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jueves, 18 de abril de 2024

Los invitados sorpresa - Maise para Yud Alef Nisan 5784 - Cumpleaños del Rebe


Miércoles por la noche, Rosh Jodesh Nisan 5760 (Abril del 2000). La Seudá y fiesta de casamiento en Boca Ratón aún no había comenzado, la flamante pareja, Reb Menajem Mendel Gutnick y Ester Biston, estaban todavía ocupados en sus respectivos preparativos. Sin embargo, la banda tocaba alegres melodías y muchos invitados ya estaban acomodándose en las elegantes mesas. El padre de la Kalá, Reb Yosef Biston, uno de los principales Shlujim de Jabad en esa región de Florida, caminaba por el salón entre las mesas; con el rostro radiante y el corazón rebosante de felicidad, estrechaba la mano y abrazaba a los invitados que se hacían presentes en el salón. Los invitados también estaban llenos de emoción y alegría; eran muy conscientes de los largos años que los Biston habían estado casados esperando con ansias tener familia hasta que naciera su hija.

De repente, el rabino Biston divisó entre los invitados a Y.H., que vivía en Flatbush (Brooklyn) y era un viejo amigo de su padre. Se sorprendió bastante al verlo. Aunque le había enviado una invitación, su relación no era tan estrecha como para esperar que hiciera el largo viaje desde Nueva York a Florida.

Después de intercambiar saludos cordiales y Mazeltov's, el rabino Biston dio rienda suelta a su curiosidad. "¿Qué mérito tengo para que se moleste tanto y haya hecho semejante viaje?", le preguntó. Y.H. sonrió intrigantemente. "No tengo dudas, esta historia te resultará verdaderamente extraordinaria."

"Todo comenzó hace unos veinte años, el año anterior al nacimiento de la novia. Como sabes, tu padre y yo fuimos amigos cercanos durante muchos años. Por supuesto, fui invitado a tu boda. Pasaron varios años y aún no tenían ustedes la suerte de ser bendecidos con hijos. Empatizaba con tu dolor y el dolor de tu familia, y seguía preguntándome si había algo que pudiera hacer para ayudarte.

Una noche, de repente tuve una idea. Iría a lo del Rebe de Lubavitch y le pediría una Broje para ti, a pesar de que yo mismo no sea un jasid. ¡Así como lo pensé, lo hice! Conduje hasta Crown Heights, al Shul principal en 770 Eastern Parkway, y esperé a que el Rebe saliera de su oficina para irse a su casa. Tomó aproximadamente una hora. Cuando el Rebe salió, rápidamente me acerqué y le pedí: 'Por favor, una Broje para hijos para Yosef Itzjak ben Svetta Guitel y Beila Rajel bat Devora."

"El Rebe inmediatamente me corrigió: 'Bat Devora Leah'. Luego añadió: 'Ya tienen una Broje'.

"Como dije antes, no soy un Jabadnik, así que me permití un poco de Jutzpe (descaro) y le dije descaradamente: 'Rebe, una Broje no es suficiente. ¡Necesitamos una Habtoje (promesa)!'

El Rebe guardó silencio durante unos segundos. A mí me pareció una eternidad. Luego alzó sus ojos y, mirándome intensamente, dijo, y estoy citando textualmente: 'Tú y yo bailaremos en la Jásene'.

"Me sorprendieron mucho sus palabras, por lo que respondí en el momento: '¿Pero no es sabido que el Rebe nunca asiste a fiestas de casamiento?' El Rebe sonrió. "Pero en esta boda estaré."

"Ese fue el final de nuestra conversación, y quiero que sepas que hasta este momento, nunca se la conté a nadie."

"Menos de un año después de aquel encuentro nació tu hija. Pasaron muchas cosas desde entonces. Tu padre falleció. La conexión entre nuestras familias se fue debilitando. Incluso olvidé aquella extraordinaria conversación con el Rebe.

Hace unas dos semanas recibí la invitación a la boda de Esti. Me alegré mucho al enterarme la buena noticia, y más aún de que todavía te hayas acordado de mí. Pero ni se me pasó por la cabeza la idea de asistir. Y aunque sí se me hubiese ocurrido, tampoco podría darle mucha importancia: últimamente mi situación financiera se ha vuelto extremadamente complicada y no había manera de que pudiera conseguir el dinero para un pasaje a Florida y además estadía (un alojamiento en un hotel).

