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jueves, 9 de mayo de 2024

Seudat Mashiaj, un consejo de Rab Jaim Kanievsky y el poder de mantener el silencio

Habían pasado diez años desde aquella fatídica noche, pero no pasó un día desde entonces sin que Reuven Attias no recordara vívidamente su angustia, aunque sólo fuera por un fugaz momento. Sentado a la mesa con sus 4 hijos aquella trágica noche, su esposa sirvió el plato favorito de los chicos: hot dogs (panchos) con papas fritas bañadas en salsa de tomate. De repente, Yaakov, el hijo de 4 años de Reuven, se quedó helado. Sus ojos se desorbitaron, soltó su vaso de agua, y su garganta no emitió ningún sonido mientras su cara se volvía pálida y luego azul. ¡Se estaba ahogando con un trozo de hot dog!

Ni Reuven ni su esposa sabían qué hacer. Reuven tomó el teléfono y marcó 102, el número de emergencia en Israel, mientras su esposa gritaba y agarraba a su hijo, sacudiéndolo violentamente. Ella le abrió la boca y le dio una palmada en la espalda, pero fue en vano. A los pocos minutos, el niño se desplomó en sus brazos.

Pareció que pasó una eternidad hasta que el personal médico de emergencia irrumpiera por la puerta de entrada con su equipo de salvamento. Pero, para consternación de la familia, los paramédicos no pudieron hacer nada. Solo quedaba por esperar aún más hasta que llegara la ambulancia.

Yaakov fue trasladado de urgencia al Centro Médico Poriya, en las afueras de Tiberia. Sin embargo, para profundo pesar de la familia, ni siquiera en la sala de emergencias pudieron salvarlo. Poco después de llegar al hospital, el pequeño Yaakov falleció.

La tragedia decayó sobre la familia Attias como plomo fundido, sumiéndola en una profunda depresión durante años. Incluso cuando la nube de dolor finalmente se disipó, su sombra oscura dejó su marca. La esposa de Reubén, Ester, se había vuelto infértil, dejándolos sin esperanza de tener más hijos. Los mejores médicos de Israel coincidieron en que el problema no era físico, sino más bien psicológico. La muerte de Yaakov había sido tan traumática que su cuerpo se había simplemente cerrado, como reacción por lo sucedido. No podía concebir, ni estaba claro si algún día podría volver a poder hacerlo.

"¡Amigos!" La voz del orador lo sacó a Reuven Attias de sus pensamientos y miró alrededor del Shul, recordando dónde estaba. En el podio, el rabino *David Ohana,* rabino del Beit Kneset Heijal Aharon en Tiveria, estaba dando una drashá entre Minjá y Maariv.

"¡Rabotai! Hoy es el séptimo y último día de Pesaj (en Israel). En apenas unos minutos más, la festividad habrá culminado y entraremos en el período en el que nos concentraremos en la mitzvá de Sefirat Haomer. Este es un momento propicio para estudiar Pirkei Avot y trabajar en nuestro carácter.” El rabino Ohana habló de la importancia de los buenos modales, de ser paciente y tolerante, de hablar delicadamente y no responder con enojo o bronca cuando alguien lo insulte.

“Déjenme contarles una historia asombrosa que escuché recientemente. Había una pareja joven que llevaba muchos años casada, pero no podía tener hijos. Fueron a todos los médicos de Israel, recibieron Brajot de muchos Rabanim y visitaron Kivrei Tzadikim, pero nada ayudó”. Los oídos de Reuven Attias estaban más atentos mientras el rabino continuaba el relato.

“Finalmente, acudieron a un sabio destacado en Bnei Brak, el rabino Jaim Kanievsky. “Les doy mi bendición”, les dijo Rabí Jaim. Pero quizá no sirva de nada. Si quieren una bendición verdaderamente eficaz, sigan mi consejo. Nuestros Sabios dicen que la Corte Celestial pasa por alto las transgresiones de una persona que perdona los insultos dirigidos a ella. Por lo tanto, si ves a una persona que está equivocada, dado que ha sido perdonada por todos sus pecados, es un Tzadik a los ojos de Hashem y, por lo tanto, un canal de bendición en el mundo.’

