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jueves, 14 de junio de 2018

El partido se canceló, pero el 'negocio' tuvo más éxito de lo esperado

"Si le consigo un par de entradas para este partido histórico, ¿accedería a colocarse los Tefilín?" El atónito judío que no esperaba esa pregunta respondió de inmediato: ¡Absolutamente! Cónsigame las entradas, me pongo los Tefilin." Sonaba más en su voz el ridículo y el escepticismo acerca de cuán posible era esto. Una columna fascinante de Udi Hershler, que los dejará sorprendidos.



Por Udi Hershler, para COL
Traducido por JasidiNews

La semana pasada el país estuvo sacudido por un tema particular. Para quienes no están familiarizados con los detalles, les diré que se trataba de 'el partido', que supuestamente iba a tener lugar entre los equipos de Israel y Argentina, y se canceló inesperadamente. Cientos de miles de hinchas que esperaban ansiosamente el gran momento, 'mega-histórico', recibieron la noticia con una amarga consternación.

Acorde a la magnitud de la expectativa exactamente fue la magnitud de la decepción. Sin previo aviso, recibieron la noticia que el equipo contrincante había cancelado el juego. Pronto se hizo evidente que detrás de aquella notificación, habían organismos enemigos de Israel,  física y intelectualmente, como la organización DBS y por supuesto organismos y federaciones palestinas o pro-palestinas, que lograron causar que la dirección del plantel de la selección argentina llegue a la conclusión que su venida a Israel implicaría el reconocimiento "criminal" de las acciones de Israel contra el pueblo palestino en las fronteras de Gaza, etc. Esto mismo hizo que la sensación de dolor y desilusión fuera más dolorosa e insultante. No solo estamos condenados a luchar por nuestras vidas dentro de nuestras fronteras, sino que también nos han abstenido de darnos la poca satisfacción que aún podemos sentir aquí. Y ni hace falta añadir y describir cuán grande fue la alegría en el bando hostil enemigo de Israel, la Autoridad Palestina, etc y los que de una punta a la otra del mundo se pusieron como objetivo atacar a Israel y presentar sus acciones como un insulto a la raza humana.

Bueno, hasta aquí como introducción. Pero ahora amigos, déjenme presentarles otro aspecto oculto, muy oculto de esta historia. Uno que dejo para que determinen, cuánto de esto constituye parte misma del cuerpo de la historia en sí, o simplemente otra anécdota marginal e insignificante. Así que todo lo que tengo que hacer es presentarles los hechos, que hablan por sí mismos:


Una persona preciada y muy justa, querido y respetado, emisario directo del Rebe de Lubavitch, el rabino Dov Halperin. Este hombre dedica día y noche a la difusión del judaísmo de diferentes maneras de una punta del país a la otra, y entre otras cosas ha estado realizando su activismo durante bastantes años en la dirección y gestión de una importante empresa conocida al Norte. Como es usual en los Jabadnikim, realiza una visita regular allí, les coloca Tefilin a los empleados, luego enseña un Shiur, y más.

Allí hay un judío, bastante mayor (adulto) de origen argentino, miembro del equipo de gestión de la empresa, que se empecinó por alguna razón en no participar ni involucrarse en dichas actividades bajo ninguna circunstancia. Cuando se tratara de una actividad religiosa, desde su punto de vista, nada lo hará mover de su decisión. Es cierto que lo ayuda a R' Dov en lo que necesite para actuar dentro del marco del lugar, pero, en lo que a él mismo respecta, insiste en rehusarse. 'Por mi cabeza, Tefilin no serán colocados, pase lo que pase'.

Nu, todos saben que los Jabadnikim se distinguen en la paciencia y tolerancia, por un lado, y la persistencia y obstinación por el otro. Y, ciertamente, cuando hablamos del Rabino Dov Halperin. no obstante, se dio esta situación de silencio y 'status quo' durante varios años.
Pero todo esto cambió abruptamente en las últimas semanas. Como de costumbre, R. Dov estaba en las oficinas de esa compañía. Al encontrarse por casualidad con este judío, Reb Dov notó que su cara no era la misma. Cuando se le preguntó por su bienestar, el judío decidió compartirle su angustia: "Usted probablemente ha escuchado rabino sobre el histórico partido que está por jugarse entre Israel y Argentina, también sabe probablemente que soy nacido en Argentina, por lo que es fácil de imaginarse cuan ansioso estoy de conseguir una entrada para ir a este juego. Pero vea rabino, precisamente porque el juego es tan importante e histórico, se han agotado de un saque las decenas de miles de entradas que se dispusieron. Así que, de hecho, estuve intentando hace días dando vuelta todo por conseguir un boleto, una entrada que me permita estar presente en el gran partido, ver en carne propia esta historia ocurriendo en la cancha. Y, sin embargo, por mucho que lo haya intentado y los trucos que haya hecho, he fallado, el triste resultado es que los boletos y las entradas se han agotado. No hay forma de conseguir ni un solo boleto para semejante evento histórico."

