo ocurre con un rey de carne y hueso", continuó el Rebe. “Primero se lo alaba, diciendo 'el rey poderoso', etc., y aunque tiene un nombre personal, todos lo llaman 'Su Majestad', y sólo luego se le hacen peticiones.

"Vayan en paz", concluyó el Rebe, "y confíen en Dios que les ayudará."

Los socios salieron algo decepcionados de su habitación. Aunque aprendieron una linda interpretación de un dicho de nuestros Sabios, pero ¿Y el juicio que están por afrontar? Ya se estaban arrepintiendo del tiempo perdido en el viaje a Liozna.

Cuando llegaron a Petersburgo, se les aconsejó que se pusieran en contacto personalmente con el Ministro del Interior y trataran de despertar su piedad. Comenzaron a buscar una manera de encontrarse con el ministro. Averiguaron que el ministro suele tomar una caminata todos los días en cierto parque. Entraron al parque y esperaron al ministro.

No pasó mucho tiempo y los dos vieron frente a ellos a un hombre honrado, elegantemente vestido, caminando por el parque. Se acercaron a él y le contaron su historia. El hombre se apresuró a corregirles su error. Él no era el Ministro de Interior sino el Ministro de Educación (no tenía nada que ver)...

El hombre prosiguió su marcha, y los socios permanecieron en su sitio. Mientras, el guardaespaldas del ministro se acercó a ellos y les dijo que el ministro quería hablarles nuevamente.

"Veo que son ustedes judíos cultos", dijo el ministro a los dos socios. “Si pueden responder a la pregunta que les haré, llevaré personalmente su caso ante el Ministro de Interior y le recomendaré que los perdone. Hace unos días, Su Majestad el Zar me pidió que le explicara el significado de una declaración que tiene fuente en el Talmud. El dicho dice: 'Maljuta Deara Keein Maljuta Derakia'. ¿Quizás puedan explicarme esta afirmación?"

Los ojos de los dos se iluminaron. La explicación estaba fresca en sus mentes. Inmediatamente le dijeron al ministro toda la explicación que habían escuchado de Rabi Shneor-Zalman.

El ministro quedó asombrado por sus palabras. "No tienen de qué preocuparse", les dijo. "Les prometo personalmente que no les sucederá nada malo". Efectivamente, poco tiempo después el Ministro de Interior ordenó la cancelación e indulto total del juicio y los dos socios se fueron felices y emocionados a casa.

Tal como prometieron, pasaron por Vilna y le contaron a Reb Meir Refoel todo lo sucedido. En consecuencia, Reb Meir decidió acudir y conocer personalmente a Rabi Shneur-Zalman, para convertirse en uno de sus más grandes seguidores y luego dirigió la comunidad de Jasidim en Vilna.

Fuente: Shmuot Vesipurim. Sijat Hashabua #1880 (Tevet 5783)

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