“La pareja quiso implementar el consejo de Rab Jaim”, continuó Rab Ohana. “Pero en serio, amigos, ¿con qué frecuencia sucede eso? ¿Alguna vez te has encontrado con una discusión en la que una de las partes no se defiende, ni siquiera un poco? Además, algo así no se puede planificar. No puedes decirle a tu amigo: “Déjame insultarte y tú te mantienes callado para poder bendecirme.”

“Entonces, si bien la pareja apreció las palabras de Rabí Jaim, no podían imaginar cómo las cumplirían. Sin embargo, dos semanas más tarde, el marido estaba en la boda de un conocido cuando estalló una discusión en una de las mesas. Varias personas se confabularon contra uno de los invitados con verdadera bronca. Lo insultaron, lo degradaron delante de toda la fiesta. Y ese hombre... no dijo nada. Su rostro estaba rojo de vergüenza, pero mantuvo la boca cerrada.

“Cuando el marido vio lo que estaba pasando, inmediatamente recordó las palabras de Rabí Jaim. Corrió al lado del hombre y le susurró. 'Lamento lo que acaba de pasar, pero, por favor, por favor, déme una bendición para un hijo. Mi esposa y yo nunca hemos tenido hijos.”

“El hombre, que para empezar era evidentemente una persona humilde y que sin duda se sentía aún más sumiso ahora, se negó al principio. “¿Quién soy yo para dar bendiciones?” respondió. 'No soy un Tzadik...'

“Pero el marido persistió. '¡Por favor, se lo ruego, bendígame para tener un hijo!'

“Finalmente, el hombre accedió. 'Está bien. Que Hashem te bendiga con un hijo y que cumpla todos tus deseos más profundos para bien.”

“'¡Amén!' declaró el marido en voz bien alta.

"¡Amigos! ¿Pueden creerlo?" concluyó el rabino Ohana. “Exactamente un año después, ese joven hizo el Bris de su primer hijo. ¡Ese es el poder de guardar silencio ante un insulto!

El rabino Ohana apenas había terminado esta frase cuando la puerta del Shul se abrió de par en par y un joven bajur de Jabad irrumpió en la sala. Lleno de alegría y entusiasmo, sostenía en alto una caja de Matzá y una botella de vino.

"¡Señores!" declaró con entusiasmo. “Pesaj casi está por terminar. ¡Aún hay tiempo para comer un poco de Matzá mientras todavía sea una Mitzvá! ¡Vengan todos, a lavarse, y comamos la Seudat Mashíaj!!

Lamentablemente, su entusiasmo no fue contagioso. Varios miembros de la congregación murmuraron con desaprobación, y uno de ellos se puso de pie de un salto y comenzó a gritarle: “¡Jutzpán, Rashá! ¿Cómo te atreves a irrumpir aquí con tus tonterías? ¿Quien te necesita? ¡Te vas de aquí ya mismo!"

El joven guardó silencio. Se puso blanco y luego rojo. Tenía buenas intenciones y ahora su rostro ardía de vergüenza. Pero sin decir una palabra, bajó la cabeza y se giró para salir del shul.

Reuven Attias observó la escena con incredulidad. "¿Viste lo que acaba de pasar?" —le susurró emocionado a su amigo Janania Lugasi. “Ese chico no respondió. ¡Es como la historia que nos acaba de contar el Rav! ¡No lo puedo creer! Voy tras él para recibir una Brajá!”

Rubén se levantó y salió rápidamente del Beit Kneset. El joven todavía estaba afuera, con los ojos enrojecidos, casi por llorar. “Por favor”, le pidió Reuven al joven, “dame una broje para un hijo.”

“¿Una broje?” repitió el bojer. “No puedo dar Brajot. No soy nadie especial. Sólo el Rebe puede dar Brajot”.

“Por favor”, suplicó Reuven Attias. "Mi esposa no ha tenido un hijo en años."

El joven guardó silencio. Luego, tomando una de las manos de Reuven entre las suyas, dijo con sinceridad:

“Que Hashem te bendiga con todas las cosas buenas y que te bendiga con un hijo.”

"¡Amén!" respondió Reuven con fervor.

“Amén”, repitió el muchacho detrás de él, y luego se dio la vuelta y se alejó hacia la creciente oscuridad.

