AdSense

sábado, 6 de junio de 2020

Los amigos Kohanim de Bujenwald - Fascinante historia

[En relación con Birkat Kohanim, que acabamos de leer este Shabat Parashat Nasó, aquí una historia de Kohanim muy especial:]


Formación de Prisioneros en el Campo de Buchenwald



El rabino Shimon Freundlij, el Sheliaj del Rebe en Pekín, China, y su esposa dirigen un exitoso y muy concurrido Beit Jabad atendiendo a los judíos que viven, visitan o vienen a hacer negocios allí. Su estilo es tan sincero y amigable que todos los que entran en contacto con él o pasan un tiempo en su Beit Jabad les deja una marca.

En el 2007, durante una visita a Nueva York, fue invitado, como invitado de honor, al Tish del Rebe de Satmer en el distrito de Williamsburg de Brooklyn. Satmer es una comunidad de jasidim muy grande, adinerada e influyente que durante mucho tiempo mantuvo fuertes desacuerdos con Jabad por varias razones. Sin embargo, debido a los tantos Satmar Jsidim que se habían beneficiado al pasar por el Beit Jabad de Beijing, le fue concedida la invitación.

Cientos de Jasidim Satmar estaban presentes cuando su Rebe susurró algo a uno de sus asistentes, luego de lo cual el hombre golpeó la mesa y anunció: "El Rebe pide que el invitado "Lubavitcher" diga unas palabras."

El rabino Freundlij comenzó agradeciendo a los jasidim y a su Rebe por invitarlo. Desarrolló una interesante idea de la porción semanal de la Torá, como es tradicional, y luego pidió permiso para contar una historia, algo que había ocurrido recientemente en su Beit Jabad. El Rebe asintió y él comenzó.


“Muchas personas vienen a visitar nuestro Bet Jabad para Shabat, como ustedes ya saben. Un Shabat por la noche hace unos meses, un hombre mayor, de unos ochenta años, que no parecía muy religioso, apareció en compañía de un hombre más joven de unos cuarenta años.

“El anciano encontró un asiento y apenas unos minutos después de que comenzáramos las Tefilot, se tapó el rostro con sus manos y comenzó a llorar. Estuvo así durante casi una hora; se calmaba unos minutos, secaba sus ojos,y luego comenzaba de nuevo.

“Me acerqué a él en silencio y le pregunté si todo estaba bien. Me dijo que no me preocupara. Después del rezo, él y su amigo se sumaron con nosotros (y todo el resto de los invitados) para la cena de Shabat.

“Había más de cincuenta personas allí. Lo senté a mi lado y después de que se haya calmado me preguntó si podía hablar. Quería explicar la razón de su llanto.
Me puse de pie, y después de unas breves palabras lo presenté. Aclaró su garganta y comenzó:

“‘ Mi nombre es Sam Katz (seudónimo). La razón por la que quiero hablar ahora es porque me  emocioné mucho esta noche y quiero contarles al respecto. La última vez que estuve en un Shul (sinagoga) fue hace más de sesenta años en Polonia. Era joven cuando llegaron los alemanes y se llevaron a toda la población judía de mi ciudad a Buchenwald. Estuve allí por cuatro años y en ese tiempo perdí a todos; a mi padre, a mi madre, mis hermanos y hermanas, mis amigos; todos asesinados, algunos de ellos delante de mis ojos. Pero sobreviví y cuando terminó la guerra pasé unos años buscando familiares o amigos sin resultados. Finalmente me mudé a Australia.

“Estaba totalmente solo y enojado con Di-s. Logré tener éxito en los negocios y ganar mucho dinero, casarme y tener hijos. Pero mis heridas y mi ira eran tan profundas que juré no volver a pisar una sinagoga ni tener nada que ver con el judaísmo de nuevo. ¡Nada!

“Justo ayer llegué a China con mi amigo y me sugirió que visitáramos el Beit Jabad. Al principio no quería venir, por supuesto, pero me dijo que ya había estado aquí antes y que la comida es muy buena y de todos modos, no tenía otra alternativa mejor, así que me encogí de hombros y accedí.

“Pero tan pronto como comenzaron las Tefilot, de repente todo me volvía. Recordé lo bueno que es ser judío; qué orgullosos y felices eran mi padre y mi madre. De repente fue como si un muro de hielo se derritiera. Por eso lloré. Pensé que nunca volvería a perdonar a Di-s, pero ahora me siento como un niño pequeño que solo quiere estar en casa. Todo gracias a este Beit Jabad y al Rabino aquí."

La multitud aplaudió, varios limpiándose las lágrimas de sus ojos y lo felicitaron por la hermosa historia. Una mujer se levanta y le pregunta:

“Dígame señor Katz. Si estuvo en Bujenwald hasta el final, tal vez haya conocido a mi padre. Su nombre es Naftali Kogan (seudónimo); él también estuvo en Bujenwald."

El Sr. Katz quedó boquiabierto, sus ojos se abrieron de golpe: "¿¡Naftali Kogan !? ¿Qué? ¿Naftali sigue vivo? Éramos los únicos dos Kohanim del campo y siempre estábamos juntos. Arriesgamos nuestras vidas el uno por el otro, y no solo una vez. ¡Éramos como hermanos! Oy! Naftoli!

“Había tanta confusión en aquellos días; todo estaba dado vuelta. Nos pusieron en diferentes campos de refugiados y nos separaron. Lo busqué durante mucho tiempo después de la guerra, pero finalmente me di por vencido. Pensé que estaba muerto. ¡Ahora dices que está vivo y que eres su hija! ¡¡Es un milagro!!"

El rabino Freundlij terminó su historia diciendo que después de Shabat se organizó una reunión entre los dos viejos amigos, y este es solo un ejemplo de los milagros que suceden en Beijing gracias al Rebe de Lubavitch.

En ese preciso momento, para sorpresa de todos, el Rosh Yeshiva de la comunidad de Satmar, Rab Yaakov Kaplan (seudónimo) que había escuchado atentamente la historia echó atrás su asiento exclamando un grito, con la cara pálida como la tiza y los ojos mirando fijamente al techo. Los presentes se sorprendieron y los que estaban sentados cerca se levantaron para ayudarlo, pero él volvió en sí en cuestión de segundos. Se puso de pie en toda su altura y gritó en voz alta a todos los presentes: "¡Diles que Yaakov todavía está vivo!"

En pleno huracán de emociones, continuó exclamando: "No había solo dos Kohanim en Bujenwald, ¡eran tres! ¡Sam Katz, Naftoli Kogan y... yo!

"Nos mantuvimos unidos como hermanos ... Más que hermanos. Pero unos días antes del final de la guerra me trasladaron a otro campo. Probablemente pensaron que estaba muerto, y casi lo estuve, y estaba seguro de que ellos también lo estaban. ¡Nunca consideré posible que todavía pudieran estar vivos, hasta ahora!

No hace falta decir que, poco después de esta historia, hubo otro emotivo y alegre encuentro.


~~~~~~~~~~~~~~
Fuente: Adaptado por Yerajmiel Tilles de la versión en ohrtmimim.org/torah de su amigo y colega Rabino Tuvia Bolton y de testimonios orales (directos de primera persona).

1 comentario: