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martes, 21 de abril de 2020

28 de Nisan - Maise relacionado



Durante los años 5751-52 el Rebe habló constante y reiteradamente sobre la Gueulá como un hecho inminente. Repetía la frase "Hine Hine Mashiaj Ba!" una y otra vez, y con palabras determinantes y proféticas implantó una fe y seguridad muy intensas en los Jasidim en particular y en Am Israel en general, que la Gueulá está muy cerca. 

Hace unos años, estaban unos jasidim sentados conversando acerca de estas Sijot. Uno de ellos preguntó: "Ya han pasado años desde entonces, desde aquellas palabras explícitas del Rebe, y aún no hemos tenido el mérito de vivenciar la Gueulá, y de que se cumpla la promesa de la llegada concreta del Mashiaj. No hay dudas de las palabras de un Rebe, pero no obstante, con el pasar del tiempo, pueden llegar a despertarse dudas, interrogantes diversos. ¿cómo podemos explicar que en realidad no haya contradicción entre las palabras tajantes del Rebe con el hecho que van pasando años así, y Moshiaj aún no llega?!

Su compañero le respondió: "Te contaré un Maise, en el que encontrarás respuesta a tu pregunta".

***

Había un yehudi muy simple que vivía en una de las calles más distantes de la aldea de Lubavitch. Este hombre manejaba una posada no muy grande y ese era su medio de sustento. Como era de esperar, no le dejaba grandes ganancias. La aldea en sí no era tan grande, además de no estar situada la posada en el centro de la aldea, en estas condiciones no eran muchos los huéspedes que se alojaban en su posada, y así pasaba la vida este hombre, con cierta pobreza y escasez.

Un año, salió la víspera de Shabuot bien temprano a caminar por las calles de Lubavitch, inmerso en sus pensamientos, expresando en su rostro una marcada preocupación y amargura. Sin darse cuenta, continuó caminando por la vereda que daba a la casa del Rebe, el Rebe Maharash, pasando muy cerca de su casa. 

En aquel momento el Rebe estaba parado en su balcón, en el segundo piso, y notó el preocupado rostro del jasid. Inmediatamente lo llamó por su nombre. El hombre sorprendido del hecho que el Rebe en persona lo esté llamando, hizo todos sus pensamientos a un lado, mientras el Rebe le dice: "¿por qué estás tan preocupado? Hoy es Ereb Shabuot, y para el Yom Teb debemos aprestarnos con alegría!"

"¿Cómo no voy a estar preocupado, Rebe?" contestó el josid con dolor, "Es cierto, es Ereb Jag, pero no tengo el mínimo dinero que me alcance para las compras del Yom Teb." 

El Rebe se quedó en silencio por un instante, y luego le dijo:
"Observa por favor a la distancia, al horizonte" el Rebe puso sus manos sobres sus ojos, como viendo a lo lejos ,"Mira cuantos invitados estoy divisando que están llegando para el Yom Tob; ¿cómo estás aquí parado y calmo? Corre a tu casa, compra mucha comida y prepara comidas selectas en honor al Jag, para que cuentes con lo suficiente para abastecer a todos los invitados que te están llegando!"

El humilde josid aún veía al Rebe perplejo, "Pero Rebe, ni dinero tengo para toda esa compra..."

"No te preocupes," le respondió el Rebe, "te prestaré 10 Rublos (monto importante en aquella época)" y diciendo esto sacó de su bolsillo diez rublos y le dijo "apúrate y vé al mercado, no escatimes en los gastos, utiliza todo el dinero para abastecer a todos los tantos invitados.."

Aquel día resultó ser un día más caluroso de lo normal, casi no se veía un alma por la calle. Ninguna persona emprendería un viaje con estas temperaturas sofocantes, pero... si el Rebe lo dijo, de forma explícita, que hay tantos invitados llegando, debemos movernos!!

Se apuró a ensillar su carreta y junto a su esposa se dirigieron al mercado para comprar todo lo que fuera necesario, llenando así su carreta por completo. Al llegar a casa, pidieron ayuda de los vecinos para alcanzar con todos los preparativos y alcanzar a preparar todas las comidas. Estuvieron trabajando duro en la cocina, además de disponer las piezas y camas, todo esto con suma alegría de la abundancia con la cual contarían.

