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jueves, 12 de agosto de 2021

El precio que pagó por la leche derramada



En los primeros años del movimiento jasídico, los terratenientes no judíos con frecuencia encarcelaban a sus inquilinos judíos por no pagar sus deudas. El Baal Shem Tov mostró gran preocupación por estas familias pobres, y con una determinación ilimitada, viajó de pueblo en pueblo, alentando a todos los judíos a contribuir con esta gran Mitzvá de Pidion Shvuim - "Rescate de cautivos".

Una vez, después de una semana de esfuerzos continuos, el Baal Shem Tov logró recaudar la suma necesaria para rescatar a una familia encarcelada por un terrateniente particularmente obstinado que se había negado a liberar a la familia hasta no recibir cada centavo que le debía. No fue hasta el viernes por la tarde que Baal Shem Tov logró acumular el monto total y, por lo tanto, los miembros de la familia fueron liberados solo unas pocas horas antes de Shabat.

"Quédense conmigo para Shabat", le ofreció el Baal Shem Tov. "No podrán regresar a su ciudad a tiempo para el encendido de las velas." No hace falta decir que la pobre familia estaba más que dispuesta a aceptar la invitación. En la comida de Shabat, el Baal Shem Tov se volvió hacia el hombre que había rescatado. "Entonces, ¿qué noticias tienes para contar?"

El hombre miró hacia arriba incrédulo. "Pero Rebe, ¿qué noticias pudieron haber llegado al pozo en el que estábamos prisioneros?"

"Entonces cuéntanos algo de días anteriores", lo alentaba el Baal Shem Tov.

"No se me ocurre nada para contar acerca de mi vida, pero recuerdo una experiencia muy extraña que vivencié mientras estaba en prisión.

"Durante toda la semana, escuchábamos quejidos y llantos lamentables provenientes de un rincón del foso donde estábamos prisioneros. Sin embargo, cada viernes por la tarde, el llanto cesaba, para ser reemplazado inmediatamente por una risa chillona que perforaba nuestros oídos.

"Esto duró semanas. Mi familia y yo estábamos aterrorizados de acercarnos al rincón de donde provenía aquel ruido, y simplemente nos acurrucamos en nuestro rincón.

"Esta semana, sin embargo, el llanto fue más fuerte de lo habitual, al igual que la risa ensordecedora que ocupó su lugar. Sabiendo que íbamos a ser liberados en breve, reuní el coraje suficiente para gritarle,  en dirección de donde surgía aquella voz: '¿Quién eres tú?!'

"Una voz respondió desde el otro extremo del pozo. 'Somos Rujot (espíritus impíos) cuya existencia y vida depende de las fallas en el comportamiento de un Tzadik. Se abstiene de comer durante toda la semana, rompiendo su ayuno solo los viernes. Se prepara una taza de leche por la mañana, dejándolo a un lado para beber cuando concluya sus rezos matutinos.

"'Toda la semana, estamos abrumados por el poder de su Tzidkut (rectitud). Por eso nos lamentamos. Sin embargo, todos los viernes, hacemos que uno de los miembros de su casa derrame accidentalmente la leche y desate la ira de ese santo hombre. De esta demostración de furia y enfado es que derivamos nuestro poder y existencia.

Esta semana, estaba decidido, más que nunca, a no sucumbir a la locura de la ira. Al darse cuenta de que su expresión de ira podía invalidar (contrarrestar) todos los logros espirituales que había alcanzado durante la semana, decidió evitar ser provocado. Decidió cerrar con llave el armario en el que guardaba la leche y no darle a nadie la llave.

"'Por eso estábamos tan molestos esta semana'", explicó la voz. 'No sabíamos cómo podríamos despertar su ira. Sin embargo, no estábamos dispuestos a rendirnos tan fácilmente. Esta mañana, uno de nosotros apareció como leñador, tocó a la puerta del tzadik y le ofreció a su esposa un paquete de leña a un precio realmente conveniente.

"'Su billetera estaba en el mismo armario que la leche y le pidió la llave a su esposo. Ansiosa por no hacer esperar al leñador, se le volcó en el apuro toda la jarra de leche. Efectivamente, el tzadik explotó de rabia y, por lo tanto, tuvimos mucho para celebrar hoy."

La multitud sentada en la mesa del Baal Shem Tov escuchó con asombro esta extraña historia. De repente, uno de sus discípulos cayó desmayado. Se sabía que ayunaba durante toda la semana.


[Adaptado por Yerajmiel Tilles de "From My Father's Shabat Table" (págs. 15-16), excelente selección y traducción de Eliahu Touger de los primeros dos volúmenes de la serie de 4 volúmenes del rabino Yehuda Jitrik, Reshimat Devorim. Obra traducida al español con el nombre de "Cuentos en la Mesa de Shabat" por Editorial Bnei Sholem]

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