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domingo, 3 de enero de 2021

Sorteo ingenioso - 20 Tevet Yortzait del Rambam

La vida del Rambam estaba en juego, dependía del resultado del sorteo. El boleto que sacara de la urna con sus propias manos sería quien lo condenaría a la vida o a la muerte, Di-s libre.


El suceso tuvo lugar en los días en que Maimónides vivía en Egipto. Al principio se dedicaba exclusivamente al estudio de Torá y a escribir sus grandes obras: la Mishná y el gran ensayo halájico "Mishné Torá", "Yad Hajazaká". Teniendo a su hermano como socio, este se dedicaba al comercio marítimo, lo que le permitió a Maimónides poder dedicarse a la Torá sin preocupaciones.

Un día, sin embargo, ocurrió una tragedia: su hermano se ahogó en el mar en la India, durante uno de sus viajes de negocios. El dolor por la muerte de su hermano le quebró el corazón a Maimónides, cayó en cama y estuvo enfermo durante un buen tiempo, hasta que logró recuperarse y restablecerse.

Luego de la muerte de su hermano, Maimónides se quedó sin una fuente de sustento, por lo que se vio obligado a reducir sus horas de estudio y buscar una fuente de sustento.

Maimónides tenía un amplio conocimiento de la medicina, el cual extrajo de la Torá y de la lectura de escritos médicos que existían en aquellos días, comenzó a desempeñarse como médico y a tratar pacientes. Y luego se convirtió en el médico personal del rey Saladino.

Paralelamente a su labor entre la aristocracia, Maimónides siguió tratando a los simples ciudadanos con devoción y lealtad día y noche, como él mismo describe en su carta su arduo trabajo, que le tomaba todo el día y en ocasiones incluso parte de la noche.

La jerarquía que recibía Maimónides en el palacio real era anatema a los ojos de uno de los ministros, que envidió su éxito y calumnió un falso complot según el cual Maimónides planeaba matar al rey. Cuando presentó el complot al rey y a los ministros, recibió asentimientos por parte de sus amigos, con quienes previamente había conversado en secreto, en un esfuerzo por eliminar de una vez al exitoso médico judío.

Ante esto, el rey se enojó mucho y ordenó que Maimónides fuera llevado ante él y juzgado, pero entonces comenzaron a surgir grandes dudas en el corazón del rey. Durante muchos años Maimónides lo sirvió con devoción y fe, y también le salvó la vida más de una vez cuando enfermó. Le costaba creer que el noble y sabio judío hubiera conspirado tan cruelmente, pero por otro lado tenía frente suyo el testimonio del ministro.

Una idea se le ocurrió al rey: entregar la decisión al Cielo, echando suertes. Al día siguiente, se colocarán dos papeles en una caja. En uno estará escrita la palabra 'VIDA' y en el otro la palabra 'MUERTE'. Se le pedirá a Maimónides que saque un papel de la caja, y así él mismo decidirá su sentencia. Si obtiene la nota 'Vida', viviría, y si recibe la nota que dice 'Muerte', sería ejecutado.

La tarea de preparar el sorteo se encomendó al asistente de la Corte. El ministro que había calumniado todo el complot sabía que el Asistente también odiaba a los judíos, y tramó con él una conspiración maliciosa: le indicó escribir la palabra 'Muerte' en ambos papeles, asegurando así la muerte de Maimónides: el boleto que saque llevaría la palabra 'muerte'...

La trama de los enemigos de Maimónides parecía perfecta y esperaban con impaciencia la hora fatídica.

Al día siguiente, Maimónides compareció en la corte ante el rey y los ministros, y el rey le informó que su destino lo decidiría el cielo mediante el papel que decidiría su destino.

Maimónides le preguntó al rey: "Si sale la nota de 'Vida', demostrará eso entonces que soy inocente y me han acusado en falso. En ese caso, ¿cuál será el destino de los que difamaron en mi contra?"

El rey respondió: "Si es así, los ejecutaré inmediatamente."

Maimónides se acercó a la urna con pasos confiados, sacó un papel y ante el asombro de todos los presentes se lo llevó a la boca y se lo tragó.

Entonces Maimónides se volvió hacia el rey y dijo con voz confiada: “Aquí había dos papeles. En uno estaba escrito la palabra 'vida' y en el otro 'muerte'. El papel que yo saqué me lo tragué y ahora veamos qué está escrito en el segundo. Si se encuentra la palabra 'vida' escrito en él, sabremos que me tocó el destino del que estaba escrito 'muerte'. Pero si resulta que la nota que quedó en la caja dice 'muerte', entonces me tragué la nota que decía 'vida' y quedaré inocente."

El rey ordenó que saquen el segundo papel y todos fueron testigos que la palabra 'muerte' estaba escrita en él. El rey ordenó que se absolviera a Maimónides y que se ejecutara al ministro blasfemo.

Después del juicio, el rey llamó a Maimónides y le preguntó por qué se había tragado la nota que había sacado.

Maimónides respondió: “Después de que el rey me aseguró que si me tocaba la nota de 'vida' ejecutaría al ministro blasfemo, lo miré a la cara y vi que estaba completamente tranquilo y la sonrisa no se movía sobre sus labios. Me pregunté cómo no podía tener miedo de que la suerte lo condenara a la muerte, y llegué a la conclusión que debió haber urdido con el asistente de la Corte un complot para escribir la palabra 'muerte' en las dos notas. Por eso me tragué la nota que saqué, para arrojar de esa forma a mis enemigos al pozo que ellos mismos socavaron."

El rey admiró la astucia de Maimónides. Inmediatamente ordenó una investigación sobre el Asistente de la corte, y confesó todo el crimen. Todos los involucrados en el complot fueron severamente castigados, mientras Maimónides continuó su trabajo en la corte del rey gozando de plena fe y lealtad.


(En honor al 20 de Tevet, día de Hilula del Rambam/Maimónides)
Fuente: Sijat Hashabua, 17 Tevet 5781

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