El rabino Dov además de ser un hombre erudito de la Torá, también está dotado de astutos instintos empresariales desarrollados. Percibió que aquí Di-s le estaba dando una oportunidad única. Hacer lo impensable, lograr algo sólo posible en las historias jasídicas, decidió tirarse a la pileta: "Si le consigo un par de entradas para este partido histórico, accedería a colocarse los Tefilín?" El atónito judío que no esperaba esa pregunta respondió de inmediato: ¡Absolutamente! Cónsigame las entradas, me pongo los Tefilin."  Había más en su voz que el ridículo y el escepticismo acerca de cuánto era esto posible, y cuánto rabino Dov realmente entendía de lo absurdo que implicaba incluso el intentar lograrlo. Sin embargo, R' Dov emprendió esta misión, cueste lo que cueste, lleno de fe y compromiso con su Shlijut que lo conseguiría. ¿Cómo dicen los Jabadnikim? Lejatjila Ariber!

Los caminos de la Providencia son realmente asombrosos. Reb Dov, este hombre de sabiduría y picardía, de alguna manera logró conectar hilos en su mente. Sin entrar en demasiados detalles, rápidamente se le vino a la mente el nombre de un hombre de negocios judío-argentino que está involucrado en negocios aquí en Eretz Israel, invirtiendo y contribuyendo enormemente a la economía israelí, etc. R. Dov correctamente adivinó que este hombre podría ser un factor constructivo y positivo, involucrado en la ejecución de este partido, para el beneficio de ambas naciones.

Y aquí es cuando todo entró en frenesí mundial. Rabino Dov se las arregló para conseguir de alguna manera llegar a la gestión más alta de la compañía propiedad de este empresario, y llegó a movilizar a él mismo en esta tarea, que personalmente levantó teléfonos, presionando aquí y allí (y no piensen que todo fue tan simple y obvio, ¡para nada!). Finalmente lo consiguió, ¡Había entradas, lo creas o no, un par de boletos!*

Es difícil describir la alegría y satisfacción de ese judío, cuando recibió el tan esperado teléfono del rabino Dov. "Estimado, tengo la entrada para el partido. De hecho, no una sino dos entradas listas para serle entregadas. Parece entonces, que yo cumplí mi parte del trato, ahora estimado, la 'pelota' está de su lado del campo, colocarse los Tefilín, eso es todo."

Por supuesto, esta vez el judío era el más feliz de todos en llevar a cabo su parte del trato. Un trato es un trato. Especialmente porque pasaba por su cabeza el pensamiento que nunca había tenido tanta satisfacción y felicidad a un precio tan pequeño. Un milagro que existen estos Jabadnikim disparatados. "Pásese mañana, rabino, que me los pongo. Se lo ganó, y bien merecido."

Hay que ser 'algo Jabadnik' para entender la magnitud de este momento, lo que significa para alguien como el rabino Dov haber logrado un éxito como este. El significado de colocarle los Tefilín a una persona tan adulta después de haber insistido tanto durante tantos años. Y la Hashgajá Pratit, por la cual el Rebe en cuyo nombre se ha embarcado por años en su misión, como que lo guía por el camino correcto para atravesar, paso tras paso, lo difícil y lo imposible.

Desafortunadamente, en la tarde de ese mismo día que el hombre recibió la feliz noticia de que había conseguido el par de entradas deseadas, se recibió la decisión de la selección Argentina de cancelar su llegada. Cuán perplejo quedó el rabino Dov esa noche; de repente todos los maravillosos logros para conseguir los boletos, y el haber estado más cerca que nunca de conseguir que ese judío se colocase Tefilín, ahora parecía distante e irrelevante...

Al día siguiente, se presentó el rabino Dov en las oficinas de la empresa, esperándose ya oír de este judío todas las excusas y negaciones, contemplando los desenlaces. Pero como una buena historia jasídica, las sorpresas nunca dejan de surgir. El judío en cuestión, lo esperaba con una cara sonriente; "Rabino Dov", dijo, "seguramente usted está convencido de que iba a esquivar mi trato de colocarme los Tefilín, pero no, no es esa mi idea. Lo que prometí sigue en pie, así que no tengo intención de evitarlo. Usted ha hecho lo máximo posible, y lo logró, ahora es mi turno de cumplir mi parte como si nada hubiese sucedido anoche." El suspiro de alivio del rabino Dov se podía escuchar desde lejos.

