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lunes, 20 de noviembre de 2023

Una extraña condición - Miteler Rebe - 9 y 10 de Kislev

El Poritz (señor feudal) y su hijo estaban teniendo una acalorada discusión. El hijo, hijo único, le había pedido permiso a su padre para irse a cazar con sus amigos a los densos bosques que rodean la ciudad de Liozha, en la Rusia Blanca. El anciano padre, preocupado por la seguridad de su hijo, se negaba a concedérselo. La oposición del padre a lo que consideraba una aventura peligrosa parecía inamovible.

Sin embargo, en el momento álgido de la discusión, el Poritz de repente dejó de hablar. Durante unos minutos permaneció en silencio, como perdido en sus pensamientos. "Te dejaré ir con una condición", decidió finalmente. Y, de hecho, era una condición muy extraña.

"En la ciudad de Liadi vive un Rabino famoso. Él es el líder espiritual de todos los judíos en esta área, y cada palabra que pronuncia se considera sagrada. Ve de este rabino y pídele su bendición. Si me prometes hacer esto, te dejaré ir a cazar." El hijo estaba bastante sorprendido, pero dio su palabra. Al día siguiente partió a la expedición.

En esos pocos instantes de silencio, la memoria del Poritz lo había transportado en el tiempo a la época en que se desempeñó como interrogador en la prisión principal de Petersburgo. Aunque había interrogado a cientos, si no miles, de prisioneros a lo largo de su carrera, su experiencia con el rabino acusado de rebelarse contra el gobierno fue algo que nunca podría olvidar. Su porte regio, su majestuosa barba larga y sus ojos profundamente expresivos quedaron grabados permanentemente en el corazón del noble.

Podía recordar las respuestas de aquel rabino a las preguntas de los interrogadores como si las hubiera escuchado ayer. La sabiduría y la verdad que contenían y expresaban se hacían evidentes en cada palabra, y el Poritz había quedado sumamente impresionado por la personalidad del Rabino. De hecho, la posterior liberación de la cárcel y la absolución de todos los cargos en su contra se debieron en gran parte a la intervención del poritz.

El rabino, por supuesto, era Rabi Shneur Zalman de Liadi, el Alter Rebe y fundador del movimiento Jasídico Jabad, cuyos oponentes lo habían calumniado y acusado ante las autoridades. Pero a pesar de las acusaciones, el joven interrogador estaba convencido de que el rabino era un hombre Divino. Ahora, décadas más tarde, el Poritz sentía que si su único hijo pudiera ver al santo rabino con sus propios ojos, de alguna manera eso lo haría sentir más tranquilo.

 Como se dieron las cosas, los temores del Poritz resultaron estar bien fundados. Unas semanas después de iniciada la expedición, una tormenta cegadora tomó por sorpresa al grupo de caza. El hijo, que se había alejado del resto de sus amigos, estaba solo en medio del bosque. Buscando refugio bajo un árbol, no tuvo más remedio que esperar a que pasara la tormenta. Pero el tiempo no mejoró y sólo empeoró. Pasaron varios días hasta que la tormenta amainó.

Empapado hasta los huesos, hambriento y enfermo, el hijo del poritz desesperaba por abandonar el bosque. Fue verdaderamente milagroso cuando finalmente encontró un sendero entre el follaje y logró arrastrarse hasta una posada en las afueras de Liozna.

Al día siguiente, ardiendo de fiebre, recordó de repente la promesa que le había hecho a su padre y decidió cumplirla. Con sus últimas fuerzas se levantó de la cama y partió hacia la ciudad para encontrar al famoso rabino.

Una vez en la ciudad, pronto se enteró de que el rabino Shneur Zalman había fallecido recientemente. El hijo del Poritz sintió un remordimiento de conciencia hasta que los judíos le informaron que el sucesor del rabino, su hijo, el rabino Dovber (posteriormente conocido en Jabad como el "Míteler Rebe ['intermedio']"), también era una persona santa. Pero el Miteler Rebe ya no vivía en Liozna y ahora residía en Lubavitch.

No había ninguna explicación racional para la urgencia que sentía de ver al hijo del famoso rabino que su padre había elogiado tanto. Pese a todo, alquiló un carruaje y partió hacia Lubavitch, a pesar de su debilidad por la reciente experiencia.

Esa noche, cuando el hijo del poritz llegó a Lubavitch, se sintió decepcionado al saber que el Rebe se estaba dirigiendo a sus jasidim y no recibiría visitas. Pero el joven noble no retrocedió. Sin desanimarse, insistió en que le dijeran el lugar exacto donde el Rebe estaba hablando.

La sala de estudio estaba abarrotada hasta el tope, de modo que nadie notó al extraño cuando entró. Al frente de la sala, el Miteler Rebe estaba sentado en una mesa pronunciando un discurso jasídico. El hijo de Poritz quedó estupefacto ante la escena. Había una multitud tan grande de gente, y no obstante todos estaban en absoluto silencio y concentrados en el Rebe. Se encontró así mismo petrificado en el lugar.

Aproximadamente una hora más tarde se percató de cuan extraño era que haya estado todo el tiempo de pie allí, dado su calamitoso estado de salud. Cuando salió de la sala de estudio pudo sentir que recuperaba sus fuerzas, lo que sin duda era mérito del sagrado Rabí. También se mostró muy agradecido por haber podido cumplir la promesa que le hizo a su padre.


[Esta historia fue contada muchas décadas más tarde por el hijo de Poritz, para entonces un noble en su propio derecho, a un jasid de Jabad.]

Fuente: www.lchaimweekly.org (#648)

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Un maise de Tefilin - Una Mitzvá - Teodoro Bikel (Un Violinista en el Tejado)




En el año 1968, antes de Pesaj, el Rebe pronunció una Sijá muy aguda contra los organizadores (principalmente Reb Meir Kahana הי"ד) de una manifestación masiva (supuestamente) a favor de los judíos que se encontraban en Rusia en la Estatua de la Libertad. El Rebe dejó en claro que la mayoría de los participantes tenían buenas intenciones y debían ser elogiados por sus intenciones, pero que los principales organizadores habían sido advertidos de los desastrosos resultados que se producirían debido al momento oportuno en el que se encontraban, pero debido a su propio orgullo se negaron a reprogramarlo.

A lo largo de los años, el Rebe trabajó diligente y diplomáticamente en secreto y "detrás de escena" y logró sacar a muchas familias judías de la ex Unión Soviética. El Rebe había sido informado que había 150 familias que acababan de obtener visas y permiso para salir de Rusia durante el próximo Jol Hamoed Pesaj. Sin embargo, dado que la manifestación prevista tendría lugar el domingo antes de Pesaj, el gobierno ruso advirtió que si la manifestación se llevaría a cabo, cancelarán las visas de estas 150 familias. Esto no significaba menos que una amenaza de muerte para aquellas familias. (Cuando un ruso solicitaba y se le concedía una visa para salir del país, perdía inmediatamente su empleo y el derecho a trabajar. Eran considerados traidores a la nación y, por lo tanto, se les negaba el derecho a trabajar). El Rebe le dijo al rabino Kahana que él sabe que no lo escuchará si le pide que cancele la manifestación, por lo que solicita que simplemente posponga la marcha hasta después de Pesaj para que estas 150 familias puedan salir. El rabino Kahana realmente lo disgustó al Rebe cuando respondió que era mejor que estas familias perdieran sus visas a fin de que eventualmente “todos los judíos” puedan salir. El Rebe le preguntó: ¿quién te dio el derecho de causarle semejante calamidad a estas 150 familias? Si estuviera en Rusia y decidiera romper su propia visa a fin de formular una declaración, por más tonto que sea, al menos muestra un ideal. Pero para él estando en un país libre, sin ninguna amenaza para su propia vida, poner en riesgo la vida de 150 familias era puramente criminal. 

Lamentablemente, el rabino Kahana no lo escuchó. Aquí podemos ver y apreciar cómo actúa un verdadero líder judío. No le importa si alguien más recibirá crédito no ganado, o si la población en general tendrá una creencia equivocada sobre lo que realmente sucedió, el principal interés del Rebe era el control de daños.

 ¿Cómo sé esto? Porque yo era uno de los tres bojrim que tuvo el zejut de hacerse cargo del 'control de daños.' El domingo por la mañana, el día de la manifestación, Reb Dovid Raskin ע"ה (entonces director de la Organización Juvenil Lubavitch) nos llamó a tres de nosotros a un lado. Mendel Lipsker (ahora Sheliaj de Jabad en Sudáfrica), yo y un tercer bojer. Nos dijo que el Rebe quiere que vayamos a la marcha en la Estatua de la Libertad, “no como representantes oficiales de Lubavitch”, sino que simplemente coloquemos Tefilín a tantas personas como sea posible, a fin de convertir esta desastrosa manifestación en algo positivo. Como el Rebe había declarado en la Sijá mencionada anteriormente, la mayoría de los asistentes eran jóvenes participantes idealistas que lo hacían de manera totalmente altruista, y la participación fue masiva. Tres ferries repletos llevaron a todos a la isla Ellis. Los tres logramos subir al primer ferry. En ese primer ferry estaba el orador principal y el atractivo principal de la marcha, el famoso actor, cantante y activista Theodore Bikel ע"ה. Estaba rodeado de todo tipo de jóvenes universitarios. Me volví hacia mis dos colegas y les dije que si conseguíamos que Theodore Bikel se pusiera los Tefilín, nuestro trabajo con todos los demás sería mucho más fácil.