Reuven Attias volvió a entrar al Beit Hakneset. “Recibí mi bendición”, le susurró a Janaia. “Beezrat Hashem”, le susurró su amigo.

Y así fue como, un año después, el séptimo día de Pesaj, Reuven Attias y su esposa trajeron a su hijo recién nacido al pacto de Avraham Avinu. Lo llamaron Dovid, en honor al rabino Dovid Ohana, cuyo discurso Reuven había escuchado exactamente un año antes.

Fuente:
Rabbi Eliezer Shore, quien escuchó la historia directamente de Janania Lugasi. Publicada en "Meeting Elijah".

©JasidiNews 
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domingo, 5 de mayo de 2024

8 años de JasidiNews




Jasidishe News
 cumple B"H ocho años, y como ya es bien conocida la Horaá del Rebe (Véase por ej. Sefer Hasijot 5748 tomo II pág. 399) que el día de cumpleaños es un día de alegría y de celebración y a su vez de reflexión e introspección, sobre lo realizado y logrado en el último año, y cómo mejorar y avanzar en el año entrante.


La idea principal de este "Blog" (que es netamente "לשם שמים") es hacerle llegar al público de habla hispana un poco de Jasidishe Lajlujis, a través de los Maises, Sijot, Maamarim, historias de Jasidim, Pisgomim Jsidim (Frases y anécdotas jasídicas), Nigunim y videos del Rebe que fortalecen el Hiskashrus (además de enfocarse en Maises o Igrot Kodesh referidas a Argentina específicamente).

Todavía hay mucho, mucho por hacer. Pero no tenemos duda de que todo esto forma parte del Hafatzat Hamaayanot que el Rebe insta a cada uno sin excepción a involucrarse y de esa manera traer concretamente la tan esperada Gueulá, con Moshiaj Tzidkeinu.

ימים הסמוכים לכ"ח ניסן תשפ"ב
מ.מ. רייכער







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jueves, 2 de mayo de 2024

La asombrosa Brajá que recibió (al meterse) en la fila equivocada - 28 DE NISAN

28 de Nisan 


La noche del 28 de Nisan de 5751 (1991), el Rebe de Lubavitch emitió un [conmovedor] llamado a sus jasidim, y a toda la comunidad judía del mundo, a incrementar sus esfuerzos para traer al Mashiaj y la definitiva Gueulá. En términos inusualmente personales, el Rebe expresó profundamente su dolor ante la situación: "¿Cómo es que la redención no se ha alcanzado?" exclamó el Rebe." ¿Cómo puede ser, que a pesar de todo lo que ha ocurrido y todo lo que se ha hecho, Mashiaj aún no haya llegado? ¿Qué más puedo hacer? He hecho todo lo que pude... Lo único que me queda por hacer es encargarles a ustedes el asunto. Hagan todo lo que puedan para lograrlo. Hagan todo lo que puedan para traer a Mashiaj Tzidkeinu de inmediato, yo he hecho mi parte. A partir de ahora, todo está en sus manos... "

Un Maise del Rebe y un mensaje


Hace varios años, miles de Yehudim se amontonaban en el gran Shul en 770 Eastern Parkway, el Shul central de Jasidut Jabad en Brooklyn, Nueva York, para escuchar al Lubavitcher Rebe. Allí no sólo había jasidim, sino también todo tipo de judíos. Incluso aquellos que no entendían una palabra de idish quedaban hipnotizados ante la genialidad de semejante personalidad.

El Sr. David Asulin vino a verlo por sí mismo y, aunque no creía exactamente todas las historias, se alegró de haber ido. Había nacido en Marruecos. Allí todos se criaron con la Emuná en los Tzadikim. Todo esto no era algo nuevo para él; pero desde que se mudó a Francia hace veinte años y se había establecido cómodamente allí, casi se había olvidado del concepto de los Tzadikim. Esta era su primera visita a Estados Unidos, donde viajaba por negocios. Sus amigos le habían dicho que si quería una experiencia inolvidable debía ir a ver al Lubavitcher Rebe. Lo hizo, y fue tal como se lo dijeron.

Después de aproximadamente dos horas escuchando con pausas de unos diez minutos entre las charlas, muchas personas se levantaron y formaron filas hacia el Rebe, que eventualmente se convirtieron en una sola fila. Cuando llegaban hasta él, le entregó a cada uno una botella de vodka.

