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jueves, 7 de enero de 2021

Tania en el avión - 24 de Tevet Yom Hilula del Alter Rebe



Jaim Weizman nació en Boston, EE. UU. de padres tradicionalistas. Cuando era joven, su familia se mudó a Hong Kong. El padre dirigía allí una sucursal de una empresa exitosa. Los años en el Lejano Oriente fueron borrando la conexión de la familia con judaísmo.

Después de la secundaria, Jaim fue admitido en la Universidad de Oxford en Inglaterra. Su identidad judía era para él solo un recuerdo lejano. En la prestigiosa institución, conoció a una estudiante no judía y ambos planeaban casarse.

El estudiante se sorprendió al descubrir que sus padres reaccionaron en estado de shock ante la noticia. Aunque abandonaron casi por completo su judaísmo, la idea de que sus nietos no fueran judíos los aterrorizaba. Rogaron y suplicaron a su hijo que evitara este paso, pero en vano. Su oposición le parecía a Jaim ilógica.

Las continuas discusiones con los padres llevaron a posponer la boda una y otra vez, hasta que una vez, durante una de sus visitas a Hong Kong, Jaim le informó a sus padres: "La semana que viene me caso en Londres. Quieren venir, vengan; no quieren - quédense en casa." Los padres consternados le comunicaron con dolor pero enfáticamente: "Nos quedamos en casa."

La brecha entre las partes parecía irreconciliable.

Inmediatamente después de sus vacaciones en Hong Kong, Jaim abordó un avión a Londres, decidido a celebrar la boda, como estaba previsto. Antes de aterrizar, de repente se escucha una extraña llamada por los altavoces del avión: "Si hay algún judío en el avión, se le solicita que se acerque a uno de los miembros de la tripulación. Muchas gracias."

Jaim se sorprendió. Era la primera vez que se topaba con un mensaje tan inusual. Dudó por un momento, luego se levantó y se identificó como judío frente a una de las azafatas. Ella lo acompañó a la clase ejecutiva en la parte delantera del avión. Un Yehudi barbudo lo estaba esperando.

El jefe de cabina se disculpó con el joven por la llamada. "No solemos hacer eso", explicó, "pero este hombre no ha dejado de insistirnos, desde el comienzo del vuelo. Nos dice que hay un judío en este avión con el que tiene que encontrarse. Por supuesto, si ud. se niega a hablar con el hombre, tiene derecho a regresar a su asiento."

Jaim estaba intrigado y dispuesto a hablar con el pasajero. Este sacó un libro de letras hebreas de su maletín, se lo entregó al joven y le dijo con entusiasmo: "Esto es del Rebe de Lubavitch!". El joven trató de calmar al agitado señor y pidió escuchar el significado de todo el asunto.

El señor le explicó que es un hombre de negocios que comercia con joyas y gemas. Debido a su negocio, a menudo vuela alrededor del mundo. Cuando le contó al Rebe de Lubavitch sobre su próximo vuelo a Hong Kong y de allí a Londres, el Rebe le dio un 'Tania' y lo saludó con una bendición para el viaje. Luego le dio otro ejemplar y le dijo: "A veces se encuentra uno con otros Yehudim en un vuelo, así que aquí tienes otro Tania."

"Siguiendo las palabras del Rebe, estaba seguro de que me encontraría con un judío en el vuelo, y aquí estamos próximos al aterrizaje y aún no me he encontrado con ningún judío. Así que le rogué a las azafatas que lo anunciaran en el avión, y estoy muy contento de haberte encontrado!", dijo el jasid.

El joven se interesó cortésmente por el contenido del libro. Lo abrió en la página donde estaba ubicado el marcador. "Por favor, tradúzcame lo que está escrito aquí", le pidió.

Era el capítulo 18, en el que se explica que en el corazón de todo judío está oculto un intenso amor por el Creador del mundo, y por tanto, incluso un judío totalmente simple está dispuesto a dar su vida por Kidush Hashem, para no desconectarse del Di-s de Israel. El jasid le tradujo las palabras, y aunque el joven no lo entendía del todo, estas palabras le penetraron el corazón.

Las tumultuosas discusiones en la casa volvían a aparecerse ante sus ojos. Sus padres argumentando con vehemencia que un judío no debería casarse con una goi, y que al hacerlo se estaba separando a sí mismo y a sus hijos del Pueblo Judío. Esas palabras guardaban una directa relación con lo estaba escrito en el libro que acababa de recibir, acerca de la voluntad y disposición de un judío de entregar su vida con tal de no separarse de su Creador.

Los preparativos para el aterrizaje y la salida del aeropuerto los realizó inmerso en pensamientos. Algo en su muro fortificado se agrietó.

Durante dos días el joven caminó lleno de dudas, vacilante. Estaba dividido entre su decisión de continuar la elección de su corazón y el deseo que iba creciendo y se intensificaba en su corazón de no separarse de su pueblo y herencia. Finalmente le avisó a la joven que necesitaba un tiempo para repensar la esperada boda.

Esa noche llamó a sus padres y les informó acerca de los acontecimientos. Ellos no podían creerlo! Su padre lo instó a viajar a Nueva York, a ver a su abuelo, para que le ayudara a comprender mejor el significado de ser judío. Una vida digna.


El propio Jaim Weizmann le contó esta historia a Aharon-Dov Halperin, editor de la Kfar Jabad, en 1981, cuando se ofreció para llevarlo de S. Mónica a Los Ángeles.

"Conservo el libro del Tania que el Rebe me envió hasta el día de hoy", concluyó. "No soy un jasid, pero formé un hogar judío con una mujer que proviene de un hogar Shomer Shabat en New Jersey. Trabajo como profesor y conferencista de administración y marketing, y viajo mucho por California. Cada tanto me surge encontrarme y conocer estudiantes universitarios judíos que están pasando desafíos similares a los que pasé a su edad, y les cuento mi historia."


(Fuente: "Verabim Heshib Meabón" - Sijat Hashabua Kislev 5781)

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