Ahora, tienen que entender que estamos en el año 1968, la Campaña de Tefilín acababa de comenzar menos de un año antes (Lag BaOmer 1967) y todavía suponía un desafío enorme acercarse a extraños y pedirles que se pusieran Tefilín. Los otros dos pensaron que estaba loco. ¿Realmente pensas que una persona tan importante como Theodore Bikel se pondría Tefilín, especialmente en semejante exhibición pública? (A decir verdad, realmente no sabía “lo importante y famoso que era Theodore Bikel”, solo sabía que era un actor). Así que decidí hacerlo yo mismo. Mientras avanzaba para llegar hasta él, Mendel Lipsker decidió seguirme para ver qué pasaba. (Estaba en una posición tal que, si algo salía mal, no quedaría avergonzado). El tercer bojer ni siquiera apareció. Mientras caminaba hacia Bikel, le dije: "Vos sos Theodore Bikel." Él me responde: (viendo también a Mendel Lipsker) “Y ustedes son Lubavitcher Jasidim.” Me sentí devastado, se suponía que no debíamos estar allí oficialmente como Lubavitcher Jasidim y aquí estábamos siendo expuestos, sentí que lo había arruinado. Le pregunté: "Que eres Theodore Bikel es obvio, pero ¿cómo sabes que somos Lubavitcher Jasidim?" A esto él respondió riendo: “que son jasidim es obvio por su vestimenta, que son Lubavitcher Jasidim es obvio por el hecho de que tendrías algo que ver, (cierta comunicación) con un goi como yo.”
Como ya había cierto diálogo entre nosotros, le pregunté si accedería a ponerse Tefilín. Su respuesta fue tan hermosa e interesante que la he usado muchas veces a lo largo de mis años al dedicarme a las campañas de Mitzvot. Él me dijo: "No me malinterpretes, no tengo nada en contra de hacer algo judío, y no hay duda de que los Tefilín son algo judío... pero ¿no sería hipócrita por mi parte. que no cuido el Shabat y no como Kasher, ponerse Tefilín? En este punto Mendel Lipsker da un paso adelante y explica que el Rebe ha propuesto la “teoría de la Mitzvá parcial”, que cada Mitzvá es indepediente y tiene su propio efecto. También mencioné que, además, existe una regla: Mitzvá Goreret Mitzvá, y cuando cumplía una Mitzvá, te lleva a cumplir otra. Aceptó ponerse Tefilín. Aunque lo ayudé a ponérselos, él hizo la brajá y dijo el Shemá por su cuenta. Estaba a punto de comenzar a quitarle los Tefilín pero él me detuvo y dijo: “ya que estamos y tengo los Tefilín puestos, déjame decir un Shmoine Esrei” y se giró hacia un lado y dijo la Amidá. Le sonreí y le dije: "Ves, ya está funcionando!"

  La gente le tomó fotografías con los Tefilín puestos y él posaba felizmente para ellos. Cuando salimos de 770 aquella mañana para ir a esta marcha, bajábamos las escaleras hacia el subte. En ese mismo tiempo, un bojer subía las escaleras. Llevaba una caja de botones, (tipo 'pins'/chapitas) grandes que eran los primeros de su tipo, recién salidos de la imprenta. YO ME PUSE TEFILÍN HOY, ¿Y VOS? Sabiendo que justamente a eso íbamos, le pedí que me dé algunos de esos botones. Con mucho gusto me dio una docena. Mientras le quito los Tefilín a Theodore Bikel, saqué de mi bolsillo uno de los botones y se lo enganché en su saco. Le gustó e hizo algunas fotografías más con eso puesto. Yo esperaba que lo tenga puesto durante su discurso.

Cuando llegamos a Ellis Island, erigimos un puesto de Tefilín detrás de la multitud y comenzamos a colocárselos a los presentes. Cuando Theodoro Bikel empezó a hablar, me disculpé de mis colegas y les dije que quería ver si todavía llevaba el broche. Había tanta multitud que me llevó prácticamente todo su discurso acercarme lo suficiente para verlo. Llevaba con orgullo el pin. Pero cuando estaba terminando su discurso, literalmente me dejó atónito cuando dijo: "...Y ahora, si realmente quieren hacer un acto noble por la judería rusa, hay 2 lubavitcher jasidim en la parte de atrás (solo nos había visto a mí y a Lipsker). ¡¡¡Vayan y pónganse Tefilín con ellos!!!” Corrí de regreso a nuestro puesto de Tefilín y les conté lo sucedido y que se prepararan para una multitud. Efectivamente, no pudimos parar hasta la puesta del sol y le pusimos Tefilín a más de 1.000 personas. Qué excelente informe pudimos darle al Rebe cuando regresamos a 770.

Años más tarde se hizo evidente que Theodore Bikel era un gran admirador y simpatizante de Lubavitch y muchos Shlujim lo invitaron a hablar en varios eventos, pero no fue sino hasta fines de los años 70 que supe que fue esa reunión en el ferry fue lo que le hizo admirar a Lubavitch.









Carta y sincero mensaje de un Sheliaj a sus colegas frente a la situación actual - Kinus Hashlujim 5784

A mis estimados hermanos y colegas, los Shlujim de nuestro Rebe, "un padre en común para todos nosotros":
 
¡Tengo que admitir que tengo miedo! ¿Se volverán a cometer los mismos errores? ¿Se echará a perder esta oportunidad?
Todos hemos pasado por una odisea agotadora y difícil este último mes. 
Hace poco más de un mes nos estábamos preparando alegremente para lo que pensábamos que sería una emocionante festividad de Simjat Torá... y luego el mundo cambió para siempre... No necesito entrar en detalles acerca del dolor que pasamos todos, con poco tiempo para procesar y llorar por nosotros mismos, mientras mantenemos urgentemente a nuestra comunidad y Kehilá, para no caer en la desesperación o perder la esperanza, con nuestros gritos de "Am Israel Jai" en todas las formas y melodías.

Baruj Hashem, vimos de primera y segunda mano el Ajdut, la unión, el orgullo y las ansias de continuar. Unirnos, luchar y vencer!!
Y luego da miedo: ¿se repetirán los mismos errores? ¿Querrán vencerlos de una vez por todas?
No me desanima el antisemitismo: lo hemos visto todo antes, en el pasado. 
Mi esperanza no se perdió a causa del pogrom de Simjat Torá; nuestro pueblo vivirá para siempre.
Me preocupan dos cosas: ¿volverá (J"V) el conformismo que llevó a esta situación (y cómo pudieron estar tan conformes e indulgentes en la frontera de un enemigo) y, sobre todo, el gobierno volverá a fallar (en el objetivo) y se conformará con una pequeña victoria? 
Hemos visto los llamados e indicaciones del Rebe que JEM editó de forma fenomenal a lo largo de las últimas semanas. Hemos visto lo que ha sucedido en los últimos años... ¡¿Finalmente entenderán esto?! ¿¡Finalmente aceptarán la visión clara y simple del Rebe?! ¿Cuántas veces tendremos que pasar por esto...???
Entonces fue que me di cuenta, me cayó la ficha, ¡y fuerte! ¡Quizás somos nosotros lo que estamos errando en el blanco!
Recuerdo cómo Rab Ezra Shojat hizo Farbrenguen con nosotros y nos habló acerca de lo enojados y frustrados que estábamos con el gobierno israelí por no escuchar al Rebe y luego comentó: "Ellos no son jasidim... y sin embargo esperamos que escuchen al Rebe... y qué tenemos nosotros para responder..."

Mis queridos hermanos: no debemos perder el foco, no podemos conformarnos con una pequeña victoria, ¡no podemos ser conformistas!
Han pasado 30 años desde que vimos a nuestro Rebe, ¡¿cómo podemos ser indulgentes y conformistas con la frontera enemiga?! El Rebe nos dijo claramente: ¡prepárense para el Mashiaj y [simplemente] pídanlo sinceramente! ¡Enséñenle al mundo cómo pedirlo! Exclamen Ad Mosai de verdad!

¡Ahora es el momento! No podemos quedarnos satisfechos con otra pequeña victoria. No podemos simplemente gritar: "Devuélvanlos a casa"; no podemos simplemente gritar "Am Israel Jai". Tenemos que ganar hasta el final. "¡¡Ad Mosai!!" ¿Quién los educará sino nosotros?
¡Somos nosotros, los Shlujim quienes tenemos que enseñarle a nuestra comunidad qué pedir! El Rebe nos dio este mandato e instrucción en la última Sijá dirigida a los Shlijum: ¡Anúncienle al mundo que está llegando, y debemos hacerlo realidad y debemos suplicar por ello!

Entonces, dejemos de pedir juntos otra pequeña victoria, terminemos el trabajo de una vez, ¡dejemos de tener miedo de ganar!
¡Queremos Mashiaj ya!

Menajem Lipsker
Melbourne, Australia

lunes, 30 de octubre de 2023

Historias de la Guerra en Eretz Israel #4

Ayer por la tarde recibí una llamada de un número desconocido. Luego de atender con un 'Buenas tardes', se escucha un suave sollozo y del otro lado de la línea una mujer no religiosa que vive en uno de los barrios al sur de la ciudad me cuenta una anécdota muy emocionante: 
Entré al almacén del barrio a comprar pan y leche y entre los productos y las góndolas veo a un pequeño niño buscando algo, lo miré y noté en su camisa una pequeña pero llamativa "etiqueta". Soy una mujer muy curiosa por naturaleza, así que me acerqué y le pregunté al niño: ¿qué es esta "etiqueta"? 
Y el dulce me responde con cierta timidez y pureza especial, ¡es mi Jaial! (mi soldado) 
¿¿Qué?? ¿A qué te refieres? Le pregunté... Este es el soldado del cual soy responsable que vuelva a casa con su mamá cuando termine la guerra... 
¿Cómo eres responsable de él? Seguí preguntándole 
Y me responde: "Todos los días hago Tefilá por él, estudio en su mérito, recito el Kriat Shemá Al Hamitá por él y así por medio de esto él volverá a casa. Porque él cuida de mí cerca de Gaza, y yo lo cuido desde Yerushalaim." 
Cuando le pregunté donde estudia, me dijo que estudia en Jazón Meir y Beit Israel, cuando le pregunté cuál era el número de teléfono de su Moré o Rab, no lo sabía... ¡así que llegué a ustedes buscando el número a través de Ministerio de Educación! Y termina diciendo: Es una pena que no haya podido educar a mis hijos de esa manera tan especial. Así que, queridos padres, gracias, gracias por asegurarse de que el niño lleve una "etiqueta" de Kidush Hashem.

¿Cuándo se necesita una escuela?

Reb Sholom Avtzon cuenta la siguiente anécdota que escuchó de boca de Reb Biniomin Silbershtrom, de Yerushalaim.

El rabino Silbershtrom contó que había asistido a un Bar Mitzvá de una familia Lubavitcher y el joven muchacho Bar Mitzvá contó allí la siguiente historia.

El Rebe instruyó al Rabino Jeifer de Beis Rivkah en Kfar Jabad que construyera otro edificio para albergar al creciente cuerpo estudiantil, e indicó que el nuevo edificio se construya en Kfar Jabad Bet. Después de conseguir un terreno, los arquitectos comenzaron a elaborar los planos del edificio. Cuando los planes estuvieron finalizados, el rabino Jeifer decidió que antes de presentarlo a las autoridades, viajaría a Nueva York para presentárselo al Rebe. Sólo después de que el Rebe lo apruebe o haga algunas sugerencias y sean incorporadas, las presentará. 

Cuando entró en la oficina del Rebe para el Yejidus, le entregó al Rebe la carpeta con todos los planos. Para su sorpresa, el Rebe movió la carpeta a un lado, como diciendo: "Esto no me interesa."