Luego de tener todo listo, solo quedaba esperar recibir a los huéspedes. El reloj hizo lo suyo, y las horas iban pasando, ni rastros de un invitado...

El sol ya se estaba poniendo, y la alegría en el corazón pasó a tener ahora un sabor agridulce, al aumentar la tensión y disgusto (de los miembros de la familia) mientras iban pasando los minutos y toda la comida ya lista sobre el fuego, sin un invitado a la vista. La preocupación del Jasid era aún mayor: sin invitados, no sólo que no tendría una ganancia de todo esto, y no solo que toda la comida se echaría a perder, sino que además tendría ahora una deuda (los diez rublos) que quien sabe cuanto tendría que trabajar para reintegrarla?!

Sin embargo, en ningún momento perdió la calma. La fe en las palabras de su Rebe era intensa e indiscutible. Aún quedaba una media hora hasta el encendido de velas...
Sin embargo, esa media hora también pasó, y al hacerse la horario del encendido, su corazón apesumbrado decidió resignarse a la situación, y sin nada más por hacer, emprendió camino hacia el Shul para rezar Minjá.

Apenas sale de su casa y un estruendoso ruido lo sobresalta. En instantes había frente suyo toda una caravana de carretas con sus pasajeros exasperados exclamándole y suplícandole ayuda "Reb Id!! Por favor ayúdenos!! En minutos comienza el Yom Tob y no tenemos ni lugar ni nada donde pasarlo!

Al parecer, eran decenas de Jasidim que habían emprendido viaje para pasar el Yom Tob en Lubavitch con el Rebe Maharash, y el carretero (el primero de todas las carretas) erró en su ruta y finalmente pudieron llegar por esa calle interior, en lugar de entrar por la ruta principal. Estaban dispuestos a pagar lo que sea necesario con tal de tener un plato de comida y un lugar para dormir.

El Yehudi los calmó y con suma alegría les informó que contaba con todo lo que necesiten...
Los jasidim no sabían como agradecerle por toda la atención y luego del Jag le pagaron con creces. A fin de cuentas, este Josid terminó ganando una muy buena suma de dinero, como nunca antes.

Apenas terminó el Yom Tob, decidió dirigirse a la casa del Rebe Maharash, con inmensos sentimientos de gratitud. Al recibirlo, con una sonrisa en su rostro, y luego de recuperar el dinero de regreso el Rebe le preguntó ¿Cómo estuvo tu Yom Teb?
"Ay, Rebe, me hizo revivir mi alma! Boruj Hashem, le agradezco de todo corazón por la bondad que hizo conmigo"
Ya estaba por retirarse, más antes de hacerlo se dirigió nuevamente al Rebe. "Rebe," le preguntó, "hay una cosa que aún no entiendo: Si el Rebe ya quiso ayudarme y de tal manera, ¿por qué tuvo que venir acompañada de semejante mala sangre toda esa tarde...? Me podría directamente avisar que estaban bien distantes aquellos invitados aún... Cuando el Rebe me dijo "Mira cuantos invitados estoy viendo llegar..." entendí que estarían por acá en minutos o en una hora. ¿por qué tuve que pasar tanto tiempo con esa pesadumbre?!"

El Rebe simplemente le respondió, con una leve sonrisa, "Verás, cuando estás parado en un lugar más alto, y el sol está brillando, se ve a lo lejos."

El sencillo Jasid entendió sus palabras literales, dado que el Rebe estaba entonces en su balcón en el segundo piso, al parecer alcanzó desde allí a divisarlos, a una buena distancia. Pero el Rebe volvió a reptetir sus palabras una vez mas: "Cuando estás parado en un lugar más alto, y el sol está brillando, se ve a lo lejos." Entonces entendió el mensaje:cuando estás parado en un lugar más alto en el nivel de un Rebe, y el sol brilla, o sea, toda la oscuridad que este Galut infunde no tiene cabida, entonces se ve a lo lejos.



  

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