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domingo, 10 de diciembre de 2017

Nuestras conversaciones

 


















Por el rabino Sholom Avtzon


La semana pasada fue Tes Kislev, la fecha del nacimiento e histalkus del Miteler Rebe, así como también Yud Kislev, el día en que el Miteler Rebbe fue liberado de su arresto (domiciliario). En la columna de esta semana me gustaría compartir una historia que conté en 770, en Tes Kislev, que Boruj Hashem fue bien recibida.


Como es sabido, el Miteler Rebe expresó que su deseo es que cuando dos Jasidim se encuentren, su conversación se centre en los conceptos de 'Ijuda Il'aah e Ijuda Tata'a', los conceptos que describen cómo todo en el Universo es verdaderamente Divino o al menos que debemos entender que la existencia de todo depende de Hashem.
Algunos o muchos puede que digan: (para) estar al nivel de estos conceptos, y especialmente a tal punto que esa sea nuestra conversación diaria, uno tiene que estar realmente elevado y extremadamente espiritual. Sin embargo, y lamentablemente, personalmente no estoy por ahora, manteniendo ese nivel. Entonces, ¿cómo me es relevante a mí este dicho y pedido del Miteler Rebe?

Permítanme responder con el siguiente incidente.

Cuando era un estudiante en 770, escuché lo siguiente de Bojrim mayores. Había un bojer, cuyo padre no era un Josid, sin embargo, mandó a su (s) hijo (s) a 770. Los otros estudiantes querían saber cuál era su conexión con Lubavitch o el Rebe y le preguntaron a su compañero si estaba dispuesto a compartir con ellos, qué lo trajo a Lubavitch.

El muchacho contó lo siguiente:

Todos conocen a mi padre. Es un respetado Litvishe Rov. Cuando llegó el momento de inscribirme en un Beis Hamidrash, mi padre tenía una duda, qué Yeshiva es la más adecuada para mí. Aunque es extremadamente erudito, es una persona modesta y dijo, ¿quién soy yo para probar y decidir qué Rosh Yeshiva da una mejor clase? Todos y cada uno de ellos tienen sus propios puntos fuertes, en los que supera al otro. Uno puede dar un mejor shiur en una masejte, y el otro da un shiur mejor en una masejta diferente. Entonces, ¿quién soy yo para elegir entre estos gigantes? En mi opinión, todos son gigantes.

Pero al mismo tiempo, él quería elegir una Yeshiva para mí.

Así que decidió ir de una Yeshiva a otra, y ver quiénes son los chicos con los que pasaría mi tiempo. Y comenzó a recorrer varias Yeshivot. Pero no, él no entró al Beis Midrash (sala de estudio) a escuchar su  estudio, fue al comedor y escuchó sus conversaciones.

En una Yeshiva, la conversación trataba de acontecimientos mundanos actuales, en otra se trataba de política (tal vez era la temporada de elecciones), y en una tercera se trataba de deportes, etc. Obviamente, él no pensaba en una Yeshiva en la que los estudiantes hablaban sobre algo que no se debía conversar, pero aquí todos estos temas son admisibles de debatir y algunas veces son incluso temas de discusión apropiados. Pero él no estaba feliz. Decía: no estoy enviando a MI HIJO para que aprenda esos temas.¡Quiero que su conversación sea de Tora!

Pasaron unas semanas y no estaba lo suficientemente satisfecho. Sabía que tenía que tomar una decisión, pero no era lo que él quería. Un día un amigo suyo le preguntó, ¿cómo va la búsqueda? y respondió, no tan bien. Entonces el amigo le preguntó y ¿por qué no chequeas Lubavitch?

Mi padre lo miró con incredulidad. Soy un Litvak, ¿qué conexión tengo con Lubavitch?

El amigo notó la mirada y entendió la pregunta, y dijo: Si realmente estás buscando, tienes que mirar por todos lados. Si no, eso muestra que algo más te está molestando, y no es la conducta de los estudiantes.

Al escuchar esas palabras, mi padre reconoció la verdad en ellas y vino a nuestro "gran comedor". No tengo que decirlo, él no estaba contento con su aspecto, pero dijo: Estoy aquí solo para escuchar las conversaciones.

Sentado en una mesa, sacó su pluma y papel como si estuviera escribiendo una carta y esperó. Los chicos entraron, lo saludaron y comenzaron a hablar entre ellos. Un muchacho dijo, chicos escuché anoche de tal y tal una historia fenomenal que el Rashbatz contó una vez. Después que terminó de hablar, otro joven dijo: Te devolveré (lo que me contaste) con una historia que escuché en nombre de Groinem (el primer mashpia en Tomjei Tmimim).

Al escuchar esto y las reacciones y comentarios de los otros muchachos sobre estas dos historias, mi padre dijo: si esta es su conversación en su tiempo libre, estoy seguro de que su conversación en el Beit Midrash también debe ser sobresaliente, y así es como me volví un estudiante en la Yeshiva del Rebe.

Así que sí, nuestra conversación cotidiana refleja quiénes somos en esencia, y cuando discutimos una Sija o Maamar del Rebe, o nuestros Shiurim en Jitas, Rambam y el Masejet que tomamos sobre nosotros en la Jalukas Hashas para este próximo año, o lo que sea de otros Shiurim que tenemos, o si estamos hablando de Mivtza Januka y de historias de Jsidim, etc., ESO, mis amigos es Ijuda il'aa y Ijuda Tata'a y estamos cumpliendo el deseo del Miteler Rebe y de todos los Rebeim.

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