Mirando al rabino Jeifer a los ojos, el Rebe preguntó: “¿Por qué tal y tal ya no es alumna en Beis Rivkah?” El rabino Jeifer respondió: “Ella se fue por su propia voluntad [como diciendo que la dirección no le pidió que se vaya.]”

 “¿Sabes por qué se fue?”, preguntó el Rebe.
 El Rebe luego agregó: “¿Para qué sirve un edificio si una alumna no está contenta y se va?” 
Al percatarse que el Rebe no estaba contento, el rabino Jeifer dijo: “Tan pronto como regrese a Eretz Israel, junto con otros miembros de la administración, iré a su casa y le pediré que regrese a Beit Rivka.”
Sólo entonces el Rebe extrajo la carpeta, la examinó y luego le dijo al rabino Jefer todo lo que dijo. 

Al día siguiente, el rabino Jefer fue al aeropuerto y se tomó un vuelo de regreso a Eretz Israel. Apenas aterrizó, llamó a los demás directivos y combinaron una hora para reunirse y dirigirse a la casa de esta joven, en Tel Aviv.

 Cuando tocaron a la puerta, ésta fue abierta por la chica que había salido de la institución. Quedó sorprendida al verlos, pero rápidamente se recompuso y preguntó: ¿Por qué vinieron hasta aquí? 

"Estuve con el Rebe en Nueva York hace dos días y me preguntó por qué ya no eres una alumna en Beis Rivkah, y le prometí que yo y otros miembros de la administración te visitaríamos y veremos si podemos resolver el problema o las quejas que tengas con la escuela."

La joven respondió: "Dado que el Rebe quiere que regrese, haré un intento más." Luego les contó por qué se había ido y ellos le respondieron que lo tendrían como una prioridad ocuparse del asunto.

El joven Bar Mitzvá concluyó:  "¿Cómo sé esta historia? Porque soy el hijo menor de aquella alumna adolescente. ¡Debido al interés del Rebe por una joven, todos sus hijos son actualmente jsidim del Rebe!


Nota del compilador: De aquí vemos que la óptica del Rebe es que no es suficiente que el maestro, el director y la administración hagan su trabajo correctamente. Si al final del día un estudiante no está contento, aquellos que asumieron la responsabilidad de ser parte del cuerpo docente de la Ieshivá o de la escuela, es su responsabilidad asegurarse de que todos y cada uno de los estudiantes se sientan cómodos y felices.

Anécdotas de la Guerra en Israel #3

El Shabat pasado tuve el privilegio de pasarlo con unos 150 soldados en el frente. Durante la Seudá de Shabat al mediodía me pidieron que dijera unas palabras de Torá.

Compartí con los soldados una conversación telefónica que había tenido ese viernes:

Una conocida mía me llamó y me pedía un Heter (permiso halájico) para abortar el bebé que llevaba en su vientre.

Según ella, la situación en Israel es muy difícil, tiene miedo y, en gral., no quiere dar a luz a un niño en un mundo tan cruel. Especialmente después de las terroríficas escenas de los niños asesinados en el sur.

La escuché, le dije que puedo comprender sus inquietudes y miedos, pero por otro lado hoy es tan importante y trascendental traer hijos al mundo por varias razones:

1. Aunque tuvo lugar un suceso terrible, más del 99% de los niños de Israel están sanos, íntegros y felices.

2. Asesinaron a más de 1.300 de los nuestros y ahora hay que llenar el lugar de los asesinados.

3. Nos quiseron matar, aniquilarnos; la mayor venganza es traer al mundo a más hijos. Más vidas.

4. Necesitamos mostrarles a ellos y a nosotros mismos que "así como los torturan, así se multiplicarán y expandirán (Shemot 1:12)."

5. En víspera de Parashat Bereshit, encontramos la primera Mitzvá de la Torá "fructifíquense y multipliquense." Este es nuestro secreto. Seguir trayendo hijos al mundo, sea cual sea la situación.

La mujer escuchó, me agradeció y pareció aceptar las palabras.

Antes de la Seuda Shlishit, uno de los oficiales se me acercó y me dijo esto:

"No soy religioso. Tengo 2 hijos. Mi esposa me dijo hace medio año que no quiere tener más hijos. Dos ya son suficiente. Y todo lo que le dije no ayudó. Hoy conversé con ella por teléfono, y le conté todo lo que dijiste. Ella me dijo: 'Ese hombre tiene razón. Yo también quiero vengarme de esos terroristas. Tengamos otro hijo."


Le di un muy fuerte abrazo. Estaba tan emocionado de escuchar esas palabras.

הלל מרצבך  - רב חטיבה 6

domingo, 22 de octubre de 2023

Es Mi Papá

En muchos trenes, el maquinista tiene su propia pequeña cabina y, a menos que la veas, podrías pensar o asumir que el tren va en piloto automático.

Una vez sucedió que muchos Yehudim iban en un tren que pasaba por las montañas. Las vías estaban en la base de las montañas, y se dieron cuenta de que rodeaban una montaña y luego otra. En cierto momento el tren se detuvo momentáneamente y al mirar por las ventanillas las personas notaron que estaban a pocos metros de un profundo barranco que tenía una fuerte pendiente.

Llegaron a la conclusión de que el piloto automático percibió que era demasiado peligroso continuar y por lo tanto se detuvo. Pero un minuto más tarde el tren empezó a avanzar muy lentamente. Cuando todo el tren llegó a la cima de la montaña, el tren comenzó a ganar velocidad y comenzó a correr cuesta abajo por la empinada pendiente.

Los pasajeros se asustaron, temiendo que se iban directamente al barranco. Algunos comenzaron a llorar, otros comenzaron a escribir una nota a sus seres queridos y los yehudim exclamaron el Shemá Israel.

Luego, un pasajero se dirigió al frente del vagón para ver si el tren todavía estaba sobre las vías o no. Notó que el maquinista estaba alerta mirando las vías frente suyo, con las manos firmemente en los controles. Corriendo hacia todos, dijo en voz alta: "El maquinista está en su cabina asegurándose de que el tren se mantenga en las vías." Todos dieron un suspiro de alivio y empezaron a relajarse.

El tren no disminuyó la velocidad, pero sabiendo que el que estaba a cargo tenía el pleno control, eso los calmó.

Entonces, todo se trataba de un cambio de perspectiva y el conocimiento de que alguien tenía el control.

Cada mañana recitamos los cinco Alelukas. En el tercero decimos: "Fuego y granizo, nieve y vapor; vientos tempestuosos que cumplen Su palabra", estas últimas palabras en el versículo aparecen en forma singular, refiriéndose específicamente a los vientos tormentosos. Uno puede preguntarse, ¿por qué decimos la frase “Que cumplen Su palabra” sólo después de mencionar los vientos tormentosos? ¿Acaso el fuego, el granizo, la nieve y el vapor no cumplen también el mandato de Hashem?

Pero la respuesta es que cuando hay un incendio corriente, granizo, etc., nadie está demasiado preocupado o desesperado. Después de todo esto es normal. Vemos que el mundo está bajo control y el controlador es Hashem. Sin embargo, cuando se trata de vientos tormentosos, o mejor dicho de sucesos horribles, entonces uno no sólo se preocupa, sino que también puede entrar en pánico y decir que esto no es normal, ¿Dónde está el control de Hashem? Por lo tanto, David Hamelej enfatizó que incluso los vientos tormentosos están cumpliendo el mandato de Hashem. Cuando una persona se da cuenta de que todo proviene de Hashem, se da cuenta que no hay nada por qué entrar en pánico.

Sí, obviamente debemos clamar a Hashem que la tormenta que estamos experimentando actualmente se detenga de inmediato. Sin embargo, debemos saber que proviene de Hashem. Además, debemos darnos cuenta de que Hashem está con nosotros.

Para resaltar más este punto, Reb Meilaj Biderman relató lo que escuchó de Reb Mendel Futerfas.

Reb Mendel fue exiliado por el régimen comunista durante muchos años en Siberia. Un día, uno de los otros prisioneros sacó dos estacas y las clavó en la cima de dos montañas. Luego sacó una cuerda y la ató fuertemente alrededor de ambas clavijas, asegurándose de que la cuerda estuviera apretada y asegurada.

Subiéndose a la cima de una montaña, llamó a los otros prisioneros: “¿Quieren verme cruzar la soga hacia la otra montaña?”

“Definitivamente no”, respondieron. "No queremos que nos pidan que recojamos todos tus huesos."

Ignorándolos, comenzó a caminar sobre la cuerda y para su asombro llegó al otro lado. Una vez más preguntó: "¿Creen que puedo regresar caminando?"

“Sí, creemos que puedes, pero no es necesario. Ya has demostrado que eres capaz de hacerlo”.

Ignorando su respuesta, regresó, impresionando aún más a la multitud. Luego preguntó: "¿Creen que soy capaz de empujar una carretilla a través de la cuerda?"

“Definitivamente”, respondieron. “Si pudiste caminar, también podrás caminar con algo delante tuyo.”

"Entonces, ¿tengo algún voluntario para sentarse en la carretilla?" preguntó.

En ese momento, ninguno de los hombres dio un paso adelante. Pero un joven sí lo hizo. Subió la montaña, se sentó tranquilamente en la carretilla y fue trasladado por la cuerda.

Cuando estaban caminando de regreso montaña abajo, le preguntaron al joven: “¿Cómo estabas tan tranquilo y no te mostraste ni siquiera un poco nervioso?”

Sonriendo, el jovencito les respondió: “¿Sabes quién es ese hombre? Él es mi papá y cuando mi papá está conmigo, no hay nada de qué preocuparse”.

Por lo tanto, entrar en pánico o estar nervioso ante la situación, no, pero sí hacer Tefilá y declarar: “Tú eres nuestro Padre amoroso y misericordioso”, mostrá compasión revelada hacia Tus hijos, eso definitivamente sí.

jueves, 19 de octubre de 2023

METERNOS EN UNA CAJA. POR NUESTROS SOLDADOS


"Estás viviendo en una caja y me parece eso insensible."

Dos mujeres estaban conversando acerca de la situación en Eretz Israel y cuando una de ellas dijo que no había visto ninguna grabación de los ataques o de la guerra, su amiga hizo aquel comentario mencionado arriba.

Mientras Hashem se preparaba para inundar el mundo, le ordenó a Noaj que construyera una תיבה, un arca o caja, para que él y su familia pudieran sobrevivir a las devastadoras aguas. צהר תעשה לתיבה, 'hazle una ventana/claraboya al arca,' le dijo Hashem.

