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lunes, 23 de septiembre de 2019

Maise: Aprovechando la Oportunidad

Un mendigo corriendo junto al carruaje del King George Quinto


Por Rab Sholom DovBer Avtzon

Recibí la siguiente historia la semana pasada y decidí compartirla con todos nuestros lectores. Relatada en nombre del Rab Itzjak Tuvia Waiss shlit'a, el Av Beit Din de Eida Hajareidit en Yerushalaim.
Esta historia se escribe en primera persona, como si el rabino Waiss estuviera hablando.

En 1939, unos meses antes de mi bar mitzvá, los rumores de la Segunda Guerra Mundial eran sentidos por todos en mi pueblo. Sin embargo, los líderes de la comunidad no estaban seguros de si los rumores y murmullos eran completamente ciertos y qué curso de acción debería tomarse. Así que, un día, el líder de la comunidad me pidió que fuera a la ciudad de Pressburg, que estaba a cuatro kilómetros de distancia, y le preguntara al jefe de la comunidad (el Rosh Hakahal), qué debíamos hacer.

Me apresuré y el Rosh Hakahal respondió, "Diles que es peor de lo que imaginan. Quien pueda escapar que lo haga lo antes posible. No esperen para salvar su dinero o negocio, sálvense ustedes y sus familias. ¡Es más que peligroso!"

Luego, mirándome, me dijo: Inglaterra aceptó que enviemos mil menores no acompañados, menores de diecisiete años. El problema es que hay muchos más niños que esa cantidad. ¡Así que no sé cómo elegir a quién salvar, cada niño y persona merece ser salvado!

Pero Tuvia, tú has encontrado gracia en mis ojos, y te voy a dar una de esos codiciados boletos. Ahora vé a casa e infórmale al Rov y a los líderes de la terrible situación y regresa aquí ya que el transporte partirá en unos días.

Cuando volví a mi ciudad, inmediatamente informé al Rov y a los líderes lo que me comunicó el líder de Pressburg, y luego me fui a casa. Les informé a mis padres de lo que pasaba y empaqué mis pocas pertenencias. Mi padre me dijo que mis tefilín aún no estarían listos, pero quiere darme algo para mi bar mitzvá y me dio un Kitzur Shuljan Aruj (código de la ley judía). Lo estudié durante varias semanas hasta saberlo con fluidez.

Viajé en el transporte, y una amable persona me aceptó en su casa. Unas semanas después de que el transporte llegó a Inglaterra, recibí de mis padres un par de Tefilín. Lamentablemente esa fue la última comunicación que tuve con mis padres, antes de que fueran asesinados Al Kidush Hashem, HI”D.

Después de estar en Inglaterra por un tiempo, el King George el 6°, quería ver a los mil niños que vinieron en aquel transporte y de quienes Inglaterra se había responsabilizado. (En total, Inglaterra trajo cerca de diez mil niños). Se fijó una fecha y los mil niños se pararon firmes en dos largas filas a ambos lados del camino.

Cuando llegó el carruaje todos saludamos y expresamos nuestro agradecimiento, mientras comenzó a conducir muy lentamente, para que el Rey pudiera ver a cada niño.

De repente, un niño rompió filas y salió corriendo hacia el carruaje. Sin embargo, antes de que pudiera alcanzarlo, la seguridad lo detuvo. Pero el rey advirtió lo que había sucedido y le ordenó al carruaje que se detuviera y que el joven fuera traído a él.

Cuando entró en el carruaje, el rey George le preguntó: "Muchachito, ¿qué querías decirme?"

El niño respondió: 'en nombre de todos los niños que ya ha salvado y los que salvará. Quiero agradecerle a usted y a este maravilloso país por su tremenda amabilidad.'

'Sin embargo, al mismo tiempo hay un vacío en mi corazón. ¿Cómo puedo realmente estar feliz y regocijarme cuando soy consciente del terrible destino que les espera a mis queridos padres y a mis queridos hermanos? Siento que la amabilidad no está completa, hasta que ellos también se salven.'

El rey George respondió con una pregunta: "¿De qué ciudad vienes?"

Después de que el niño respondió, el rey le dio las gracias y su encuentro finalizó.

Dos semanas después, la familia llegó sana y salva a Inglaterra. Evidentemente, el rey actuó a pedido del niño e instruyó a los representantes de Inglaterra para que los trajeran a salvo.

Reb Tuvia continuó, "si el niño hubiera tratado de hablar con el rey en el Palacio de Buckingham, ¿cuáles son las posibilidades de que haya logrado pasar todos los niveles de seguridad y poder hablar con el Rey?

¡Absolutamente cero!

¿Qué posibilidades hay de que el Rey se haya dado cuenta de que estaba tratando de hablar con él?

¡De nuevo la respuesta es cero!

Sin embargo, cuando el rey viajaba en su carruaje, estuvo accesible. Y porque ese niño aprovechó la oportunidad, toda su familia se salvó.

Reb Tuvia Weiss Shlit"a, concluyó, 'y eso de trata Jodesh Elul, "El rey está en el campo", y cada uno de nosotros debería aprovechar el momento y suplicarle a Hashem Itbarej, por todo lo bueno, para nosotros, para nuestra familia y amigos y, de hecho, para todo el pueblo judío y el mundo.

Que todas sus tefilot sean aceptadas, ketivá v’jatimá tobá lshaná tobá umetuká.

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