"Entonces, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Y cómo llegué aquí? Escucha bien."

El Shabat pasado, viernes por la noche tuve un sueño. Vi al Rebe y a tu difunto padre, Reb Yudel, parado junto a él. El Rebe me miró y me dijo: 'Te prometí que nosotros bailaremos en la jásene. Ahora te toca a ti cumplir tu parte." Entonces me desperté, pero no le atribuí mucho significado al sueño. Como dice el Talmud, "la mayoría de los sueños no tienen sentido", pensé.

Pero el sábado por la noche volví a tener un sueño, aunque esta vez el Rebe se me apareció sin tu padre. Me dijo: '¿Por qué no te estás organizando para viajar a la boda de los Biston?' En el sueño le respondí diciendo: "No tengo dinero para viajar a Florida. No tengo plata para nada."

La respuesta del Rebe fue inmediata. "Los jasidim nunca se han preocupado por el dinero en tales situaciones". 'Pero no soy un josid', me resistí recatadamente. "¡Sí lo eres!", afirmó el Rebe con firmeza.

"La noche siguiente, el domingo, soñé por tercera vez. El diálogo entre el Rebe y yo fue muy parecido a la segunda noche, pero esta vez el Rebe terminó con las palabras: 'El dinero ya está disponible, de alguna manera u otra.'

"Aunque se había repetido tres noches seguidas, seguí descartando los sueños, como un mero producto de mi imaginación. El lunes, cuando me dirigía a mi oficina, me encontré con un amigo del círculo empresarial, que trabajaba cerca de donde yo trabajaba. '¿Qué te pasa, querido? Me preguntó con genuino interés por un colega. "Te ves preocupado."

"'Nada inusual, sólo problemas financieros como todos los demás', me encogí de hombros.

"'Escucha, haceme caso', me instó mi amigo enérgicamente. 'Lo que necesitas son unas vacaciones. Andate a algún lado por unos días y olvídate de tus problemas. Ya verás, hará una gran diferencia'.

Sonreí con tristeza. No tenía ni siquiera suficiente dinero para cubrir la semana, el día a día, ¿y él me está hablando de tomarme unos días y gastar un dineral en unas vacaciones?

Supongo que mis pensamientos eran obvios. Ciertamente mi amigo los leyó correctamente. Deslizó su mano en su bolsillo y sacó 400 dólares. "Toma esto", ,me dijo, ofreciéndome el dinero. "Incluso si te vas por sólo un día ayudará.'

Por supuesto, no quise aceptar el dinero, aunque sabía que era un hombre bastante pudiente. Pero fue muy insistente, de una manera que negó cualquier posibilidad de discusión.

Le agradecí y seguí con mi día. Cuando llegué a casa, antes de que pudiera contarle a mi esposa lo sucedido, ella me dice: '¿Por qué no llamas a Biston de Florida y les deseas Mazel Tov? ¿No te acuerdas? ¡Su hija se casa en dos días!

En ese instante todos los hilos se entrelazaron: la promesa del Rebe veinte años atrás, los tres sueños, mi generoso amigo, el recordatorio de mi esposa... Así que aquí estoy, en la boda de tu hija en Boca Ratón."

Mientras hablaban, el primer plato ya estaba servido y terminado. Se dio la señal y la banda comenzó con una melodía alegre tradicional: ¡los novios estaban a punto de entrar! El Jatan fue rápidamente alzado sobre los hombros de sus amigos. Pero el rabino Biston, en lugar de dejarse levantar también, como se esperaba, llevó a Y.H. de la mano y lo llevó al centro de la ronda que giraba enérgicamente. Bailaron juntos delante de su nuevo yerno, y bailaron y bailaron y bailaron. Cuando casi todos los demás se cansaron, incluyendo los jóvenes, ellos seguían bailando, y con ímpetu. La banda también necesitaba hacer un descanso, pero ellos mantenían valientemente su acompañamiento animado.

La sala estaba llena de curiosidad. ¿Por qué el padre de la novia bailaba durante tanto tiempo con alguien que no era un pariente directo? ¿Y quién era este extraño? Nadie podía adivinar el secreto de la pareja de bailarines... ¡porque sólo ellos dos estaban percibiendo que no eran un par, eran tres bailando allí.
"Tú y yo bailaremos en la boda".


[Traducido y adaptado por Yerajmiel Tilles de Sijat HaShavua #704]

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