El Baal Shem Tov explica que la palabra צהר, que literalmente significa que brilla o resplandece, implica también una “ventana” al secreto de la supervivencia judía.

Usando las mismas tres letras, podemos obtener también la palabra צרה, que significa problema, desgracia, crisis. Si un yehudi está en crisis, R”L, rodeado por un mabul que amenaza con inundarlo, ¿cuál es la solución?

Metete en una caja.

La palabra תיבה, arca o caja, también significa palabra. Cuando enfrentamos problemas, la solución es meterse en las palabras de Torá y Tefilá.

Estas tres letras también pueden leerse רצה, querer. Entrar correctamente en la תיבה significa crear un רצה, un deseo y pasión por las palabras. Date cuenta de que estamos hablando con Hashem y que Él está escuchando. ¡Emocionate!

Y reconocé que nuestras palabras realmente marcan una diferencia. A través de nuestras palabras de Torá y Tefilá, tenemos la capacidad de transformar cualquier צרה, crisis, en צהר, un futuro brillante y resplandeciente.

Todos experimentamos sentimientos de dolor y pérdida, y la necesidad de hacer algo.
Es natural estar profundamente interesado (o incluso simplemente tener curiosidad) acerca de la situación en Eretz Isroel y pasar mucho tiempo siguiendo las noticias, los WhatsApps y demás. Pero una evaluación honesta de nuestras acciones puede ayudarnos a reconocer que podemos estar alimentando un falso sentido de propósito, como si al quedarse mirando los horrores estuviéramos de alguna manera aliviando la carga de una madre en duelo r"l. O que le estoy dando fuerza a los soldados de las FDI si sigo su progreso.

Las 'cajitas' que tenemos en nuestras manos o apoyadas en nuestros escritorios también brillan (resplandecen), pero concretamente no pueden marcar una diferencia real. En la mayoría de los casos, nos dejan sintiéndonos deprimidos, tristes, llenos de ansiedad y deprimidos.

Antes de meternos en esas cajas y permitir que su contenido inunde nuestras mentes y corazones, consideremos meternos en la caja de Hashem, Sus sagradas palabras. Decir Tehilim no sólo puede marcar una diferencia real para quienes sufren en Eretz Israel, sino que también puede ser una experiencia reconfortante para nosotros. Nos hace sentir más optimistas, esperanzados y tranquilos.

¡Imagínate el impacto si por cada minuto que pasamos online, dedicáramos en cambio un minuto a decir Tehilim!

Hashem también le ordenó a Noaj que trajera a otros a la Teivá con él. ¡Imagínate el impacto si en lugar de compartir contenido de nuestras cajas digitales tuviéramos un yehudi más que se sume con nosotros a las palabras de Torá o Tefilá!

¿Por qué Hashem trajo el mabul? “La tierra estaba corrompida ante Hashem y la tierra se llenó de robo.”

La palabra usada para robo es חמס. Seguramente esto no es casualidad.

El Baal Haturim señala que las palabras חמס y גהינם comparten el mismo valor numérico, 108. Hashem castigó a los malvados con el máximo sufrimiento del Infierno.

Dejemos que Hashem se encargue de Su parte para darles a todos los terroristas el infierno que se merecen, y hagamos nuestra parte entrando en nuestra caja donde nos mantenemos seguros a nosotros mismos y, lo más importante, a nuestros hermanos y hermanas.

Que Hashem consuele a todos aquellos que están sufriendo y que dé fuerza a quienes luchan y claridad a quienes toman las decisiones de seguridad. ¡Y que todos tengamos el mérito de ver la salvación definitiva con la llegada del Mashíaj, ya mismo!

A Gut Shabes,
Reb Mordejai Lipsker

miércoles, 18 de octubre de 2023

Heroico teniente de Tzahal se salvó gracias a llevar puesto los Tzitzit

Poco a poco, están comenzando a surgir historias del heroísmo individual frente a un mal indescriptible. Personas que dejaron todo y se apresuraron a salvar vidas, sabiendo muy bien que sus vidas pronto estarían en grave peligro, que estaban solos contra decenas de despiadados terroristas armados. Usando su ingenio e inventiva, muchos de estos héroes evitaron que ocurriera una tragedia mucha mayor aún. 

Uno de estos héroes es el teniente coronel Guy Madar de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Guy, oficial en carrera del ejército, vive más al norte y estaba celebrando Simjat Torá en Kiriat Gat, a 30 minutos en auto de Reim. Al enterarse de la incursión terrorista, Guy se subió a su auto y manejó a toda velocidad hacia el sur, llevando sólo su pistola personal. 

Al llegar a la región de Re'im, Guy vio a un soldado golani gravemente herido y lo llevó a su coche. Al mismo tiempo, un terrorista de Hamás disparó contra su coche, pero Guy maniobró y logró matar al terrorista a tiros. Guy tomó el arma del soldado y mató a otros cinco terroristas andando en motocicletas. 

Tras trasladar al soldado a un hospital de la zona, Guy se unió a un policía que viajaba hacia el sur y una vez más fueron atacados por terroristas. Guy y el policía resultaron heridos en sus piernas y el coche se salió de la carretera. Guy quedó en una zanja, pero desde allí logró eliminar a más terroristas, después de colocarse un torniquete en su pierna herida. Permaneció en la zanja durante dos horas junto a decenas de terroristas muertos cerca hasta la llegada de las fuerzas de Tzahal. Cuando las tropas israelíes lo vieron, pensaron que era uno de los terroristas porque vestía ropa de civil. Guy lloraba tratando de explicarles que era un soldado pero ya estaba muy débil por la pérdida de sangre. 

En el último momento, uno de los soldados dijo: “¡No disparen, tiene Tzitzit!” y así su vida se salvó dramáticamente. Guy fue llevado al Hospital Beilinson, donde fue operado y ahora está recibiendo tratamiento. 

La historia de Guy es inspiradora tanto por el coraje que demostró al viajar solo hacia el peligro como por la forma en que al final se salvó la vida.

lunes, 16 de octubre de 2023

PREVENIR GUERRAS FUTURAS | La respuesta del Rebe a las guerras en Israel - Video Especial


miércoles, 11 de octubre de 2023

50 años de la Guerra de Yom Kipur - Video Especial


NUESTRAS ARMAS ESPIRITUALES PARA DEFENDER A ISRAEL

La historia de la Guerra de Yom Kipur comenzó con reuniones de niños judíos meses antes. Israel debe protegerse por medios naturales, seguir consejos militares y evitar la intervención política.

lunes, 9 de octubre de 2023

Ni en el agua ni en el fuego

Ni en el agua ni en el fuego


Simjat Torá 5730, 1969


Un joven de 14 años observa atentamente a un hombre que bailaba como si no hubiera ninguna preocupación en el mundo. Sus pies se mueven a un ritmo que sólo su alma podría producir. Parece una llama, flameando una y otra vez, alcanzando un lugar más allá de todo lo que jamás haya conocido. "Wow," el muchacho piensa para sí mismo: "¿Cómo puede estar tan alegre ese hombre?"

"¿Cuál hombre?"

Sorprendido, el joven de 14 años no se dio cuenta de que había dicho esa pregunta en voz alta.

"¿Cuál hombre?" Su padre le pregunta de nuevo.

"Ese hombre", el joven señala al bailarín dando vueltas. "Debe ser el hombre más feliz del mundo."

Cuando su padre mira hacia donde señala su hijo y ve al hombre de barba negra con cinco niños a cuestas, sus ojos se llenan de lágrimas y suspira. "Ese hombre acaba de perder a su joven esposa, hace apenas seis días."

"Pero entonces, ¿cómo puede estar tan feliz, cómo es posible que baile así?"

"Porque hoy es Simjat Torá y es una Mitzvá bailar y estar alegre. Esto es lo que hace un yehudi; esto es lo que hace un verdadero jasid."

Aunque esta historia ocurrió antes de que yo naciera, la he oído muchas veces.

Era el año 5730 (1969) y, el segundo día de Sucot, un joven de 42 años perdió a su esposa (a causa de una leucemia ר"ל). Como era la costumbre, ya instituida por el Lubavitcher Rebe, cada año, en Simjat Torá, cientos de jasidim caminan y van, cerca y lejos a donde sea, a celebrar con yehudim de las sinagogas de toda Nueva York. Este hombre era uno de esos jasidim. Cada año, en Simjat Torá, llevaba a sus hijos pequeños a una pequeña sinagoga en East Flatbush donde bailaban con la Torá y se regocijaban con la comunidad. Ese año, 1969, aquel hombre joven hizo lo mismo (como todos los años). La abuela de los niños, la madre de su madre, los vistió con sus mejores ropas y los envió con su padre a East Flatbush.

Fue allí, en ese pequeño Shul, donde tuvo lugar este diálogo entre padre e hijo.

Después que terminó el baile en East Flatbush, el hombre con sus hijos regresaron caminando a Crown Heights. Dejó a sus hijos menores en casa con su abuela y se apresuró a ir a 770, donde el Lubavitcher Rebe estaba en medio de un Farbrenguen. Cada año, en Simjat Torá, antes de las Hakafot, el Rebe llevaba a cabo un emocionante Farbrenguen, en el cual hablaba durante varias horas, desarrollando las energías intrínsecas de Simjat Torá y de las Hakafot. El Farbrenguen consistía de varias charlas, cada una de ellas marcada por el canto de un Nigun, una melodía jasídica que a veces se remonta a cientos de años. El hombre de quien estamos hablando era uno de los que comenzaban los Nigunim en los Farbrenguen del Rebe.

El Shul en 770 Eastern Parkway estaba abarrotado hasta el techo; la gente se aferraba a las gradas y vigas tal como se aferraban a cada palabra del Rebe. Cuando el Rebe terminó un segmento de su Sijá, toda la multitud miró al jasid que acababa de enviudar para ver si comenzaría una melodía. Lo que ocurrió en esos instantes fue una de las experiencias más dramáticas en la vida de quienes asistieron a ese Farbrenguen. Un excepcional momento de la verdad...

Del silencio y susurro suspenso en el aire de miles de personas, su voz suave pero desafiante comenzó a cantar: 
"אוּו ווָאדיֶע מִי ניֶע פַּאטָאנִים,
אוּו אָגְניֶע מִי ניֶע זְגַארִים"
"Mi vadiem nye patonym, ub ognie mi nye sgarim", una vibrante melodía rusa jasídica que significa: "En el agua no nos ahogaremos, y en el fuego no nos quemaremos." El Rebe levantó la vista y miró fijamente al hombre, con una mirada penetrante y cómplice que es imposible de describir. De repente, el Rebe se levantó de su silla, empujándola hacia atrás con tal fuerza que casi se cae. El Rebe comenzó a bailar en su lugar, balanceándose hacia arriba y hacia abajo, balanceándose hacia adelante y hacia atrás, con increíble intensidad y pasión. Quienes estuvieron presentes cuentan que en todos estos años el Rebe nunca bailó -nunca antes y nunca después- de tal manera.

