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domingo, 12 de marzo de 2023

No todo comprendemos - Pero todo está manejado de Arriba y tiene un motivo

🕯️Esta historia está dedicada a la memoria del soldado de Tzivot Hashem Sholem Doiver HaKohen (ben Rab Shneor Zalmen) Mizraji A"H

Escuché esta impresionante historia del conocido Mejanej Reb Avraham Mordejai Segal, quien la escuchó de Reb Jaim Tovi z'l (falleció el 26 de Nisan 5780). Esto contó Reb Jaim:

En Francia, a una hora en auto de París, hay un pequeño pueblo donde viven Yehudim generosos. Una vez tuve la oportunidad de pasar Shabat en aquel pueblo. Shabat por la mañana me estaba hospedando en lo del rabino de la localidad, y noto algo extraño en su casa. Detrás de la cortina hay un cuadrado cerrado y sellado con ladrillos incrustados en la pared. "¿Qué son estos ladrillos?" Le pregunté a mi anfitrión. El Rab se alteró y emocionó por la pregunta.

Al principio no podía hablar, y solo después de hacer una breve pausa comenzó a contarme. "Viví en Israel durante varios años", dijo, "y vine aquí con el objetivo de acercar iehudim a Abinu Shebashamaim. Este hermoso y floreciente pueblo estaba desolado en ese entonces, no había nada aquí, ni Beit Kneset, ni educación. instituciones, un verdadero desierto espiritual. Poco a poco, con la ayuda de Hashem fundamos un Bet Kneset, se abrieron instituciones educativas y comenzó a verse un judaísmo floreciente.

Junto a todo ese desarrollo, algo que se notaba era la falta de una Mikve. Esto dificultaba mucho la vida de los residentes, quienes cada vez que necesitaban una Mikve tenían que viajar un tramo de una hora de ida y una hora de vuelta, hasta París. Cuando vi esta situación, decidí construir una Mikve. ¿Dónde? En el patio de nuestra casa, ¿y quién la pagaría? Nosotros. Los ladrillos que ves aquí bloquean la ventana que da al patio, donde está construida una Mikve. la cual me dediqué en su construcción tres años y medio. Quería que todo fuera perfecto y contara con los más altos estándares de Kashrut. En todas las etapas de la construcción, traje Rabanim para que verificaran que todo se hiciera correctamente, y finalmente pudimos ver el trabajo terminado. La Mikve comenzó a funcionar, y la gente del asentamiento comenzó a cuidar mucho más el asunto de Kedusha y Tahará. 

Dado que la Mikve está ubicada en el patio de nuestra casa, nos asegurábamos  siempre que la puerta permanezca cerrada y que los niños no puedan entrar, por el peligro que entrañaba. La seguridad era óptima y Baruj Hashem nadie salió lastimado, salvo una única excepción... y sobre eso es lo que te quiero contar. 

Hasta la construcción de la Mikve fuimos bendecidos con nueve hijos B"H. Esperábamos con muchas ansias tener una hija, y Hashem nos envió un décimo hijo, a quien llamamos Shlomo. Desde que nació, sentí un gran cariño hacia él, más allá del amor habitual de un padre, mi esposa y yo estábamos muy apegados a él.

Un Shabat por la tarde, la mamá está buscando a su Shloimele, y no lo encuentra. Ella lo llama y él no contesta. Ella revisa por todas partes en la casa y luego sale al patio y descubre aterrorizada la puerta de la Mikve abierta. Shloimele se había bajado para meterse en la Mikve y así devolvió su alma al Cielo...

“¿Entiendes lo que nos pasó? El nene más preciado que tuvimos, a quien nos unía un lazo indescriptible, y el dolor de la pérdida era intolerable. No dejaba de llorar por él, por un hijo querido que iluminó mi vida con una luz especial. Pero al dolor se le sumaba además un enorme desconcierto que me atormentaba y me dolía hasta lo más profundo de mi alma. ¿Por qué así? ¿Por qué Shloimele tuvo que irse del mundo de esta manera?