El señor Asulin no entendía que (esta distribución y) las botellas eran sólo para aquellas personas que estaban realizando celebraciones (como ser bodas o Bar Mitzva's) en todo el mundo; pensaba que todo el mundo tenía derecho a una botella. ¡Así que él también se puso en la cola!

Cuando llegó su turno y estuvo cara a cara con el Rebe, el Rebe sonrió, le dio una botella grande y le dijo en francés: "C'est pour le mariage" - Esto es para la boda".

Él estaba asombrado; ¡Cómo supo el Rebe que habla francés! Eso fue asombroso, verifica todas las otras historias que había escuchado. ¡El Rebe ciertamente tiene poderes de percepción! Pero, por otro lado, llegó a otra conclusión también, lo que el Rebe le dijo en francés demuestra por otro lado que no es infalible. David estaba felizmente casado ya hace varios años. ¡Lo que dijo sobre una boda era claramente erróneo!

Una semana después regresó a Francia. Cuando le mostró la botella a su esposa, se rieron mucho de lo que dijo el Rebe. Pero cuando visitó su Beit Jabad local en Cartel, el rabino Jaim Malul no estaba de acuerdo con la conclusión de David. En cambio, le dijo que seguramente con el tiempo se daría cuenta de que no había sido un error.

David se rió para sí mismo. "El Rebe es un hombre tan agradable y muy dedicado. ¿Y qué si cometió un pequeño error?" David rápidamente olvidó todo el incidente.

Meses después abrió casualmente el armario donde había guardado la botella, lo que le recordó su experiencia en Brooklyn. "Sabes", le dijo a su esposa, "es una pena que esta botella del Tzadik quede sin usar. Hagamos algo, invitemos a toda nuestra familia, a algunos amigos, y la repartamos entre todos para brindar, darle a todos un Lejaim. Será interesante, un momento agradable y también una oportunidad para una bendición. Estoy seguro de que todos vendrán."

Comenzaron a hacer planes. Al principio pensaron en hacer el encuentro en su casa, pero a último momento decidieron que sería mejor trasladarlo al pequeño salón del Shul local en Rancee (cerca de París), que ya contaba con servicio de comidas kosher local que lo atendería.

Llegó el día del evento y los invitados empezaron a llegar de buen humor. Una pequeña banda tocaba una música animada de fondo y la gente intercambiaba saludos y apretones de manos. Pero cuando se estaban sentando para comenzar a comer, el rabino de la sinagoga entró en la sala, buscó a David con la mirada y cuando lo encontró lo llevó aparte y le susurró algo al oído.

David se volvió hacia la multitud y dijo: "El rabino necesita un Minian, que nueve hombres se unan para un rezo, unas bendiciones. Dice que sólo tomará unos minutos. ¿Quién quiere venir? Yo, por mi parte, voy."

En poco tiempo logró que el número requerido siguiera al rabino a la habitación contigua para lo que pensaban que sería una Tefilá, pero se llevaron una sorpresa.

En la sala estaban la novia, el novio y una jupá; ¡Era un casamiento! Pero, sorprendentemente, la pareja estaba sola. En menos de quince minutos terminó toda la ceremonia.

David y los otros hombres estrecharon la mano del novio, les desearon a los recién casados 'Mazal Tov' y con cautela preguntaron dónde sería la fiesta (también se preguntaban por qué no había invitados, pero les daba vergüenza preguntar).

Cuando el novio respondió que no se había organizado ninguna fiesta ni comida, David anunció: "¡Entonces están invitados a la nuestra!" Al instante la fiesta informal de David se convirtió en una auténtica fiesta de bodas. La banda tocó alegremente y los hombres comenzaron a bailar a un lado del salón con el novio, mientras las mujeres del otro bailaban con la novia.

Cuando terminó el baile se sentaron todos a comer. En medio de la comida, David se puso de pie, levantó la botella del Rebe, se aclaró la garganta pidiendo silencio y contó la historia del Rebe diciendo que era "Para la boda", y que finalmente entendió que el Rebe no se equivoca en absoluto.

"¡Qué!" -exclamó la novia. "¿Esa botella es del Rebe de Lubavitch para mi boda?" y estalló en lágrimas de pura alegría. Cuando se calmó, lo explicó.