Mientras el Rebe movía sus brazos, dirigiendo el canto, la multitud se energizó cada vez más, cantando al unísono: "Ni en el agua nos ahogaremos, ni en el fuego arderemos! Ni en el agua nos ahogaremos, ni en el fuego arderemos!" Cantaban cada vez más y más rápido, como si estuvieran en trance.
Las personas presentes describieron más tarde la increíble visión de este frágil hombre que acababa de experimentar una devastación total, balanceándose hacia adelante y hacia atrás - rodeado por oleadas de gente, guiado por el propio Rebe - cantando: "Ni en el agua nos ahogaremos, ni en el fuego arderemos", nada puede vencer nuestro espíritu - como si Di-s no acabara de llevarse a su esposa, como si fuera el hombre más feliz del mundo.

Todos se derritieron en el baile y la canción. La alegría y las lágrimas se disolvieron en una danza trascendente; una danza que capturó la esencia de la alegría y el dolor, el éxtasis y la agonía: el núcleo indestructible de la vida misma. En ese momento todo y nada tenía sentido. _"Mi Vadiem Nye Patonym, Ub Ognie Mi Nye Sgarim"_, "Ni en el agua nos ahogaremos, ni en el fuego arderemos."

Momentos como ese se congelan en el tiempo.

~ ~ ~

20 años más tarde - 5750, 1989

Entra una llamada telefónica a una importante organización infantil judía en Crown Heights: Tzivot Hashem.

"Hola", dice la voz al otro lado de la línea. "Soy fulano de tal y me gustaría patrocinar los programas infantiles de Simjat Torá."

"Ok, perfecto", responde alegremente el hombre empleado en la organización. "Pero, si se me permite preguntar, ¿por qué tiene este interés particular en los programas infantiles de Simjat Torá?"

"Bueno, verás, cuando yo era niño, cada Simjat Torá mi padre y yo íbamos a una pequeña sinagoga en East Flatbush para celebrar. Un año, cuando tenía catorce años, mientras observaba a las pocas personas bailando en la ronda, noté a un hombre que parecía tan feliz, como si todo en el mundo fuera perfecto. Me quedé allí estático, preguntándome cómo este hombre podía irradiar tanta alegría. Le hice esta pregunta a mi padre, y mi padre me informó lo siguiente: "Este hombre acaba de perder a su esposa, pero dado que es un verdadero josid y la Torá dice que uno debe alegrarse en Simjat Torá, él está alegre. Esto me dejó una gran impresión: que un judío pudiera dejar de lado todo su dolor y sufrimiento y estar alegre sólo porque alegrarse es una Mitzvá era algo simplemente increíble para mí, así que (ahora que b"h estoy trabajando etc) decidí que me gustaría ayudar a otros niños a celebrar la felicidad y la alegría de Simjat Torá."

~ ~ ~

17 años más tarde: 5767 - 2006

El 23 de Jeshvan del 2006, el hombre de esta historia, Reb Tzvi Hirsh Ganzburg, quien perdió a su esposa en 1969, se re-encontraría con ella para acompañarla en el Olam Habá. Sin embargo, sus nietos, su "vida", siguen vivos. Han formado familias y comunidades, han cambiado la vida de muchísimas personas y continúan haciendo del mundo un lugar mejor.

La historia de aquel jasid joven me ha enseñado mucho: incluso en los momentos más tristes, incluso cuando todo parece perdido, con un poco de alegría, un poco de baile, todo puede cambiar.

Y es cierto: "Ni en el agua nos ahogaremos, ni arderemos en el fuego."
¿Cómo lo sé?
Porque yo mismo soy la prueba viviente. Mi madre era la menor de aquellos cinco niños que caminaban con su padre hasta ese pequeño Shul en East Flatbush 42 años atrás.

Por Mendel Jacobson
Traducido por JasidiNews©

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lunes, 2 de octubre de 2023

Uná Mitzvá costosa - Maise para Sucot


Todo Berditchev estaba en un dilema. Sucot estaba por llegar y no había un solo Etrog en toda la ciudad. El Rebe, Rav Levi Itzjak, le indicó a un grupo de sus jasidim que esperaran en un cruce cercano a la entrada de la ciudad con la esperanza de encontrar algún transeúnte que contara con un Etrog. Efectivamente, pasó una carreta por aquella ruta con un hombre que llevaba consigo un Etrog inusualmente hermoso. Estaba de camino de regreso a su casa. El problema era que su casa estaba en una ciudad lejana y sólo estaba en Berditchev simplemente de tránsito.

Llevaron al desconocido ante su Rebe, quien inmediatamente le suplicó que se quedara a pasar el Jag con ellos y que, al prestarles su Etrog, permitiría a toda la comunidad, incluyendo al Tzadik mismo a cumplir con la Mitzvá de las Cuatro Especies. El extraño no estaba de acuerdo. Iba de camino a casa para pasar el Yom-Tov con su familia. ¿Cómo podía alterar de repente su alegría festiva? El Tzadik le prometió Brajot de riqueza e hijos, pero ni siquiera esto ayudó. Tenía, gracias a Dios, riqueza e hijos, y no necesitaba nada.

Entonces el Tzadik le dijo: "¡Si me haces el favor, te prometo compartirte mi parte en el Oilom Habo! (Mundo Venidero)"

El desconocido cambió inmediatamente de opinión y accedió a quedarse en Berditchev para Yom Tob. El Tzadik estaba encantado, al igual que toda la comunidad, y así también lo estaba el extranjero.

Ahora bien, en ese momento el Tzadik emitió una orden en secreto a toda la gente del pueblo de Berdichev: nadie debía permitir que este invitado comiera en su Sucá. Nadie podía adivinar cuál podría ser la razón, pero era una orden del Rebe.

La primera noche del Jag, aquel hombre regresó ingenuo del Shul en dirección a la habitación que había alquilado en la casa de alguien. Allí, adentro, encontró todo preparado: vino para Kidush, dos Jalot, velas y una comida festiva. Quedó estupefacto. ¿Podría ser que el jefe de familia, un judío tan honrado y observante, no tuviera una Sucá?

Salió al patio y encontró una Sucá construida perfectamente como lo exige la halajá. En su interior pudo ver a su anfitrión y a toda su familia sentados felices alrededor de la mesa. Pidió ser admitido, pero le fue denegado el permiso para comer allí. ¿Por qué?! No hubo respuesta.

Un tanto abatido, procedió a visitar a las familias vecinas, cada una de las cuales encontró sentada felizmente en su Sucá. Suplicó que lo dejaran entrar, sentarse y comer allí, pero en cada caso la respuesta era una misma y desconcertante negativa.

Finalmente concluyó que detrás de todo esto habrá alguna indicación del Tzadik. Consternado, corrió a su casa y le preguntó: "¿Qué está pasando?! ¿Qué hice para merecer esto?"

Reb Levi Itzjak le respondió: "Si renuncias a reclamar la promesa que te hice respecto al Oilom Habo, inmediatamente daré la orden de que seas admitido en una Sucá..."

El extraño estaba sorprendido y shockeado, pero guardó silencio. ¿Qué haría ahora? Por un lado, tenía consigo la promesa del Tzadik de que le compartiría su parte en el Mundo Venidero. Por otro lado, había una Mitzvá esperando ser cumplida: comer en una Sucá.

Luego de pensarlo unos instantes, la Sucá prevaleció. Era impensable; eso es lo que era: que un judío como él, que durante toda su vida había observado la Mitzvá de la Sucá, ¿no lo haga este año? Todo Am Israel sentados en sus Sucot esa noche - y él estaría comiendo como un gentil, en su habitación adentro, D-os libre?

Le dijo al Tzadik que lo eximía inmediatamente de su promesa respecto al Mundo Venidero y (a pedido del Tzadik) incluso le dio la mano en confirmación. Luego se fue y comió calmadamente su Seudá en la Sucá de alguien.

Tan pronto como terminó el Yom Tob, Reb Levi Itzjak lo llamó.

"Ahora", dijo, "por la presente te devuelvo mi promesa. Quería que aprendieras, hijo mío, que no quería que obtuvieras tu parte en el Mundo Venidero a tan 'bajo' precio, mediante una negociación fácil.. Quería que te lo ganaras a través de tus obras. Es por eso que dispuse las cosas de tal manera que debieras ser puesto a prueba con respecto a la Mitzvá de la Sucá. Ahora que has superado la prueba y demostrado el máximo sacrificio personal para cumplir esta Mitzvá, realmente te mereces compartir mi porción en el Olam Habá!"

Fuente: A Treasury of Chassidic Tales on the Festivals (Uri Kaplun)

jueves, 28 de septiembre de 2023

La Sucá Flotante

En el año 1915, el gobernador del distrito de Kiev en Ucrania era el general Dernatalin, un odioso antisemita de origen alemán.

A medida que se acercaba la fiesta de Sucot, el general buscó formas de interferir con la preparación de la festividad por parte de los judíos que vivían en su distrito.

Estaba familiarizado con la tradición judía de comer y estar en la Sucá que construían en sus patios.

Luego de deliberar y consultarse con el círculo de sus conocidos, decidió tomar un curso de acción malévolo.

Aproximadamente una semana antes del inicio del Jag, hizo pública una proclamación de que estaba prohibido construir Sucot en el distrito de Kiev. La Sucá constituía un riesgo de incendio, fue la razón oficial proporcionada. Se amenazó con castigos severos a quienes transgredieran el decreto.

Los agricultores del distrito recibieron órdenes además de no traer madera ni ramas a la ciudad los próximos días.

La ciudad de Kiev estaba alborotada; ¡Quién se imaginaría tal cosa! ¿Impedirle a toda la comunidad judía que celebre la fiesta de Sucot conforme la Halajá?!

Ese mismo día se organizó una delegación, entre ellos uno de los ciudadanos judíos más pudientes, un exitoso hombre de negocios y un conocido y talentoso abogado. Pidieron una reunión urgente con el gobernador. Pero el general Dernatalin, al darse cuenta de por qué se convocaba la reunión, se negó siquiera a reunirse, dando una vaga excusa.

