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sábado, 12 de junio de 2021

Guimel Tamuz 5781 - Anécdota y Reflexión #2




Ella acababa de volver en Teshubá, una chica joven americana, de California. Ya estaba estudiando en un seminario (Midrashá) para jóvenes, pero su madre aún no aceptaba su cambio y cada visita a una casa en California se había convertido en una saga de discusiones y altercados entre ellas.

"¡Ya está, corto toda relación con ella!", les dijo a sus amigas, "si ella no me acepta como soy, yo tampoco la aceptaré."

Las amigas le sugirieron: "Esta es una decisión muy fuerte, andá al Rebe, dísela, consultálo con él". Ella accedió.

En la habitación del Rebe, ella con mucho respeto y reverencia le contó al Rebe acerca de la decisión.

Entonces el Rebe hizo algo inusual, comenzó a hablar sobre sí mismo: '¿Estuviste aquí en Shabat? ¿Has visto a los miles que escuchan cada palabra que sale de mi boca? ¿Has notado cómo me respetan? ¿Viste cómo con un gesto todos se ponen a bailar? Seguramente también sabes que cada uno de los jasidim allí, si lo quisiera, lo enviaría a Shlijut a cualquier rincón del mundo, y se iría de inmediato.
"Sí, Rebe, lo vi todo." La joven respondió, sorprendida por las palabras 'imponentes' del Rebe refiriéndose a su persona. 
"Bueno," el Rebe le dijo, "¡estoy dispuesto a renunciar a todo eso, ¡a todo! con tal de poder encontrarme con mi madre Z"L aunque sea una vez. Y vos, puedes tomarte un vuelo a cualquier hora y encontrarte con tu madre, ¿y así renuncias a ese mérito?
Entonces, es un poco difícil para ti. Con la ayuda de Di-s encontrarás el camino correcto, pero ¿renunciar a una madre? ¡No! ¡Definitivamente no!


Moshe Rabeinu hizo algo similar en la parashá de esta semana, Parshat Koraj. Después de que los hombres de Koraj, encabezados por Datan y Aviram, se negaron a ir a recibirlo, Moshé se levantó en toda su gloria, con una condescendencia de honor que hizo que los setenta ancianos lo siguieran. Porque Moshé esperaba que tal vez su grandeza, su honor y majestad hicieran que ellos, el pueblo de Koraj, lo respetaran y aceptaran sentarse y resolver la disputa.

"Y Moshé se levantó y fue a Datán y Abiram, y los ancianos de Israel lo siguieron". No vinieron, a ellos no los ayudó, pero nos enseña que cuando sea necesario, todo debe ponerse sobre la mesa, porque tal vez, tal vez traerá un poco más de paz al mundo.

Este domingo, Guimel Tamuz, marcamos el Yom Hilula del Rebe de Lubavitch, es un día de encuentro interior y contemplación a fin de aprender más de él, adoptar su camino y actitud hacia cada persona. Para algunos de nosotros será un cambio de paradigma real, y para otros, será otro empoderamiento de lo que ya creemos, de una forma u otra, tenemos algo en lo que trabajar.

Reb Zalman Vishetzky

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