Este era su segundo matrimonio. El primero terminó en un amargo divorcio que, sumado al hecho de que ella decidió volverse observante, resultó en una gran ruptura en su familia y ninguno de sus familiares se presentó. Nadie vino tampoco por parte de su marido, pero su razón era más sencilla. Era un converso al judaísmo y no tenía familia judía.

Se sentía tan sola e incómoda que unas semanas antes decidió actuar, siguiendo la sugerencia de un conocido  de escribirle al Lubavitcher Rebe, pidiéndole en la carta alguna señal de que el matrimonio tendría éxito.

"¡Y aquí estás ahora con la bendición explícita del Rebe!"

*

El mensaje, además de la fabulosa historia, es justamente trazar un paralelismo con las palabras que el Rebe declaró tantas veces: ¡Mashiaj está por llegar! Estamos atravesando la última etapa de la historia del pueblo judío en Galut. Aunque pueda parecer algo bastante lejano de "la realidad" y hasta pueda alguno concluir que era más bien un deseo o plegaria...o más bien una ilusión...lo cierto es que las palabras de nuestro Rebe se verán hechas realidad en su sentido más literal. Contra todo pronóstico. ¡Que sea realmente pronto!


©JasidiNews 
Fuente de la historia: Shabbosstories.com



viernes, 26 de abril de 2024

Maamar Bejol Dor Vador 5734 en español

Maamar Bejol Dor Vador 5734 

jueves, 18 de abril de 2024

Los invitados sorpresa - Maise para Yud Alef Nisan 5784 - Cumpleaños del Rebe


Miércoles por la noche, Rosh Jodesh Nisan 5760 (Abril del 2000). La Seudá y fiesta de casamiento en Boca Ratón aún no había comenzado, la flamante pareja, Reb Menajem Mendel Gutnick y Ester Biston, estaban todavía ocupados en sus respectivos preparativos. Sin embargo, la banda tocaba alegres melodías y muchos invitados ya estaban acomodándose en las elegantes mesas. El padre de la Kalá, Reb Yosef Biston, uno de los principales Shlujim de Jabad en esa región de Florida, caminaba por el salón entre las mesas; con el rostro radiante y el corazón rebosante de felicidad, estrechaba la mano y abrazaba a los invitados que se hacían presentes en el salón. Los invitados también estaban llenos de emoción y alegría; eran muy conscientes de los largos años que los Biston habían estado casados esperando con ansias tener familia hasta que naciera su hija.

De repente, el rabino Biston divisó entre los invitados a Y.H., que vivía en Flatbush (Brooklyn) y era un viejo amigo de su padre. Se sorprendió bastante al verlo. Aunque le había enviado una invitación, su relación no era tan estrecha como para esperar que hiciera el largo viaje desde Nueva York a Florida.

Después de intercambiar saludos cordiales y Mazeltov's, el rabino Biston dio rienda suelta a su curiosidad. "¿Qué mérito tengo para que se moleste tanto y haya hecho semejante viaje?", le preguntó. Y.H. sonrió intrigantemente. "No tengo dudas, esta historia te resultará verdaderamente extraordinaria."

"Todo comenzó hace unos veinte años, el año anterior al nacimiento de la novia. Como sabes, tu padre y yo fuimos amigos cercanos durante muchos años. Por supuesto, fui invitado a tu boda. Pasaron varios años y aún no tenían ustedes la suerte de ser bendecidos con hijos. Empatizaba con tu dolor y el dolor de tu familia, y seguía preguntándome si había algo que pudiera hacer para ayudarte.

Una noche, de repente tuve una idea. Iría a lo del Rebe de Lubavitch y le pediría una Broje para ti, a pesar de que yo mismo no sea un jasid. ¡Así como lo pensé, lo hice! Conduje hasta Crown Heights, al Shul principal en 770 Eastern Parkway, y esperé a que el Rebe saliera de su oficina para irse a su casa. Tomó aproximadamente una hora. Cuando el Rebe salió, rápidamente me acerqué y le pedí: 'Por favor, una Broje para hijos para Yosef Itzjak ben Svetta Guitel y Beila Rajel bat Devora."

"El Rebe inmediatamente me corrigió: 'Bat Devora Leah'. Luego añadió: 'Ya tienen una Broje'.