La opinión abrumadora entre la comunidad, muy indignada, era la de no ceder ante el decreto. Pero transgredirlo también era imposible. No se podía construir una Sucá en el interior, ni ocultarla de alguna manera.

La policía incrementó su vigilancia. Cualquier cosa que pudiera interpretarse como un posible inicio de la construcción de una sucá era inmediatamente detenido por ellos.

Los ricos de la ciudad y sus dignatarios convocaron una reunión para encontrar una solución. De repente habló el dueño de la compañía naviera local. "Muchos barcos navegan por el río Dniéper", dijo. "Construyamos una sucá enorme en uno de los barcos, y todos los ciudadanos serán invitados a comer allí."

Después de pensarlo un poco, el abogado comentó que esta idea no implicaba una transgresión del edicto del gobernador. Después de todo, él prohibió construir sucot en el terreno de su distrito, no habló nada de sobre el agua. También descartaba el motivo del decreto: el riesgo de incendio, ya que no era una amenaza en el agua como lo era en tierra.

Los participantes en la reunión quedaron encantados con esta solución. Tomaron la decisión de seguir adelante con el plan en total secreto, para que ni un susurro llegara al general. No tenían dudas de que haría todo lo que estuviera en su poder para obstruirlos.

Dos días antes del comienzo del Jag se preparó uno de los barcos y se construyeron dos enormes Sucot. Se construyó una sucá en la sección de Primera Clase, destinada a los ricos de la ciudad. Se construyó otra sucá en la sección de segunda clase para todos los demás judíos.

Las sucot fueron construidas 100% acorde a la halajá. El personal del barco hizo que las cocinas fueran kosher. Se prepararon enormes cantidades de comida para la multitud esperada. El propietario hizo saber que las comidas serían gratuitas para cualquiera que quisiera pueda cumplir la mitzvá de "Leishev basucá" (morar en la sucá).

La treta se mantuvo en secreto hasta el día víspera de Sucot. Sólo entonces comenzó a circular el rumor sobre la Sucá construida en un barco, que el pueblo judío de Kiev estaba invitado a observar la mitzvá de habitar en la sucá.

Varias horas antes del comienzo del jag, la policía descubrió la sucá en el barco. Se quedaron mirando asombrados la enorme sucá, sin saber cómo reaccionar. Las órdenes que les dieron no contenían instrucciones sobre lo que sucediera en el río Dnieper. Tampoco tenían justificación para ordenar el desmantelamiento de aquellas sucot por considerarlo un riesgo de incendio.

El jefe de policía corrió hacia el gobernador para informarle del inesperado giro de los acontecimientos. El general Dernatalin, atónito, no podía creer lo que oía. Exigió ir a ver por sí mismo la Sucá construida a la orilla del río.

Se hizo de noche y multitudes de yehudim se dirigieron hacia el río para observar la Mitzvá de la Sucá acorde a la halajá.

La comida festiva comenzó con suma alegría, hasta que comenzaron los susurros "¡Dernatalin está aquí!"

Este último estaba fuera de sí de furia. Amenazó con enviar a todos los que estaban allí a Siberia.

En ese momento, el rabino de Kiev dio un paso al frente, y se levantó para hablar. "Señor, honorable Gobernador", dijo, "debe saber usted que no hay nada, nada, que pueda hacer que un judío traicione o falte a  su religión. No hay poder en el mundo que sea capaz de arrancar de nuestros corazones las Mitzvot de la Torá que recibimos del Creador hace más de tres mil años. Nuestra sagrada Torá nos ordenó sentarnos en una Sucá, y aunque hemos estado en exilio cerca de dos mil años, no abandonaremos sus mandamientos."

El general escuchó atentamente las palabras del rabino. Cuando el rabino terminó su emotivo discurso, el general se acercó y, para sorpresa de todos los presentes, le estrechó la mano. Inmediatamente después se fue silenciosamente, junto con los agentes de policía.

Ese Sucot fue celebrado por el pueblo judío de Kiev con una alegría extraordinaria. Celebraban el Yom Teb en sí, como así también la victoria sobre aquellas personas que quisieron impedirles cumplir las Mitzvot y, en cambio, fueron vencidos.

A partir de ese día se notó un cambio en el gobernador. Dejó de causar problemas a la comunidad. Incluso anuló decretos anteriores que había dictado contra ellos.


Fuente:  Yerachmiel Tilles, de AscentOfSafed.com.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

El verdadero motivo del viaje

Durante varios meses, la cuestión de conseguir una Visa cernía en el aire. ¿Podrán los padres del novio, viviendo en Eretz Israel, conseguir el permiso de las autoridades estadounidenses para viajar a la boda de su hijo que se suponía tendría lugar allí?

Esto sucedió cuando Rab Itzjak Twersky, el hijo del Rebe de Rajamastrivka, Rab Yojanan Tversky, se comprometió en enlace con la hija del Rebe de Skver, que vivía en Estados Unidos. El hecho que Rabí Yojanan sea ciudadano nacido en Rusia generó grandes dificultades para obtener la visa, debido a las frías relaciones entre los países en aquel entonces.

La espera por la visa retrasó la fijación de la fecha de la boda. Cuando pasaron varios meses, el padre de la novia decidió que era imposible demorar más y debía fijarse una fecha para la boda. Para alegría de todos, poco antes de la boda, los afortunados padres recibieron las tan esperadas visas y lograron llegar a Estados Unidos.

Antes de la boda, los padres fueron con el novio a visitar al Lubavitcher Rebe para recibir su bendición. Rab Yojanan tenía ya conocido tempranamente al Rebe. El abuelo del Rebe, Reb Meir-Shlomo Yanovsky, sirvió como Rabino en Nikolayev, la ciudad donde nació el Rebe. Durante la Primera Guerra Mundial, el Rebe de Rajmastrivka tuvo que huir de su pueblo hasta Nikolayev, el Rebe de vez en cuando había ido a visitar a su abuelo y así fue como se conocieron.

Los invitados fueron llevados a la oficina del Rebe y la conversación se desarrolló cordialmente. El Rebe bendijo a los padres y al novio. Durante la conversación, el Rebe le dijo al Rebe de Rajmastrivka: "Hay un judío aquí en Nueva York cuyo apellido es Landsman y es profesor en la universidad. En su pasado fue observante de la Torá y las Mitzvot, pero cuando llegó a los Estados Unidos abandonó el camino y los hábitos del judaísmo." El Rebe le reveló entonces a Rab Yojanan que había intentado hacer regresar a este judío a una vida de Torá y Mitzvot, sin éxito.

"¿Está usted dispuesto a actuar respecto a este asunto?" le preguntó el Rebe, a lo que Rab Yojanan respondió afirmativamente. El Rebe agarró el teléfono y marcó el número de la casa del profesor Landsman. "El Rab Twersky de Nikolayev está aquí y desea encontrarse contigo", le dijo el Rebe. "¿Cuándo te parece cómodo el encuentro?" El profesor respondió que el viernes pasado el mediodía sería un momento adecuado. El Rebe le dio la dirección de la casa (donde se hospedaba el Rebe de Rajmastrivka) y organizó el encuentro entre ellos.

Efectivamente, el viernes por la tarde, el profesor Landsman se presentó en la casa donde se hospedaba Rab Yojanan. Inmediatamente después del cálido re-encuentro, ambos comenzaron a hablar acerca de los acontecimientos de la guerra y cómo lograron escapar de ella, siendo ambos sobrevivientes que vivían en la misma ciudad.

"¿Qué te trajo a los Estados Unidos?", le preguntó Landsman. Rab Yojanan le habló acerca de la boda de su hijo que está por realizarse en Nueva York. El profesor sacó una chequera del bolsillo de su traje y emitió un cheque como regalo de bodas. "No aceptaré el cheque antes de que terminemos nuestra conversación", le dijo el Rebe al sorprendido profesor. "¿Qué sucede? ¿Hay algún problema?", se preguntó.

Rabí Yojanán no respondió y comenzó a hablar con el hombre sobre su estado y situación en el cumplimiento de la Torá y las Mitzvot. "¿Qué pasa con el cuidado del Shabat?" le preguntó el Rebe. "Esto es difícil para mí", se justificó el profesor. "En invierno, vuelvo tarde de la universidad, cuando el Shabat ya comenzó, y si no me presento a trabajar , mi sustento se verá afectado."

"¿Y qué pasa con el Kashrut?", siguió preguntando Rab Yojanán. Landsman respondió que si hubiera un almacén cerca de su casa que vendiera productos kosher, se le haría más fácil, pero para conseguir productos kosher tiene que ir muy lejos, y el esfuerzo le resulta difícil. Y así, en cada asunto judío que Rab Yojanan planteaba, el profesor tenía una excusa preparada de por qué no lo cumplía.


De repente, el Rebe estalló en llantos, lágrimas de emoción: "En Rusia dimos nuestras vidas por cuidar la Torá y las Mitzvot", exclamó todo sacudido. "¡Podrían habernos disparado! ¡Enviarnos a la helada Siberia por muchos años! Y, sin embargo, entregamos nuestras almas por preservar la Torá y las Mitzvot, a pesar de todas las dificultades."

"Y cuando finalmente llegamos a un país donde hay libertad de expresión y religión, y todos pueden cumplir Mitzvot sin dificultad, precisamente ahora buscan excusas por qué no cumplir las Mitzvot?!"

El profesor estaba muy conmocionado con estas palabras. Lágrimas comenzarono a brotar de sus ojos. "Rab,", sollozó, "le prometo que volveré a cumplir las Mitzvot."

En aquellos próximos minutos, el Rebe lo guió sobre cómo podría manejarse para observan las mitzvot en la práctica y le ofreció soluciones para enfrentar los desafíos que implicaba la observancia del Shabat y el Kosher.

Cuando terminaron la conversación, el Prof. Landsman sacó el cheque nuevamente y quiso entregárselo al Rebe: "Sólo cuando escuche del Lubavitcher Rebe que has vuelto a cumplir Torá y Mitzvot, aceptaré tu regalo." respondió el Rebe.

Tres semanas después, sonó el teléfono en el hogar donde se hospedaba Rab Yojanan, que todavía se encontraba en Estados Unidos. La voz del Rebe de Lubavitch se escuchaba del otro lado de la línea.

"Seguro piensa usted que ha venido a los Estados Unidos para casar a su hijo", le dijo el Rebe. "Debe saber que usted ha llegado hasta aquí para traer a este judío de regreso a sus fuentes y raíces. ¡Landsman ya cumple Torá y Mitzvot!"