Es conocido el incidente que narra la Guemará (Yevamot 121b) sobre Nejunia que solía cavar pozos de agua para beneficiar a la multitud que viajaban en los Jaguim a Yerushalaim, y su propia hija cayó dentro de uno de estos pozos. Fueron y le informaron a Rabi Janina ben Dosa, y él dijo que estaba seguro de que ella viviría, diciendo: "Algo (tan noble) a lo que el Tzadik se dedicó, su propia descendencia termine afectada por ello?" Y he aquí, yo construí una Mikve en beneficio de la Kehilá, con devoción y entrega, invertí mi cuerpo y mi alma en la causa, di todo, renuncié a la comodidad y al dinero con un único propósito: aumentar la Kedushá y la Tahará de Am Israel, concederle Najes al Creador del mundo. ¿Cómo es posible que esto termine así? ¿Que mi hijo se ahogara en esta Mikve?! '¿Esta es la Torá y esta su recompensa?' Después de la tragedia, me encontré con muchos Rabanim y Jajamim, en Francia y en Israel. Todos se solidarizaban con mi dolor, y me colmaron de palabras de consuelo, pero no quedaba consolado. 

Una noche, mientras dormía, un hombre con un rostro resplandeciente y una barba blanca se me apareció en sueños, y me dice - '¡Papá, cálmate! Le pregunté: '¿Quién sos?' Después de todo, por tu apariencia, podrías ser mi abuelo'; el anciano me dice: 'Soy yo, tu Shloime, y te diré quién soy realmente.' 

Soy uno de los Baalei Hatosafot, y fui asesinado en Francia por Kidush Hashem. Subí al Shamaim y entraba donde sea que deseara, ya que los que mueren entregando su vida por Kidush Hashem llegan a todas partes, además de las virtudes que pude adquirir en el Olam Haze. Así 'paseé' por los Mundos Superiores y gozaba del resplandor de la Shejiná. Hasta que llegué a cierto lugar, donde no me querían dejar entrar. Me dijeron que a pesar que devolví mi alma muriendo por Kidush Hashem, a este Heijal (Cámara) ingresan sólo aquellos que hayan pasado por la Mikve Tahará antes del entierro. Yo, porque me mataron por Kidush Hashem, me enterraron con mis ropas, aún envueltas en sangre, sin haber sido sumergido en una Mikve. Me dijeron que la única solución (para poder entrar allí) sería regresar al mundo y sumergirse en una Mikve Tahará. 

Fue entonces que deliberaron a qué Mikvé iría a bajar. ¿Quién tendrá el Zejut de que uno de Baalei Hatosafot viva en su casa? Fueron y buscaron, y así surgió tu nombre: Querido padre, tú, que diste tu vida para construir la Mikve. Contigo naceré y viviré mi corta vida. Ahora, después de ya haberme sumergido en la Mikve, puedo andar por todos los mundos sin ningún impedimento.' 

"Sabelo, querido padre", agregó Shlomo: "Me fue sumamente difícil lograr bajar ahora para consolarte, pero bajé por tres cosas. Primero - en agradecimiento (הַכָּרַת הַטּוֹב) por haberme criado, y en el Shamaim Hakarat Hatob es muy importante; segundo - para que entiendan cuán grande es el de ameritar a una comunidad, a un público (זִכּוּי הָרַבִּים). Tercero, la gente anda por el mundo con tantas preguntas y cuestionamientos, yo quise venir a fortalecer a Klal Israel (חִזּוּק), que sepan que todo tiene un por qué, un Jeshbón, y que todo lo que Hashem hace es para bien. A veces, la mayor angustia es el mayor privilegio, lo mejor que puede pasar.

Es posible que cuando te despiertes te digas "Un sueño, los sueños hablan vanidades", así que te doy dos señales de que este sueño es real: primero, te recuerdo que cuando tenía ocho meses llegué a una situación de riesgo de vida debido a un colapso que sufrí. Los médicos no podían manejar la situación, y de repente un día me desperté sano y salvo sin los esfuerzos de ningún médico. La segunda señal: Sean cuidadosos con la Mitzvá de Jalá y pronto serán bendecidos con una hija.

"Me desperté del sueño y la veo a mi esposa, toda completamente conmovida, ella acababa de soñar con Shlomo, y le había dicho que si cuida la Mitzvá de Jalá, tendría una hija."

El Rab contó su historia y termina con sus ojos humedecidos. Luego señala con su dedo a su hija de cuatro años y dice: "Mira, esta es la hija que nos nació B"H después de los nueve hijos."

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