"Como dije antes, no soy un Jabadnik, así que me permití un poco de Jutzpe (descaro) y le dije descaradamente: 'Rebe, una Broje no es suficiente. ¡Necesitamos una Habtoje (promesa)!'

El Rebe guardó silencio durante unos segundos. A mí me pareció una eternidad. Luego alzó sus ojos y, mirándome intensamente, dijo, y estoy citando textualmente: 'Tú y yo bailaremos en la Jásene'.

"Me sorprendieron mucho sus palabras, por lo que respondí en el momento: '¿Pero no es sabido que el Rebe nunca asiste a fiestas de casamiento?' El Rebe sonrió. "Pero en esta boda estaré."

"Ese fue el final de nuestra conversación, y quiero que sepas que hasta este momento, nunca se la conté a nadie."

"Menos de un año después de aquel encuentro nació tu hija. Pasaron muchas cosas desde entonces. Tu padre falleció. La conexión entre nuestras familias se fue debilitando. Incluso olvidé aquella extraordinaria conversación con el Rebe.

Hace unas dos semanas recibí la invitación a la boda de Esti. Me alegré mucho al enterarme la buena noticia, y más aún de que todavía te hayas acordado de mí. Pero ni se me pasó por la cabeza la idea de asistir. Y aunque sí se me hubiese ocurrido, tampoco podría darle mucha importancia: últimamente mi situación financiera se ha vuelto extremadamente complicada y no había manera de que pudiera conseguir el dinero para un pasaje a Florida y además estadía (un alojamiento en un hotel).

"Entonces, ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Y cómo llegué aquí? Escucha bien."

El Shabat pasado, viernes por la noche tuve un sueño. Vi al Rebe y a tu difunto padre, Reb Yudel, parado junto a él. El Rebe me miró y me dijo: 'Te prometí que nosotros bailaremos en la jásene. Ahora te toca a ti cumplir tu parte." Entonces me desperté, pero no le atribuí mucho significado al sueño. Como dice el Talmud, "la mayoría de los sueños no tienen sentido", pensé.

Pero el sábado por la noche volví a tener un sueño, aunque esta vez el Rebe se me apareció sin tu padre. Me dijo: '¿Por qué no te estás organizando para viajar a la boda de los Biston?' En el sueño le respondí diciendo: "No tengo dinero para viajar a Florida. No tengo plata para nada."

La respuesta del Rebe fue inmediata. "Los jasidim nunca se han preocupado por el dinero en tales situaciones". 'Pero no soy un josid', me resistí recatadamente. "¡Sí lo eres!", afirmó el Rebe con firmeza.

"La noche siguiente, el domingo, soñé por tercera vez. El diálogo entre el Rebe y yo fue muy parecido a la segunda noche, pero esta vez el Rebe terminó con las palabras: 'El dinero ya está disponible, de alguna manera u otra.'

"Aunque se había repetido tres noches seguidas, seguí descartando los sueños, como un mero producto de mi imaginación. El lunes, cuando me dirigía a mi oficina, me encontré con un amigo del círculo empresarial, que trabajaba cerca de donde yo trabajaba. '¿Qué te pasa, querido? Me preguntó con genuino interés por un colega. "Te ves preocupado."

"'Nada inusual, sólo problemas financieros como todos los demás', me encogí de hombros.

"'Escucha, haceme caso', me instó mi amigo enérgicamente. 'Lo que necesitas son unas vacaciones. Andate a algún lado por unos días y olvídate de tus problemas. Ya verás, hará una gran diferencia'.

Sonreí con tristeza. No tenía ni siquiera suficiente dinero para cubrir la semana, el día a día, ¿y él me está hablando de tomarme unos días y gastar un dineral en unas vacaciones?

Supongo que mis pensamientos eran obvios. Ciertamente mi amigo los leyó correctamente. Deslizó su mano en su bolsillo y sacó 400 dólares. "Toma esto", ,me dijo, ofreciéndome el dinero. "Incluso si te vas por sólo un día ayudará.'

Por supuesto, no quise aceptar el dinero, aunque sabía que era un hombre bastante pudiente. Pero fue muy insistente, de una manera que negó cualquier posibilidad de discusión.

