Como pregunta inicial, nos gustaría preguntar: ¿Cuál es el punto de estudiar Jasidut? Jasidut introdujo un camino hermoso y vibrante de avodat Hashem que realza nuestra vida cotidiana, pero ¿por qué es necesario estudiar las ideas detrás? ¿No podemos ser buenos jasidim simplemente siguiendo las directivas de Jasidut?
Reb Yoel sonríe, saca su lápiz del bolsillo y comienza su shiur:
A fin de responder a esta pregunta, debemos primero echar un vistazo a la naturaleza de las enseñanzas de la Torá en general. Cuando la Torá nos enseña un modo de comportamiento, su propósito no es simplemente instruirnos en nuestro comportamiento, sino revelar la verdad del asunto.
Una vez estaba hablando con un yehudi que se interesó en Jasidut, pero por sus preguntas, deduje que tenía una comprensión completamente diferente de lo que Jasidut se trataba. Para él, las sendas de Jasidut simplemente sumaban a la orientación sobre cómo una persona debería comportarse, aunque de una manera más elevada que otras.
Le dije: El hecho de que 2 + 2 = 4 resulta en muchas resoluciones y decisiones. ¿Dirías que este principio es una instrucción sobre cómo debemos pensar? Supongamos que no hubiera personas en el planeta, ¿seguiría siendo cierto el principio? ¡Por supuesto que sí! - porque esta es la verdadera naturaleza que Hashem creó en nuestro mundo. Lo mismo ocurre con Avodat Hashem: las virtudes enseñadas en la Torá son verdaderas y son el resultado de una comprensión más profunda del mundo.
En otras palabras: el primer principio que tenemos que entender es que Jasidut no es un mero manual de autoayuda para el desarrollo de la personalidad. Jasidut nos enseña a darnos cuenta de que el mundo no comienza ni termina dentro de nosotros. La verdad está más allá de nosotros y es independiente de nosotros.
Para explicar esto de manera práctica: La Torá instruye a una persona a no dejarse llevar tras los deseos de su corazón, ni hablar cuando esto implicaría una prohibición explícita. Sin Jasidut, esta es una lucha tremenda. Frente a sus ojos ve todas las tentaciones de este mundo y, aunque desea disfrutarlas, se ve obligado a abstenerse. Emplea varios trucos para contrarrestar su tentación: profundizará en el estudio de Torá, se recordará la recompensa que le espera en Gan Eden o el castigo en el Guehinom, o considerará las consecuencias negativas mundanas que resultarán si sucumbe a la tentación.
En contraste con este enfoque, Jasidut revela la verdadera naturaleza de las cosas y suprime el conflicto desde el principio. Cuando uno estudia Jasidut, llega a reconocer que ese mismo objeto que desea no es tan deseable después de todo. Cuando comprende que el placer de este elemento es en realidad una expresión de energía Divina en una forma severamente oculta, naturalmente se sentirá atraído a buscar algo que esté impulsado por más energía Divina que esta trivial tentación física.
Además, Jasidut explica que todo en el mundo se crea con el propósito de la Torá y los Yehudim. Por tanto, es imposible que exista algo que suponga una contradicción a ellos. Esto es cierto tanto para los elementos permitidos como para los prohibidos.
Respecto a los elementos permitidos, el objetivo es que sean utilizados para el Servicio Divino, que se eleven a Hashem, como un Korbán. Las cosas prohibidas fueron creadas con el único propósito de vencer nuestra tentación y abstenernos de caer en ellas. Ellos despiertan dentro nuestro un amor por Hashem más grande que el que tendríamos sin el desafío, como un río que corre luego de que se haya interpuesto una presa.
Cuando uno reconoce que un objeto atractivo fue creado para permitirle servir a Hashem, ya sea usándolo para una Mitzvá o, si está prohibido, al abstenerse de él, la tentación se vuelve mucho más débil, ya que ese objeto ha perdido su atractivo.
En otras palabras: Jasidut expresa la verdad y la realidad de las ordenanzas de la Torá. Por supuesto, uno puede y debe cumplir las Mitzvot incluso sin una comprensión más profunda, pero no hay duda de que esta comprensión lo hace mucho más fácil y más concreto.
Ahora puedo entender lo que los Bojrim comentan cuando hablan de la claridad de Reb Yoel. Incluso yo lo entendí. Sin embargo, no me quedé satisfecho. Me atrevo a indagar más.
Bien, sabemos de muchos jasidim de generaciones anteriores cuyas vidas ejemplificaron plenamente los ideales de Jasidut. Hoy, seamos honestos, dada la ‘Yeridat Hadorot’, jasidim así quedan pocos y distantes. Entonces, ¿cuál es el propósito de un estudio exhaustivo de Jasidut para la persona promedio, si de todos modos no saldrá un Josid genuino? Aparentemente, sería mejor simplemente leer pasajes inspiradores y recibir consejos prácticos.
