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jueves, 30 de octubre de 2025

Historias conmovedoras de los rehenes liberados recientemente

Historias conmovedoras del milagro reciente: el rescate sanos y salvos de todos los secuestrados que permanecían con vida
#3

Rom Braslavski y Segev Kalfon: Dos Neshamot que resistieron con fe

Rom Braslavski, quien fue secuestrado el 7 de octubre en el festival de música Nova, donde trabajaba como guardia de seguridad, estuvo cautivo por más de 730 días. Durante su cautiverio, fue encadenado de sus cuatro extremidades en una celda diminuta de un metro por un metro y sometido a inanición a lo largo de sus dos años de encierro. Fue presionado repetidamente para que se convirtiera al Islam a cambio de comida y comodidades básicas. Fue torturado, golpeado y sometido a un brutal abuso psicológico, pero se negó a rendirse. Durante dos años, se mantuvo firme.

“Lo que me sostuvo allí fue saber que soy judío”, dijo Braslavski. “Hamas nos hablaba sobre Mahoma, sobre que ellos eran la religión correcta. Un judío debe saber que está en un lugar grandioso, eso fue lo que me mantuvo.”

Al regresar con su familia, repetía una y otra vez: “Aní Iehudí! [¡Soy judío!]” Lo primero que pidió hacer en el hospital fue colocarse los tefilín y rezar.

“La fuerza que encontré allí”, dijo Braslavski, “provino de saber que todos a mi alrededor no eran judíos, y que la razón por la que estaba allí, la razón de todo lo que sufrí y sobrellevé, era porque soy judío.”

Por su parte, Segev Kalfon, de 27 años, también fue secuestrado por terroristas de Hamas en el mismo festival y fue mantenido en condiciones extremadamente duras, sufriendo severos abusos, hambre y trauma psicológico. Kalfon le contó a su familia que recitar el Shema Israel fue lo que lo sostuvo cuando toda esperanza parecía perdida.

Al ser liberado, su familia lo ayudó a colocarse un talit y una kipá antes de recitar la bendición de Matir Asurim —agradeciendo a Hashem por liberar a los cautivos—, seguida por el Shehejeianu. Más tarde, fue filmado rezando con talit y tefilín junto a su compañero de cautiverio liberado, Rom Braslavski.

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Segev contó después que, durante su cautiverio, los terroristas de Hamas lo obligaban a presenciar el “espectáculo” que montaban cuando liberaban a otros rehenes: con escenario, focos y la ovación de los propios terroristas. “En esos momentos pensaba: ojalá yo fuera el próximo”, relató. Y compartió un sueño personal que tuvo entonces: "estar parado en ese mismo escenario y gritar con todas mis fuerzas: ¡Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad!"

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