Le agradecí y seguí con mi día. Cuando llegué a casa, antes de que pudiera contarle a mi esposa lo sucedido, ella me dice: '¿Por qué no llamas a Biston de Florida y les deseas Mazel Tov? ¿No te acuerdas? ¡Su hija se casa en dos días!

En ese instante todos los hilos se entrelazaron: la promesa del Rebe veinte años atrás, los tres sueños, mi generoso amigo, el recordatorio de mi esposa... Así que aquí estoy, en la boda de tu hija en Boca Ratón."

Mientras hablaban, el primer plato ya estaba servido y terminado. Se dio la señal y la banda comenzó con una melodía alegre tradicional: ¡los novios estaban a punto de entrar! El Jatan fue rápidamente alzado sobre los hombros de sus amigos. Pero el rabino Biston, en lugar de dejarse levantar también, como se esperaba, llevó a Y.H. de la mano y lo llevó al centro de la ronda que giraba enérgicamente. Bailaron juntos delante de su nuevo yerno, y bailaron y bailaron y bailaron. Cuando casi todos los demás se cansaron, incluyendo los jóvenes, ellos seguían bailando, y con ímpetu. La banda también necesitaba hacer un descanso, pero ellos mantenían valientemente su acompañamiento animado.

La sala estaba llena de curiosidad. ¿Por qué el padre de la novia bailaba durante tanto tiempo con alguien que no era un pariente directo? ¿Y quién era este extraño? Nadie podía adivinar el secreto de la pareja de bailarines... ¡porque sólo ellos dos estaban percibiendo que no eran un par, eran tres bailando allí.
"Tú y yo bailaremos en la boda".


[Traducido y adaptado por Yerajmiel Tilles de Sijat HaShavua #704]

Carta del Rebe a todo Am Israel para Pesaj (11 de Nisan 5734) - Traducida Pesaj 5784

Carta Rebe Pesaj 5784-2024 

Las Matzot extra que pidió el Rebe de Vishnitz

Rabi Eliezer Zushe Portugal (1896-1982), el Skulener Rebe, fue el Rebe de un pequeño pueblo, Sculeni, en lo que era entonces el noreste de Rumania (ahora Ucrania). Hacia fines de la Segunda Guerra Mundial, en marzo de 1945, se encontraba, junto con otros sobrevivientes del holocausto y personas desplazadas, en la ciudad de Czernovitz, Bukovina, gobernada por Rusia. Aunque Alemania no se rendiría oficialmente sino hasta el 7 de mayo, gran parte de Europa del Este ya había sido liberada por el ejército ruso.

Pesaj estaba a unas pocas semanas de distancia. Aunque algunos alimentos de Pesaj podían conseguirse proporcionadas por organizaciones benéficas, el Rebe procuró conseguir trigo que pudiera hornear para Matzá Shmurá, debidamente cuidada y tradicionalmente horneada. A pesar de la opresiva situación económica de los judíos, logró hornear un número limitado de estas Matzot. Envió un mensaje a otros Rebes de la región, ofreciéndoles a cada uno tres Matzot.

Una semana antes de Pesaj, Rab Moshe Hager, hijo del Rebe de Seret-Vizhnitz, vino por las Matzot que le habían ofrecido a su padre, Rabi Boruj Hager. Después de recibir las tres Matzot asignadas, le dijo al Skulener Rebe: “Sé que ud. ha enviado un mensaje de que solo entregaría tres Matzot, pero no obstante mi padre, el Rebe de Seret-Vizhnitz, me dijo que necesitaba seis Matzot." El Skulener Rebe sintió que no le quedaba más remedio que cumplir el pedido, muy a su pesar.

El día víspera de Pesaj, Rab Moshe regresó a lo del Skulener Rebe y le dijo: "Quiero devolverle tres Matzot."

"Pero no entiendo. Pensé que tu padre tenía que tener rotundamente seis Matzot."

"Mi padre además me indicó preguntarle (a usted)si se había guardado alguna Matzá Shmura para usted mismo."

 El Skulener Rebe respondió, un poco avergonzado: "¿Cómo podría hacerlo cuando tantos otros las necesitaban?"

"Mi padre asumió que eso es exactamente lo que haría", explicó Rab Moshe. "¡Estas tres Matzot son para usted!"