La verdad es que tener las creencias correctas y comprendidas es de por sí una necesidad. No se puede decir: "Mientras cumpla todas las Mitzvot, ¿qué diferencia hay si creo en los Trece Principios de Fe?" Necesitamos tener la comprensión clara y correcta.
Para resaltar esto, compartiré contigo una historia, pero primero debo hacer una introducción:
Cuando el Frierdiker Rebe llegó por primera vez a América, proclamó: "¡América es Nisht Andersh!" - lo que significa que el mismo estilo de vida de Torá en Europa debe florecer ahora en Estados Unidos. Trabajó con asiduidad, sin embargo quince años después todavía quedaba un rastro de la perspectiva estadounidense, de que hay que considerar las demandas del mundo moderno. Esta creencia incluso penetró, aunque de una forma más sutil, en algunas familias jasídicas.
Por ejemplo, en el Jeider en Europa a los niños no se les enseñaba ninguna asignatura secular, ni siquiera matemáticas básicas. Un niño pequeño no conocía nada más que de Hashem y su Torá, y el Jumash o Guemará que estaba aprendiendo. Pero en Estados Unidos, a fin de atraer a niños de otros hogares, se incluyó una pequeña cantidad de estudios seculares.
El Rebe habló varias veces sobre cómo los niños pequeños, "aliento sin pecado", deben estar involucrados sólo en la santidad, en el aprendizaje de la Torá de Hashem. A los que argumentaban que era necesario enseñarles un oficio, el Rebe les contestaba que esto se les podría enseñar mucho más tarde, cuando llegara el momento.
En una ardiente Sijá de Simjat Torá 5715 (1954), el Rebe dijo que la única razón para la admisión de materias seculares era atraer a los de afuera, pero respecto a sus propios hijos los jasidim deben aspirar al máximo grado de Kedushá posible, y hacer que estudien solamente asignaturas de Kodesh.
Recuerdo que después de ese Farbrenguen varios padres se reunieron para conversar el asunto. Un josid exclamó que todo lo que se había hecho hasta entonces era un error y ahora deben contratar inmediatamente a un Melamed para que estudie con sus hijos exclusivamente Limudei Kodesh.
Otro padre respondió: “En general, estoy de acuerdo con lo que dices. Sin embargo, los niños también tienen que aprender un poco de matemáticas, geografía, historia, etc. No pueden ser completamente ignorantes sobre el mundo." El primer padre respondió que los niños podían aprender cualquiera de estos temas más adelante y, además, no sería tan terrible si no supieran nada sobre ellos. Argumentó: “Dado que en definitiva la única realidad es Hashem, ¿qué valor tienen esos asuntos? ¡Aparte de Torá y Mitzvot, no hay nada que los niños deban saber!"
Al oír esto, el segundo padre respondió: “Estás hablando de manera altanera como si estuvieras al nivel de Reb Binyomin Kletzker, que vivió toda su vida en una atmósfera de Ajdus (unicidad de) Hashem!”
El primer Josid le dijo a su colega: "¡Y tú entonces eres un apikores!"
Su amigo, desconcertado, se preguntó: "¡¿Si no soy Reb Binyomin Kletzker, soy un apikores?".
El primer josid respondió: “¡Seguro que sí! En la creencia y convicción, no soy diferente a Reb Binyomin Kletzker. De hecho, si yo percibiera la unicidad de Hashem un ápice diferente a él, eso sonaría a kefira. La diferencia entre nosotros está en el sentimiento: todo lo que Reb Binyomin Kletzker creía en su mente, lo sentía en su corazón, pero yo lucho con las Taavot del Yetzer Hará.
“Sin embargo, cuando se trata de mis hijos, no tengo Yetzer Hará. Todo padre quiere para su hijo lo mejor. Siendo así, la idea de educar a tu hijo en asuntos y materias mundanas proviene de la creencia y perspectiva de que hay algo real además de Hashem. Ese es un problema serio. Por eso te digo: si no puedes servir a Hashem como lo hacía Reb Binyomin, se entiende. Pero si no estás de acuerdo con él, y esto se expresa si difieres de él al tomar decisiones objetivas, entonces tienes una perspectiva de kefira."
Lo mismo ocurre con Jasidut en general. Aunque puede que no cambie a la persona por entero, el reconocimiento de Elokut en sí mismo ciertamente hará su impacto cuando esté tomando decisiones importantes. La verdad objetiva lo obligará a tomar el camino correcto en la educación de sus hijos, en los estándares básicos de su hogar y cosas por el estilo.
Reb Yoel había terminado de hablar y se volvió hacia su sefer. Me senté allí en silencio, reflexionando sobre sus palabras durante unos minutos. Bastante agudo. No hay duda de eso.
Le pregunto a Reb Yoel si puedo continuar. No escucha. Después de algunos intentos, llamo su atención y él accede al instante.