Fuente: Sijat Hashabua #1916, Haazinu 5784 (Según la historia del rabino Najman-Yosef Tversky, nieto del Rebe de Rahmastrivka)

Carta del Rebe para Rosh Hashaná 5743 - Rosh Hashaná que cae en Shabat

Carta Rebe Rosh Hashana 5784 - 

Lo atraparon al Berdichever - Rosh Hashaná 5784


El Shul estaba colmado de una palpable sinceridad y emoción cuando el Tzadik Rab Levi Itzjak de Berditchev encabezaba la Tefilá del primer día de Rosh Hashaná. Cuando comenzaron el Piyut “LeE-l orej din” (Al Todopoderoso que dispone el juicio), la congregación lloraba, preparándose para el juicio. La voz del Rebe se volvió cada vez más ahogada por las lágrimas, y cuando llegó a las palabras: לְקוֹנֶה עֲבָדָיו בְּדִין - “Para Aquel que adquiere a Sus sirvientes en el juicio”, se quedó inmóvil, con el rostro pálido, en silencio, como si estuviera en otro mundo.

Momentos más tarde, el color volvió a su rostro y el Rebe exclamó con alegría: “Al que adquiere a Sus siervos en el juicio… al que tiene compasión de Su pueblo… al que vela por aquellos que lo aman… al que apoya a sus sinceros en el Día del Juicio!”

¿Qué pasó? Después del rezo, el Rebe explicó:

"Vi al Satan en el Shamaim, cargando bolsas de pecados. Muchas bolsas. Las cosa pintaban mal. De repente, su ojo atento divisó a un judío pecando en Rosh Hashaná, así que dejó sus bolsas y fue a recoger este pecado gigante y suculento. Mientras el Satan estaba ocupado, aproveché la oportunidad para revisar sus paquetes. “¿Cómo se puede responsabilizar a Yidn por estos pecados? Después de todo, ¡consideren su pobreza y sufrimiento! Consideremos también la absoluta ignorancia de Torá. Todas estas circunstancias del galut han llevado a que los yehudim se vuelvan insensibles al pecado. ¿Se los puede culpar? Los pecados se derritieron en mis manos y cuando el Satan regresó, sus sacos estaban vacíos.

"¡Ladrón!" tronó. "¡Devuélvelos de inmediato!" Y, conociendo las leyes del robo, añadió: “¡Y tienes que pagar el doble de lo que robaste!” Le expliqué que ya no tenía pecados para devolver, y mucho menos duplicarlos. "En ese caso, tengo derecho a venderte como esclavo."

Me ofreció al primer Malaj (ángel) que encontró. "¿Qué? ¿Por qué querría asumir la responsabilidad de poseer a un judío en Golus?" se burló el ángel. "Tendré que ocuparme de él en circunstancias tan difíciles." Así dijo cada ángel, hasta agotar sus opciones y ofrecerme al mismo Todopoderoso, quien accedió. “Sí, yo creé a este judío y lo quiero como mi sirviente. Me comprometeré a cuidarlo y protegerlo.”

“Y así”, concluyó Berditchever, “ahora que Hashem ha aceptado, todos podemos ser Sus siervos. ¡Todos nuestros pecados serán disueltos y nuestras necesidades satisfechas!”

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¿Pero quién quiere ser un sirviente/esclavo?

Por irónico que parezca, ser un siervo de Hashem es en realidad la forma más liberadora de vivir.

Una de las razones por la cual se toca el Shofar en Rosh Hashaná es recordarnos Matan Torá, donde la Torá escribe que hubo un "sonido de Shofar muy poderoso". Rosh Hashaná es un momento para aceptar sobre nosotros mismos “Naase Venishmá” tal como lo hicieron nuestros antepasados.

La Torá nos brinda una perspectiva muy clara respecto a cada área de la vida. En lugar de estar limitados por la lógica humana, nos elevamos para ver el mundo desde el punto de vista de la Torá. Al seguir la Torá, toda nuestra vida se realza. Nos mantenemos por encima de las modas pasajeras y evitamos un sinfín de errores y confusiones porque seguimos el mejor plan posible. Esta es la verdadera libertad.

La Torá fue entregada en Shabat, y esto no es casualidad. Shabat también eleva y realza al yehudi; nos saca de lo mundano y nos eleva a nosotros y a todo lo que nos rodea a un mundo y atmósfera de Shabat Kodesh. Cuán afortunados somos de tener un regalo que literalmente nos desconecta y separa del mundo en el que vivimos durante la semana. Las “restricciones” del Shabat nos liberan.

Ser un עֶבֶד es bastante bueno. Pero hay más.

En Rosh Hashaná coronamos a Hashem como Rey y nos sometemos a ser Sus súbditos. Nuestros Sabios dicen: "El עֶבֶד de un rey, es un rey." Todo el mismo ser de un siervo representa a su amo, de modo que, cuanto mayor sea su amo, mayor es él.

Aceptar y asumir ser sirvientes de Hashem no sólo nos libera, como lo haría incluso si tuviéramos un gran e importante amo y patrón, sino que nos otorga el estatus único de realeza. De hecho, cuanto mayor sea nuestra sumisión a Hashem, más nos convertimos en un vehículo para Su realeza. Cuanto menos independientes seamos, más permitimos que Hashem brille a través de nosotros. Y cuando el Rey se expresa y refleja a través nuestro, es mucho más fácil superar desafíos y obstáculos.

Este año Rosh Hashaná cae en Shabat. Claramente, este año Hashem nos está dando una medida adicional de inspiración y fuerza para dejar de lado todas las pretensiones y permitirnos convertirnos en Sus súbditos y elevarnos.

Como servidores de Hashem, tenemos derecho también a esperar que Hashem satisfaga todas nuestras necesidades. Los siervos de Hashem merecen estar sanos, tener tranquilidad, disfrutar de Najes de sus hijos y contar con una Parnasá en abundancia.

Deséndole a todos los lectores de los Jasidishe Maises un Ketibá Vajatima Tová Leshana Tová Umetuká!


Fuente: de un artículo de Reb Mordejai Lipsker

©JasidiNews 
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lunes, 28 de agosto de 2023

La respuesta que recibió el Josid del Berditchever

Un Jasid de Rab Levi Itzjak de Berditchev poseía una habilidad única que entre los comerciantes de madera se buscaba con entusiasmo. Podía calcular y tasar el valor de los árboles y terrenos forestales a partir de un ligero examen superficial. Su talento era muy valorado, ya que un comerciante de madera a menudo tenía que decidir muy rápidamente si comprar o no un bosque.

Una vez, un rico comerciante de madera intentó contratar a este jasid y le ofreció un muy buen salario. "¿Dónde está ubicada tu empresa?" le preguntó.

"En una ciudad cerca de los distritos boscosos de Siberia".

"Ese pueblo está muy alejado de la comunidad judía. ¿Cómo educaré a mis hijos?"

"Eso no es problema. Puedes contratar un maestro para ellos a cargo mío."

"Como sabrás, soy un jasid y necesito una Mikve para sumergirme todas las mañanas."

"Construiré una Mikve en el lugar."

"¿Y qué hay con el Minián?"

"Tengo ocho judíos trabajando para mí allí.  Contigo y el maestro de tus hijos serían diez."

"Me gustaría consultarlo con mi Rebe antes de tomar cualquier tipo de compromiso. Te daré una respuesta en unos días."

El jasid llegó a Berditchev y solicitó una audiencia con el Rebe. El asistente le dijo que el Rebe estaba ocupado, tratando justo una pregunta halájica acerca de un pollo. Cuando terminara, podría tener lugar la audiencia.

El jasid esperó afuera. Enseguida escuchó al Rebe hablar.

"Ay, pollito, pollito, qué pena. Lo tenías todo tan bien servido en el gallinero de tu dueño. Te alimentaban con comida abundante, sabrosas semillas de mijo y migas. Sin embargo, ansiaste más, así que vagaste y deambulaste allí afuera en busca de comida perdida, mordisqueando todo lo que encontrases. ¿Qué resultó de todo eso? Te tragaste esta aguja y te perforó el estómago. Ahora me veo obligado a declararte: Treif! Treif! Treif!"

Al escucharlo al Rebe, el Jasid se dio cuenta inmediatamente que sus palabras contenían también una lección para él mismo.

"Ya no necesito tomar del tiempo del Rebe", le dijo al asistente. "Ya tengo mi respuesta."

 

[Adaptado por Yerachmiel Tilles de "Cuentos en la mesa de Shabat" (págs. 58-59), Rab Yehuda Jitrik, Reshimat Devorim.]

jueves, 24 de agosto de 2023

Historias de Shlijut en Madrid - Reb Itzjak Goldstein A"H - #1

Rab Itzjak Goldstein, Sheliaj del Rebe a la ciudad de Madrid por más de 40 años, y quien recibió varias instrucciones específicas y personales del Rebe en su Shlijut, falleció este 29 de Av 5783, a los 72 años. והקיצו ורננו שוכני עפר.




Una historia de su Shlijut, relatada por él para Beis Moshiaj


"Un domingo por la mañana, vino a verme un joven universitario (lo llamaremos David) con quien estudio un Shiur (una vez por semana) de Tania, durante varios meses.

Antes de empezar el Shiur de esta mañana, me comentó que debido a su trabajo se vio obligado a mudarse de Madrid a Valencia; allí consiguió un trabajo fijo, todos los días. Y tiene suerte de estar libre del trabajo en Shabat.

Y por eso, David me sigue diciendo, a partir de ahora el único día que podemos estudiar Jasidut en el Beit Jabad serían los domingos, porque trabaja toda la semana en Valencia, y los viernes después de terminar el trabajo, tiene que trasladarse hasta la comunidad judía más cercana, en Madrid (una distancia de unos 350 km) para celebrar Shabat en un ambiente judío. (Porque hay muy pocos judíos en Valencia, muy poca gente viene a rezar y sólo para la noche, el Kabalat Shabat; él no siente la santidad y clima de Shabat en Valencia.)

Pero, me cuenta David, lamentablemente hay veces que su trabajo termina los viernes a última hora de la tarde, y no está en su control a qué hora terminan de trabajar... como resultado no le queda otra opción, y a veces los viernes, viaja por la tarde llegando a Madrid lamentablemente cuando ya ha comenzado Shabat...

Pero, me continúa contando David, apenas llega se cambia, se pone ropa de Shabat, reza la Tefilá y hace el Kidush, y allí siente la Kedushá del Shabat. Y lo principal es que a la mañana siguiente, durante el día de Shabat, va a la sinagoga a hacer Tefilá y escuchar la lectura de la Torá, etc., y luego hace Kidush, etc.

