Historia muy especial para Guimel Tamuz 5785
Por Reb Zalman Vishetzky
Se llama Najum Litkowski. Llegó a los Estados Unidos desde la Rusia soviética en la década de 1970, a los 9 años, con su madre. Eran los típicos Lubavitchers inquebrantables de la antigua Rusia. Poco después de su Bar Mitzvá, Nojum ya empezó a trabajar aquí y allá para ayudar a su madre a traer el pan a la casa. No se lamentó ni derramó lágrimas; simplemente actuó con determinación, haciendo lo que debía hacerse.
Era Lubavitcher y siempre estaba cerca del Rebe. «No estaba muy metido en el tema de los Maamorim o las Sijot, pero siempre estaba allí, adentro o afuera, siempre cerca de Seven Seventy», refiriéndose, por supuesto, al edificio de ladrillo rojo, el icónico 770 de Eastern Parkway, el Shul del Rebe en Brooklyn, Nueva York.
Cada tanto, pasaba por el Rebe, ya fuera cuando repartía dólares o un Kuntres, o incluso justo cuando entraba en un Farbrenguen o bajaba a Minjá.
Pasaron algunos años, y Nojum se convirtió en contratista de reformas [de departamentos]. El trabajo le ocupaba la mayor parte del día, y su ropa siempre era la de un técnico reparador, manchada de pintura, masilla y demás. "Así no se va al Rebe, así que resultó que ya casi ni aparecía en 770", me dijo.
Pero un día, un amigo suyo se casaba, y Nojum se vistió elegantemente. Y como ya estaba vestido, decidió pasar por el Rebe cuando repartía dólares.
Miles de personas hicieron la fila con él, y cuando llegó su turno, el Rebe le entregó un dólar, pero el Rebe no soltó el billete.
Iba a irme, pero el Rebe seguía con el dólar en mano y no lo soltaba. Me miró fijamente a los ojos y preguntó en idish: «Vu bist du?» (¿Dónde estás?).
Me sobresalté y quedé en silencio. Bajé la mirada como si hubiese olvidado el idish hasta que el secretario, Reb Leibel Groner, me repitió: «El Rebe pregunta: ¿dónde estás?».
Levanté la vista y le dije al Rebe: «Ij bin do» (Aquí estoy).
Pero el Rebe seguía sin soltar el dólar. Me miró fijamente a los ojos y preguntó: "Farvos kumst du nisht?" - «¿Por qué ya no vienes?»
«En ese momento me di cuenta de que hacía mucho que no venía. Respondí de inmediato con una respuesta simple y honesta: «Ij bin ale mol shmutzik» («Siempre estoy sucio»), refiriéndose a su ropa de trabajo manchada como técnico y reparador.
El Rebe seguía sin soltar el dólar. Y mientras ambos lo sostenían, el Rebe dijo: «Kum vi du bist, ober kum» («¡Vení como sea que estés, pero vení!»).
Cuando Nojum me contó esta historia en el Shabat Jof Av, el año pasado, lloré profundamente. Yo también lo deseaba. Quería que el Rebe me dijera: «Kum vi du bist» (Vení tal como estés, como seas).
Ha pasado casi un año, y no ha habido una semana en la que no haya pensado y reflexionado sobre el «¿Vu bist du?» del Rebe, el «Ij bin ale mol shmutzik» de Nojum, y de nuevo el «Kum vi du bist, ober kum» del Rebe.
Cuanto más lo pienso, menos lloro. He empezado a comprender y a creer, cada día más, que el Rebe en realidad nos dice esto a todos, y también a mí.
Sí, nos exige que nos elevemos. Sí, nos exige que hagamos mucho más. Sí, insiste en que nunca nos detengamos ni nos rindamos.
Pero incluso antes de todo eso, él está ahí todo el tiempo, extendiendo un dólar, sin soltarlo, y dice:
"קום ווי דו ביסט, אבער קום!"
«Kum vi du bist, ober kum».
©JasidiNews
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