La extraordinaria historia de una mujer cuya sincera tefilá fue respondida instantes después por la inesperada visita de un shliaj y su hijo autista, se ha vuelto viral en los últimos días.
En New City, Nueva York, en la tarde de Rosh Hashaná, una mujer se encontraba sola en su casa. Había crecido en un entorno religioso, pero con el paso del tiempo se fue alejando, poco a poco, del idishkait.
Al finalizar el día, se dio cuenta -con un sobresalto- de que ese año aún no había escuchado el shofar. Aunque antes no le había dado importancia, de repente sintió una profunda pérdida: sería el primer año de su vida sin oír el sonido del shofar.
Con el corazón oprimido, levantó los ojos y le habló a Hashem:
“Tú me conoces. Solía pasar horas en el shul durante Rosh Hashaná, pero nunca llegué a sentir verdadera cercanía contigo. Hoy tampoco la siento, pero quiero sentirla. Muéstrame un simán de que estás conmigo.”
Apenas unos instantes después, alguien golpeó la puerta.
En el umbral se encontraba un sheliaj del Rebe, acompañado por su hijo. Tras confirmar que ella era judía, el shliaj le preguntó si quería escuchar el shofar. La mujer aceptó sin dudarlo.
Mientras el shliaj tocaba los sonidos del shofar, notó que la mujer se conmovía profundamente. Al preguntarle qué la había emocionado tanto, ella respondió con lágrimas en los ojos:
“Hace apenas unos minutos le pedí a Hashem una señal… ¡y aquí estás tú!”
Esta vez, el sorprendido fue el propio shliaj.
El shliaj era Rav Sholom Ber Liberow, quien luego relató la otra parte de la historia:
“Mi hijo, Ari, que me acompañó aquel día a mivtzoim, tiene 23 años y nació con autismo. Durante muchos años no pudo hablar ni comunicarse.
Una semana antes de Rosh Hashaná, con la ayuda de Hashem, descubrimos un método que le permitió comenzar a comunicarse escribiendo en una computadora. Fue algo indescriptible, como si se abriera un mundo nuevo ante nosotros.
En Erev Rosh Hashaná, por primera vez en su vida, Ari escribió un Pan (pidión nefesh) al Rebe.”
Por supuesto, esa tecnología no puede usarse en Shabat ni en Iom Tov.
“En Rosh Hashaná, después de la comida, noté que Ari quería decir algo. Alguien sugirió intentar comunicarnos con un sidur.
Tomé un sidur y, usando las letras del alef-bet, le pedí que me explicara qué quería decir.
Fue señalando las letras que formaban la palabra “Mivtzoim”.
Como shliaj del Rebe, comprendí enseguida que quería acompañarme a tocar el shofar para otros iehudim que aún no lo habían escuchado.
Ya era casi el final del día, pero tomé el shofar y salimos juntos.
Había oído hablar de una mujer en nuestra zona que había tenido una vida difícil y se había alejado del judaísmo. Me preocupaba que no quisiera recibirnos, pero el deseo de Ari fue tan fuerte que decidí seguirlo.”
Caminaron unos quince minutos, con Ari avanzando a paso rápido, hasta detenerse frente a aquella casa. Allí fue donde el rabino Liberow tocó el shofar para la mujer que los recibió con lágrimas y gratitud.
“No dimensioné la magnitud del momento hasta Hoshana Rabá, cuando un poilisher josid (jasid polaco) me preguntó emocionado si yo era el protagonista de la gran historia que todos estaban comentando. Al principio no entendí de qué hablaba… pero cuando me contó los detalles, me di cuenta de que efectivamente era nuestra historia. No imaginé el impacto que había tenido.”
Días después, la historia se hizo viral en redes y comunidades de todo el mundo.
Rav Liberow decidió entonces contárselo a Ari y entabló la siguiente comunicación con él:
“Ari —le dije—, en Rosh Hashaná, cuando me pediste hacer mivtzoim, ¿había algo detrás de tu pedido?"
Ari: Sí.
¿Qué era?
Ari: Sentí que la mujer de esa casa quería escuchar el shofar.
¿Cómo lo supiste?
Ari: No lo sé.
¿Sabías dónde vivía?
Ari: Sí.
¿Cómo?
(Ari cambió de tema): Quiero volver a casa, y después ir al shul.
“Toda esta nueva forma de comunicarnos con él es muy reciente”, explica el rabino Liberow. “Aún estamos asombrados. Descubrimos que Ari tiene una mente brillante y un conocimiento espiritual profundo. Lo que repite una y otra vez es su anhelo y deseo por la Gueulá.”
Finalmente, Rav Liberow compartió el mensaje que Ari pidió transmitir al mundo, deseando que llegue a todos los rincones:
“We want Moshiaj now"
[Queremos al Mashíaj ya.]
No podemos esperar más. עד מתי.
Dile al mundo que se prepare para recibir a Mashíaj Tzidkeinu
y que cada uno asuma su parte: hacer todo lo posible para traer la Gueulá ahora.”
Este mensaje debe llegar a todos los lugares del mundo.
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