David me pregunta, ¿es correcto lo que hago, lo de a veces salir el viernes por la tarde, llegando a Madrid cuando ya es de noche?

Le dije: 'Shamor veZajor -  Recuerda y observa, (estas dos palabras) en una misma declaración fueron pronunciadas en los diez Mandamientos' , es decir, recordar la Kedushá del Shabat va en conjunto con evitar su profanación, y es imposible dividirlos, no puede uno empujar al otro. Incluso a costa de observarlo mejor el resto del día, no se puede profanar el Shabat ni por un instante.

David escuchó estas palabras y se quedó callado. Le dije que era preferible que se quedara en Valencia durante todo el Shabat solo, sin Minian y sin 'amigos y clima', con tal de no profanarlo ni por un momento. Además le sugerí que hablara con su jefe en la oficina, para que ideara cómo organizar su trabajo los viernes, de modo que cuente con tiempo para llegar temprano a Madrid, antes del comienzo del Shabat.

Pero David afirmó que eso no depende de él y no puede manejarlo, y por lo tanto, la próxima semana va a pensarlo y tomaría una decisión de cómo se comportaría. Me preguntó también si no lo hace menos grave el hecho de que él mismo no maneja ni toca nada, simplemente está sentado en un asiento en el auto y un no-judío es el conductor...

Le dije que no hay una permisión para esto y que si realmente busca una solución, Hashem seguramente lo ayudará.

Después de eso comenzamos nuestra clase de Tania como de costumbre (y la luz y chispa jasídica hacen su efecto automáticamente). Al final del Shiur le dije: "Bueno, David, ¿cuándo nos volvemos a ver para estudiar Tania? ¿El próximo domingo entonces?" David me dijo: Rabino, he decidido en esta última hora no profanar el Shabat y me quedo en Valencia este próximo sábado, así que el domingo no me alcanzaría el tiempo (para viajar y volver luego al trabajo). ¡No sé cuándo nos volveremos a encontrar, pero el Shabat para mí es Kadosh!

jueves, 17 de agosto de 2023

El Año de la Construcción

Fue a principios del año 1992, [justo un día antes de que el Rebe de Lubavitch sufriera un derrame cerebral debilitante]. Miles de personas hacían fila para recibir la Brajá del Rebe y un dólar (para fomentar la Tzedaká).

Rab Yosef-Itzjak Pevzner también estaba en esa fila con un grupo de unas veinte personas, allegados y patrocinadores de su Beit Jabad esperando para hacerle entrega al Rebe de las llaves del enorme campus (que costó millones de dólares) que acababan de terminar de construir en París, Francia.

Tres años antes, en 1989, el Rebe declaró públicamente que ese año era Shnat HaBinyan - 'el Año de la Construcción'. Inmediatamente, cientos de instituciones de Jabad en todo el mundo comenzaron a construirse. Pero muy pocos, si es que hubo alguno, fueron de una escala tan grande como la del rabino Pevzner.

Rab Pevzner decidió construir un campus de edificios en adición a los edificios de la escuela y la Pnimiá que ya tenía. Pidió la Brajá del Rebe, la recibió y, semanas después, contaba con decenas de donantes adinerados interesados en su sueño. Ahora también podría admitir muchos más alumnos.

El proyecto era inmenso. Casi más de lo que esperaba el rabino Pevzner. Hubo muchas crisis y dificultades y tuvo que consultarse con el Rebe (quien se hizo partícipe con grandes donaciones y brindó también varias respuestas) innumerables veces.

Y después de tres años de trabajo día y noche casi sin descanso, se terminó. ¡Un milagro!

Ahora la fila avanzaba y finalmente llegó su turno. ¡Estaban parados frente al Rebe! Todos radiantes de alegría cuando Rav Pevzner se adelantó y le entregó al Rebe el manojo de llaves de todos los edificios y anunció con orgullo:

"Rebe, gracias a Di-s, el campus está terminado. Nos tomó tres años muy difíciles. Si no hubiera sido por las bendiciones y los consejos del Rebe, no podríamos haberlo logrado. Pero ahora, con la ayuda de Di-s, está terminado, y aquí están las llaves."

El Rebe tomó las llaves y, con una cara sonriente, dijo: "Comience inmediatamente a construir un nuevo edificio."

¡Todos estaban shockeados! Después de tres años de trabajo constante, pensaron que ya habían hecho más que suficiente. Pero el Rebe nunca se equivocó.

Les dio a cada uno de ellos un dólar (además de los cien dólares que había enviado antes a todos los grandes donantes), los bendijo a todos con éxito y un buen viaje de regreso, y regresaron a Francia.

Pero estaban completamente confundidos. Si no hubieran estado familiarizados con la grandeza del Rebe y su conocimiento aparentemente infinito tanto de Torá como de los asuntos seculares, no habrían tomado en serio lo que dijo.

¿Para qué necesitaban otro edificio? El plan era trasladar a los estudiantes a los nuevos edificios y los viejos edificios vacíos podrían usarse si fuera necesario, cuando haya muchos más alumnos, lo cual era muy poco probable. ¡Los nuevos edificios eran más que suficientes!

Pero aún más improbables eran las posibilidades de conseguir más terrenos de la ciudad; de hecho, era prácticamente imposible. El terreno que adquirieron ya era un milagro.

Pero Rab Pevzner, como fiel 'Sheliaj' del Rebe, ya no pensaba en términos normales; estaba acostumbrado a los milagros.

Fue a la municipalidad e inmediatamente pudo obtener una audiencia con el Ministro de Vivienda. Tan pronto como entró en su oficina, fue directo al grano; necesitaba otro terreno para construir otro edificio aún más grande.

Esperaba una respuesta como: "¡Más terrenos! ¿Pero para qué, rabino, si ni siquiera ha comenzado a usar lo que tiene? O, '¿No le gustaría tal vez que le entregue todo París'?".

Pero en cambio, el ministro se puso de pie y solicitó cordialmente que el rabino Pevzner lo llevara a dar un recorrido por el nuevo campus que acababa de terminar de construir.

Se hicieron los preparativos necesarios, y poco después el rabino pudo dedicar un buen tiempo mostrándole y explicándole los diversos sectores del edificio. Finalmente, mientras caminaban, se armó de valor y le preguntó al ministro si era un hombre religioso.

El ministro asintió, tras lo cual el rabino Pevzner comenzó a hablarle acerca del Lubavitcher Rebe, terminando con las palabras: "El Rebe quiere que construyamos un nuevo edificio. Es decir, otro edificio adicional. Y el Rebe nunca se ha equivocado."

El ministro se detuvo de repente. Lo mira de frente al rabino Pevzner, muy serio y le dice: "He oído hablar de tu Rebe y tenía entendido que es un hombre muy sabio. ¡Pero ahora sé que también es un profeta!"

El rabino Pevzner se sorprendió. ¿Quizás el ministro estaba siendo sarcástico? Pero entonces el hombre continuó.

"Rabino, no debes decirle a nadie lo que voy a contarte ahora. El intendente va a tomar todos tus edificios viejos. Ustedes se quedarán solo con estos nuevos. Él solo está esperando hasta después de las elecciones porque no quiero hacerse enemigos, pero ya se ha decidido. Los edificios de tu vieja escuela serán demolidos, y el terreno te lo quitarán para onvertirlo en un nuevo centro comercial. Y entonces te será imposible conseguir otro terreno o admitir más alumnos.

"No hay forma de que su Rebe haya podido enterarse de esto. ¡Es pura profecía! Rabino, como te dije, soy un hombre religioso y reconozco un milagro cuando lo veo. Vení mañana a mi oficina y te daré el terreno que estés necesitando, y entonces debes construir tanto como sea posible y tan pronto como sea posible. Antes de las elecciones."

Al final, el milagro llegó de otra manera.

El intendente perdió las elecciones y parecía que no hizo falta ningún milagro. ¡Hasta que, solo unos días después, se produjo un incendio que destruyó por completo los antiguos edificios!

¡Pero con el nuevo edificio adicional que el rabino Pevzner construyó a pedido del Rebe, pudo admitir más alumnos, y en poco tiempo también se llenó de nuevos alumnos que parecían haber aparecido de la nada!

¡El Rebe previó todo esto más de dos años antes de que sucediera!

Fuente: "HaGeula" (#253 - 2004).

domingo, 6 de agosto de 2023

La Kábala en contraste con la Oficina de Reclutamiento - 20 de Av

Reb Oizer Wienikursky cuenta el momento traumático en el que estuvo a punto de ser reclutado por el ejército ruso. Para un judío religioso ingresar al ejército comunista ruso brutalmente antisemita implicaba una experiencia peligrosa y agonizante.

El joven jasid acudió a Rav Levi Itzchak Schneerson, Rabino principal de Yekatrinoslav, para pedirle su bendición para asegurar un aplazamiento. Pero al rabino no le bastó simplemente con darle una Broje. En cambio, le dio a Oizer instrucciones sumamente detalladas; especificó la fecha y la hora exactas en las que debía presentarse en la oficina de reclutamiento, qué ruta tomar para llegar allí, los capítulos particulares de Tehilim que debería decir de antemano y exactamente cuántas monedas debía dar para Tzedaká.

También le indicó que cuando se parara en la entrada del edificio, debía detenerse, concentrarse y tener en mente el nombre sagrado de cuatro letras de Di-s. El Rab entonces lo bendijo y le prometió que nada malo le sucedería. Concluyó solicitando que el joven volviera después con un informe detallado de todo lo ocurrido.

Wienikursky siguió cuidadosamente todas las instrucciones del rabino. Cuando llegó a la oficina de reclutamiento, lo enviaron a una gran sala con varios escritorios. En cada una de estas mesas estaba sentado un médico con una especialidad particular, quien tenía la responsabilidad de examinar a cada candidato que pasara ante él, pero sólo en su área de especialización. Cada recluta, a su vez, debía acudir ante cada uno de los médicos, a fin de determinar su estado de su salud y descartar cualquier posibilidad de engaño.

“Pasé por la fila de mesas y fui examinado por cada médico”, relata Oizer, “cada uno anotó su opinión, por turno. Finalmente, llegué al escritorio del funcionario que notificaba a los reclutas la decisión de la Oficina.

El hombre me miró con lástima y exclamó: "¡Pobre hombre! ¿Qué pasó con usted?! ¡Cada médico le encontró algo malo y el diagnóstico de cada uno lo describe con una enfermedad diferente!"

Se fue a salvo con una exención completa y absoluta del ejército.

Fuente: "Em Beisrael" y Kfar Jabad Magazine - Yerajmiel Tilles