Y de hecho, amigos, créanlo o no, se puso en marcha aquel Tefilin histórico. El judío se pone los tefilin como corresponde. Un momento antes de llevar a cabo la mitzvá, este judío consideró apropiado compartirle a Reb Dov otro hecho "pequeño": "Rabino, esta es la primera vez que me pongo tefillin." ¿Están entendiendo? Gracias a ese par de entradas para un partido que nunca ocurrió, llegó a su fin la condición de ese judío como Karkafta (expresión talmúdica que refleja el estado de un Judío que nunca se puso Tefilin). No hace falta ser un gran creyente, y ciertamente no un jabadnik como el rabino Dov, para entender la magnitud de aquel momento y la intensidad de aquel instante de brillo de esta alma judía.

Pero la historia amigos, no termina aquí. El Shabat pasado, un grupo de jasidim estaban sentados en un Farbrenguen (reunión jasídica) en la sinagoga de Jabad quizá más antigua del mundo, el "Tzemaj Tzedek" de la Ciudad Vieja de Jerusalem. Entre los presentes estaban también este empresario-judío-argentino, y casualmente (o 'causalmente'), también estaba allí el rabino Dov. Para R' Dov, esta fue una verdadera oportunidad de oro, para compartir con la comunidad la maravillosa historia en cuestión, y por supuesto para sobresaltar la contribución tremenda y única de ese maravilloso empresario, el que estaba allí sentado con ellos, y gracias a quien se allanó el camino para lograr colocarle los Tefilin a aquel judío - ¡por primera vez en su vida!

Sin mencionar la identidad de este empresario, es momento de mencionar aquí su extrema modestia. Al principio intentó minimizar la importancia de su contribución al respecto, pero en cierto momento, luego de unos Lejaim's cuando el calor jasídico se hizo más fuerte, aceptó revelar otra parte en esa historia ejemplar. Y estas fueron sus palabras:

"Sepan, amigos, que esta semana he perdido mucho dinero, mucho no sólo en términos suyos, sino incluso en mis propios términos. Dinero, tiempo y prestigio que yo y una de las compañías israelíes que poseo habíamos puesto para que se realice el gran partido en cuestión. Realmente se suponía que sería un momento tope en las relaciones entre ambos países. Lamentablemente, mucho, todo se fue por el desagüe de un saque. La hostilidad de muchos de nuestros vecinos hacia Israel, junto con otras acciones despreciables de algunas organizaciones internacionales, llevó a la cancelación del juego, sin que pudiéramos cambiar la decisión. Pasé horas y horas tratando de inclinar la balanza hacia un lado positivo. Conversaciones con los líderes de los países de más alto nivel, junto con varios intentos políticos y económicos, fracasaron. El juego fue cancelado y nos quedamos con las pérdidas y las cicatrices.

"Pero 'como agua fría para un alma cansada y sedienta', son realmente tus palabras que me relatas ahora, Reb Dov. Ahora me doy cuenta de que nada, pero nada, es en vano. Cuánto implicó toda esa movida para esta historia real detrás de las escenas. El judío que, gracias a toda esa gran movida, tuvo la oportunidad de ponerse tefilín por primera vez en su vida. Todo ahora queda empequeñecido frente a este logro judío único. Y entiendo ahora que no tenemos que concentrarnos en la angustia que ha surgido a la superficie, sino en un intento de encontrar la historia interna, la historia verdadera, profunda y trascendente que va más allá de todo." No siempre es posible, por supuesto, pero esta historia es sin duda una obra maestra y ejemplar para otras circunstancias, en nuestra forma de tratar en nuestra vida diaria, ya sea a nivel nacional como en este caso, o incluso en nuestras vidas personales, rutinarias y evidentes.

Por lo tanto, ¡Lejaim, Yehudim! Y parafraseando un conocido anuncio de la lotería: Es cierto que no "tuvimos el mérito" de ver las piernas de ese goy pateando un gol en los arcos de Jerusalem, pero ¡ey!, un judío, en algún lugar alli del norte de Israel, se puso Tefilín por primera vez en su vida. ¿Hay algo más grande y más significativo que eso?


Al costado, en pequeño, el autor de la nota, Udi Hershler. Foto central, ilustrativa.


*)   (Aquí cabe señalar, bajo la regla de "es apropiado dar a conocer a aquellos que realizan una Mitzvá", dos figuras significativas que tomaron una parte activa y decisiva en este proceso, además de ese empresario de renombre. El primero es el rabino Shneur Daitch, director del centro de visitas y hospitalidad de Haditch, como así también a su cuñado el rabino Sholem Lapidus, que se desempeña como director ejecutivo de la compañía IDB en Israel. En resumen, el primero trajo a escena al segundo, y ambos trabajaron incansablemente para conseguir esa entrada que el hombre quería, mientras el empresario parado sobre ellos cerciorándose que hagan todo lo que sea necesario y asegurarse de que todo salga bien.)

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